Recluta
En algún lugar del mundo...
Nos encontramos en un bosque tenebroso por la noche. Cuatro zombis se dirigían a su tan esperada junta con su jefe.
- Ezperro ke no falte musho pra llegar - dijo Uno muy cansado.
- Según este mapa, no falta mucho. - dijo Zinko quién estaba al frente sosteniendo el mapa para guiar a su escuadrón.
Trez logró visualizar a lo lejos una cabaña. Señaló con uno de sus dedos para indicar la ubicación de la cabaña.
- ¿Qué sucede, Trez? - preguntó Zinko. Entonces miró a donde señalaba Trez - ¿Una cabaña? Ese debe ser el lugar. Andando.
Cuando los cuatro zombis ya estaban al frente de la cabaña, Kuatro tocó la puerta con gentileza. La puerta se abrió casi al instante revelando a un zombi mayordomo.
- Buenas noches, señor. - saludó Zinko - Vinimos a la reunión de quesos con salsa cátsup. - guiñó su ojo izquierdo.
El zombi mayordomo cerró la puerta enfrente de sus narices, pero poco después la volvió a abrir y se hizo a un lado para que el grupo entrara a la cabaña.
El interior de la cabaña no era muy agradable del todo, estaba repleto de suciedad y humedad. Había una mesa larga y 10 sillas para que cada uno de los invitados se sentara. Hablando de invitados, había unos 5 zombis sentados en una silla respectivamente.
- ¿Y ustedes quiénes son? - preguntó un zombi con traje sintiéndose un poco amenazado.
- ¿Invitados del jefe? Se suponía que teníamos que verlo aquí, no a ustedes. - habló Zinko.
- Cuida tu tono. - exclamó un zombidito jinete de morsa - También somos invitados.
- Si, estamos aquí para algo muy importante. - dijo un zombi cósmico.
- ¿Y ké ejs esactamente? - preguntó Uno.
- ¿Y ese por qué habla tan mal? - contra preguntó un zombi disco.
- Al menos habla, otros zombis ni siquiera balbucean. - dijo un zombi vikingo.
- Eso no importa - suspiró Zinko - Será mejor sentarnos, muchachos.
Uno, Trez, Kuatro y Zinko se sentaron en una silla esperando a que el jefe llegara a la junta.
Poco después, alguien tocó la puerta. Y cuando todos pensaron que era Zomboss, el zombi mayordomo abrió la puerta dejando ver que solo era una zombi sirvienta con un maquillaje muy antiguo. Eso desilusionó a todos, pero al ver que traía un carrito de servicio con mucha comida y bebidas, la desilusión desapareció.
La comida y bebidas que trajo la sirvienta eran de muy buena calidad y, obviamente, todos los presentes comieron y bebieron como unos completos animales.
- Aah, mucho mejor - dijo Uno aliviado.
- Ahora si habla bien - dijo el zombi disco mientras aún tenía un pedazo de carne en su boca.
- Uno solo habla bien cuando su apetito está satisfecho. - Zinko se quitaba los restos de carne con un palillo.
Pasaron unos minutos, hasta que, nuevamente, se escucharon unos golpes proviniendo de la puerta.
El zombi mayordomo enseguida abrió la puerta, revelando al tan esperado zombi faltante; el zombi admirado por todos los zombis por su gran inteligencia y estrategia de combate, entre otras muchas cosas que destacar. Los suyos lo nombran de muchas: jefe, señor, rey, lord, el zombi más inteligente de todo el mundo. Sus enemigos lo llaman de apodos no tan dignos. Pero ese zombi respondía al nombre de Zomboss. Era el mismo en carne y hueso.
La sola presencia de Zomboss imponía respeto y temor a todos los presentes, en especial a aquella zombi sirvienta.
- Ya era hora. - dijo mientras se dirigía a su asiento en la cabecera de la mesa - Esa comida era para que en esta reunión tuvieran ideas brillantes. No piensan si no comen.
- Señor, ¿cuánto tiempo lleva aquí? - preguntó el zombi con traje.
- Acabo de llegar. Tengo muchos asuntos muy importantes, así que no pierdan el tiempo en tonterías y comencemos con esta junta. - se sentó en su lugar para después reposar sus hombros en ella.
- Por supuesto, mi lord - el zombi cósmico chasqueó sus dedos al mayordomo. Obediente, el mayordomo trajo velozmente un proyector y le dio el control del mismo a Zomboss. El zombi cósmico encendió el proyector dejando ver un mapa de lo que parecía ser un mar.
- El Archipiélago de las Caravanas, un lugar bajo el poder de las plantas. - habló Zomboss - En ese albergan muchas plantas de diferentes especies, principalmente acuáticas. A pesar de que no es un lugar en el que habitan plantas poderosas, el archipiélago está cerca de Ciudad Z y El Distrito 26, lugares muy importantes para nosotros.
- Puedo ver su brillante idea, señor - elogió el zombi disco - quiere que conquistemos el archipiélago.
- Sabía que traerles comida era lo mejor para que sus pequeños cerebros funcionaran. Por supuesto que esa es mi idea.
- Pero, señor - interrumpió el zombi vikingo - aunque ataquemos con nuestras tropas más fuertes, las plantas de ahí son demasiadas, solo terminaríamos con otra derrota más a la lista.
- Claro que tengo en cuenta eso, idiota. No vamos a hacer un ataque tan importante sin un brillante plan. Las plantas del archipiélago migran del océano indico hacia el océano pacífico, al menos la mayoría de las acuáticas, eso reduce el número total de plantas de forma elevada.
- ¿Entonces su plan es que ataquemos cuando estén en su momento más indefenso? No por nada usted es nuestro líder - esta vez elogió el zombi jinete.
- Así es, como líderes de sus secciones, reclutarán a sus mejores tropas para el ataque. Y para aprovechar el tiempo de que estamos reunidos, daré las posiciones en las que atacarán. - se levantó de su asiento y, con un bastón, comenzó a señalar las posiciones de los ejércitos - Zombi jinete, sus tropas atacarán por el sur, serán las primeras en atacar.
- Entendido, señor.
- Zombi disco, las suyas atacarán por el norte, atacarán una vez que las plantas estén distraídas con las tropas del zombi jinete.
- Perfecto.
- Zombi vikingo, sus tropas atacarán por el oeste, atacarán casi al mismo tiempo que las tropas del zombi disco.
- Excelente.
- Y, por último, zombi cósmico y con traje serán los refuerzos. Cuando un ejército necesite de su ayuda, lo harán.
- Si, señor - contestaron al unísono los dos zombis.
- Por supuesto, nada de esto está sujeto a quedarse así, cambiaremos y agregaremos varias cosas conforme el paso del tiempo, ¿entendido?
- Entendido, señor. - contestaron todos los presentes.
- Bien.
- Disculpe, señor, pero aún no tengo claro por qué estamos aquí - dijo Zinko.
- Zinko, ¿cierto? - preguntó Zomboss.
Esto asombró a todos. Zomboss solo llamaba a unos cuantos zombis por sus nombres. Eso solo podía significar dos cosas, la primera, algo no muy bueno, la segunda, era que Zomboss tenía respeto por aquel zombi.
- Me han contado varias cosas sobre ti. - continuó Zomboss - El asalto a la basílica de Roma, la caída del muro de Suburbia, la inundación de los túneles; has estado en cada uno de ellos, es por eso que el general te ascendió a teniente. Sin embargo, yo no creo ni uno de tus méritos, especialmente por lo sucedido hace un mes.
Atónito, Zinko abrió los ojos como platos. El único que sabía de su humillante derrota era Kuatro y eso porque él estuvo a su lado. "¿Cómo es que lo sabe?" era su rostro lo que daba a entender lo que se estaba preguntando.
- Te daré una oportunidad. Tú y tu escuadrón irán a luchar al archipiélago si quieren seguir perteneciendo a las ligas mayores, ¿quedó claro, capitán?
- Espere, ¡no puede degradarme! - exclamó Zinko enojado.
- ¿Acaso se te olvida que soy el líder de todos? Ahora vete si valoras tu vida y la de los tuyos.
Con una cara amarga, rezongó su orden y salió de la cabaña junto con su escuadrón.
- ¿Alguna otra duda? - preguntó Zomboss molesto.
Los zombis solo negaron la cabeza.
- Bien.
De pronto, un pequeño parpadeo de luz apareció en el cuarto.
- Qué raro. - se sorprendió Zomboss - Debo mandar a unos ingenieros a que arreglen este problema. Como sea, nos veremos pronto. Tengo muchas cosas que hacer. - Zomboss salió de la cabaña.
Poco a poco, los demás zombis también comenzaron a irse hasta dejar al zombi mayordomo y a la zombi sirvienta. Los dos zombis se quedaron a limpiar el lugar y una vez que quedó limpio, el zombi mayordomo se fue dejando sola a la zombi sirvienta.
La zombi sirvienta se quedó en el lugar durante un rato más hasta que decidió irse. Caminaba y caminaba por el bosque, dirigiéndose a un lugar específico. Llegó hasta un lugar en donde había varios negocios, era muy transitado por los zombis. Entró a uno de los muchos callejones que había, se detuvo hasta toparse con una puerta de metal la cual abrió y entró al lugar.
La habitación solo tenía dos cosas que resaltar: Una mesa con una laptop encima de ella y dos plantas conversando.
Las dos plantas, enseguida, voltearon a ver a la zombi, pero había algo raro, no se estaban atacando como normalmente las plantas y zombis lo hacían al verse, solo se miraban. La zombi sirvienta comenzó a dar vueltas en su mismo lugar, siguió y siguió dando vueltas hasta que revelarse. No era una zombi, era una imitadora.
- Bien hecho. Lo logramos - felicitó la imitadora de nombre Ina
- Lo hiciste increíble, Ina - felicitó la flor eléctrica a la imitadora de nombre Ina.
- Si, eres muy valiente - el soldado mazorca admiraba eso de Ina.
- Gracias, Rlof, Clarn, era lo mínimo que podía hacer. Pero no perdamos más tiempo, hay que informarle al general sobre esto lo más pronto posible.
- Tienes razón. Lo llamaré enseguida. - Clarn fue a encender la laptop y llamó al general.
Mientras esperaban que contestara, las tres plantas se preparaban para informarle a su superior lo que descubrieron de una manera formal y elegante, al menos eso era lo que querían impresionar.
Sin embargo, mientras se ensayaban sus palabras, dos zombis ingenieros llegaron al lugar. Escuchaban las palabras que soltaban las tres plantas, confirmando que no eran zombis los que estaban dentro de esa habitación.
- Señor, tenía razón - contestó uno de ellos a través de un intercomunicador - hay plantas aquí.
- Por supuesto que tenía razón, idiota. - el dueño de aquella voz que se escuchaba en el intercomunicador era Zomboss - Ahora, pon ese micrófono debajo de la puerta.
- Entendido - acto seguido, colocó el micrófono y lo activó. El comunicador ya no transmitía a Zomboss, ahora transmitía lo que se escuchaba en la habitación.
- Rolf, ¿tomaste las fotos que te pedí? - preguntó Ina.
- Por supuesto. Salieron un poco borrosas, pero lo suficientemente claras para ver lo que sucede. - le dio las fotos a Ina. Ina hojeó las fotos para conocer su estado y si eran perfectas.
- Genial. Nos sirven. Gracias, Rolf.
- No hay de que.
- Genial, no contesta - Clarn se quejó disgustado.
- Tranquilo. Devolverá la llamada en cualquier momento. - Ina tenía razón. El general devolvió la llamada literalmente después de que Ina pronunciara dichas palabras. - Posiciones - ordenó. Las tres plantas se acomodaron, dejando a Ina en medio, a Rolf al costado derecho y a Clarn en el izquierdo. Los tres tomaron una postura erguida y contestaron la llamada.
- General, es un placer. - saludó con nerviosismo. Quería causar una buena impresión. Sin embargo, el general no se mostraba presente en la pantalla, solo se veía su oficina.
- Lo siento, muchachos - se disculpó en el fondo de su oficina - es que hay algo importante que debo hacer - se podía oír como el general abría y cerraba diferentes cajones.
- No se preocupe, si quiere podemos posponer esto para maña... - Ina fue interrumpida por el general.
- No, no, no, no, no es necesario hacer eso - dejó de hacer lo que estaba haciendo y se sentó en su silla revelando que era nada más y nada menos que Hipo, el general de T.R.E.E. - De verdad, lo siento por lo anterior.
- No pasa nada, general. - dicha situación calmó bastante a las tres plantas. - Ya que está ocupado, terminaremos con esto lo más pronto posible, ¿le parece? - propuso Ina.
- Gracias, de verdad lo agradezco - tomó un pequeño respiro - ¿Cuál es el motivo de la llamada?
- Rolf, muéstralas - Rolf agarró las fotos y comenzó a mostrárselas a Hipo una por una.
- ¿Qué es eso? - preguntó curioso.
- Los documentos de las bases zombis en Villa Fungi tenían razón. - afirmó Ina.
- Hace unas horas, escuché a unos zombis en un comedor que tendrían una junta con Zomboss - comenzó a explicar Clarn - así que decidimos seguirlos para descubrir de que trataba esa reunión. Y la reunión trataba de nuestras sospechas.
- ¿Enserio? - volvió a preguntar muy sorprendido.
- Si, los zombis planean atacar el Archipiélago de las Caravanas - aseguró Ina. - Y todavía hay más contar.
- ¡Ja! ¡Esas son maravillosas noticias! - exclamó en gozo - Hicieron un trabajo maravilloso, los felicito.
- Es un honor, general - contestaron al unísono.
- Escuchen, si pueden sacar más información háganlo, pero no pongan en riesgo sus vidas, ¿de acuerdo?
- Entendido, señor.
- Me quedaría más tiempo, pero ya saben que tengo algo urgente por hacer. Si no es mucha molestia, ¿podrían mandarme las fotos y el resto de la información por mensaje?
- Cuente con ello - afirmó Rolf.
- Gracias. Y, chicos, excelente trabajo. - volvió a felicitar para después colgar la llamada.
Las tres plantas soltaron un respiro dejando la tensión atrás y después empezaron a celebrar. Pero aún tenía otro problema y eran los zombis.
- Cuando quiera, señor - dijo un ingeniero mientras desenfundaba su pistola.
- No, déjalo así - ordenó Zomboss.
- ¿Qué? ¿Pero por qué? - se asombró demasiado ante tal orden.
- Su general ya recibió la información. Si se entera de que sus espías fueron descubiertos, sabrá que ya conocemos lo que ellos saben. Lo mejor será que estén vivos, por ahora.
- Entonces, ¿qué hacemos? - preguntó el otro ingeniero.
- Manténganlos vigilados. Notifíquenme cada acción que hagan. Tengo planes para ellos.
- Entendido, señor - terminó la transmisión con Zomboss - Terminamos aquí - los dos zombis se fueron para después desaparecer en medio del oscuro callejón.
- Aaaah - liberó un suspiro de relajación - ¡Qué grandiosas noticias! - celebró - Bien, habrá que prepararnos, reclutar a plantas asombrosas y... ¿en qué estaba? ¡Cierto! La bolsa, ¿dónde la dejé?
Hipo, el general, el líder de todo T.R.E.E., buscaba ansioso una bolsa, pero no cualquier bolsa, era una especial de algún modo.
- ¿Cómo pude descuidar algo tan importante como eso? - comenzó a sacar las cosas de un cajón con sus poderes mentales. - Nada... - dijo decepcionado. Repitió el proceso, pero esta vez sacó las cosas con brusquedad chocando con una repisa que había. El impacto provocó que los objetos de la repisa cayeran al suelo.
- Que descuidado soy - recogió los objetos de la repisa, sin embargo, dentro del cúmulo de objetos estaría su tan preciada bolsa. - ¡Ahí estás! No sabes cuanto te estuve buscando. - agarró su tesoro contento y salió de su oficina.
¿Para qué era esa bolsa? Bueno, era para enseñarle algo importante a aquella planta con la mirada perdida, sentada a lado de sus amigos. Aquella planta que se encontraba sumido en sus pensamientos y sentimientos por una experiencia recientemente ocurrida. Una planta de nombre Magnus.
Aquel sueño que sintió tan vívidamente lo había dejado traumado. Fue una bomba de sentimientos acumulados que explotaron repentinamente. Sin aviso previo. Lo peor de todo es que no sabía cuál era la razón de ese sueño, ni siquiera conocía a la vainilla del sueño.
Por más que tratara de tranquilizarse, simplemente no lo concebía. Ese amargo sueño volvía.
- Magnus - llamó a quién considera su hermano, Jum - Sé que no quieres hablar de lo que sucedió allá en la cueva, pero quiero que sepas que, si algún día quieres hablarlo, puedes contármelo, ¿de acuerdo?
- Y también cuentas conmigo - agregó Zin.
- Uh... si, también conmigo - y, por último, Cini.
Sonrió y asintió como respuesta.
Hipo se aproximaba con su bolsa sostenida por sus poderes mentales hasta llegar con el grupo de plantas. Abrió la bolsa y de ella sacó una moneda de plata.
- Lo siento, pero no puedo levantar esa moneda - Magnus se adelantó ante la petición de Hipo, sin embargo, esa no sería su petición.
- Oh, ja, ja, no quiero que la levantes con tus poderes, quiero que la sostengas. - le dio la moneda a Magnus.
Echó una mirada a la moneda. En una de sus caras, tenía grabado al Sol y tenía el año 2005 grabado en la parte inferior de la moneda. El reverso de la moneda tenía grabado a una margarita y a su izquierda el valor de $10 soles que tenía la moneda.
- Magnus, ¿sabes con qué tipo de metal está hecha la moneda? - preguntó Hipo.
- Si, está hecha de plata - contestó.
- Y, ¿sabes que significa la palabra?
- No, no lo sé.
- Significa "brillante", Magnus. - Hipo volvió a sacar otra moneda, esta vez de oro y se la dio a Magnus.
Magnus revisó la moneda. La primera cara tenía dibujada al Sol, pero este emitía un brillo intenso, también tenía el año en que fue creada. 2003. La segunda cara tenía grabada el rostro de un girasol y a su derecha el valor de $100 soles.
- Una moneda de oro. - dijo Magnus.
- Correcto. Y, ¿Sabes qué significa?
- ...No.
- Proveniente de la palabra en latín aurum, significa "brillante amanecer". - volvió a sacar otra moneda, pero esta vez de cobre. La entregó a Magnus.
Como las anteriores veces, Magnus miró la moneda. Esta vez no tenía al sol, en su lugar, tenía a la luna grabada con el año de 2009 en la parte inferior. El reverso tenía dibujado un sartén, simbolizando el típico sombrero de Dave. La moneda tenía un valor de tan solo $1 sol.
- Una de cobre. Adivinaré. Vas a preguntarme su significado.
- Ja, ja. En realidad, no lo haré. Su nombre no significa algo en específico.
- Entonces... ¿Qué significa?
- ¿Tu qué crees que significa?
Magnus pensó su respuesta por unos segundos.
- No es necesario que contestes ahora, es más, no es necesario ni que me lo digas. Pero, solo si gustas, busca un significado a cada moneda.
- Pero la de oro y plata ya tienen su significado.
- ¡Eso no importa! Búscales un significado.
Magnus apartó su vista de Hipo para comparar las monedas. Las tres eran de distinto tamaño siendo la de oro la más grande, la de cobre la más pequeña y dejando a la de plata con la de tamaño mediano.
- Magnus, sé que te estas preguntando "¿Por qué un extraño al cuál acabo de conocer me está dando unas monedas y diciéndome su significado de cada una de ellas el cuál no me importa en lo más mínimo? Bueno, yo también me estaría preguntando lo mismo. Tal vez no sepas su significado hoy, ni mañana, ni en esta semana, pero te aseguro que en algún momento de tu vida lo sabrás. Quiero que conserves esas monedas como un pequeño regalo de parte mía, ¿de acuerdo?
- De acuerdo, señor.
- Genial... Lo siento, pero debo irme. - dirigió su mirada a todos - Fue un placer. Espero que en el futuro nos conozcamos mejor. Si me disculpan. - se retiró del lugar para volver a entrar a su oficina.
La pequeña magnetoseta se quedó viendo las monedas por un rato más hasta que sus amigos le hablaron.
- Debo decir que eso fue un poco raro. - confesó Zin - ¿Cómo te encuentras, Magnus? - no recibió una respuesta por parte del mencionado.
- Tienes razón, quiero decir, ni siquiera ha pasado 1 hora desde que se conocieron y ya te dio una reflexión demasiado extraña y complicada. - agregó Cini.
- Será mejor no pensar mucho en lo que acaba de pasar - habló Jum - Magnus...
- Quiero dormir. Ha sido un largo día. - deseó Magnus con algo de ansias.
- Está bien, vayamos a las casas de campañas. - entonces Magnus se levantó y siguió a Jum a un costado de él. Zin y Cini iban detrás de los dos.
Había sido un largo día para la magnetoseta. Ese sueño lo dejó tan traumado. Se había sentido tan vivo y real. Hasta había experimentado emociones y sensaciones que nunca había experimentado en su apenas corta vida, por supuesto, de la mala manera.
Lo mejor sería dormir y prepararse para un nuevo y mejor día...
En medio de la noche, los cuatro zombis caminaban en medio de las frías calles de una ciudad zombi. Lo que parecía ser como algo bueno, terminó siendo algo malo para todos, en especial para Zinko.
- Escuchen, para esta semana, reclutaremos al nuevo integrante - dijo sin remordimiento alguno - y no me importa si les gusta la idea o no. Mañana por la mañana, comenzaremos el nuevo entrenamiento. - continuó con su camino.
Nuevamente, los tres zombis no dijeron nada, aunque dos de ellos no podían decir nada. Pero el que sí podía pensaba una variedad de diálogos que decirle a su jefe, sin embargo, no encontraba el coraje para decirle lo que pensaba, pero esos pensamientos no desaparecían, solo se acumulaban.
1 semana después...
Magnus veía, bajo la sombra de un árbol, al trío de monedas que Hipo le regaló. Aún no descubría su significado, pero confiaba en las palabras de Hipo de que algún día lo sabría.
Mientras veía ese regalo tan complicado de entender, una figura amistosa se acercaba a él lentamente.
- ¡BUUU! - gritó aquella figura. Sin embargo, Magnus ni se inmuto.
- Debo admitir que ese sí fue un buen intento, Sol. - dijo con simpleza.
Era Sol, quién en su pequeña frente tenía una cicatriz causada por la herida que le dejó Zinko.
- Aw, ¡Demonios! Creí que esta vez lograría asustarte. - dijo decepcionada.
- ¡Ey! Funcionó las primeras 50 veces, pero era obvio que en algún punto dejaría de asustarme.
- Pensé que después de 1 mes sin vernos lograría asustarte - se sentó a lado de Magnus.
- Por eso dicen que la experiencia no se olvida, en especial si no fue algo bonito.
- Solo digo que un día, cuando bajes la guardia, te asustaré otra vez como lo hacía.
- Que tengas suerte ja, ja, ja - río burlonamente. - ¿Sabes algo? De verdad te extrañé, Sol.
- Ja, ja, yo también, Magnus. Cuéntame algo.
- ¿Algo como qué?
- Como esas monedas que tienes ahí, ¿te vas a comprar algo?
- No, es un regalo.
- ¿Un regalo? ¿De quién?
- Del señor Hipo.
- Oh, no sé quién es.
- Lo conocerás pronto. Es un tipo agradable. El caso es que él me regaló estas monedas. Dijo que quería que averiguara el significado de cada una de ellas, pero a la vez me dijo su significado ¡Esto es muy complicado! - dijo muy frustrado.
- Tranquilo. Estoy segura de que lo sabrás pronto.
- Eso espero o, si no, mi cabeza volará en mil pedazos... Sol, ¿sabes que hora es?
- Honestamente, no lo sé. Pero para suerte tuya, sé un poco sobre como calcular la hora con la sombra. - entonces, Sol se levantó y se colocó debajo del Sol para crear así, su sombra. La miró de reojo para poder calcular que hora era - Uh, creo que son... las 3:30.
- ¡¿Qué tan tarde?! ¡Debo irme! - salió disparado en dirección a la salida del bosque.
- ¡Espérame! - fue tras él.
Las dos plantas estuvieron corriendo para llegar a lo que parecía ser un asunto que requería la asistencia de Magnus. Ambos llegaron a la dichosa base T.R.E.E. del vecindario troncos.
Al entrar vieron al dúo de plantas lanzadoras; a Colt y a Bap.
- Te digo que estoy bien - insistió Colt quién tenía una venda rodeando su catapulta. Tenía unas cuantas quemaduras de nivel medio que serían un pequeño recuerdo para su vida - Mi catapulta pesa un poco, pero estoy bien. No necesito ayuda.
- Aja, sí. No te creo. - contestó Bap. Ella se veía peor que Colt. Varias partes de su cuerpo tenían varias manchas negras, le faltaban pequeñas partes de su cuerpo que nunca iban a crecer y, por supuesto, las vendas que trataban sus heridas - Te ayudaré de todos modos.
- ¿Acaso no te has visto? La que necesita ayuda eres tú. - apoyó su catapulta en sus costados para que Bap pudiera caminar mejor. - ¿Mejor?
- Si, mucho mejor.
- ¡Bap! ¡Colt! - saludó Magnus emocionado y fue corriendo para estar.
- ¡Niño! - saludó Colt - Hace mucho que no nos vemos, ¿cómo has estado?
- ¡Magnus! Es un gusto verte de nuevo, ¿cómo te ha ido?
- He estado bien, pero... el que debería estarles preguntado eso soy yo, ¿cómo están?
- ¿Lo dices por esto? - dijo Colt refiriéndose a sus heridas - Son solo unos pequeños rasguños. Nada grave.
- Cielos... yo... lo siento. No quería que les pasara algo así.
- Está bien, Magnus - alivió Bap - Esto no fue tu culpa, fue un pequeño accidente. Estaremos bien. Nada que unas cuantas horas bajo el sol no solucione. Además, es bueno saber que nuestra ayuda si fue de utilidad, ¿Eres Sol, cierto?
- ¡Si! Esa soy yo je, je... un momento, ¿cómo sabe mi nombre?
- Ja, ja, ja, ja. Magnus y Zin pidieron nuestra ayuda para rescatarte - explicó Colt - Y nos hablaron un poco sobre ti.
- ¿Enserio? ¿Ustedes me rescataron?
- Fuimos todos, incluidos Magnus y Zin - aclaró Bap.
- ¡¿De verdad?! ¡No puedo creer que te hayas hecho algo así!
- Tenía que hacer algo. No podía, simplemente, dejarte a tu suerte.
- Muchas gracias, pero me impresiona que hayas salido vivo de ahí.
- Pues salí casi vivo, ¿cómo crees que obtuve esto? - señaló el pequeño soporte que tenía en su pie.
- Vaya...
- Tal parece que todos salimos de ese lugar con un recuerdo ja, ja, ja, ja. - rió Colt.
- ¿Y qué hacen aquí? - preguntó curioso Magnus - Pensé que aún seguirían en reposo.
- Verás, nos enteramos de la supuesta reunión del general. - explicó Bap - Por supuesto, no nos lo perderíamos.
- Yo también vine por lo mismo.
- Falta poco para que inicie. Será mejor buscar un buen lugar. - dijo Colt.
Las cuatro plantas se acercaron un pequeño grupo de plantas amontonadas que esperaban la reunión de Hipo. Entre el montón de plantas se hallaban Chill y A.K.E.E.
- ¡Chill! ¡A.K.E.E.! ¡Por aquí! - llamó Colt. Las dos plantas voltearon y se llevaron una sorpresa distinta respectivamente.
- ¡Amigos! - saludó A.K.E.E. - ¡Qué gusto volver a verlos! ¿Ya se encuentran mejor?
- Mucho mejor, A.K.E.E. - contestó Colt.
- ¿Qué están haciendo aquí? - interrogó Chill.
- ¿Qué sucede? ¿No podemos estar aquí? - preguntó Bap sarcásticamente.
- No, deberían estar descansando y no estar aquí.
- ¡Por favor! Como si nos fuera pasar algo muy grave.
- Como sea. También es un gusto verlos otra vez, Bap, Colt, niño y... ¿Tú debes ser Sol, cierto?
- ¿Ustedes también fueron a rescatarme? - preguntó asombrada.
- No exactamente, pero sí. - contestó Chill - Es bueno saber que estás bien.
- Mucho gusto, Sol - A.K.E.E. se presentó - Mi nombre es... - fue interrumpido por un fuerte estornudo de una repetidora - Pero puedes llamarme A.K.E.E.
- Es un placer, A.K.E.E.
Mientras eso sucedía, Magnus logró ver en la entrada de la base a Jum, Zin y Cini. Quería ir con ellos, pero tampoco quería ser grosero al dejarlos repentinamente.
- Lo siento, pero debo hacer algo. Nos vemos luego - dijo una excusa demasiado mala que nadie le creyó, pero decidieron no echárselo en cara.
- Yo... iré con él - Sol se fue al igual que Magnus.
Ya con ellos, saludaron a los tres.
- Hola, chicos - saludó Sol.
- Hola, Sol - correspondieron Jum y Zin al saludo a excepción de Cini.
- Pensé que llegarían en llegar. - dijo Magnus.
- Tuvimos un pequeño contratiempo - explicó Jum.
- Oh, entiendo. Pero no pasa nada. La reunión aún no ha iniciado. - dijo Magnus.
- Espero que no tarde mucho porque, sino, me aburro. - dijo Zin.
- Lo más probablemente es que sea breve - dijo Jum - este tipo de reuniones con mucha gente no duran mucho.
- Pero que inicie ya - Cini se encontraba impaciente - no puedo perder mucho tiempo.
Y su deseo se cumplió. Las luces del lugar se apagaron repentinamente dejando a una sola luz iluminando un punto en específico, que era una mesa.
Entonces, Hipo apareció y se subió a la mesa que estaba siendo iluminada. Detrás de él estaba el teniente guisantralladora y su compañero, una repetidora.
- Buenas tarde a todos; damas, caballeros. - saludó - Es un enorme placer que estén aquí presentes. Sé que ninguno de ustedes conoce el motivo de esta pequeña reunión, y es por eso que me da un enorme gusto que hayan venido. No perdamos más el tiempo. Verán, como ya sabrán, hace tiempo estuvimos atacando las diferentes bases que se encontraban aquí en Villa Fungi y, en una de las bases, encontramos la localización de un lugar secreto gobernado por los zombis.
La información mencionada sorprendió a varios presentes, incluyendo al pequeño grupo protagónico.
- No nos íbamos a quedar con esa información y no hacer algo al respecto, así que mandamos a 3 de nuestros espías a investigar el lugar. Y lo que encontraron fue algo no muy bueno que digamos...
Hipo, con sus poderes mentales, encendió un proyector que había cerca. El proyector revelaba el Archipiélago de las Caravanas.
- Nuestros espías descubrieron que los zombis planean atacar esta zona, planean atacar el Archipiélago de las Caravanas. Un lugar muy importante para nosotros como especie. No podemos permitir que ataquen conquisten el archipiélago. Es por eso que les pedimos su ayuda para que eso no suceda.
- Pero el archipiélago queda en el océano indico, nosotros estamos en América. - dijo una planta en medio del público - El viaje sería demasiado lejos.
- ¡Si! Además, es una zona acuática, nosotros somos plantas terrestres, ¿qué haríamos? ¿Morir? Lo siento, pero no gracias. - agregó otra planta
- ¡Exacto! Sin mencionar el hecho que solo seríamos nosotros. - habló otra planta del público.
- Eso no es verdad. Vamos a tener apoyo - contra argumentó el teniente guisantralladora.
- ¿Ah sí? ¿A quiénes? ¿A L.E.A.F.? Ellos apenas nos miran con buenos ojos. - refutó otra planta del público.
- Tendremos a las demás bases T.R.E.E. - habló el teniente guisantralladora.
- No hay nada asegurado. - nuevamente, otra planta refutó.
De pronto, casi todas las plantas abucheaban y reclamaban la propuesta de Hipo. Ninguna se lo había tomado bien.
Hipo solo miraba derrotado la escena. Le dolía un poco no contar con su apoyo, pero estaba seguro de que no se daría por vencido.
- ¡ESCUCHEN! - grito Hipo, algo que impresionó a todos - Entiendo perfectamente sus razones para no participar en esto. No insistiré más. Gracias por su atención. - Hipo bajó de la mesa y las luces se encendieron.
Todos miraron la escena desconcertados. Al poco rato, todos comenzaron a dispersarse y a salir de la base.
Hipo se retiró a su oficina, pero al poco tiempo entró el teniente con el soldado repetidora.
- Discúlpeme, señor, pero ¿qué fue eso? - preguntó desconcertado el teniente al general.
- Una derrota. Eso pasó - contestó Hipo.
- Me refiero a lo último. Pensé que insistiría más y lograría convencerlos.
- ¿Acaso vistes su temperamento? No se lo tomaron para nada bien. Lo mejor era aceptar la derrota.
- Pero...
- Tranquilo, teniente. Esta solo fue una pequeña derrota. Ganaremos más batallas.
- Si usted lo dice...
De un momento a otro, tocaron la puerta de la oficina.
- Adelante - contestó Hipo.
La puerta se abrió y de ella entró la doctora.
- Debo decir - habló la doctora - eso no fue del todo bien.
- ¿Vio todo? - preguntó el soldado.
- Algo, sí. Aunque no llegué a tiempo para ver todo.
- ¿Y qué se le ofrece? - preguntó Hipo.
- No mucho realmente. Vine a decir que en 2 días regreso a Villa Verde.
- Es una lástima.
- Si. Debo cuidar a las otras plantas del Centro de Recuperación. Estaré muy ocupada, es por eso que vine a pedirle que cuide a Magnus por mí.
- Por supuesto, mis tropas lo vigilarán y lo cuidarán. Tiene mi palabra.
- No me refiero a eso. Me refiero a que usted lo cuide personalmente.
- ¿Para qué? No creo que sea necesario hacerlo. Tiene amigos para pasar el tiempo y al orfanato para que lo cuide y lo ayuden a desarrollarse.
- Caballeros, ¿podrían dejarnos a mí y al general a solas, por favor? - solicitó la doctora.
Los dos guisantes voltearon a ver a Hipo, este último les contestó con su mirada.
- Está bien, los dejaremos solos. - dijo el teniente. Las dos plantas salieron de la oficina.
- General, cuando pido que cuide a Magnus, no me refiero a simplemente cubrir las necesidades básicas. A lo que yo me refiero, es que usted lo ayude.
- ¿Ayudarlo?
- ¡Si! Magnus es un niño de 10 años, aún está en pleno desarrollo. Alguien como usted lo impulsaría a grandes cosas.
- Pero ¿para qué quiere que lo ayude? Es decir, ¿por qué yo?
La doctora tomó un pequeño tiempo para pensar su respuesta.
- Lo que ese día nos mostró... Magnus en una faceta completamente diferente... Necesita a alguien que lo guie, que lo entrene, que lo ayude a controlar sus poderes.
- ¿Y piensa que ese alguien debo ser yo? - preguntó incrédulo.
- ¡Claro que sí! Leí su biografía y, por lo que sé, usted pasó por algo similar a la de Magnus situación. No tenía a nadie que lo entrenara, que lo cuidara, que lo acobijara.
- Bueno... tienes razón ¿A qué viene todo esto? - contestó un poco defensivo. El recordar esos momentos no le sentaban bien.
- ¿No cree que podría darle a Magnus lo que usted nunca tuvo?
- Magnus tiene a sus amigos y al orfanato, yo creo que con eso no necesita de mi ayuda.
- Pero le hace falta algo muy importante...
- ¿Y qué es lo que le falta?
- Solo piénselo, ¿sí? - la doctora salió de su oficina.
- ¿Pensarlo? - preguntó a sí mismo atónito. No sabía que pensar al respecto...
Cuatro zombis se encontraban caminando por las frías calles de Zombopolis en busca de algo muy importante.
- ¿Cómo diablos se supone que encontremos al nuevo miembro? - preguntó Uno hartado.
- En estos momentos, somos buscatalentos. No es un trabajo fácil y menos si somos zombis. - contestó Zinko.
- ¿Por qué?
- Porque la mayoría de los zombis talentosos ya son parte de algo. No se van a unir tan fácil a un grupo pequeño como el nuestro.
- Qué fastidio.
- Estás así desde hace buen rato, mejor dicho, están así desde hace buen rato.
Trez y Kuatro tenían su rostro repleto de cansancio y fastidio.
- ¡¿Como no lo estaríamos?! ¡Llevamos horas buscando y no encontramos nada!
- Calma, calma ¿qué les parece si entramos a ese local para descansar un poco? - señaló una discoteca con una larga fila para entrar.
- Eso ni siquiera es un lugar para descansar, además, tiene una fila demasiada larga que ni siquiera puedo ver su fin.
- ¿Quién quiere entrar a esa discoteca? Alcen la mano los que estén a favor.
Trez y Kuatro levantaron la mano contentos, dejando a Uno como el único del grupo que se opuso.
- Genial. Y respecto a la fila, no te preocupes, tengo un plan.
Los cuatro zombis fueron directo a la entrada de la discoteca, saltándose toda la fila.
- A la cola de la fila - contestó el guardia zombi.
- Ajem - dijo Zinko. En su mano, tenía lo que parecía ser su identificación de teniente.
- Oh, lo siento. - el guardia quitó la cinta del poste separador para que entraran.
El lugar estaba repleto de luces muy brillantes y cegadoras. Se veía a demasiados zombis bailando en la pista de baile, tomando bebidas alcohólicas y comiendo lo que parecía ser una réplica barata de cerebros humanos.
- Este lugar es... - dijo Uno sin pensar claramente como terminar su oración gracias a las luces derribándolo - aturdidor.
- Te acostumbrarás - Zinko le dio unas palmaditas a Uno en su espalda - Bien muchachos, vamos al mostrador, yo invito.
Una vez en el mostrador, los cuatro eligieron diferentes bebidas para refrescarse un poco, a excepción de Uno que también pidió un perro caliente para saciar su hambre.
- Sigo pensando que debimos ir a otro lugar - dijo Uno incómodo por el ruido.
- Relájate, Uno. Puede quedarte aquí y pedir lo que quieras, yo iré a bailar un rato. Si alguien quiere acompañarme, es bienvenido. - fue directo a la pista de baile. Trez fue con él, mientras que Kuatro se quedó con Uno para comer un rato.
Trez y Zinko empezaron a bailar en la pista de baile siguiendo el ritmo de la música. Los pasos de Zinko no lucían muy bien, por el contrario, Trez bailaba demasiado genial, era como si fuera bailarín por naturaleza.
En medio de toda esa diversión que se vivía en la discoteca, debajo de ella, estaba el enemigo principal de los zombis; plantas. Un grupo de plantas estaban en las alcantarillas, precisamente, debajo de la discoteca.
- Música demasiado fuerte, luces muy brillantes, un olor horrible a zombis... - enlistó una trébol valiente - Definitivamente es aquí.
- Genial. Ya quiero reemplazar su horrible música con la mía - dijo entusiasmada una super remolacha tremenda.
- Y partir sus tiesos traseros - ahora el entusiasmado era una remolacha dura.
- Bien.... - el trébol valiente se dirigió al resto de plantas.
Eran en total 23 plantas en las que destacan 2 platanosáurios rex, 1 brote musculoso, 1 hierba de fuego, 3 imitadoras, 2 planternas y 1 ajo, el resto de las plantas eran tomillos de fiesta, sin mencionar al trébol y a las remolachas.
- ...¿Quién quiere arruinar una fiesta? - preguntó la trébol valiente entusiasmado.
Todas las plantas saltaron y gritaron como respuesta afirmativa.
- Créanme, me gustaría acabar con esos zombis toda la noche, pero desafortunadamente, tenemos órdenes directas. Así que recuerden el objetivo principal.
- Encontrar a Bugalu eléctrico - mencionó el ajo del grupo.
- Exacto. A eso vinimos, ténganlo en cuenta. Pero diviértanse un poco, ¿entendido?
La trébol recibió un fuerte "¡SI!" como respuesta.
- Perfecto - murmuró - ¡Hierba! Es tu turno.
- ¡Entendido! - la hierba disparó una buena carga de lava caliente que conectó con el suelo, el suelo de la discoteca.
Mientras tanto, los zombis bailaban mientras disfrutaban la música sin parar. Parecía que nunca pararían, aunque eso no duraría por mucho.
De repente, la pista de baile comenzó a sentirse caliente y, mientras pasaba el tiempo, se hacía más y más caliente rápidamente hasta el punto de ser insoportable. Los zombis que estaban en la pista de baile salieron inmediatamente debido a las quemaduras que tenían en sus pies.
- ¡Agh!¡Mierda! - se quejó Zinko.
Trez estaba soplando sus pies para tratar de apagar sus quemaduras.
La pista de baile comenzó a derretirse dejando un enorme hueco.
- ¡Ahora, Musculoso! - ordenó la trébol valiente.
- ¡Enseguida! - el brote musculoso agarró a las dos remolachas y las lanzó directo a la discoteca.
Al entrar a la discoteca, las dos remolachas se quedaron quietas y ambas comenzaron a sentir la presencia de todos los zombis y plantas que se hallaban cerca. Al terminar, se ensancharon un poco para enseguida volver a la normalidad, no sin antes emitir una pequeña aura amarilla que se disipó al instante.
- Es hora... - cortó su oración la remolacha dura.
- ¡De poner música asombrosa! - continuó la oración la super remolacha tremenda.
La super remolacha sacó su equipo de música y comenzó a reproducir su propia música.
Los zombis no se iban a quedar de brazos cruzados y fueron al ataque, lo que no esperaban era que la super remolacha reproduciría un sonido demasiado fuerte mandándolos a volar.
- ¡Carajo! ¡Grupo, reúnanse! - exclamó Zinko.
Kuatro agarró una mesa que estaba en el suelo y la colocó en el piso como si de barrera se tratase para bloquear los ataques plantas.
- ¡¿Qué carajos está pasando?! - gritó Uno completamente alarmado.
- ¡Un ataque planta es lo que está sucediendo! - aclaró Zinko - ¡Y para empeorar las cosas son dos remolachas!
- ¡¿Y ellas que tienen de especial?!
- Su habilidad es un potenciador. Se hacen más fuertes y resistentes dependiendo la cantidad de plantas y zombis que hallan en un área de 5m. Lo peor es que somos como 50 zombis aquí dentro.
- ¡¿Y qué haremos?!
- ¿¡Puedes dejar de gritar por un momento!? ¡Estoy en pensando en algo!
Y mientras Zinko pensaba en algo, el brote musculoso comenzaba a lanzar a las plantas restantes entrando de dos en dos hasta que ya no había más plantas.
- ¡Genial! Más plantas, ¿esto no puede mejorar? - preguntó Zinko sarcásticamente, pero para su infortunio, si podía empeorar.
La última planta, el brote musculoso, dio un fuerte salto que lo ubico dentro de la discoteca. Y usó su habilidad potenciadora, lo que provocó que agrandara sus músculos de manera drástica.
- ¡Asombroso! Ya estamos todos. Ahora... ¡Que comience la verdadera fiesta! - exclamó la trébol valiente.
Y de un momento a otro, todas las plantas enloquecieron. Comenzaron a atacar a diestra y siniestra a todos los zombis que había en el lugar. Si bien, los zombis también contraatacaban, a duras penas hacían algo.
- ¡A la mierda con el plan! - dijo Zinko desenfundando sus M8 - ¡Trez, Kuatro; combate directo, los estaré cubriendo! Uno, ¡llama a las autoridades!
Trez sacó sus dagas y, con una velocidad impresionante, fue a acabar con las plantas, Kuatro fue detrás de él con su enorme fuerza, Zinko empezó a disparar sin un objetivo en concreto y Uno fue por el teléfono del lugar a llamar a la policía.
Trez se acercó a un tomillo de fiesta que estaba atacando a los tomillos de fiesta. El pobre tomillo ni siquiera se dio cuenta cuando Trez le enterró el par de dagas. Murió poco después. Trez repitió el proceso con otros 4 tomillos más hasta que la trébol se dio cuenta.
- ¡Super remolacha! Encárgate de ese sucio zombi - ordenó.
- ¡Con gusto! - exclamó.
- ¡Iré a buscar a Bugalu eléctrico! Ustedes sigan luchando. - así, la trébol fue a cumplir con la misión principal.
Trez estaba a punto de matar al quinto tomillo, de no ser porque fue empujado por ondas musicales de la super remolacha.
- ¡Qué cobarde eres al atacar a plantas más débiles que tú!
Trez no respondió y simplemente fue corriendo a clavarle las dagas a la super remolacha. Pero la super remolacha volvió a emitir una onda que mandó lejos a Trez.
Mientras tanto, Kuatro aplastaba a los tomillos de fiesta restantes. Iba a aplastar un ajo, pero este se dio cuenta y soltó un eructo que aturdió a Kuatro, lastimosamente, el ajo no se salvó ya que recibió tres disparos por parte de Zinko.
- No te preocupes, Kuatro. Te estaré cubriendo. - Kuatro sonrió y asintió a las palabras de su líder.
De pronto, Kuatro recibió un fuerte golpe en su abdomen que lo hizo retroceder un poco. El responsable de eso era la remolacha dura.
- ¿Fue muy duro para ti? - preguntó sarcásticamente la remolacha.
- ¡Ten cuidado, Kuatro! Esa planta tal vez no te hará mucho daño, pero ahora que está potenciada, tiene una piel demasiado dura, así que trata de debilitarla antes de atacar con la fuerza bruta. - Kuatro asintió al consejo que le brindó Zinko.
- Pff, tal vez estes grande, pero estoy seguro de que no podrás conmigo. - la remolacha no se sentía para nada intimidado por Kuatro.
Siguiendo el consejo de Zinko, Kuatro agarró una silla de metal y la usó en contra de la remolacha. La silla de rompió en mil pedazos y, aun así, no le hizo nada a la remolacha.
- ¿Se supone que eso debía doler? - preguntó burlonamente.
Sin darse por vencido, volvió a agarrar otra silla y la rompió nuevamente con la remolacha. El resultado fue el mismo.
- Mi turno - dijo la remolacha.
La remolacha dura dio un salto y golpeó el suelo lo suficientemente fuerte para que Kuatro perdiera el equilibrio, esto lo aprovechó la remolacha y le dio un golpe en su abdomen que lo alejó.
Volviendo con Trez, el pobre zombi estaba tirado en suelo adolorido por el ataque de la super remolacha. Pero no se iba a dar por vencido. Agarró sus dos dagas y corrió hacia la remolacha, pero nuevamente, fue mandado al mismo lugar en que la remolacha lo había mandado anteriormente.
Ahora estaba más adolorido, no tenía muchas ganas de seguir. Fue entonces cuando se percató de que el resto de los zombis estaban siendo destrozados por el resto del grupo de plantas, en especial por ese brote musculoso. Aunque no todo era malo, ya habían logrado acabar con los tomillos de fiesta, una imitadora y un ajo.
Las plantas llevaban mucha ventaja, demasiada ventaja. Afortunadamente, la policía cerebral llegó al lugar para acabar con esas plantas.
- ¡Ya saben lo que hay hacer, muchachos! - dijo el zombi capitán de la policía.
- ¡Si, disparar y solo disparar! - gritó un oficial.
- ¡Exacto! - confirmó el capitán.
Y así inició una ráfaga de balas en contra de las plantas, sin embargo, no contaban que un brote musculoso con una enorme resistencia estaría en el lugar, además, este contaría con el apoyo de los platanosaurios rex, con la hierba de fuego y las planternas.
El ver el apoyo de la policía hizo que Trez se levantara y fuera a atacar otra vez a la super remolacha. La remolacha no esperaba a Trez y, por lo tanto, recibió un ataque de las dagas perforándolo directamente.
- ¡AAAGH! - gritó la super remolacha - ¡Hijo de perra! - y con su equipo musical volvió a atacar a Trez, pero este esquivaría su ataque.
Rápidamente, Trez volvió a acercarse a la remolacha apuñalándolo nuevamente.
- ¡UUGH! - se quejó otra vez.
Trez iba a repetir el proceso, pero la remolacha fue más rápida y contraatacó con otra onda musical. La onda musical impactó en Trez, mandándolo a volar lejos.
Mientras tanto, Kuatro seguía rompiendo varios muebles en la cabeza de la remolacha, pero este ni se inmutaba, parecía que solo eran bolas de nieve chocando con él. Y la remolacha golpeaba a Kuatro en repetidas ocasiones cada que tenía la oportunidad.
<< Mierda, esto es grave. Esa remolacha está más dura de lo que pensé. Tengo que encontrar otra alternativa para debilitarla y rápido >> pensó Zinko.
Empezó a buscar con la mirada algo que lo pudiera debilitar, sin embargo, no encontraba algo.
- Zinko - llamó Uno. Zinko voltearía a verlo - Esto puede servir ¡Agárralo! - lanzó un objeto.
Zinko atrapó el objeto, un extintor de llamas. No estaba seguro si el extintor podría servir, pero no perdían nada en intentarlo.
- ¡Kuatro! - lanzó el extintor de llamas a Kuatro.
Kuatro logró atrapar el extintor y lo rompió en la cabeza de la remolacha. El extintor comenzó a liberar de su interior el nitrógeno que llevaba dentro cayendo directamente a la remolacha.
- ¡Aaaaah! - gritó.
Kuatro se alejó rápidamente. El nitrógeno no cayó en él.
Al disiparse el nitrógeno, se pudo observar a una remolacha dura con la piel muy fría, casi congelada.
- Funcionó - dijo Zinko muy sorprendido. - ¡Kuatro! Es nuestro momento.
Kuatro esbozó una sonrisa de gozo.
- ¡Ja! Esto no me detendrá - dijo la remolacha.
- Lo sabemos - y con un movimiento veloz, disparó a la remolacha.
- Ugh... me dolió - quedó atónito la remolacha.
Y sin darle tiempo de reaccionar, Kuatro lo golpeó fuertemente haciéndolo chocar con una pared.
Pero no todo era color de rosas, Trez no la estaba pasando bien. Para empeorar la situación, la super remolacha estaba furiosa con Trez y no lo iba a dejar vivo; se acercaba para matarlo. Y Trez el dolor le ganaba a Trez para siquiera poderse mover.
- Hasta aquí llegaste - dijo con rabia la remolacha.
Trez solo esperaba pacientemente que la super remolacha acabara con su vida. La furiosa remolacha no le daría una muerte bonita. Con su equipo musical, empezó a preparar una nota muy potente, capaz de matar a Trez en un instante.
De pronto, unos movimientos se escucharían cerca de los dos causando que ambos se distrajeran. El causante de dichos movimientos era un lanzaguisantes, aunque cabe aclarar que era uno de un tamaño superior al promedio. El lanzaguisantes se veía lastimado y su rostro daba a entender que le dolía mucho.
Al verlo, el enojo de la super remolacha se convirtió en simpatía por aquel lanzaguisantes. Sintió que debía protegerlo y eso hizo. Fue con él para brindarle protección.
- Tranquilo. Estarás bien - le dijo mientras lo abrazaba.
Aunque algo no tenía sentido. Mentalmente, la remolacha se hacía unas preguntas dudosas: "¿Qué hacía un lanzaguisantes aquí?" "¿Por qué estaba lastimado?" y, lo más importante, "No había ni un lanzaguisantes en el grupo" fue entonces cuando se llevó una gran sorpresa.
El lanzaguisantes la apuntaba con un arma. No lo dudó ni un segundo y disparó.
Al ver tal escena, Trez quedó demasiado impactado ¿Por qué alguien de su misma especia haría algo como eso? era lo que se preguntaba. Y la respuesta sería demasiado lógica.
El lanzaguisantes presionó un botón en una de sus vainas, empezando a revelar que no era un lanzaguisantes, era un zombi disfrazado de uno.
- ¿Estás bien? - preguntó el zombi a Trez.
- Desgraciados... - dijo la remolacha mientras sufría del dolor - Ustedes son una plaga... por eso merecen morir. - la remolacha no descansaría hasta matarlos, no ahora que estaba el doble de furiosa.
- Levántate que esto aún no ha acabado - ofreció su mano a Trez el cual este aceptó.
Reanudando la pelea anterior, la pobre remolacha dura estaba teniendo muchas complicaciones con Kuatro y Zinko. No lo dejaban ni siquiera responder. Recibía golpes de todas las direcciones.
- No lo dejes responder, Kuatro - dijo Zinko mientras él también golpeaba.
Kuatro ya estaba acatando la orden mucho antes de que Zinko se la dijera, pero que Zinko se lo dijera hizo que se lo tomara más enserio. Kuatro golpeó el suelo con demasiada fuerza haciendo que temblara. La remolacha perdió el equilibrio cosa que aprovechó Kuatro para darle un golpe demasiado fuerte.
La remolacha quedó arrinconada en una pared. Esto lo aprovechó Kuatro para darle golpes en su rostro sin parar. Zinko solo observaba a su compañero sin hacer nada.
Apesar de los repetidos golpes que le daba a la remolacha, su piel aún estaba muy dura. Costaba mucho perforarla.
- ¡Malas noticias! Bugalu eléctrico no está aquí... ¿QUÉ DIABLOS? - la líder trébol había regresado de su pequeña búsqueda. La razón de su reacción era ver a la remolacha dura siendo golpeada. Además de que la policía estaba ganando la pelea contra el brote musculoso; ya habían acabado con los platanosaurios rex, la hierba de fuego y las planternas.
Kuatro se distrajo con la presencia de la trébol. La remolacha sacó ventaja de eso y golpeó a Kuatro en su rostro haciéndolo retroceder.
De pronto, Trez y el otro zombi salieron disparados gracias a un ataque de la super remolacha. Ambos chocaron con la barra de la discoteca.
- ¿Están bien? - preguntó Uno.
- He estado mejor - contestó el otro zombi.
Trez solo levantó su dedo pulgar como signo de que estaba bien.
- Lo sentimos, madame, no hemos podido acabar con estos zombis. Son muy duros. - pidió una disuculpa la remolacha dura.
- No, lo siento yo. No debí dejarlos solos. Pero es hora de acabarlos de una vez por todas ¡IMITADORAS!
Las imitadoras salieron de su escondite.
- Ya saben lo que tienen que hacer...
Las dos imitadoras asintieron y amabas enfocaron su mirada en las dos remolachas respectivamente, una vez que estaban listas, empezaron a girar hasta tomar la forma de las dos remolachas, aunque ellas eran de color blanco y negro.
Las dos imitadoras que ahora eran remolachas usaron la habilidad potenciadora y, si bien la cantidad de plantas y zombis había disminuido, su habilidad les sirvió para volverse muy fuertes.
- Puta madre - dijo con rabia Zinko - ahora hay que matar a 4 de esas estupideces. No importa. Kuatro, Trez, ustedes van con las remolachas duras. Tú como sea que te llames - señaló al zombi desconocido - vendrás conmigo. Uno - le dio una de sus pistolas - nos estarás cubriendo, ¿Entendieron?
- Si - contestó Uno.
Trez y Kuatro asintieron.
- Yo solo vine a ver qué estaba pasando y me metí en un gran problema. - dijo el zombi arrepentido.
- ¡ATAQUEN! - ordenó la trébol valiente.
- ¡Rápido, rápido! - dijo Zinko.
Y así inició otro enfrentamiento, esta vez con 4 remolachas y con un escuadrón más ordenado.
Trez fue directamente por la remolacha dura de blanco y negro al saber que esta no era muy fuerte como la otra. Kuatro reaunudo su pelea con la remolacha orginal.
En cambio, Zinko y el zombi desconocido peleaban a distancia con las super reomolachas.
- Como sea que te llames, tenemos que mantener la distancia con esos estúpidos o nos harán explotar.
- E-Está bien, pero ¡¿por qué hago esto?!
- ¡Porque tienes que ayudar a los de tu especie! Ahora, ¡DISPARA O MORIREMOS!
La estrategia de Zinko funcionaba. Debilitaban a las remolachas a distancia y sin sufrir ningún tipo de daño.
Sin embargo, las remolachas se dieron cuenta de la completa desventaja que tenían, así que, prepararon notas musicales que llegaban lejos, aunque tardaban unos cuantos segundos en prepararlas, segundos muy valiosos que daban el tiempo suficiente para que Zinko y el otro zombi supieran a dónde iban dirigidos. Tal parece que aún seguían en desventaja.
Mientras todo eso sucedía, Uno no solo disparaba al azar, no tenía un objetivo fijo. Además, ni siquiera daba en el blanco a sus objetivos.
Fue entonces cuando se percató que Trez estaba teniendo complicaciones con una de las remolachas. Si bien, la piel de la remolacha imitadora no era tan dura como la original, las dagas de Trez no eran lo suficientemente filosas como para perforar su piel fácilmente, eso lo aprovechaba la remolacha para darle golpes duros como su nombre.
Uno dejó a un lado su no muy útil ayuda con la pistola y fue a buscar otro extintor. Afortunadamente, encontró rápidamente un extintor en la cocina de la discoteca.
- ¡Trez! - gritó y lanzó el extintor.
Trez con mucha cautela, atrapó el extintor y empezó a rociar el contenido a la remolacha causando el mismo efecto que hizo con la original. Ahora la remolacha se encontraba vulnerable.
La remolacha no podía seguir el paso veloz de Trez, lo que provocó que recibiera demasiadas apuñaladas.
En definitiva, las plantas se hallaban en una situación demasiado mala, muy terrible.
Y para empeorar su situación, la policía logró erradicar al brote musculoso que fue un gran problema para ellos. Pero no todo era malo para las plantas; la policía quedó con apenas unos cuantos oficiales muy heridos, dejándolos completamente fuera de la batallla.
La trébol valiente veía toda la situación con mucha rabia.
<< Esos asquerosos zombis >> pensó << Son una plaga. Merecen morir. Merecen ser extinguidos. Deben ser erradicados >> el odio inmenso que tenía la trébol no era tan raro de encontrar en una planta. << Por eso acabaré con ellos >>
Entonces, la trébol entró al campo de batalla y comenzó a girar sus hojas a una velocidad impresionante. El movimiento de sus hojas creó un viento demasiado fuerte que empujó a los cinco zombis. El potente viento mantenía los mantenía a raya impidiendo que ni siquiera pudieran moverse.
- ¡¿Qué está haciendo?! - preguntó Uno muy alarmado.
- ¡Está usando su habilidad: ¡Fortunio planta! - contestó Zinko.
- ¡¿Y eso que hace?! - preguntó el zombi desconocido.
- ¡Invoca un aliado planta y en el proceso el trébol se hace más fuerte! ¡Es una habilidad única de su especie!
Las ráfagas de viento se hacían más y más fuertes, además, comenzaron a emitir un brillo que daba a entender que la invocación ya estaba sucediendo. Las ráfagas se hicieron más intensas junto la intensidad del brillo. Pero, de pronto, el viento y el brillo pararon de golpe. La invocación ya había terminado. En el campo de batalla apareció una enorme calabaza embrujada.
- ¡¿QUÉ ES ESA COSA?! - gritó Uno aterrado.
- Una calabaza embrujada. Veamos que nos da nuestra pequeña amiga... - sonrió.
- ¿Por qué? ¿Qué es lo que hace? - preguntó el desconocido.
- Ya lo verás...
De un momento a otro, la calabaza comenzó a ensancharse. El suelo empezó a temblar hasta abrir un agujero en el medio de la discoteca y del agujero emergió un gigante gaseoso.
Al ver al gigante gaseoso, las plantas tornaron su rostro a uno de ansiedad y temor. Afortunadamente, el gigante gaseoso estaba durmiendo, así que no había peligro alguno.
- ¡Si! ¡En su cara! - celebró Uno.
- Callate, Uno - dijo Zinko.
- ¿Por qué? Es un aliado, ¿acaso no lo ves?
- Es un gigante gaseoso. Un zombi demasiado peligroso hasta para nosotros.
- ¿Por qué?
- Cuando es derrotado, emite una explosión demasiado peligrosa. Podríamos morir...
Ninguno de los presentes tenía idea alguna de qué hacer.
La trébol sabía perfectamente que quedarse con ese gigante sería un suicidio. Con miradas sutiles dio a entender que se retiraban; que su misión en la discoteca había terminado.
Las plantas comenzaron a retroceder lentamente para no despertarlo. El escuadrón se dio cuenta de lo que estaban haciendo las plantas, era demasiado obvio, y Zinko no dejaría que escaparan.
- ¿A dónde creen que van? - preguntó.
Las plantas pararon en seco, pero ninguno dijo algo.
- Si dan un paso más - con su arma, apuntó al gigante gaseoso - le dispararé a este cabron.
- ¿Qué mierda, Zinko? Nosotros también estamos acá - murmuró Uno muy alarmado.
- Maldito loco... - la trébol estaba atónita - Sacrificar a tu propio equipo solo para matarnos. Eres un enfermo.
- Ustedes fueron los malditos cabrones que arruinaron todo esto. No dejaré que se salgan con la suya.
Toda la situación ahora era demasiado tensa. Las plantas no sabían que hacer y mucho menos los zombis sobre si dejar a Zinko a su suerte, aunque el desconocido empezó a retroceder lentamente y con cautela para no ser descubierto.
- ¡CORRAN! - gritó Zinko y, enseguida, disparó al gigante gaseoso.
- ¡Hijo de... HUYAN! - dio la orden la trébol.
El gigante gaseoso despertó por el disparo, iniciando así su proceso de auto destrucción.
Las plantas huyeron por el mismo agujero del que provinieron. Mientras que los zombis corrieron en dirección a la salida, Uno y Zinko siendo cargados por Kuatro ya que este era más rápido.
El escuadrón salió de la discoteca e, incluso, dejando atrás a los pocos oficiales que estaban enfrente de la discoteca. Seguían y seguían corriendo hasta que una fuerte explosión se escuchó no muy lejos de ellos. La explosión fue tal que los sacó volando un par de metros.
Toda la discoteca quedó destruida; repleta de un gas tóxico. La ambulancia y la policía llegaron al lugar, muy tarde, por cierto.
Pasados unos minutos, la ambulancia atendió las heridas del escuadrón.
- No me sorprende que hayan sido plantas. - dijo un zombi paramédico - Han estado atacando frecuentemente varias zonas de la ciudad. Se está volviendo muy tedioso esto. En fin, quedaste como nuevo.
- Muchas gracias. - agradeció Uno.
- No hay de qué - se retiró a atender más zombis.
Uno fue con su grupo, ellos ya habían sido curados.
- ¿Dónde está el otro? - preguntó Uno.
Kuatro señaló al desconocido siendo curado por un paramédico.
El desconocido ya había terminado de ser curado. Planeaba irse de todo el lugar, pero Zinko lo interceptó.
- Oye - dijo Zinko - ¿Cuál es tu nombre?
- Difs, me llamo Difs.
- Bueno, Difs, es un gusto. Mi nombre es Zinko - ambos estrecharon su mano.
- Es un placer, Zinko. - Difs se notaba un poco incómodo por la situación.
Uno, Trez, y Kuatro llegaron a la escena.
- Difs, ellos son Uno, Trez y Kuatro. - Difs estrechó su mano con cada uno de ellos.
- Es un placer - contestó.
- Lo hiciste genial haya dentro, Difs. Realmente eres un zombi fuera de lo común.
- Uh, sí. Aprendí rápido sobre armas y otras cosas.
Zinko sacó una pequeña tarjeta y se la entregó a Difs.
- ¿Qué es esto? - preguntó.
- Verás, Difs, los cuatro somos parte de un pequeño escuadrón. Y Estamos buscando a un nuevo integrante.
Dicho eso, Difs se sorprendió mucho, de hecho, se asustó un poco ante eso.
- Supongo que ya sabrás que queremos que te nos unas y, tranquilo, no es necesario que contestes ahora. Si quieres formar parte de este pequeño grupo, solo llama a ese número, ¿ok?
Difs asintió.
- Genial. Esperamos verte pronto.
Los cuatro zombis dejaron solo a Difs con la tarjeta de presentación que le dio Zinko. No sabía que decir al respecto. Si aceptar o denegar la oferta. Tal vez diría que sí o tal vez diría que no. Pero, en definitiva, sería algo para otro día...
Magnus y Zin estaban caminando por las calles del vecindario espinas. Las calles estaban repletas de puestos ambulantes las cuales vendían diferentes variedades de productos. Por supuesto, los dos amigos revisaban con curiosidad todos los puestos para ver qué tipo de productos estaban vendiendo.
- Mira esto, Zin ¡Es un sombrero peruano! - dijo emocionado mientras se lo probaba.
- Es... bonito.
- ¡Por supuesto que sí! Ya no los hacen desde que la mayor parte de Perú fue conquistada por los zombis.
- Eso es una pena...
- Si, lo es... una pena que no tenga dinero para comprarlo. Bueno será para la próxima.
Los dos iban a continuar con su recorrido, pero una planta decidió ir con ellos.
- ¡Magnus! ¡Zin! - llamó.
Ambos voltearon para ver de quién se trataba y se trataba de Hipo.
- ¿Señor Hipo? ¿Qué está haciendo aquí? - preguntó Magnus curioso.
- Pensé que estaría haciendo cosas más importantes que venir a comprar cosas peculiares - dijo Zin.
- En realidad vine porque supe que estaban acá. Vine por ustedes.
- ¿Nosotros? ¿Para qué? - Magnus obtuvo más intriga.
- ¿Recuerdan lo que dije hace unas horas en la base del vecindario troncos?
- Si, si lo recordamos - contestó Magnus.
- A decir verdad, no sé por qué preguntó si querían participar. Son sus soldados, ¿no se supone que deberían obedecerlo? - cuestionó Zin.
- Les hace falta comprender más cómo funciona T.R.E.E., pero no vine a hablar de eso, vine porque quiero que ustedes vayan conmigo a luchar por el archipiélago.
- Espere un momento, ¡¿quiere que nosotros vayamos a luchar?! - se impresionó Magnus, pero no de la buena manera.
- Está loco. Mírenos. Somos demasiado jóvenes para eso. No duraríamos 15 minutos. - dijo Zin.
- Lo sé y es por eso que me ofrezco para ser su entrenador. Yo maximizaré su potencial. Descubrirán que son más capaces de lo que creen...
- Suena tentador... - confesó Zin.
- Y eso solo es una parte, ¿qué dicen?
- Definitivamente no - dijo Jum quién había escuchado toda la conversación. - ¿En qué demonios piensa al ofrecerles algo como eso? Son solo niños. Pregúnteselo a alguien más.
- Oh, señor Jum, no sabía que andaba por acá - dijo con incredulidad - Si, sé perfectamente que eso no se escucha para nada bien, pero créame, ellos dos tienen un enorme potencial como plantas. Puedo verlo.
- No es ¡no! Nos vamos de aquí. - dijo Jum molesto. Las dos plantas lo siguieron.
- Pero aún no me han dicho su respuesta. - los tres pararon en seco - Con todo respeto, señor joven Jum, usted no es su tutor, ni siquiera de Magnus. Por lo tanto, usted no es nadie para decidir por ellos.
Lo que dijo Hipo era muy cierto. El tío de Zin no estaba presente y Magnus ni siquiera tenía un tutor responsable de él.
Jum, resignado, no dijo nada y con su silencio dio a entender que podían decir su respuesta.
- Bueno... se oye muy buena la oferta, pero... no lo sé. No estoy del todo convencido - dijo dudoso Zin. Suspiró para después dar su respuesta - Está bien. Confiaré en usted, señor.
Jum no podía creer que Zin aceptara, pero aún faltaba Magnus, aún faltaba su respuesta. Estaba muy seguro de que él decantaría.
Por el otro lado, Hipo sonreía victoriosamente, como si ya supiera de que Magnus aceptaría su oferta.
Magnus no sabía que decir. Si aceptar o declinar. Le asustaba el hecho de que sería un lugar muy peligroso en el que él pudiera morir. Pero también era su oportunidad para despertar sus poderes. Aún no perdía la esperanza de poder desbloquearlos un día. Meditando la oferta durante unos segundos que parecían minutos, Magnus ya tenía su respuesta.
- Yo...
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10444 palabras.
Otro capítulo más.
Esta vez quize que conocieran un poco más al escuadrón cinko. Los conocerán mejor más adelante. Hablando de ellos, originalmente ellos durarían hasta el capítulo 3, pero ahora estarán por casi toda la historia.
Otra cosa que me gustaría decirles es que les agradecería mucho que apoyen la historia, aunque dudo mucho que alguien de verdad lea estas cosas que escribo al final de cada capítulo.
En fin, pasen un lindo día.
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