Michael era un ser humano único y por fin lo podía presenciar con mis propios ojos.
Un hombre humilde, divertido, amable y confiaba más en las otras personas que en el mismo, eso era algo sorprendente.

Michael se encargó de enseñarme cada rincón de la casa, hasta el más mínimo detalle.

Me enseñó mi habitación, era hermosa, simplemente no se podía describir con palabras.

- Cualquier cosa que necesites, me lo pides - Me dijo sosteniendose de la manilla de la puerta de mi nueva habitación.

- Claro Michael, muchas gracias.

- Al rato que te acomodes me vas a buscar al teatro, te estaré esperando - Desvió su mirada hacia la ventana.

- Ahí estaré - Le respondí con una leve sonrisa.

Terminé de acomodar mis cosas personales y ya las ansias de encontrarme con Michael me estaban poniendo nerviosa.

No me llevo mucho tiempo encontrar el teatro, ya que estaba a la vuelta de la fortuna.

La puerta era color carmesí, paredes de seda, y el piso café recién encerado, que me permitía ver mi propio reflejo.

Seguí adelante y estaba él sentado en la punta del escenario con la vista pérdida a sus zapatos. Al sentir mis pasos, lo saqué de sus pensamientos.

- Hey, por fin llegaste - Se reía.

- Disculpa... Es que bueno las mujeres demoramos - Mi voz de timidez se hacía presente.

- Jaja si comprendo, te quise invitar para que me acompañes a buscar a unos niños con cáncer al hospital, ya que... bueno los invité para qué disfruten de Neverland y puedan divertirse - Su mirada se posó a la puerta principal.

Oh por Dios es un hombre increíble, definitivamente mencanta.

- Michael eres una gran persona - Puse mi mano en la suya.

Me sonrió por un momento antes que su sonrisa se desvaneciera.

- No todos creen lo mismo - Bajó la mirada.

- Pero lo eres y la gente estúpida que dice eso, es por que no te conocen así que nunca pienses eso - Levanté su mirada sosteniendole el mentón.

- Michael... yoo... - No pude continuar la frase.

- Si dime ___ - Su sonrisa reapareció.

- ¿ Por qué te preocupas de mí, si apenas me conoces? - Me sentí una imbécil al haber preguntado eso, tal vez lo hice sentir incómodo.

- La verdad es que no sé, pero me preocupastes y me preocupas - Esas palabras me estrujaron el estómago.

- Eso significa que... -

- Eso significa que te quiero, me preocupas y ojalá llegaremos a ser grandes amigos o lo que quiera Dios.

Por supuesto que quiero ser amiga de Michael, lo he amado toda mi vida, pero claro, no se lo diré o se sentirá incómodo, prefiero que el futuro determine esto.

- Yo te he querido toda mi vida Michael y deseo con lo más profundo de mí ser, llegar a hacer grandes amigos.

Se paró y abrió sus brazos para depositar en mí, un fuerte abrazo al cual respondí con afecto y un suspiro interior que demuestra mi amor por él.

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