Capítulo 2: piezas.

Kim Taehyung se despertó temprano como todas las mañanas, comió su desayuno mirando de soslayo el reloj de su pared, le envió un mensaje a Kim Seokjin, el único amigo que tenía que tocaba guitarra y la música tanto como él, y salió de su casa, con un beso de despedida de su abuela, que estaba en cama con su rostro relajado, marchitado por los años pero siempre acogedor. Apenas le quedaba un mes de vida con él, o esa era la esperanza de vida que le daba su doctor si no seguía un tratamiento caro con pastillas.

Kim Taehyung nunca quería abandonar su casa por las mañanas. Su abuela lo miraba detenidamente, consolándolo siempre. Le sonreía tiernamente y Kim Taehyung no quería dejar de verla. Los días pasaban demasiado rápido y él era demasiado lento como para querer alcanzarlos. Simplemente quería evitar los días, quería que fueran lentos como él, pero sabía que no era posible.

El metro quedaba a unas cuadras de su casa y corrió para alcanzar llegar a la hora. Se encontró con Jin, quien siempre llegaba más temprano que él porque vivía más cerca, apoyado en la pared del subterráneo al lado de las sillas.

- Sigo diciendo que te mudes conmigo, te quedaría más cerca.

- ¿Y también querrías a mi abuela allí? -reiteró tratando de sonar indiferente y Jin sonrió.

- ¡Claro! Me encantan los viejitos, me sé muchas bromas que le encantarían, por ejemplo -se sobó las manos- ¿Qué dice un gato cuando...?

- Ah, Hyung, vayámonos que se nos va el metro. -le interrumpióTaehyung, agarrando a Jin del brazo y llevándolo a rastras.

- ¡Pero aún no has escuchado mi chiste!

- Y no quiero -grazno Taehyung, con Jin oponiendo resistencia a su arrastre solo para molestarlo-, ¡Ya camina, hyung!

- ¿Quién le dijo un palo poste a otro palo poste?

Taehyung gruñó y Jin se río.

- ¡Que camines!




...



<< Si crees que está en mi alma, diré todas las palabras que conozco,

solo para ver si eso te demuestra que estoy tratando de hacerte saber,

que estoy mejor solo. >>

Kim Taehyung exhaló el último suspiro retenido entre sus pulmones junto al último rasgueo de la guitarra de Jin y miró a las personas a su alrededor. Vio a Jung Hoseok otra vez dirigirse hacia él, poner un billete en su gorro de cowboy haciéndole sentir igual de enojado que días atrás.

- Este chico no aprende... -murmuró para sí y agarró el billete- Jung Ho...

Iba ir detrás de él, pero un par de chicas pasó por su lado mirándole, murmurando cosas que pudo escuchar y que lo hicieron detenerse, rascándose la nuca con fingida ignorancia.

- ¿Qué ese no es Tae tae?

- Ay, da miedo -musito la otra chica, una más alta que la otra-. ¿Va a golpear a Jung Hoseok?

- ¡Imagínate! Arruinaría el rostro de nuestro Tae -se indignó la más bajita-. Dios, se ve tan enojado.

Taehyung apretó el billete en su mano y retrocedió, cogió el sombrero, guardó el dinero y salió del vagón junto a Jin, que no tenía ni idea de porqué estaba tan enojado por un simple billete excepto por la conversación que habían tenido días atrás. Jin no podía entender el desagrado de Taehyung por un chico tan normal y, según Nam, tan agradable como Hoseok.

La primera vez que vio a Jung Hoseok fue en secundaria, cuando estaba en un concurso de baile entre provincias el cual su padre lo había inscrito por obligación. Decía que si quería ser cantante, tenía que bailar.

Se esforzó tanto para ser el mejor bailarín, que quedó inmediatamente en el concurso.

Él era un representante de Daegu y Hoseok de Gwangju. Quedó en tercer lugar como era de esperarse. El primero había sido Hoseok y el segundo un chico llamado Park Jimin de Busan, con quien ahora sólo se comunicaba por llamadas y mensajes de texto.

Y extrañamente siempre recordó su rostro y la forma en que bailaba, tan apasionado que era Taehyung el que se había quedado sin aliento. Ni siquiera pudo devolverle la palabra cuando Hoseok lo saludó felizmente cuando era hora de competir. Se sentía una mosca al lado de él.

Y no lo odiaba por ello.

Aunque se le agregaba a las razones después de que lo volvió a ver en la academia.

Al principio, se sintió realmente feliz al volvérselo al encontrar; incluso lo saludó, pero al igual que él años atrás, no recibió ninguna reacción por parte de Hoseok. Pensó que se lo merecía por hacerle lo mismo.

Días después, le enfadaba el hecho de que fuera tan perfecto y a la vez tan arrogante. Bailaba de una forma inigualable, rapeaba y cantaba a la vez y podía componer.

Para Taehyung, entre más lo veía, más le molestaba la forma en la que él podía hacer todo bien y verse así de desinteresado por todo. Como si apenas moviera un dedo.

A veces llegaba tarde o ni siquiera iba a las clases y cuando volvía, todo le salía bien. Le molestaba el hecho de que todos le admirasen, incluso los profesores y que todos le amaran, exceptuando a envidiosos que Taehyung bien conocía porque a veces se veía envuelto entre ellos sin querer.

Sí, sabía que Jung Hoseok tenía una sonrisa preciosa, y que cuando estaba serio se veía tan atractivo que podía quedarse horas mirándolo.

Pero más le enojaba el hecho de que Jung Hoseok podía expresarte tan bien en todo, que cada palabra tuviera sentido y que siempre era él. Podía decir todo con sutileza y claridad y no pretendía ser alguien más. Eso es lo que veía de Jung Hoseok.

En cambio, a él se le trababa la lengua y siempre se esforzaba el triple en caerle bien a alguien, incluso a veces llegaba a cambiar sus gustos para la comodidad de otras personas o usaba su apariencia, de ojos grandes y facciones curvilínea para provocar ternura y cosas a su favor.

Desde que fue separado de su familia, él siempre se esforzaba por agradar a todo el mundo, incluso a las personas que él detestaba. Se esforzaba por ser amado por todos, porque así nadie le haría daño.

No quería ser odiado por nadie, ya era suficiente con el odio que le tenía su padre y su madre, luego de casi haber matado al esposo de su hermana.

Haber estado en la corrección de menores no había sido bonito, fue una experiencia que cambió su vida por completo, todo lo que él fue alguna vez, así que se fue a vivir con su abuela viuda a la capital. Su abuelo había muerto cuando él estaba en la correccional.

Y él sólo se sentía una pieza de puzzle destruída.

Pronto su abuela lo dejaría, lo sabía y su abuela se lo había dicho.

Pero no podía hacer nada más que mirar, y esperar.

Se sentía tan solo que dolía hasta en los huesos. Quería que todos lo amasen, y si alguien en el mundo lo odiaba, prefería que fuera él.

Jung Hoseok sólo era una distracción para canalizar su odio por el mundo, esa contradicción dolorosa. Y Taehyung quería que fuera el único que lo odiase tanto como él lo hacía, como él quería hacerlo.

Él quería ser como Hoseok. Fuerte y sin ninguna preocupación, pero era débil y la angustia lo aquejaba. Taehyung pensaba que no se merecía a un chico así, ni siquiera una mirada, pero él lo deseaba tanto. Y no quería.

Cada vez era más difícil controlar el temblor que le daba despertarse todos los días.


...



- Taehyung-sii, ¿Pasa algo? -le preguntó Jeon Jungkook, uno de sus amigos y el hijo de la directora de la academia con el que, tiempo atrás, había mantenido una relación carnal pero que ahora era como de hermandad, mientras él quitaba la vista de la ventana.

<< Jung Hoseok está mojándose allá fuera. ¿Acaso no se baña que siempre en días de lluvia se deja empapar? >> pensó, volviendo a mirar de soslayo la figura borrosa de Jung Hoseok caminando con tranquilidad bajo la lluvia, como si no estuviera caminando bajo un balde de agua que caía del cielo. Se veía como un cachorro abandonado.

- No, no pasa nada, ¿Por qué? -dijo evasivo.

- Estás serio.

- Siempre estoy serio.

- Sí, y Jin hyung odia comer -replico sarcástico, rodando los ojos-. ¿Qué te traes?

- Kookie, me duele el estómago -hizo una mueca, con voz quebradiza-, voy al baño.

Y no era mentira, salió de la sala y corrió hasta los baños cuando llegó al primer cubículo y vómito todo el cereal de la mañana combinado con el jugo de naranja. Se sentía vacío y quería llorar.

Recordó las palabras que le había dicho su abuela dos meses antes y que aún seguían claras en su memoria.

<< Mi Taehyungie, yo no voy a estar contigo toda la vida. Va a llegar un momento en el que me iré y será pronto. Pero estaré en tu corazón y me sentirás cada vez que cantes... No tengas miedo y nunca odies, odiar sólo trae desdichas. Ama con todo tu corazón aunque te lastimen, siempre, siempre valdrá la pena. >>

Taehyung ya se sentía lo suficientemente lastimado.

Y odiaba porque era mil veces más fácil, odiaba porque ya no era capaz de despertar nada más en él.

Y sólo sonreía porque su abuela se lo pedía y porque creía que si lo hacía, su sonrisa se volvería verdadera. Pero los días pasaban tan rápidos y él no quería eso.

Se terminó sentando en el piso del baño, apoyándose en la taza del inodoro. Se sentía mareado y las lágrimas empezaban a empañarle la visión. Sintió una vibración en su bolsillo y sacó su celular, al instante la imagen de un pastel de arroz se mostró en la pantalla.


Llamada entrante.

Jiminnie.


- ¿Jiminnie? -dijo Taehyung luego de aclarar su voz y contestar.

- ¿Tae tae? -escuchó la voz de Jimin, se escuchaba contento y Taehyung se alegró.

- ¿Qué tal?

- ¿Sucede algo? -preguntó Jimin preocupado- Te escucho raro.

Taehyung respiró hondamente, tratando de tranquilizarse.

- No pasa nada, es que algo me cayó mal al estómago y acabo de vomitarlo todo, incluso mis tripas.

- Iugh, que asco. ¿Ahora estás sentado en el piso del baño, no?

Taehyung miró la pantalla en su celular con asombro.

- ¿Cómo lo sabes? -dijo, volviéndoselo a poner en su oreja.

- Es típico de ti echarte en cualquier parte. -se rió Jimin.

- Para mí que tú trasero te hace tener poderes psíquicos.

- Deja mi trasero en paz -se quejó y Taehyung se rió.

- ¿Y a qué se debe tu llamada? No me digas que me extrañaste, aigoo, nuestro Jiminnie tan tierno.

- Pues para tu información, mi querido amigo Taehyung -le escuchó aclararse la garganta para luego gritar en su oído tras el aurícular- ¡Voy a irme a Seúl la próxima semana!

Taehyung se sentó más derecho, sin poder creérselo, ¡su mejor amigo vendría a Seúl! Ya no se sentiría tan solo.

- ¡Me estás jodiendo! -exclamó.

- ¡Que no, idiota! -se rió Jimin- ¡Así que tienes que alojarme en tu casa!

Taehyung abrió la boca, queriendo decir sí, pero no pudiendo hacerlo. Se quedó callado sin saber que decir. Las cosas no eran tan simples por más que quisiera pensar lo contrario.

- ¿Tae tae? -le llamó Jimin-, ¿Sigues allí?

Taehyung apoyó su cabeza encima de su brazo apoyándose en la taza del baño, todo su ánimo había decaído más allá del piso. Sin darse cuenta ya se encontraba llorando.

- ¿Qué sucede?, ¿Tae tae?, ¿Estás llorando?, ¡Oye, oye!

- Lo siento -sollozó-, es que...

Después de un profundo silencio, oyó la voz acongojada de Jimin.

- ¿Es por tu abuela?

Taehyung apretó los labios y asintió aunque Jimin no podía verlo, sólo emitió un gruñido bastante parecido a una afirmación.

- Lo entiendo, Tae, sólo no te sientas mal, ¿sí? -lo consoló Jimin- Tengo al amigo de mi hermano que vive allá, así que no te preocupes... No llores.

- No... no estoy... llorando... -decía mientras se limpiaba la nariz con la manga de su sudadera.

- Mi trasero telepático dice que si lo estás haciendo. ¡Párate de ahí y vete a lavar la cara!, ¡Todo estará bien!

Taehyung se rió débilmente y se levantó, aún con las nauseas pero sintiéndose mucho mejor. Abrió la puerta del baño y cuando salió se encontró con un Jung Hoseok empapado, apoyándose en el lavamanos y fumándose un cigarrillo.

Lo miraba serio detrás de su flequillo mojado, con su mano tiró todo su flequillo hacia atrás dejando ver su frente al descubierto. Aplastó su cigarrillo en el lavamanos y se dio la vuelta hacia el espejo. Taehyung abrió los ojos totalmente sorprendido y casi se le cae el celular de la mano.

- ¿Tae?, ¿Que pasó? -oyó que decía Jimin-, ¿Vomitaste tus intestinos otra vez?

- No, no es eso. -dijo en un susurro con la voz temblorosa, mirando de reojo a Hoseok, que se estaba quitando su chaqueta de cuero- Te llamo después, Jiminnie.

- ¿Qué? Pero quiero seguir hablando, ¿Qué pasa? Te escuchas raro, ¿Estás con alguien?

- Dije que te llamaré después -musito Taehyung entre dientes.

- Ah, estás follando con alguien, chico sucio -Jimin se rió y Taehyung enrojeció hasta las orejas, sin poder evitar reírse nervioso.

- ¡Luego habla...!

Taehyung volvió a mirar a Hoseok de reojo, pero se quedó inmediatamente petrificado cuando le vio quitándose la camiseta mojada y quedando con el torso desnudo.

Desvió la mirada tan nervioso que se sentía sudar y se volvió aclarar la garganta.

- ¡Luego hablamos!

- Ponte condo...

Y colgó, interrumpiendo la voz de Jimin, poniendo su celular en el bolsillo trasero y llevándose la mano a la boca. Tal vez aun le quedaban rastros de vomito.

<< Odias a Hoseok, odias a Hoseok >> se repetía en la mente, casi como un mantra.

Fue hasta el lavamanos más alejado del bailarín y se enjuago la boca con agua, para luego mojarse la cara. Las nauseas se habían vuelto un nerviosismo que roía su estomago.

- Tienes un papel higiénico pegado a tu zapato -le escuchó decir a Hoseok.

Taehyung lo miró con el ceño fruncido. Hoseok ni siquiera lo miraba, sólo estaba pendiente de estrujar su camiseta en el lavamanos de forma tan natural como si lo hiciera todos los días.

- ¿Y a ti qué te importa? -dijo mirándolo con los ojos entrecerrados, inspeccionándolo de abajo hacia arriba. Quería intimidarle, pero viendo la nula reacción de él, lo dudaba mucho.

- En realidad no me importa -dijo encogiéndose de hombros, volviéndose hacía él- Sólo que te ves ridículamente tierno.

Hoseok lo miró a los ojos, seriamente, no como si estuviera bromeando y Taehyung casi le da un paro cardíaco. Enrojeció y frunció más aun el ceño, desvió todo el rostro y salió del baño, aun con el papel higiénico pegado al zapato.

Se encontró en el pasillo a Jungkook, quien lo estaba esperando con una ceja levantada.

- Hyung, tienes un papel higiénico pegado a tu zapato.

- Tú cállate.

Y siguió caminando, tratando de quitarse el papel higiénico en un vago intento donde casi se cae, mandando todo a la mierda. Tal vez limpiaría esa mierda con el maldito papel higiénico.

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