Capítulo Único

Disclaimer: los personajes de esta historia pertenecen a Masashi Kishimoto. Obra inspirada a fin de entretener y sin fines lucrativos.

"....." pensamientos
-.....- diálogos
●●●● cambio de escena

"No quiero que camines a mi lado.
Quiero que bailes conmigo para siempre"

- Liz Cielo.

Después de oler el líquido contenido en su copa, la llevó a sus labios degustando el amargo líquido que no tardó en deslizarse por su garganta. Hizo una mueca, jamás se acostumbraría al sabor de la champaña, pero era lo que necesitaba justo en aquel momento para apaciguar un poco su nerviosismo. Miró alrededor repasando las caras familiares, pero que resultaban distantes en comparación a hace algunos años. 

Todo el salón estaba finamente decorado, finas telas en las mesas y lámparas de araña colgando desde el techo, reflejando con sus cristales el brillo de las luces. Era demasiado para una simple reunión de exalumnos, y si le permitían ser sincera, prefería estar en cualquier otro lugar que no fuera ese.

Sus años de secundaria no habían sido los mejores. Hinata fue la típica estudiante insegura y retraída a la que todos consideraban un bicho raro. No hizo muchos amigos, nadie quería estar a su alrededor de forma sincera, sólo unos cuantos los cuales no estaban allí esa noche. No sabía porqué había accedido a venir, pero se arrepentía totalmente.

Recorrió el lugar una vez más, con la esperanza de verle. Aquel amor de adolescencia no correspondido, aquel primer amor que no había podido olvidar a pesar de las humillaciones. Porque sí, se había enamorado tontamente del chico popular, el que volvía locas a todas con tan sólo una mirada y por el que todas estaban dispuestas a eliminar la competencia. Todas menos ella, que se dedicó la mayor parte del tiempo a verlo desde lejos.

Eso hasta que había tomado el valor de decirle lo que sentía, el mayor de sus errores. No sólo no recibió respuesta, sino que también había sido atacada por un grupo de fanáticas dementes durante todo lo que restó de la preparatoria. Suspiró con nostalgia, había sido una época dura pero que dejó en ella grandes enseñanzas. 

¿De verdad eres tú? 

No lo puedo creer, qué cambiada estás, Hinata 

Imprimió en sus labios la más falsa de las sonrisas y se dispuso a charlar un poco con los no deseados visitantes que se habían acercado al rincón donde trataba de pasar desapercibida. Era agotador fingir que estaba a gusto cuando era todo lo contrario, pero lo aguantaría, todo por el favor que le prometió a su antigua maestra.

"Luego del brindis, me iré a casa" pensó optimista, pero no contó con aquella propuesta de quién menos esperó.

¿Me concedes este baile? 

Allí estaba él, cabello rubio, ojos azules y una encantadora sonrisa. Se veía bien, quizá demasiado. Ataviado en un esmoquin blanco, Naruto se acercó a ella, seguro y decidido para bailar la siguiente pieza musical.

Vio su mano extendida en su dirección y dudó por un momento antes de tomarla. Asintió y se dejó guiar hasta la pista de baile que estaba a las afueras del salón, justo en el patio rodeado de flores y con una fuente iluminada. Sin decir una palabra, empezaron a mover sus cuerpos al compás de la canción que apenas comenzaba.

A medida que prosiguieron los acordes, Hinata que estaba distraída observando las estrellas en el cielo, reconoció la pieza al instante. Sorprendida hizo contacto visual con el rubio por primera vez, estaba anonadada y desconcertada. Aquella era la melodía que sonaba cuando había intentado confesar sus sentimientos.

Le inquirió con la mirada, quería saber por qué la había arrastrado allí para bailar justo esa canción. Sin embargo, él sólo se limitó a sonreír de forma deslumbrante mientras afianzaba su abrazo y la acercaba a su cuerpo.

Uno, dos tres...

Uno, dos, tres...

Dejaban que la música los guiara, parecía que el tiempo se había detenido y sólo estaban ellos dos, sin nadie más alrededor. Para el rubio la situación era de irreal, se encontraba con la mujer de sus sueños entre sus brazos, había añorado estar con ella pero cada vez que se acercaba lo evadía. Aunque no esta noche, y esperaba muy dentro de él que fuera el primer paso hacia una historias juntos.

Sin dejar de dar vueltas en la pista, se fijó en lo mucho que había cambiado desde su tiempo en la academia. Llevaba un elegante recogido, que dejaba a la vista su blanco y terso cuello adornado por una delicada gargantilla. Su vestido aunque ceñido no llegaba a ser vulgar, al contrario, realzaba su figura justo lo necesario. Estaba hipnotizado, su belleza y el momento hacían mella en él como nunca antes. Ella era una en un millón, más probable era que le cayera un rayo encima a encontrar a otra como ella, y no quería dejarla ir como en el pasado. Sabía que no se sentiría igual con nadie más, pues era especial, su piel y corazón eran testigos.

Quería que le prometiera en ese momento que estaría a su lado, que no olvidaría aquella noche. Que seguirían bailando al son de sus canciones favoritas, aquellas que llegaban al alma y desnudaban sentimientos ocultos. Que con cada paso que dieran serían mejores, iniciando desde ese justo momento. El tomaría la iniciativa, y enmendaría todos sus errores pasados.

Quería...

Quería...

Cuantas cosas quería hacer, y sólo junto a ella. No tendría que tener miedo a caer porque él estaría a su lado, listo para atraparla. Y si aún sus fuerzas no eran suficientes y los dos terminaban en el suelo, él se encargaría de que se levantaran juntos. Rendirse no sería una opción en su camino, pasara lo que pasara.

"Pero... ¿Hinata pensaría igual?" se preguntó de pronto, al ver sus ojos apagados y sin brillo.

¿Hinata? — preguntó con cautela cuando ésta detuvo su andar.

Fue un placer bailar con usted — tomó el dobladillo de su vestido y reverenció antes de encaminarse a su mesa.

La canción se había terminado, pero él no lo había notado. Estiró su mano y alcanzó a rodear su muñeca, seguido tiró de ella y se apartó hasta el lugar más alejado del jardín, lejos de los ojos curiosos.

En todo el camino la peliazul no supo qué sentir. Si bien había estado nerviosa al reencontrarse con él, comprendió que eran sentimientos estúpidos al sentir su mano. Cuando sus cuerpos se movieron a un mismo ritmo no sintió nada, ni añoranza, ni emoción. Sólo se sentía timada y confundida. ¿Qué quería lograr él después de todo? ¿Cuáles eran sus intenciones?, eran preguntas que atormentaron su cabeza durante cuatro minutos completos.

¿Podríamos hablar? — cuando paró su andar, se giró hacia ella — ¿Hablar de nosotros? 

¿Nosotros? — repitió casi como una autómata. Para ella no había un nosotros, no tenía nada que ver con él.

Si, se que gustaste de mí todo el tiempo — pasó sus manos por su cabello, nervioso — Y, resulta que también a mi me gustabas Hinata, pero luego de eso... no me diste oportunidad de acercarme 

No sabía cómo reaccionar. Si hubiera escuchado esas palabras cuatro años atrás, estaba segura que se lanzaría a sus brazos cual inocente paloma sin dudarlo. Pero el tiempo había pasado, y ella ya no era aquella niña ilusionada, de los sentimientos por el sólo quedaban recuerdos, recuerdos de ese primer amor que nunca se olvidan pero que no son indispensables.

Quisiera que nos dieramos una oportunidad — la tomó de las manos — Quiero estar contigo, bailar por siempre juntos —

Me halagas — lo vio esbozar una sonrisa, misma que borró cuando ella deshizo su agarre — Pero mi corazón y mi baile pertenecen a alguien más — alzó su mano derecha, donde reposaba un delicado y sencillo anillo.

"¿E-Está casada?" se preguntó aterrado, no podía creer que esto estuviera sucediéndole a él.

Antes de que pudiera agregar nada más, llegó hasta ellos un chico alto y castaño. Después de saludar de forma cortés, agarró a la ojiperla de la cintura y la besó ante sus ojos, haciendo añicos las ilusiones que habían crecido en él minutos atrás.

Disculpa la tardanza cariño — le escuchó decir — Si quieres podemos estar un rato más aquí o irnos a casa 

Ir a casa suena bien para mí 

"A casa..." pensó acojonado.

Despidámonos de todos entonces — rodeó su cintura y se colocó a un costado, fijando su vista en el rubio.

Me alegró volver a verle — la peliazul posó su mano sobre el pecho de su marido — Ahora si nos disculpa, mi esposo y yo debemos irnos —

S-Sí, igualmente — respondió, pero se sentía lejano, como si estuviera ajeno a aquella escena.

Los vio alejarse y un sentimiento de impotencia se instaló en su pecho. Deseaba ser él quien riera junto a ella, quien rodeara su cintura, quien besara sus labios, quien la guiara a casa... pero no podía, pues alguien más ya desempeñaba ese rol en su vida.

Y recién ahí entendió, mientras veía sus ojos brillar con amor hacia aquel joven, que los sentimientos y el baile tenían una cosa en común.... no se quedaban estáticos para siempre y, como todo en la vida, podían cambiar.

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Para este One-shot me inspiré en la canción de High School Musical - Can i have this dance?, esa que Troy y Gabriela cantan. Más el gif que es dejo en el cap.

Espero les guste, a pesar de ser tan corto :v
Eaton fuera (✿◠‿◠)

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