XVI
Capítulo 16: ¿Me gusta...? (Quizás) Parte 3.
I said I don't want love
But you just won't give up
Don't want to waste my time
On a feeling, but you're not listening
Show me what you're made of 'cause I'm squaring up
You may be fighting dirty but I'm not giving up
I know that you want to break my heart of stone
Squaring Up - Sir Chloe
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—¿Estás nervioso por mañana? — Al otro lado de la llamada, la voz de Milo Scorpio le hizo cosquillas en el oído.
—No. — Contestó, recostado en su cama y mirando al techo con indiferencia. Sostenía su celular con la mano derecha.
—Mhm, pues yo si lo estoy.
—¿Tú? — Camus ironizó.
—Sí... bueno, no mucho. ¿Un poco? Quizás.— Río suave.
—No tienes razones. — Frunció el ceño, aunque Milo no pudiera verle.
—Oh, créeme que las tengo. — Dijo, con tono misterio.
—Actúas bien. — Fue todo lo que respondió Camus, delineando las líneas del techo con la vista mientras hablaba con Milo.
Él no tenía por qué preocuparse.
——Aún así, estoy en todo mi derecho a estar nervioso por la obra. — Pausó. — Y tú también.
—No lo estoy.
—Llevas estresado toda la semana.
—Eso es porque realmente odio esto a lo que me arrastraron. — Recriminó fríamente.
—¿Sabes? Podrías habérselo dejado a Aioria o Afrodita... yo sé que te presionaron y todo, pero, no creo que realmente se hubiesen arriesgado a reprobar...
Por un momento, imaginó a Leo o a Pisces en el papel de Julián. Intentó hacerlo.
¿Milo les miraría con esa mirada intensa que tenía, interpretando a Romeo? ¿Les tomaría la mano, aunque estuviese fuera del guión? ¿Tendría esa expresión tortuosa, como si fuese capaz de matar por ellos...? Obvio que si, después de todo, estaba interpretando el papel de Romeo. Tenía que hacerlo.
Frunció el ceño ante la idea. No le terminaba de agradar. No encajaba.
—Ya es un poco tarde para eso. — Fue lo que contestó.
Razón no le faltaba. Mañana tendrían que presentar el fragmento de la obra frente a la clase.
Habían tenido que ensayar las escenas muchas veces, para pesar de Camus.
Sentía que había arrojado toda su dignidad y orgullo en el proceso. Le había resultado humillante; no quería ni imaginar como sería tener que interpretar... eso, frente a la clase.
Pero era demasiado tarde.
—Y también es tarde ahora, tienes que irte a dormir, usualmente ya estás durmiendo a esta hora — Dijo Milo. —Mañana toca la peor tortura de tu vida, será mejor que te acuestes. — Río.
—Mhm.
—Buenas noches, Camus.
—Mhm.
Al otro lado de la línea, se escuchó como Milo pausó y tomó aire.
—... Te quiero, descansa. — Fue lo que dijo.
La frase le hizo cosquillas a Camus desde el oído al resto de la piel.
—... — Por un segundo, se quedó totalmente en blanco. — ... Adiós.
Y Camus simplemente cortó.
Se quedó mirando el techo, aún sosteniendo el celular boca abajo sobre su pecho.
Dos palabras, ocho letras.
Te quiero, había dicho.
¿Te quiero?
Si, había dicho te quiero.
... ¿Por qué le estaba dando tantas vueltas, maldita sea? Solo había sido una más de las muchas estupideces que decía Milo Scorpio sin pensar.
Su teléfono vibró sobre su piel y lo levantó. Era un mensaje de él.
[Tienes 1 mensaje nuevo]
Milo.
ME CORTASTE :(
POR QUÉ ERES ASÍ
QUIEN TE HIZO TANTO DAÑO CAMUS AQUARIUS
...
voy asumir que esta es tu forma de decir que también me quieres
sí
bnas noches<3
descansaaa
Sonrió muy levemente al ver los mensajes. Milo y sus idioteces, como era usual. Seguía siendo un tonto consumado. No pudo evitar sonreír sutil, sin querer.
Cuando se dio cuenta de que estaba sonriendo lanzó el celular lejos de él, como si fuese una bomba a punto de explotar. Maldijo todo, sobre todo a él mismo, y le frunció el ceño al techo.
...
Llegaba un momento en donde, tenía que replantearse y pensar ciertas cosas. Dejar de evadir.
En ese momento, se obligó a enfrentar la pregunta obvia que había tratado de ignorar durante demasiados días.
¿Qué le estaba pasando con Milo Scorpio?
Sí. Había tratado de ignorar todas las señales y hacerse el ciego. Pero llegó un punto en donde no podía seguir haciéndolo. No podía seguir cerrando su cabeza cuando tenía alarmas tan fuertes perturbando su vida.
Camus Aquarius era experto en evadir, alejar, ignorar, y sobre todo, reprimir emociones, para que estas no afectaran su vida. Pero no era tonto, ni ingenuo.
Tenía una noción de lo que estaba pasando.
Y no le gustaba.
Más bien, le aterraba.
Por eso había tratado de ignorar la voz de su subconsciente que le había tratado de decir claramente que sucedía. Porque no quería saber. No quería racionalizar todo aquello, porque la respuesta sería catastrófica para su vida.
Pero ya no podía más.
Tenía que empezar a afrontarlo.
No era tonto. La forma en que su piel hormigueaba cada que Milo lo rozaba, su imagen en su cabeza constantemente, persiguiéndolo; lo mucho que lo desarmaba su sonrisa, y la forma en que su corazón se descontrolaba sin esperarlo...
Jamás le había pasado antes con nadie, pero, no quitaba que lo supiera.
Cabía una pequeña posibilidad de que le gustase Milo Scorpio.
Gustar. Gustar de gustar. De... gustar. Si, no había otra forma de gustar. Gustar de forma ...¿romántica?
Tuvo que tomar aire. Inhaló profundamente, ante aquella posibilidad. Tan profundamente que se mareó. Se obligó a no perder la cabeza.
¡Gustarle Milo Scorpio! ¡Ese gustar!
¡¡!!
Calma Camus, calma...
¿No era realmente posible, cierto? ¿Era algo absurdo, no?
Camus Aquarius había vivido toda su vida de forma más bien solitaria, por propia elección. Para él, las emociones eran algo secundario sobre la férrea lógica, y los sentimentalismos eran algo estorboso, según él. Tenía toda su vida planeada según sus propios ideales, donde los sentimientos no controlaban nada, y la realizaba sin mayor inconveniente gracias a ello.
Y el amor no estaba dentro de sus planes, ni mucho menos.
La atracción sexual no le era ajena, por mucho que no pensara demasiado en ella y la reprimiera como todo el resto de cosas. Pero no le era ajena. Había sentido atracción sexual antes. Pero aquello era distinto. ¿Atracción romántica...?
El romance siempre le había parecido innecesario. Inútil. Un estorbo. Pérdida de tiempo, y demás adjetivos negativos. No lo necesitaba, y lo había comprobado porque jamás le había llegado a gustar alguien. La realización de su vida ideal incluía una política de cero amor ni esas idioteces.
Pero...
¡Aquello se sentía justo como el resto describía el gustar de alguien! ¡No podía ser más genérico! ¡Parecía incluso descripción de libro!
Quizás había dejado a Milo entrar demasiado en su vida... Quizás, había bajado demasiado sus barreras... Quizás... Quizás...
¡Todo era culpa de Milo Scorpio y su maldita sonrisa!
Oficialmente, había enloquecido. Ahora estaba sopesando la idea, la posibilidad, de que Milo le gustase. Gustar de gustar. Gustar de besarse, salir y tomarse de las manos.
Si alguien le dijese a su yo del pasado eso, no le hubiese creído.
Jamás había dejado que alguien se le acercara, pero dejó a Milo hacerlo.
Jamás hablaba más de lo estrictamente necesario, pero con Milo sentía la necesidad de responder. Y hablar.
Jamás cedió en cosas como salir con alguien, pero por Milo lo hizo.
Jamás había extrañado a nadie, pero se había pillado a sí mismo esperando un mensaje de Milo.
Siempre le negaba todo a todos, pero al final, a Milo nunca le podía negar nada.
El mismo tenía que admitir que algo especial le sucedía con él. Algo que con el resto no. Que Milo Scorpio era especial en su vida.
Aunque claro, aquellas cosas podían ser de un simple sentimiento de amistad, ¿no?
Pero luego estaba lo otro.
La forma en que su pulso saltaba cada que Milo decía algo como "te extraño". El calor que sentía en cada célula cada que Milo lo tocaba levemente, como cosquilleaba su piel. La forma en que su sonrisa vivía apostada en su cabeza.
Pero sobre todo, aquella agria y pesada sensación que había sentido el otro día. Hacia Shoko y Milo. Esa sensación de desagrado casi incontenible, como si se escapase de su control.
¿Celos?
¿Eso era? ¿Así se sentían?
No podía ser, ¿cierto?
Camus se estaba replanteando toda su vida en ese momento. Se dio la vuelta en su cama y plantó la cara en la almohada, gruñendo con frustración.
De alguna forma entendía y no entendía lo que estaba pasando. O más bien, no quería entenderlo. No le convenía entenderlo, a su parecer.
¿Y si le gustaba Milo? ¿Qué seguía? ¿Querer una relación con él? ¿Salir? ¿Querer ser su novio?
¡¡Eso era demasiada información que procesar!!
¿Tener novio? ¿Una relación...? Aquello era... eso no estaba dentro de sus planes... ni era algo que hubiese planteado en su vida... Es más, estaba seguro que aquello calificaba como un sentimentalismo innecesario, aquello que simplemente había descartado.
Estaba seguro de haber dicho una vez que tener una relación amorosa era un estorbo.
Aunque claro... si se trataba de Milo, no sería tan malo... Podía conseguir imaginárselo... Y no sería tan terrible, porque claro, era Milo, y...
Espera, ¿¡En qué estaba pensando!?
¡En primer lugar, no tenía idea idea de si Milo le gustaba o no! ¡Era solo una pequeña posibilidad!
Sí. Solo era un quizás. Quizás. Una posibilidad muy pequeña, que tenía que plantearse para ponerse en cualquier caso.
Sí.
Pero aún así, Camus casi no pudo dormir pensando en el "quizás" y en el "qué pasaría sí".
No podemos culparlo; después de todo, había mucho que procesar en todo aquello para alguien tan cerrado y frío como Camus.
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N/A:
AMIGO DATE CUENTA DALEEEEEEEEE
(Actualización 3/4)
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