XI

Capítulo 11: ...¿Te pidió una cita?


•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•


Camus quería golpearse la cabeza múltiples veces contra la pared, hasta resetearse y volver a ser él mismo. O al menos, noquearse. Cualquiera le servía a ese punto. Cualquiera.

Y es que, aquellos últimos días que habían pasado, tenía un problema. Y ese problema, como era de esperarse, comenzaba y terminaba en Milo Scorpio.

Pero, sorprendentemente, Scorpio esta vez no había hecho nada. No. El problema, esta vez, era el mismo Camus.

Aquarius tenía enormes ganas de apuñalarse a sí mismo el cerebro con un lápiz en ese mismo momento.

¿El problema? El problema, el problema...El problema era que, se había descuidado demasiado, y quizás había sido demasiado permisivo, dejando entrar a Milo en su rutinaria vida, en lo que parecía ser algo irreversible.

Porque, últimamente, Milo estaba hasta en su sopa. 

Durante las clases, Milo estaba sentado a su lado. En los recesos, Milo también estaba con él. En los almuerzos, para qué decir. ¡Incluso después de clase, Milo se había ofrecido a acompañarlo a casa algunas veces! ¡Y él había aceptado!

Y eso, no era ni de cerca la parte más terrible del asunto.

Lo más terrible era que, incluso su vida fuera del instituto parecía haber sido llenada por Milo también.

Era solo cosa de ver los chats del celular de Camus para notarlo. Porque ahí, lejos, el chat más notable era el que tenía con Milo. Y su chat más recurrente también.

Camus, no solía siquiera usar mucho su celular, y solía responder a cualquier mensaje de quien fuera con un "Ok", o simplemente les clavaba el visto a todos sin discriminar. Pero de alguna forma se había visto distraído por Milo, y si hacía un recuento de su propio historial de mensajes, lejos el chat donde había más mensajes suyos, era el de Scorpio. Era casi espeluznante.

De hecho, se había acostumbrado tanto a hablar con Milo por mensaje que su consumo de su celular había subido, y, sin querer, se había aprendido por memoria las horas a las que Milo le escribía, como quien se acostumbra a que a cierta hora un pajarito se ponga a trinar, y se extrañaba las veces en las que el pajarito se retrasaba en su hora habitual.

¡Qué clase de broma era esa! Una de muy mal gusto, por cierto. Camus no podía creérselo...

Mierda. Mierda. Doble mierda. ¿¡En que momento había pasado eso!?

No, y esperen, eso no era lo peor. Lo peor era que, por ejemplo, la semana anterior se había quedado dormido encima de su hombro. Lo peor era que, a veces cuando Milo no le escribía, miraba su celular como si le hiciese falta algo. Lo peor era que un día Milo se había cambiado la foto de perfil, y Camus se había capturado a sí mismo dándole un mejor vistazo a su foto nueva.

Lo peor era que, a veces, cuando estaba haciendo X cosa, se pillaba a si mismo sin querer pensando en Milo y preguntandose cosas como "¿Qué estará haciendo ese idiota?"

Seriamente...¿En qué momento había pasado eso? ¿En qué momento el mundo parecía haberse llenado de Milo, Milo, Milo? ¡Era como una especie de pesadilla surrealista! ¿En qué momento había dejado, él, Camus Aquarius, que algo así pasara...?

Milo. Milo. Milo. ¡Todo el rato! ¡En cada lado! ¡Incluso en su propia mente, y eso que se supone que esa estaba bajo su control!

Nuevamente, Camus Aquarius quería apuñalarse, golpearse, o tirarse de algún lado. A ver si así volvía a la normalidad todo. Aquello era un sufrimiento puro para alguien como él.

Se sentía como una invasión, una invasión en la que él tenía toda la culpa, porque había bajado su guardia y dejado que eso pasara.

Y le aterraba lo que significaba todo eso. No quería saber. Prefería evadirlo.

Huir era más fácil. Si Camus ignoraba todo eso, ignoraba e ignoraba, no tendría que llegar a la verdad del asunto, y aquella...¿cosa? Desaparecería, ¿no?

Porque Camus realmente desconocía (o quería desconocer) lo que le estaba pasando. Pero era terrible, infinitamente terrible.

Milo de verdad parecía estar en todos lados, aunque ni siquiera estuviera presente. Apostaba que lo hacía a propósito... su único propósito de vida parecía ser hacerle sufrir...

Bien, Camus tenía que calmarse. Y volver a la normalidad. Si se centraba, todo volvería a la normalidad con su vida. Sí. Aquel era el plan.

—Bien, entonces el festival cultural está listo. — Analizó Saga mirando con atención la pizarra que había dibujado, con cierta satisfacción en su postura. —Ahora solo queda ir a hablar a las clases para convencerles de que participen. Generalmente nunca logramos mucha asistencia... creo que deberíamos hacer un esfuerzo mayor esta vez para convencerles y motivarlos a participar.

Estaban en otra reunión del consejo. Estas parecían haber aumentado últimamente.

Camus negó con la cabeza, antes de expresar con frialdad —Nuestro deber es organizarlo. Que asistan o no, no es nuestro problema.

Aquarius por sí mismo ni siquiera vendría de no ser porque lo obligaban a estar presente ese día. Después de todo, ¿A quién se le ocurría hacer una semana de actividades y cosas innecesarias en la última semana antes de vacaciones? Era obvio, que la mayoría de estudiantes preferirían quedarse en casa. Era como una semana de vacaciones gratis.

Convencerlos de venir era imposible. Y a Camus también le parecía una pérdida de tiempo.

—Camus...no creo que te guste organizar todo esto para que no venga nadie, ¿o sí? — Saga arqueó una ceja.

Aquarius se encogió de hombros. No le importaba demasiado. Él solo cumplía.

Saga suspiró ante su respuesta. Aquarius siempre era de esa forma... ya era costumbre. O era inflexiblemente objetivo o simplemente, estaba de malhumor. Era difícil saber cuando era cual.

—Bueno, Saga, dudo que nosotros seamos los ideales para convencer al resto a que venga — Shura dijo. Estaba estirado en la silla en posición relajada con su cara de póker. Solo le faltaba poner los pies encima de la mesa.

Gemini los miró a ambos con expresión ilegible. No se sabía si estaba decepcionado o acostumbrado a ello. Y es que, Camus y Shura eran increíbles como compañeros de equipo, por eso los había elegido para el centro estudiantil...Pero la verdad era que, la única forma de obtener su compromiso y eficacia, era cuando eran cosas obligatorias, responsabilidades que sí o sí les correspondían. Cuando se trataba de cosas extra, asuntos que no necesariamente les correspondían, pero que Saga sabía que podían aportar algo de espíritu, ellos simplemente se lavaban las manos.

Y eso se debía a que principalmente, entre los tres, Gemini era el único con un interés real en el puesto del consejo estudiantil. Es decir, le gustaba realmente, eso era, y siempre parecía querer hacer cosas. En cambio, para Shura y Camus eran una responsabilidad más y ya. Un extra que habían aceptado.

—De igual manera, tenemos que ir a hablar a las clases mañana y darles la información — Dijo Saga, marcando el asunto en la pizarra. Eso era obligatorio. La palabra mágica.

Camus asintió en silencio, y Shura pareció resignarse sin decir nada.

—Aunque quizás tienes razón, no somos los más indicados — Dijo, mirandolos con atención.

A Saga realmente le importaba que asistiera la mayor cantidad de gente posible. Y si lo pensaba, entre los tres, no eran muy motivadores para ello. Es más, probablemente lograran el efecto contrario al ir a hablar con el resto de alumnos.

Camus los miraría mal, escupiría un par de palabras cortas con la información estúpidamente resumida, no respondería preguntas y se iría.

Shura sería un poco más extenso al hablar, pero su falta de ánimo y presencia era muy notorio. Era capaz de decirles directamente, que no vinieran si no querían. Lo cual lo arruinaba por completo.

Quizás... alguien más sería más útil aquella vez. Había descubierto que en asuntos sociales, y de tratar con gente, esos dos eran bastante... Bueno... ¿parecidos?, por decirlo de forma amable...

Más bien eran nefastos.

—Creo que no sirve organizar algo para absolutamente nada. — Dijo, con obvia indirecta para Camus, quién ni se inmutó. —Y si bien, no está en nuestro control cuánta gente decide asistir o no, creo que sí podemos hacer algo más para convencerlos. Digo, para que no hayamos hecho esto en vano.

—¿Y cómo quieres hacer eso?

—Quizás pedirle ayuda a alguien más para que nos acompañe a hablar con los alumnos. — Dijo. — Alguien que sea mejor hablando con la gente.

Shura arqueó una ceja. —¿Y quién?

Saga pareció pensar un segundo antes de contestar. —Alguien que sea bueno con las palabras y se lleve con todos. Si es alguien popular, es mejor, ayudaría a motivar a la gente más rápido...

"Milo". Pensó en automático Camus, de forma distraída. Su nombre se iluminó en su mente como prender una ampolleta.

Luego se recriminó de inmediato haber pensado en él, otra vez. Había perdido la cuenta esa semana.

—Eso es fácil. Milo Scorpio. Listo. — Dijo rápidamente Shura, cortando a Saga y haciendo que Camus le mirara de golpe por nombrarlo.

Ahí. El único lugar donde Camus sentía que Milo no había llegado.

Oficialmente, Camus iba a explotar...

¿Como es que su nombre lo había perseguido hasta con ellos...?

—¿Scorpio? — Saga alzó una ceja. No sonaba muy seguro. —¿Por qué él?

—Cumple con todo lo que dijiste. — Se encogió de hombros Shura, tratando de no mirar a Camus, que parecía haberse congelado en su puesto.

Camus estaba seguro de que Shura lo había hecho a propósito...

—Bueno, sí, pero... — Dejó la palabra en el aire. —Estaba pensando quizás en alguien más tranquilo...

En realidad Saga sabía que Scorpio cumplía, a grandes rasgos con lo que necesitaban, pero, no estaba seguro. Milo no era un alumno muy ejemplar... y era popular no por las razones precisamente correctas. Y si bien era algo carismático, la cantidad de historial y rumores que tenía encima le hacían querer descartarlo. Es decir, sí, parecía atraer a la gente, definitivamente serviría; Milo era como un imán de personas, y principalmente por eso, su nombre siempre estaba en la boca de alguien. Pero seriamente... A Saga no le parecía el ejemplo correcto... Era demasiado problemático...

—Yo veo a Scorpio bastante tranquilo — Argumentó Shura.

—Lo han suspendido 3 veces este año. — Saga dijo con el ceño fruncido.

—Y aún no lo han expulsado. — Shura replicó como si ese fuese un argumento totalmente válido.

—¿Has visto su expendiente? — Saga suspiró, haciendo mención a la cantidad de anotaciones negativas que tenía en su ficha.

—Bueno, sí, quizás es un poco problemático. — Shura cedió. — Pero, cumple con lo que quieres. Dudo que alguien atraiga más gente que él. Para bien o para mal, todos lo conocen.

Y es que, Shura tenía razón en ese punto. No era posible que hubiese alguien que capturase más la atención del resto. De por sí, el instituto parecía estar muy atento a lo que hacía o no hacía Milo más que su propia vida.

Pero... a Saga no le gustaba. Es decir, ¿no tenía nada personal con el chico...? Pero la cantidad de rumores que había de él, le hacían dudar bastante, mitad verdades, mitad mentiras e historias

Además, el mismo Milo no se ayudaba a sí mismo a veces con sus acciones

—Aún así, creo que podemos elegir a alguien más. — Cerró los ojos. —Alguien que preferiblemente no busque peleas cada dos por tres y tenga conflictos por todos lados. Recuerda que los cursos más pequeños también participan, y no creo que sea buena influencia...

—Bueno, pero, ¿tú quieres que la gente venga, o no? — Shura esbozó una sonrisa ligera. —Los cursos menores lo adoran. Si él fuese a hablar con ellos, literalmente tendrías una asistencia asegurada de inmediato.

—Justamente porque lo adoran, es peor aún... — Gemini hizo una mueca aprensiva.

—Saga, si sabes que no están adorando al diablo, ¿cierto? — Preguntó con un deje de sarcasmo Shura. Saga lo ignoró olímpicamente. —Ni que hubiese propuesto a tu hermano.

—Scorpio se junta con mi hermano. A este punto, es la misma cosa. — Dijo Saga frunciendo el ceño por la mención de Kanon.

Camus quería decir algo, pero, no estaba seguro de qué. Pero sentía que tenía que decir algo. Como si algo le molestara en el asunto.

—Además, no es una persona responsable. — Terminó por argumentar Saga.

—Ni siquiera le hemos preguntado aún.

—No, pero creo que su historial habla por sí solo.

¿Cuál historial? Se preguntó mentalmente Aquarius. Si, puede que tuviese una responsabilidad un tanto... selectiva. Pero cuando Milo se comprometía con algo, se volvía muy serio y centrado. Lo había visto. Habían estudiado juntos varias veces. Habían hecho ya más de un trabajo juntos. Mantenía su beca con buenas notas, y jamás había fallado en entregar nada importante. Era la clase de persona que prometía algo y lo cumplía. No prometería hacer algo que no fuese a hacer.

Camus estaba callado, aunque sentía la necesidad de hablar. Porque sentía que algo estaba mal con la conversación. De alguna forma sabía que Saga tenía razón pero al mismo tiempo, sentía que estaba equivocado.

Sí, Milo no era ejemplar. Acarreaba problemas por entretención y se metía en desastres por aburrimiento. Eso era verdad. Pero también era verdad que, conociéndolo mejor, era un chico bastante... diferente a lo que Aquarius había esperado. O de lo que se había hecho la idea antes de conocerlo. Y Camus se había dado cuenta de que Milo en realidad, el verdadero Milo, no encajaba con muchas de las cosas que decían de él. Con algunas, sí. Pero muchas otras no. Como si hubiesen dos Milo Scorpio. El que él conocía, y el creado por la gente.

No le parecía justo.

—... Milo es buen chico. — Fue lo que dijo Camus de golpe.

Se había mantenido fuera de la conversación hasta ese momento, sorprendiendo a ambos, e incluso a sí mismo al soltar eso de la nada.

La sala se quedó en silencio unos segundos. Camus se arrepintió de haber hablado sin pensar.

¿Por qué había sentido esa necesidad de defenderlo? Ni siquiera quería que se metiera en los asuntos del centro estudiantil...

—Si Aquarius lo dice es por algo. — Shura aseveró cuando se recuperó de la sorpresa.

—...

Saga dudó. Ese era el verdadero argumento final... Si Camus lo decía, era por algo...

Fuera como fuera, Gemini siempre respetaba enormemente la opinión de Camus; porque solo hablaba cuando estaba seguro de tener la razón en algo, y porque, a la hora de juzgar, nunca fallaba.

—¿Cómo sabes eso?

—Aquarius es su amigo. — Dijo Shura, respondiendo por él.

...

Era definitivo... Camus odiaba a todos y al universo también. Odiaba al mundo completo en ese momento. Pero principalmente odiaba a Shura.

Shura había descubierto recientemente que la única forma de obtener expresiones de parte de Camus era mencionando a Milo, y eso le entretenía enormemente. Le sacaba provecho, vamos. Era curioso lo mucho que podía fruncir el ceño...Espera, ¿Le estaba temblando la punta de la ceja...? Wow...

—¿En serio?

—Sí, lo cual lo hace más fácil. Aquarius puede pedirselo, como un favor. Será mucho más sencillo que acepte él, que cualquier otra persona. — Aseveró Shura, dando el argumento final.

—¿Qué? — Camus, con el ceño fruncido, espetó. —¿Cuando dije que yo iba a hacer eso?

Saga arqueó una ceja, un poco curioso. Era quizás la primera vez que veía a Camus un poco alterado.

—¿No que Milo era un buen chico? — Shura preguntó.

—Sí, pero eso no significa que yo iré a pedirselo. — Secamente contestó.

—Camus, de nosotros tres, al que obviamente va a decirle que sí es a ti.

—¿Y?

—Que es tu responsabilidad como miembro de este consejo.

—No lo es.

—Lo es. Además, seguro que a tu paisaje le hace feliz. — Dijo Shura.

—¿¡!?

...

Saga tenía la percepción de estar perdiéndose de algo...

...

Aquello a Camus le parecía surrealista. Definitivamente una broma terrible. Como si el mundo se hubiese dado vuelta.

En su cabeza, ya había insultado hasta la muerte a Shura, enterrado, desenterrado y vuelto a matar.

No quería pedirle algo a Milo. Que escogieran a otra persona. Se negaba a pedirle algo. Pedirle algo era como finalmente aceptar que tenían esa clase de confianza. 

Mas que nada, era una cuestión de orgullo que se esforzaba por mantener.



•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•



...Terminaron por obligarle a pedírselo, sin opción. Ni peros.

Y ahora, Camus estaba malhumorado.

Justo cuando le parecía que el mundo no podía ser más confuso, lleno de Milo, Milo, Milo, en todos lados, ¡Le aparecía hasta en el centro estudiantil! ¡Y encima tenía que pedirle algo!

Morirse sería una opción. Matar a alguien también. Preferiblemente a Milo, para que dejara de joderle la vida. Lo peor es que era consciente de que él no tenía la culpa, si no más bien su propia cabeza, pero aún así...

Suspiró para calmarse, ya que no era propio de él mostrarse tan alterado ni mucho menos.

Aunque en los últimos días, nada parecía propio de él. Nada.

—Milo. — Dijo, con su rostro serio haciéndole compañía a su voz firme.

Había encontrado a Scorpio en uno de los pasillos, fuera del aula de música. Estaba hablando con una chica, que medía al menos una cabeza menos que él y miraba hacia arriba de forma tímida y cohibida para verle. Parecían estar hablando de algo serio cuando llegó, porque Milo no tenía ninguna expresión en la cara. O más bien, lucía bastante serio, con los brazos cruzados y cara ilegible, con el ceño levemente fruncido. Hasta se veía un poco malhumorado en la expresión.

Pero en cuanto escuchó la voz de Aquarius, se dio la vuelta y sonrió de inmediato, como iluminado.

—¡Camus! — Sus ojos azules le miraron, como si sonrieran también junto a él.

—...Te estaba buscando. — Dijo Aquarius, desviando la mirada hacia la chica un momento con un poco (bastante) de curiosidad. La miró unos segundos de reojo, antes de agregar. —...Pero creo que estás ocupado. Hablamos después.

—No, no. — Milo negó con la cabeza rápidamente —No estoy ocupado, ¿necesitas algo? ¿qué pasó? ¿sucedió algo?

Camus de nuevo alternó la vista entre la chica y Milo. Entre Milo y la chica otra vez. Se imaginaba, más o menos, la situación... y no le parecía que Milo estuviese muy desocupado en ese momento. Sintió una incomodidad repentina.

—No importa, vuelvo luego. — Dijo.

... A Milo le parecía que Camus había malentendido algo.

En verdad solo estaba conversando con la chica porque ambos estaban en el electivo de música, mientras, mataban el tiempo hasta que comenzara el taller. Ni siquiera estaban hablando de algo serio, como pensaba Aquarius.

Si no más bien, Camus desconocía que esa era la expresión natural de Milo cuando hablaba con alguien más que no fuera él.

—Camus, siempre tengo tiempo para ti para lo que sea — Arrugó el entrecejo, haciendo un mohín. —Anda, dime, que pasó.

Camus volvió a alternar la mirada entre la chica y Milo, muy escéptico. Pero la chica empezó a hacer gestos nerviosos con la mano indicando que estaba bien, así que Aquarius suspiró.

—... — Camus desvió la mirada, incómodo y maldiciendo a Shura en su cabeza. —... Tengo que pedirte un favor...

Lo dijo como si lo llevasen al matadero, directo al sacrificio.

—¿Un favor? — Scorpio abrió los ojos con sorpresa.

¿¡Camus pidiéndole algo!?

Aquarius asintió sin mirarlo, con los labios apretados. —Estamos...uh... El centro estudiantil está organizando las actividades de la próxima semana, y bueno, querían pedirte ayuda.

—¿A mí? — Milo alzó una ceja incrédulo. Camus asintió. —Momento, ¿querían? ¿No un, queríamos?

—No. ¿Tengo cara de quererte ahí?

—Ninguna, a decir verdad. — Milo río. Su risa eran como monedas cayendo en una caja de madera. —Pero la esperanza de que me quieras es lo último que se pierde.

La chica miró curiosa la interacción de esos dos. De pronto, se sintió un extra, como si hubiese pasado no a segundo plano, si no a un tercero.

—Te recomiendo perderla... Y un psicólogo, ya que estamos. — Camus contestó.

—No gracias, yo sé que en el fondo me quieres~

Camus hizo una mueca, antes de burlarse —Le tengo más cariño al chicle del piso que a ti. Es hasta menos irritante. Y habla menos.

Milo volvió a reírse, para impresión de la chica que miraba todo, como un fantasma. ¿No acababa de insultarlo? ¿Por qué se reía?

En realidad Milo sabía que Camus solo estaba molestandole a propósito. Nunca iba en serio ni mucho menos. Era ya casi, su dinámica propia, personal, entre ellos dos y nadie más.

—Genial, ahora compito por tu cariño con un chicle.

—¿Era una competencia?

—Por supuesto, es algo muy importante para mí. — Aseveró el heleno — ¡Pero me está ganando una goma de medio euro! Eres muy cruel...

Camus reprimió una sonrisa. Iba a seguir con la burla, pero, decidió que era mejor ir a lo que iba. Se despejó la garganta, centrándose. — Bueno, la cosa es que, te necesitamos para algo bastante sencillo-...

—¿Necesitamos? — Milo sonrió de lado —Ahora si me gusta como suena.

—Milo, concentrate. — Cortó Aquarius, frunciendo el ceño y cruzando de brazos. —Solo tienes que ir a hablar a las aulas, dar la información de las actividades y tratar de convencerlos de que asistan.

Scorpio asintió repetidamente.

—Entiendo...¿Y yo qué gano?

Camus lo miró de forma aguda, y habló con su voz severa.

—Cómo que qué ganas.

— ...¿No esperarás que lo haga gratis, no?

—Por supuesto que sí. — Aquarius le frunció el ceño.

—Camus, nadie va a esos eventos. Están a una semana de las vacaciones, ¿lo sabes, no?

—Lo sé.

—Puedo convencerlos y hablar con ellos, pero, es algo difícil, así que obviamente necesito algo a cambio.

Milo puso su mejor cara de manipulador, y Camus le contestó con el ceño muy fruncido.

...

—Si lo haces, te voy a odiar menos. ¿Te parece? — Camus se cruzó de brazos, mirándolo fijo —Oferta única.

Milo le acercó un poco el rostro, unos centímetros y dijo, bajando la voz un poco —Eso no me sirve de nada, porque sé que no me odias. En el fondo me quieres.

Camus lo miró unos segundos a los ojos, quedándose rígido un momento, antes de reaccionar y colocarle una mano en el hombro y alejarlo un centímetro. Desvió la mirada otra vez, sintiendo que ya no podía mirarlo más.

—Entonces qué es lo que quieres...

Milo pareció pensarlo unos segundos, y cuando volvió a sonreír, Camus supo que no le gustaría la respuesta.

—Tengo dos condiciones... La primera, es que cuando vaya a dar la información me acompañes tú.

Aquarius estrechó la mirada. Pareció dudar unos segundos.

—...Bien. — Aceptó. —¿La segunda?

—Vamos a estar de vacaciones, y no te voy a ver en dos semanas... — Milo bajó las cejas.

—¿Y?

— ¿No me vas a extrañar?

—No.

...

Mintió, levemente, muy levemente. Aunque quería pensar, por su propio bien, que no le extrañaría, la verdad internamente sabía que si lo haría. Un poco. 

Ya saben, la costumbre.

—Bueno, yo sí, yo sí tengo alma. — Milo se quejó. — Mi segunda condición...es que tengamos una cita en vacaciones.

...

......

..........

—¿Cita...? — Camus abrió los ojos muy grande, mirándole extraño, algo impactado. Era la primera vez que Milo veía una expresión como esa en Camus.

—¿¡Cita!? — Sin contenerse, la chica que de alguna forma seguía ahí, repitió también, igual de impactada que Camus.

¿¡En qué momento esa charla se había convertido en algo romántico!? ... Es decir, esos dos, parecían llevarse especialmente bien, y si bien su dinámica era un poco extraña, no pensó que tenían algo...

Pero ahora que lo veía... Como que... Ahora tenía más sentido... Tenían una tensión extraña que no había sabido ponerle nombre... Pero ahora entendía...

Mejor los dejaba solos... Parecía estar interrumpiendo algo... Mejor se iba...

Ni siquiera notaron que se fue. Estaban en su mundo.

—Lo que dije. — Asintió Milo.

Camus se quedó rígido. Pasó del rojo al blanco, del blanco al rojo otra vez, como si su cara no se decidiera entre avergonzarse o sorprenderse, o ambas.

Al final su cara decidió decidirse por la vergüenza, porque se quedó rojo, especialmente la punta de las orejas.

A Milo le dio una sensación particular. Era la primera vez que lo veía sonrojarse de esa forma, y ahora que lo veía, sentía que ya no podía vivir sin eso. Era como un tomate muy lindo en ebullición.

—¿¿De qué demonios estás hablando...?? — Aquarius espetó, con el ceño fruncido y las mejillas encendidas, mirando a Milo por explicaciones.

Usualmente, nunca levantaba la voz. Para la media de las personas, Camus incluso tenía un tono de voz algo bajo; neutro e impertérrito; pero ahora, finalmente la había levantado.

Oh dios, Milo quería abrazarlo. Que lindo. Ahora se sentía mal por asustarlo tanto. Parecía un hámster al borde de un ataque.

—Era broma, era broma, no te mueras, por favor. — Milo se rió, acariciando un poco su cabeza y desordenando su cabello (como siempre), antes de que Camus le pegase un manotazo en respuesta (como siempre.)

—Milo Scorpio...

Camus intentó recuperarse, inhalando y exhalando. Por su paz mental. Pero aún así, miró a Milo de tal forma, que Scorpio sintió escalofríos.

—Era broma lo de la cita. — Milo se rascó la nuca, repentinamente algo asustado — Bueno... parte. En realidad no es una cita, eso era para molestarte. Es solo una salida de amigos, en vacaciones, esa es mi condición.

Milo desvió la mirada, de pronto cohibido. No podía decirle, claro está, cuanto deseaba que fuera una cita y no solo eso.

—...

—...

—... Te juro que eres insoportable. — Dijo Camus, aún un poco rojo por lo anterior, tratando de recuperar la calma. —Estúpido, imbécil, fastidioso e insoportable...Seriamente, ¿cual es tu problema?

Mi problema es que me gustas.

—Hace mucho tiempo que no me tratabas así.... — Milo puso cara de cachorro abandonado. —¿Eso significa que aceptas?

...

—¿Me queda otra opción...? — Suspiró Camus, desviando la mirada para otro lado, evitando mirarlo a los ojos mientras fruncía el ceño. —Está bien... Acepto...

Si lo ponía en ese caso... tampoco le parecía tan terrible. Aunque no lo diría en voz alta. No.

—Espera, ¿de verdad? — Milo abrió los ojos con cierta sorpresa.

Camus asintió sin mirarlo, y Scorpio se quedó callado.

...Era, un resultado inesperado...

En realidad, lo de las condiciones también era una broma...

Si Camus se hubiese negado, hubiese hecho todo lo que pidiera de todas formas, y más. ¿Cómo es que Aquarius no sabía eso...?

Milo esta vez desvió la mirada también, con las mejillas un poco rojas, sintiendo que se cohibía. Era impresionante el talento que tenía Camus para desbaratar toda su confianza y habladuría.

Aunque siempre había espacio para molestarlo un poco más. Un poco.

Sin mirarlo, dijo, todavía rojo. —Camus...tengo otra condición. ..

—Qué quieres ahora. — Alzó una ceja Aquarius, preguntándose porque ahora Milo tenía repentinamente un aire tan tímido.

—¿Me das un beso...?

...

—Jódete.

—Valía la pena intentarlo... — Se quejó.

Camus se dio la vuelta indignado y comenzó a caminar. Milo, obviamente, fue detrás de él, siguiéndolo como un perrito con la cola gacha y diciendo muchas veces su nombre, porque Camus se había decidido a ignorarlo a toda costa, en venganza por molestarlo.

Otro día más en su rutina.



•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•



—Así que... Camus te pidió una cita. — Kanon parecía estar procesando lo que Milo acababa de decirle, sin poder creérselo del todo.

El trío de amigos (con un muy recién llegado Aioria) estaban estirados en el living de la casa de Kanon. Su padre estaba de viaje y su hermano había salido, asi que tenía casa sola.

Milo, ante la interpretación de Kanon no pudo evitar ponerse un poco rojo y reclamar de inmediato. —¡No es una cita! Es una salida de amigos, es diferente.

—Si tu objetivo es comertelo vivo, muy salida de amigos no es — Se encogió de hombros Kanon, pensando que su argumento era jodidamente bueno. —A menos de que, claro, te guste tener amigos así, en cuyo caso...

Kanon le meneó las cejas sugerentemente. Milo le pegó un manotazo violento en el hombro.

Milo, nunca sabía si estrangular, reír, o llorar, con su mejor amigo. Muchas veces quería golpearlo. Le sacaba de quicio.

—¡Quién habló de comérselo vivo!— Milo enrojeció un poco más ante...la imagen mental, y lo miró con el ceño fruncido —La apuesta es solo besarlo.

—Bah. ¿No son la misma cosa?

—¡Cómo van a ser la misma cosa!

Kanon se encogió de hombros. Para él era la misma cosa. Si Milo quería llenar el asunto de tecnicismos y clasificaciones, era cosa suya.

—¡Aparte, ya les dije, es una salida simplemente!

—Ni tú te crees esa.

Milo le miró con fastidio en su ceño fruncido, pero no refuto. Efectivamente, ni él se creía esa. Pero no por las razones que ellos seguramente pensaban.

—A ver, a ver, Milo, cálmate. — Ordenó Aioria, quien siempre parecía decir esa frase.

Después de todo, entre los tres, el más temperamental era Milo. Seguido de Milo. Proseguido por Milo. Secundado por Milo.

Era tremendamente fácil de alterar si presionabas donde era correcto. Porque en realidad, Milo era bastante malhumorado y fácil de molestar, por lo que era capaz de pelearse hasta con el aire. Por lo que "Milo, cálmate" era una frase recurrente en ese grupo.

Pero siempre la decía Aioria. Porque Kanon siempre estaba ocupado en... causar lo que Aioria trataba de prevenir.

—No me calmo.

—Cálmate.

—No me calmo.

—Cálmate.

—...Okay, me calmo.

Se sentó nuevamente, con los brazos cruzados y el ceño fruncido.

—Déjame recalcular. — Aioria también estaba un poco incrédulo. — Ahora que estamos de vacaciones, ¿vas a salir con Camus? Ósea, ¿fuera de la escuela?

—No, en el cuarto del conserje. — Milo rodó los ojos. —¡Obvio que afuera de la escuela!

—...Perdona que te subestime, pero que clase de chantaje usaste para conseguir eso...

Milo frunció el ceño.

—Solo me pidió un favor y se lo di a cambio de que salgamos. Nada más.

—Uyy, ¿que clase de favor? — Kanon silbó, irritando a Milo, quien se puso algo rojo otra vez.

—¡Nada que tú y tu sucia mente vayan a saber! — Milo desdeñó, a sabiendas de que Kanon no estaba ni enterado, por su costumbre de saltarse las clases — Además, yo se lo pedí y él sólo aceptó. No es para tanto.

—Bueno, recuerda que te quedan menos de 3 semanas para el plazo. — Kanon sonrió. — Así que, yo que tú me dejo de mamadas como tus "salidas de amigos" y esas niñerías, porque si no... Acostúmbrate a ladrar, caniche.

—¿¡Quien es un caniche!? — Se exaltó Milo otra vez.

—Chillas como uno.

—No espera, ni los caniches chillan tanto. No los insultes. — Acotó Aioria.

—Jódanse.

—¿Quieres que te joda...? — Kanon lanzó una mirada sugerente, peinándose el cabello tras la oreja —Oye, atrevido...deberías guardarte esas cosas para el niño bonito...

Scorpio le lanzó un almohadazo en la cara con fuerza.

—Quién estaría tan desesperado para querer tirar contigo, ew.

—Tú, aparentemente. — Kanon río al ver la expresión furiosa de su amigo. Su deseo de seguir molestando aumentó —Hey, si tan desesperado estás por experimentar, no seas tan tímido... Podemos hacer lo que quieras, excepto tomarnos de las manos. Eso sí que sería gay. No homo, bro.

—Kanon, una palabra más y te estrangulo con tu propio pelo. — Sentenció Milo fastidiado.

—¿Tienes fetiche con estrangular? — Kanon arqueó una ceja.

Esta vez fue Aioria quien lo golpeó.

—Deja tus homosexualidades para otro rato.

—Hey, no soy yo quien lleva 1 mes detrás de un chico que no le da ni la hora solo para besarlo. — Kanon señaló. — Eso es muy gay de su parte.

—... — Milo entrecerró los ojos. —Ni siquiera lo he besado, tampoco creo que vaya a hacerlo. — Confesó, finalmente.

—¿Estás admitiendo que gané?

Scorpio suspiró, finalmente pensando en confesar que nunca planeó ganar esa apuesta en primer lugar

—No, la apuesta no está perdida hasta el último día, tampoco te pases de listo. — Milo dijo, y Kanon gruñó. —Solo que tampoco he tenido muchas oportunidades desde el inicio, solo por no decir ninguna. A decir verdad nunca he esperado ganarla ni mucho menos. — Se encogió de hombros.

—Buah... Eso suena a discurso de un perdedor. O al ladrido de uno. Woof, woof. Ladra, Firulais. — Kanon se burló.

Aioria se sacó el calcetín, lo hizo una bola y se lo metió en la boca a Gemini para callarlo un rato. Kanon hizo una arcada y comenzó a toser.

—Milo, sinceramente yo tampoco te tenía fe pero... La verdad es que me impresiona lo mucho que te has acercado a Camus. Literalmente nadie ha podido hacer, en todo este tiempo, lo que tu hiciste en un mes. Aquarius no ha dejado que nadie se le acerque, ni siquiera que le hablen más de un par de minutos, pero a ti te deja estar con él todo el tiempo — Aioria bloqueó un almohadazo de Kanon mientras hablaba. —Sinceramente si alguien tiene oportunidades para algo, eres tú.

—¿Cuánto? ¿Un 1% más que el resto? — Milo se río algo ácido — La verdad, es que, estoy contento, porque gracias a esta apuesta me acerque a él y... Ha sido genial, digo, estar con él y ser su amigo. Sin las estupideces de Kanon eso no habría pasado pero...¿De ahí a que yo le guste? Eso es otro nivel aún más imposible.

—¿Quién habló de gustar? — Kanon escupió. —Yo podría besarte y no me gustas.

—¿¿Por qué siempre pones ejemplos conmigo...?? — Milo sintió un escalofrío.

—Porque Aioria me mete calcetines en la boca. — Razonó Gemini sabiamente.

Sintió otra arcada antes de volver a hablar.

—Bueno, qué importa eso. Lo que importa es que lo de gustar ni siquiera es necesario. ¿Por qué no se lo pides? Tipo, oye, ¿nos besamos? Al final no es una cosa del otro mundo. — Kanon se encogió de hombros.

—¿Tú crees que no se lo he preguntado? — Milo alzó una ceja, para sorpresa de los dos chicos.

—¿De verdad le has preguntado algo como eso...? — Aioria no podía creerse algo así.

¿¡Así que así es como se hacían las cosas ahora!? Con razón no conseguía novia...

—Sí. Cada día. Todos los días. Desde hace semanas. Me ha rechazado todas las veces. — Dijo solemnemente como quien declara impuestos. No mencionó que cada una de las veces que se lo pidió, lo hizo más bien en broma y sin esperanza alguna.

Kanon silbó.

—Entonces estás jodido. Nada que hacer.

—Lo sé...

—¿Por qué suenas tan decepcionado? Me dio escalofríos.

Milo miró a Kanon un segundo. Se lamió los labios, un poco ansioso. Durante un instante, pensó en decirles la verdad. Que estaba como loco por Camus como por nadie nunca. Pero, ¿de qué serviría? Sus amigos realmente no lo conocían. Creían cosas de él que ni siquiera eran reales, como que supuestamente era un mujeriego, y varias cosas más. Y las veces que había intentado arreglar el malentendido, se lo habían tomado a broma.

No sería distinto aquella vez, ¿de qué servía?

—Porque como una persona con sentido común, no quiero ser tu caniche.

—¡Admitió que es un caniche! — Celebraron Aioria y Kanon

—¿¡Eso es lo único que les importa!?

Ahhh, Milo quería matarlos a ambos.

—Lo que sea, al menos, la he pasado bien con Camus.

—Eso es como decir que la pasas bien con una piedra. — Kanon se río.

Milo le pegó en la parte trasera de la cabeza.

—La piedra es más linda y simpática que tú. — Se cruzó de brazos, defendiendolo. —Además huele bien, no como tú. ¿Te bañas alguna vez siquiera?

—¿Su olor? ¿En serio? ¿Qué eres, una niña? — Se burló Kanon.

Aioria volvió a meterle el calcetín en la boca, esta vez más adentro. Gemini se ahogó y tuvo otra arcada.

—Yo creo que a Aquarius le gustas. Al menos un poco. — Señaló Aioria.

—¿Qué?

—Piensalo. El tipo es más helado que Rusia, no deja que nadie le hable ni se le acerque. Pero a ti por alguna razón misteriosa, te deja. ¿No te parece raro?

—Pero eso es porque soy demasiado insistente. — Scorpio bajó las cejas.

—Sí pero, conociendo a Aquarius, por muy insistente que fueras, si no te quería con él, no te habría dejado acercarte de esa forma de ninguna forma. Así que debe haber al menos algo en ti que le guste para que te haya dejado. — Razonó.

Scorpio se le quedó mirando un rato. Podía tener sentido, sí, pero su cabeza se negaba a aceptar una respuesta así. Suspiró. Milo en realidad creía que solo había sido magia de su insistencia.

—Paren todo...¿Aquarius es gay? — Kanon preguntó de sopetón, recuperado del segundo ataque del calcetín de Leo.

—Pues para mí tiene pinta. — Se encogió de hombros Aioria, antes de saltar. —Espera, ¿¡Le hiciste una apuesta así sin siquiera saber eso!?

—Ehm, ¿sí?

—...

—¿Milo, tú no sabes nada de a que le tira el niño bonito?

Scorpio pareció pensar un segundo, luego negó con la cabeza. —Nunca le he preguntado.

En realidad, Milo podría intentar adivinar. Pero no sería muy objetivo, realmente. Ya que su cerebro, negado y resignado a la idea de no tener ninguna oportunidad con él, pensaría solamente en lo heterosexual que era Camus.

De hecho, Milo pensaba genuinamente que Aquarius era hetero. Porque, a ese nivel de resignamiento estaba con su amor unilateral.

—¿¡Estabas intentando besarlo sin siquiera saber eso!? — Aioria se exasperó. —Ay dios, qué clase de inútiles son ustedes dos... ¿Cómo es que tantas chicas les dan atención? ¡Sobre todo a ti! — Señaló a Milo con la barbilla, con rencor.

Aioria tenía una teoría. Y esa era que, como Milo y Kanon la tenían fácil con las mujeres, se les había atrofiado el cerebro a ambos en cuanto a cosas amorosas; porque en cuanto a relaciones, el universo hacía el trabajo por ellos. Ni pensar necesitaban.

Aioria pedía una cuota mínima de inteligencia.

—Ustedes dos son... tal para cual... — Se quejó Aioria.

—¿Ves mi amor? Por eso hacemos la mejor pareja del mundo — dijo en un tono asquerosamente meloso Kanon, lanzandole besos a Milo, quien le hizo muecas de asco.

—Sale, perro.

—No rechaces a tu especie.

Antes de que Milo ahorcara a Kanon y se pusieran a pelear, Aioria los interrumpió.

—Bien, puede que tú no tengas fe, pero yo sí. — Dijo Leo. —Ustedes dos son mi telenovela, la cita no puede salir mal por culpa de tu cerebro de inútil.

—¡No es una cita!

—Lo que dije, cerebro de inútil. — Aioria suspiró. —Bien, tu "salida de amigos" tiene que salir bien y tienes que sacar al menos avances de ahí.

—¿Avances? — Milo bajó las cejas. Realmente no necesitaba avances de ningún tipo. Nuevamente, él estaba resignado a la linda amistad con Camus. No buscaba ese tipo de avances cuando lo invitó a salir; en realidad era porque genuinamente lo iba a extrañar.

—¿Avances? Pfft. Mira, que vayan al cine y se coman la boca en la parte oscura. Así de simple. — Kanon se río.

Milo se puso rojo ante la imagen mental (otra vez) y desvió la mirada avergonzado.

—¡Estoy hablando en serio! — Gruño Aioria. — Milo, tenemos que planear tu salida con Camus. Desde la ropa que te vas a poner, hasta donde van a ir. Asunto serio.

—Oye, a mi no me molesta tanto perder la apuesta... — Aseveró Milo.

—¡A mi si me importa que la pierdas, tarado!

—¡Está bien, está bien, lo que sea! — Milo se quejó.

—Bien, empecemos lo más sencillo, la ropa. — Asintió Aioria.

—Oh, oh, ¡Algo que sea fácil de quitar! — Kanon alzó la mano para hacer su gran aporte.

Aioria suspiró. Milo se puso algo rojo otra vez y lo golpeó nuevamente.

Aquello tendría para rato...


.

.

.

Extra, dibujitos de Milo:



.

.

.



•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•*'¨'*•.¸¸.•

[ilustración de mi autoría]


N/A:

todes sabemos que esto en realidad es una cita, cierto?

EL CAMILO TIENE UNA CITAAAAAA 😭😭 SE PUEDE MILO, SE PUEDE

A Camus ya se le metió Milo en la cabeza, de ahí no hay como sacarlo. Y la verdad ya se estaba demorando porque Milo es muy lindo <3 Se resistió pero ya está cayendo

De hecho, sobre la ilustración, la hice principalmente porque amo mucho a Milo JASJSJADJSAD y yo sé que tenemos acá una especie de culto satánico de adoración a Camus, pero Milo también merece amor PORQUE ES MUY LINDO EL HDP

yo no sé como Camus aún no se le tira encima, seriamente se resiste demasiado, con lo lindo que es

Kanon me entretiene mucho, help. Me gusta mucho el headcanon de que Milo y él tienen una dinámica de bromance extraño y unilateral JKSAJKASJKSA

(Actualización 2/3)


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top