🦎 Capítulo 68
Al terminar las clases, los jóvenes adolescentes vampíricos se habían ido sin demora alguna directamente a su casa. Ninguno se sentía tan animado desde el evento controversial de la salud de la pequeña metamorfa camaleónica, su ansiada compañera y a quién debían tanto respeto por ser su otra mitad siquiera en esta eternidad.
«No se escucha ningún ruido dentro de la casa» fueron los primeros pensamientos que se repitieron en diferentes extensiones de oración entre los Cullen.
Edward, nervioso, fue el más veloz en ingresar al hogar, buscando a sus padres pero solo encontró el terrario vacío y el aroma de ellos no era predominante. Incómodo, bajó las escaleras y buscó cualquier mensaje de sus padres, pero nada.
—¿Qué pasó? Alice, ¿Viste algo? —preguntó el cobrizo desesperado.
—Llamaré a Carlisle. —avisó Jasper saliendo fuera, ya que había dejado su celular en el auto.
Emmett y Rosalie fueron a cambiarse, dejando sus pertenencias donde debían estar, aunque muy en el fondo también se encontraban incómodos con la ausencia de esos tres integrantes de su familia, los pilares.
Ni siquiera pasaron veinte minutos desde que pudieron escuchar a Jasper lograr contactar al patriarca. Todos inmediatamente se reunieron en torno a él para escuchar la noticia juntos.
—Carlisle, ¿Dónde están?
—Tuve que internarla en el hospital. Pero ahora ya se encuentra más estable, no nos dio tiempo de siquiera dejar un mensaje. —contestó el patriarca.
—¿En qué hospital se la llevaron? —secundó Rosalie a su hermano.
Carlisle pudo escuchar aquello.
—En Seattle, no necesitamos de rumores ni mucho menos de volver esto un chisme popular. —contestó a la duda.
—¿Podemos ir a verla? —preguntó Jasper compartiendo la misma preocupación severa que todos.
—Hoy no, ya fue la hora de visitas. Pero mañana podrán, por mientras, actúen con normalidad. —confiesa Carlisle apesadumbrado. Sabía perfectamente que separarlos por mucho tiempo no era lo ideal al ser compañeros.
—No estaremos tranquilos sin verla. Por favor, al menos dinos que es lo que tiene Carlisle —pide Alice sintiéndose muy frustrada al no haber visto eso.
Jasper, para este punto, había optado por colocar la llamada en alta voz, para que todos pudieran saciar su inestabilidad emocional debido a la ausencia de su compañera compartida.
—Está con anemia, además de que ha pescado la pulmonía. Deberemos estar más pendientes, he de suponer que esto se debe a vuestro distanciamiento. No es normal que de un momento para otro tenga problemas de salud, por lo que me gustaría que busquen una solución para esto y los demás, ayuden a Edward y Alice, debemos solucionar esto antes de que se nos vaya de las manos frente al público mortal —expresa sabiamente el patriarca mientras a lo lejos se escucha como Esme lo llama diciendo: «Ha despertado, y pregunta por ellos... ¿Qué hacemos?»
Edward y Alice sintieron sus ojos picar, al igual que todos en la sala sintieron las ganas de llorar. Su pequeña compañera los buscaba y no podían ir. Si el patriarca debía respetar al hospital de Seattle, debían de también hacerlo, a regañadientes. Rosalie trató de ocultar su sollozo yéndose de la sala, Emmett la siguió; no podía estar así y sentir su pecho doler por la distancia.
—Propongo que hagamos relevos. —dice Jasper con necesidad, sus ojos dolidos la ansiaban más que nunca al escuchar esa frase.
Mientras Alice abrazaba la campera favorita de su compañera a modo de consuelo, «Todo esto es mi culpa, me precipité y tuve mucho miedo al ver esas visiones» pensó con mucha culpa y tristeza emanando de ella. Jasper inmediatamente la atrajo hacia él para consolarla con un abrazo.
—No será hoy, pero es una buena idea. Así me da tiempo para avisar al hospital el motivo de mi ausencia. —comenta Carlisle aceptando la proposición.
Nadie se había quejado de la idea; es más, todos estaban infinitamente agradecidos de que Jasper fuera tan ingenioso a la hora de proponer ideas. Sin duda, era el mejor estratega que como familia pudieran tener.
—Intentaremos preservar la cordura. Pero no nos pidas más tiempo, nos ahoga estar sin ella, y su angustia no es bueno para su estado delicado. —contesta Jasper mirando a sus hermanos que no podían siquiera prometer algo, su instinto en todos dictaba ir hacia ella y si hacían escándalo o no, les importaría un bledo.
Edward se estiraba su cabello cobrizo molesto consigo mismo, al par que su mano izquierda estaba apretando la tela de la topa con dolor al sentir la puntada que el lazo de compañeros les hacía sentir: miedo, tristeza, ansiedad y anhelo nostálgico. Esas cosas a cada uno lo están pasando factura y cada quien tenía su forma de asimilarlo, una peor que la otra.
—Esperaré que sea con éxito. Llamaré para ponerlos al día, cuídense. —dijo Carlisle, seguidamente se escuchó el pitido de que la llamada había sido colgada: pi... Pi... Pi...
—Ya lo escucharon. Intentemos hacer algo útil, no me gusta las emociones o sentimientos que ahora nos torturan sin ella, pero para conseguir su pronta recuperación necesitamos ayudarlos. Edward y Alice, ¿tienen alguna idea de por qué nuestra compañera se ha enojado tanto con vosotros? —pregunta serio mientras se sienta en el sofá junto a su esposa.
—Yo no tengo idea, Jaz. Pero como para empezar, creo que debemos recordar ese momento específico y analizar lo que no vimos. —recomendó optimista en conseguir la respuesta que la dejaba tan frustrada por no comprender.
—Tampoco sospecho de ningún indicio que pudiera decirme siquiera por qué parece mucho más enojada conmigo que con Alice. Lo cual me parece injusto... —murmura fastidiado Edward.
La mirada de advertencia de Jasper lo hizo callar. Si iba por los tiros de culpabilizar a otros sin tomar también parte de la responsabilidad, terminaría por denigrarlo como más lo sabía hacer.
Edward resopló y decidió mirar el suelo con mucha inquietud, pensando y pensando qué era lo que estaban saltándose, «¿En qué momento ella se sintió dolida?» pensó el lector de mentes. «Desde que decidí irme hasta nuestro encaro, la vi molesta pero... ¿En qué momento se ofendió y sentencié mi amistad o confianza con ella?»
Siendo así, como esa noche se quedaron debatiendo cada punto como hermanos para una sola meta: recuperar la pronta recuperación de su compañera.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top