🦎Capítulo 45

Eco se encontraba acompañada de dos de sus compañeros, Maggie había decidido que lo mejor era tener menos gente escuchando lo sucedido, y como ella tenía a dos personas especialmente para ser ayudada en este plano psicólogo. Por lo que, hoy estaban reunidos en su cuarto, un lugar seguro para ella, mientras que la doc se encontraba sentada hacia la puerta, estando cerrada.

—Esta es una terapia sencilla de realizar, yo solo te escucharé. Me contarás lo que quieras y puedas, lo que no puedas decir por voz, Edward lo traducirá por ti en alta voz, en cuánto sientas miedo o entres en cualquier tipo de shock Jasper intervendrá. —comenta la irlandesa con una postura calmada, mientras le da una señal a Edward de que proceda con dicha acción en la terapia EMDR.

—Bien.—acepta Eco un poco mas segura. Al menos esta vez no estaría incomoda con ella.

Por más que Maggie fuera la profesional en este caso de su salud, digamos que muy cómoda con ella no estaba, por lo que gracias a esto ni Edward o Jasper querían separarse de su compañera.

—Te pediré que te concentres en recordar en el recuerdo que mayor malestar te está causando ahora. Sé que no es agradable, pero la terapia es para que puedas afrontarlo y con el tiempo sanar con una bandita esa herida. Y afrontarlo y aceptarlo, es la bandita más emocional que tenemos para curar ese trauma.—comenta Maggie.

Eco traga saliva, y mira a Edward, se muerde el labio al tener miedo a recordar esa pesadilla.

—Estamos aquí por ti, pequeña dama. —comenta Jasper mientras le toma la mano derecha con delicadeza, mientras con el pulgar el dorso de su suave piel.

«Nunca estás sola, princesa» piensa Edward con tanta sinceridad y seguridad que es suficiente para darle fuerzas a ella.

—Bien, es el momento. Ya no hablaré más de lo necesario—comenta Maggie.

Edward procede con la estimulación tactil mientras ella cierra sus ojos y se concentra en recordar lo que ahora esta causando conflicto en ella. Golpea suavemente en las rodillas de la morena de ojos verdes, haciendo un ruido sordo y opacado de la piel desnuda que el short de su compañera deja contra el tacto desnudo de la mano abierta.

Enseguida dentro de la mente de Eco, se empieza a formar un lugar y sonidos bruscos alrededor como si estuviera caminando.

—Estoy buscando a mamá...

—Camino por un largo pasillo oscuro y da mal rollo. Nadie me contesta ni nadie me sigue, solo la busco...

—¿Estás acompañada o sola?—interviene Maggie al ver que funciona la memoria de Eco con la estimulación táctil.

El oscuro pasillo solo muestra que Eco está sola, sin ninguna compañía pero por fin llega a su destino, donde se escuchan gemidos y gritos de una joven mujer, sonidos desagradables y pasmicos contra alguna superficie blanda, humeda. Edward hace cara de asco, al saber de qué se trata, mientras que Jasper nota el miedo en el temblor de su compañera.

—No... Estoy sola... Yo, abro rápido la puerta y grito al verla... mamá esta siendo maltratada otra vez... Desnuda... Y ese sucio hombre... —gruñe mientras nota que su lengua da golpes con su paladar, su instinto camaleónico estaba muy sencible.—¡No la toques, ella no te hizo nada!

La impotencia empieza a engullinarla, ella blande sus nudillos, molestándose en querer hacer algo al respecto mientras sus ojos se mueven sin descanso detrás de los párpados. La mujer de cabello verde oscuro y ojos verdes tal como ella, suplica que no se acerque, que se tape los ojos y no vea, suplica que no la vea siendo abusada.

-—¿Puedes explicar lo que le están haciendo? —pregunta Maggie, sabía que era un tema delicado pero tenía que confirmar lo que estaba pasando.

—Ella está siendo abusada.... Está sangrando por su cuello, sus hombros, sus brazos, y está desnuda. Y no... no puedo hacer nada, no quiere que la vea, no quiere porque está apenada y disgustada. —la amargura e impotencia se sienten tan propios en Jasper, tanto que sabe que nunca los vivió pero si pudo entender de qué estaba hablando.

Maggie lo mira y pide que le mande ondas de calma, logrando que la tensión en las clavículas de la joven Eco disminuyeran un poco.

—¿Qué otra cosa puedes ver?

—Yo... Yo no puedo... Voy a matarlo, no puedo seguir dejándolo, no tiene derecho...

Maggie espera más descripción, pero la joven de un momento a otro toma su forma camaleónica y abre sus ojos perdida en ese pasado. Su lengua daba golpes fuertes que dabas chasquidos contra el suelo, suelo que luego tenía grietas... Dando a imaginar que no era un simple golpe, eran golpes que si eran entrenados y enfocados podrían ser usados como un arma contundente.

Jasper se había asustado por tal conversión repentina, que la miraba muy preocupado.

—¿Qué sucede, Edward? —Maggie pregunta sin poder entender lo que ella podría estar diciendo.

El vampiro ha matado a mi madre... Lo quise matar, en verdad lo quise, pero huí porque escuché la orden de mamá ... —tradujo Edward, mientras escuchaba los sollozos en el camaleón eran tan raros porque no era normal una congestión venir de un reptil como ese. Maggie comenzó a preocuparse pero cada vez que avanzaba más, estaba casi en la punta de la lengua el fin de ese recuerdo.

—¿Qué más hiciste?

Huí y con mi hermana, al igual que con otros huimos de ese feo castillo embrujado. Huimos tanto que ya ni recuerdo a donde fuimos, estabamos perdidos, pero escondidos donde nadie nos encontraría. Al menos es así... Pensé que mamita... —tradujo Edward mientras observaba cómo las lágrimas anormales salían y se deslizaban por la piel reptiliana del camaleón verde, que se acurrucaba hacia los pantalones de Jasper.

—Y mamita es tu hermana... —murmura para ella misma, al verla tan lejos de la realidad, ya el rostro del camaleon ya no estaba dirigida hacia ella, sino que se ocultaba entre sus compañeros. —Es suficiente por hoy, hazlo Edward.

Y tras ello, con una agilidad digno de un cirujano. Edward tocó los músculos de las patas posteriores del camaleón, haciendo que la estimulación lo trajera de vuelta al presente.

Los ojitos cristalizados del camaleón hicieron jadear a ambos chicos adolescentes, el corazón se le estrujo lleno de sentimientos, por mas muertos estuvieran más lo sentían porque ella es su compañera, su vitalidad y vida.

Desde que su vida cruzó con la de ellos.

—La sesión terminó. No puede continuar más, por favor márchese. —pide Jasper, mientras la toma entre sus manos forradas por la manga de su polo, para no causarle frío a su cuerpo.

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