🦎 Capítulo 29
A una semana de terminar agosto del 2004, un miércoles, la pequeña camaleón se encontraba dormida en su terrario. Aunque le encantaba la experiencia de dormir en una cama, no se sentía cómoda en ese lugar; no lograba encontrar una posición adecuada. Los que estaban en la casa esperando el regreso de Carlisle y Esme eran Jasper y Alice.
—Ya vienen. ¡Estoy tan nerviosa! —admite Alice, mirando al infinito.
—Tranquila, cariño. Todo saldrá bien, espero. —intenta reconfortar Jasper, aunque él mismo está indeciso.
—Así sea, porque no veo nada. ¡Qué nervios! —dice Alice, mordiéndose ligeramente el labio inferior.
Tras la nerviosa actitud de la joven vidente, la pequeña camaleón despertó. Carlisle había dicho en una llamada que llegarían esa semana, pero no sabían cuándo. A pesar de que Alice era vidente, su don tenía limitaciones; no podía ver el futuro de la joven camaleónica debido a su mágico camuflaje, que ocultaba su destino de la vista de Alice.
«¿Por qué tanta ansiedad?» piensa la pequeña al despertarse, abriendo la boquita como si fuera un bostezo, y moviendo la lengua y saliva sin tragar.
No habían pasado más de veinte minutos desde que Alice expresó su ansiedad y nervios cuando se escuchó el sonido de ruedas de autos acercándose a la casa, seguido por el motor apagándose, las puertas abriéndose y varias pisadas acercándose.
La pequeña camaleón percibió el aroma de sus padres, lo que llenó su espíritu de alegría, pero el miedo y la ansiedad la invadieron al percibir aromas y voces desconocidas.
—Tranquila, no son malas personas. Lo percibo —susurra Jasper al notar las emociones de su joven compañera.
Carlisle abrió la puerta, seguido por tres personas de ojos rojos, y Esme, quien cerró la puerta. Ambos respiraron el aire innecesario, buscando a su querida hija, y al sentir su aroma, se relajaron.
Mientras tanto, las tres personas desconocidas para Jasper, Alice y Eco observaban con curiosidad, sin separarse, lo que indicaba que eran parte de un clan. ¿Pero de cuál clan? se preguntaban los dos vampiros.
—Bienvenidos. Los estábamos esperando. —saluda entusiasta Alice, con una dulce sonrisa, mientras mantiene las manos sujetas detrás de su espalda.
Jasper asiente a modo de saludo, desconfiado y reservado. Aunque fueran amigos de Carlisle, para él seguían siendo desconocidos. Debía estar preparado para defender a sus compañeras si surgía alguna amenaza.
—Gracias, cariño. Estaba muy triste sin verlos. —dice Esme, acercándose para abrazar a su hija y darle una suave caricia en la mejilla derecha a Jasper. Luego, dirige una dulce y cálida mirada hacia el terrario.
Esto hizo que la camaleón croara emocionada, saliendo de su escondite entre el pequeño arbusto en su terrario. «¡Mami, regresaste!» se alegra al verla con bien.
—No están todos tus hijos. Comentaste que eran cinco, seis con la hija más joven de tu clan. —dice observando curiosa a la joven de apariencia de unos quince años, con cabello castaño rojizo, brillante y muy rizado, ojos rojos y piel pálida.
«¿Quién será ella para papá?» se pregunta la pequeña camaleón, sin confiar en cambiar de forma.
—Tres de ellos están en clases del instituto. Tenemos un estilo y rutina de vida diferente al vuestro. —explica Carlisle con cierta diversión en la mirada.
—¿Quiénes son, Carlisle? —pregunta Jasper sin vergüenza.
—Los presentaré. Ella es Maggie —dice, mirando a la joven de cabello rizado—. Es como la hija de Siobhan y Liam, líderes del Clan Irlandés. Son viejos amigos. —mientras presenta al señor con boina irlandesa de barba pelirroja incipiente, y a la mujer de presencia imponente.
—Soy Alice Cullen, un placer conocerlos. —saluda la vidente con una sonrisa amable.— Él es mi compañero, Jasper, y ella es mi compañera Eco.
Los presenta a ambos, cada uno por razones justificadas. Jasper, por cautela, ha elegido dejar que su esposa lo presente, mientras que Eco, por su forma camaleónica, no puede comunicarse directamente debido a la falta de habilidades telepáticas de los presentes.
La camaleón solo sería llamada por su nombre original si ella lo permitía y conocía bien a la persona. Si no conocía a alguien, aceptaba ser llamada Eco, su nombre de respaldo. Esto se acordó para proteger a la compañera de todos aquellos a quienes pudieran conocer.
—¿Eco? ¿Dónde? ¿Quién? —pregunta curiosa la mujer de presencia imponente, de cabello negro.
Carlisle mira a Esme, quien, comprendiendo la petición silenciosa, se dirige al terrario, abre la compuerta y extiende el brazo delicadamente hacia la camaleón. La pequeña reptil sube lentamente ante la mirada intrigada del Clan Irlandés.
—¿Eco... es la camaleón? —pregunta sorprendida Maggie, cruzándose de brazos pero con una ceja alzada.
—Sí, ella es nuestra nueva integrante. También es mi pequeña hija. —dice orgullosa y protectora Esme, acariciando suavemente a la camaleón. La camaleón ronronea agradablemente antes de moverse del antebrazo al hombro derecho.
—¿Acaso os estáis burlando? —pregunta impaciente Liam, el líder del Clan Irlandés, mirando escéptico. —¿Nos has hecho venir por un camaleón? No somos veterinarios, Carlisle. —reprocha.
—Dale tiempo, cariño. Ni siquiera has dado tiempo para explicar la situación. —dice la imponente Siobhan, mientras se apega mimosa al brazo de su compañero, calmando su actitud defensiva.
—Justamente a eso iba. Como bien he dicho, mi pequeña hija es muy reservada, por lo que deberán mantener la mente abierta y respetar la confidencialidad sobre lo que se exponga dentro de mi territorio. Y, sobre todo, tener paciencia. —dice Carlisle con voz amable pero dominante, actuando como líder protector.
—Vaya, entonces, sorpréndenos. —dice Siobhan, dando el beneficio de la duda por su mera curiosidad.
—Pequeña princesa, ¿podrías venir a charlar? Maggie es quien ayudará con el tema delicado y problemático. —explica Carlisle suavemente, pidiendo que cambie de forma reservada.
La camaleón se roza ligeramente con el cuello de su mamá y resopla, como si no quisiera hacerlo.
—Vamos, mi niña. Luego prepararemos juntas tu postre favorito. —propone Esme dulcemente para animarla.
La propuesta funciona, y la camaleón emite un pequeño rugido de hambre. Rozando su rostro contra el de su mamá en un gesto que simula un beso, acepta la propuesta y salta al suelo.
Con agilidad, cae bien y, poco después, su forma camaleónica se transforma en la de una joven de cabellos negros, ojos verdes y piel morena clara.
—El precio es un abrazo, papá. —dice aún reacia a mostrarse así ante los "viejos amigos" de Carlisle.
Carlisle, sin poder evitar reír, se acerca para abrazarla sin problemas. No podía engañar a nadie; la había extrañado, y todo esto era para que su pequeña fuera feliz.
Mientras el Clan Irlandés se queda estupefacto ante lo visto, los ojos de la líder brillan con curiosidad, resistiendo las ganas de acercarse, ya que todos en la sala estaban atentos a cualquier movimiento.
«Aquí hay gato encerrado», piensa Siobhan, mientras aún sostiene a su compañero del brazo. Jura que, si no lo estuviera reteniendo, él ya habría empezado a retroceder de la impresión y el peligro ante lo desconocido. Como siempre, actúa su querido Liam.
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