🦎 Capítulo 19

Seis meses habían pasado, y el verano había llegado con la misma rapidez con la que había avanzado el año. En el hogar de los Cullen, la atmósfera estaba cargada con tensión y dolor. Rosalie se encontraba en medio de una discusión acalorada con Eco, quien ya no se reflejaba en la imagen de una niña de 12 años, sino que había crecido hasta los 17, mostrando una determinación firme y un cambio notable en su actitud.

—He intentado darte el beneficio de la duda, darte una oportunidad, satisfacer esa necesidad que tanto querías desde que llegué a la familia, pero debo serte sincera. No te necesito como madre, Rosalie. Perdón por ser cruel, pero Esme cumple perfectamente con ese rol. No porque me lo haya dicho o pedido, sino por una conexión incondicional. Yo siento atracción por ti, y no es cariño fraternal. ¿Entiendes lo que digo? — La joven de cabello castaño, Eco, había crecido unos centímetros más desde la última vez que se le había visto.

Rosalie se quedó paralizada, el dolor evidente en sus ojos cristalizados. La confrontación había sido dura, y las palabras de Eco resonaron con una crudeza dolorosa.

—¿Cómo puedes ser tan egoísta, Eco? —preguntó Rosalie con la garganta ronca, el dolor reflejado en su voz.

—Tengo valores e integridad. Puedo ofrecerte otras cosas, pero fingir ser tu hija no me gusta. Me causa malestar. Tú eres la egoísta que desde el principio viste en mí una ilusión frustrada, y no soy lo que crees desear. No voy a seguir mintiéndome ni mintiéndote. ¡Yo te quiero como algo más! —gruñó Eco, molesta.

—¡No puedes hacerme esto! —Rosalie estaba deshecha. Había intentado acaparar la atención de Eco para sí misma, deseando desesperadamente la figura materna que nunca pudo tener. Emmett, quien estaba a su lado, intentó ayudarla, pero se vio atrapado entre el deseo de Rosalie y la angustia de Eco.

Recordando los eventos previos, desde los intentos de Rosalie por acaparar la atención de Eco hasta la frustración que causó en la niña, se veía claramente el impacto negativo en el ambiente familiar. Eco había intentado encajar en el rol de hija de Rosalie, pero el esfuerzo había sido en vano, y Rosalie no comprendía el dolor que causaba con su insistencia. Edward había intentado razonar con su hermana, pero sin éxito, y la situación solo empeoró con el tiempo.

Alice y Jasper, al observar la situación, comprendieron la gravedad del conflicto. Alice intentó consolar a Rosalie mientras Edward estaba preocupado por la situación. Jasper, por su parte, estaba molesto con Rosalie, consciente del daño emocional que había causado.

Esme, a pesar del dolor que le causaba la situación, se mostró comprensiva y trató de mediar en la situación, buscando una solución pacífica. Su empatía por el dolor de su hija, Eco, era evidente.

Mientras Rosalie permanecía paralizada, la situación se volvía cada vez más tensa. Esme y Jasper llevaron la conversación al interior de la casa, buscando calma y entendimiento en medio del caos emocional. Aunque la conexión entre Rosalie y Eco estaba rota, la esperanza de encontrar una solución a través de la empatía y la comprensión seguía presente.

En un sueño profundo de Eco la llevó a una introspección inesperada, confrontando una voz enigmática que la ayudó a entender sus verdaderos sentimientos. Al despertar, consciente de su cuerpo adolescente, se dio cuenta de que sus deseos y necesidades estaban en conflicto con la imagen que Rosalie quería proyectar para ella. Su deseo de no ser más una niña, y su rechazo a la manipulación de Rosalie, se manifestaron en una actitud rebelde y decidida.

—Eres tú quien no quiere entender. Háblame cuando te decidas. Ahora no quiero verte ni en pintura. Solo intentaste manipularme para satisfacer tu deseo frustrado. ¡Dañaste a mamá con tu ceguera! No velabas por mí; solo por tus propios deseos. —Eco dijo con determinación antes de alejarse, saltando de árbol en árbol.

Alice, sin emitir palabra, rozó a Rosalie mientras la seguía rápidamente, su mente centrada en evitar que el dolor de Eco se profundizara. Edward y Alice intercambiaron una mirada cargada de significado.

«Le ha dolido mucho este enfrentamiento; debe ser evitado a toda costa. Debo protegerla» pensó Alice mientras se dirigía hacia el lugar donde Eco había desaparecido.

«¿Por qué le duele tanto?» preguntó Edward telepáticamente.

«Porque entendió que el amor que siente por Rosalie es el mismo que siente por ti, por mí y por Jasper.» Alice admitió antes de desaparecer entre los árboles.

Jasper, aunque molesto con Rosalie, no acompañó a Alice. Prefería dejar que su compañera lidiara con la situación y esperaba que ella lograra razonar con Rosalie. Su propia frustración y dolor se reflejaban en su actitud.

Rosalie permanecía inmóvil, sus sentimientos de ira, molestia y dolor se sentían intensamente, hasta el punto que Jasper tuvo que hacer un esfuerzo para no dejar que su don de manipulación emocional se descontrolara. La angustia de Rosalie era palpable, como el aroma de pasto recién cortado, y afectaba a quienes la rodeaban.

—Hijo... ¿Qué tienes? —preguntó Esme, preocupada por el estado de Jasper.

Jasper, sin saber si hablar o no, hizo un gesto significativo hacia Esme y luego miró a Rosalie. La situación era clara: el dolor estaba presente y debía ser abordado.

—Vamos dentro, hablemos con calma, hijo —dijo Esme con comprensión.

A pesar del dolor que Rosalie había causado, Esme seguía mostrando empatía y respeto hacia su hija, tratando de encontrar una solución pacífica. Jasper siguió a Esme, buscando alivio y paz, mientras lidiaba con el dolor que emanaba de Rosalie. Sabía que si Alice no lograba suavizar el dolor de Eco, él haría lo necesario para mitigar el sufrimiento de su hermana.

En este torbellino emocional, el desafío era encontrar un equilibrio y sanar las heridas causadas por la desesperada búsqueda de una felicidad que parecía siempre eludir a Rosalie y a Eco por igual.

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