Capítulo 49
Hoy es el antepenúltimo día de este verano que paso en el campamento. Emily nos ordenó ayer por la tarde que nos levantáramos pronto porque tenía algo importante que anunciarnos. Y yo me pregunto: ¿No lo podía decir en otro momento?
Finalmente me decido a levantarme de la cama. De la forma más rápida que puedo, me hago una coleta alta y me pongo un vestido veraniego de lo más sencillo. Me calzo unas sandalias y, después de comprobar mi aspecto en el espejo, salgo de mi cabaña.
Estupendo… Cuando me presento en el piso de arriba de la casita, ya está todo el mundo aquí. Llego tarde. Es lo que tiene quedarse sin móvil y perder la noción del tiempo.
Se instala el silencio en la sala y la gente me mira con mala leche. ¿Se puede saber qué les he hecho a ellos para que me odien de esta manera?
Los ignoro y me siento en el suelo justo en medio de Chloe y de Jade.
—Como os iba diciendo —Recupera la palabra Emily, la única de pie frente a todos nosotros—, la noche de mañana se celebrará la última fiesta del campamento. Para eso, vamos a tener que prepararlo todo durante el día de hoy si queremos despedirnos a lo grande.
Ah, ahora entiendo lo de levantarnos pronto.
—Esta vez vamos a trabajar todos en grupos, los he hecho yo misma para que todo funcione mejor.
Me juego lo que sea a que lo ha hecho para que Caleb y yo no estemos juntos.
Emily empieza a nombrar a las personas que forman cada grupo. Entre ellas aparece el nombre de Caleb, que va a trabajar con Jade y con Candice. La que le espera a esta última…
Sigue mencionando a todos y cada uno de los presentes hasta que caigo en que sólo falto yo.
Y alguien más.
—Evelyn y Andrew. Vosotros os vais a ocupar de la música.
¿Coincidencia? No lo creo.
Todos empiezan a reírse como si no hubiera un mañana. Lo miro a él de reojo, ya que sé que su reacción no va a ser nada buena. No creo que me quiera ver ni en pintura.
No obstante, Andrew no abre la boca y se limita a mirar la pared fijamente.
—Ahora ya podéis desayunar bien. Tenéis el día entero por delante. ¡Nos vemos! —Se despide Emily.
~~
Durante el desayuno, llevo varios intentos de hablar con Andrew para organizarnos y hacer nuestra tarea. Él hace oídos sordos, pasa olímpicamente de mí. Esto no puede ser más humillante.
—Jade, ¿le puedes preguntar a Andrew cómo quedamos para decidir la música de la fiesta? —Digo, harta de hacer el ridículo.
—Dice Evelyn que…
—No quiero saber nada de personas mentirosas —la interrumpe.
Algo me dice que este va a ser un día complicado.
—Andrew, se supone que tenemos que elegir música para toda una noche. Sé que no te apetece perder el tiempo conmigo pero esto hay que hacerlo, quieras o no.
Resopla sin levantar la mirada de la mesa.
—No pienso hacer nada —Espeta, pero se dirige a Jade en vez de a mi—. Si la señorita quiere hacer algo, que se pase por mi cabaña después de desayunar. Le dejo mi portátil o lo que quiera, pero a mí que me deje en paz.
Y dicho esto, se levanta de la silla, recoge su bandeja y desaparece. La verdad es que está siendo muy infantil, aunque reconozco que si yo estuviera en su lugar actuaría como una niñata. Pero me duele. Ni siquiera me quiere mirar a la cara.
—¿Aún no te habla? Pero si Jade y yo nos dejamos la vida convenciéndolo… —Se lamenta Chloe, que se encuentra a mi lado. Esta chica es un amor.
—No sólo no me habla, además me odia.
—No te odia. Si ayer no la hubieras cagado como la cagaste, quizás sabrías que sus sentimientos van por otro lado.
—Es que no sé cómo solucionarlo, Jade. Quiero decirle la decisión que he tomado y no puedo ni mantener una conversación con él sin que me llame mentirosa.
—¿Qué decisión?
—No voy a besar a Caleb ni a Andrew hasta que me decida por uno de los dos. Siento que estoy jugando con ellos.
—¿Ahora te das cuenta? —Suelta una pelirroja que jamás había visto, pero que casualmente está en la misma mesa que nosotras.
¿Qué narices hace limandose las uñas aquí, mientras los demás desayunamos?
—¿Y tú quién eres? —Pregunta Chloe con cara de asco.
—Hace tres años que vengo a este campamento. Nunca se había pasado por aquí una chica tan suelta como esta —Y me señala con la cabeza con desprecio.
—Chicas, las Candice se están multiplicando. ¡Socorro! ¡Cada vez hay más! —Exclama Jade gesticulando exageradamente con los brazos.
—Quizás tendrías que preocuparte de que se multiplique tu amiga. ¡Vergüenza ajena me da!
¿Esta Don Nadie de dónde ha salido? Y lo peor es que ella no es la única que suelta estos comentarios, estoy cansada de oír cuchicheos que hablan sobre mí.
En fin, será mejor que ignore a esta pelirroja. No hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
—Me voy, chicas.
—¡Mucha mierda!
—¡Rompete una pierna!
Estas son las particulares formas que tienen mis amigas de desearme suerte. Si es que las tengo que querer.
Cuando llego a la cabaña de Andrew, tengo que tragar saliva antes de llamar a la puerta. Él, incluso al abrir, se niega a mirarme.
Me quedo de pie. Esto es una pocilga en toda regla, pero sólo en el sentido de que nada está en su sitio. No hay basura y no huele mal. Huele a él y eso es mejor que todos los ambientadores que puedan existir.
Andrew saca el ordenador portátil del cajón de su cómoda y lo coloca encima de la cama. Mientras él se tumba, yo me siento en el suelo como los indios y abro el ordenador.
Cuando se enciende, me meto en YouTube y me doy cuenta de que ya está iniciada la sesión con la cuenta de Andrew. Me vuelvo hacia él para preguntarle si debo cerrarla y lo pillo con los ojos clavados en mí.
Enseguida mira hacia otro lado. Yo me sonrojo y paso de decirle nada.
—¿Puedo preguntarte una cosa? —Me sorprende Andrew. Esta vez ya no lo he pillado mirándome, si no que está cabeza arriba observando absorto el techo.
—Claro.
—¿Tan poco importante soy para ti que a la primera de cambio me utilizas para ayudar a alguien como mi padre?
Creo que mi suspiro lo dice todo.
—Deja de decir eso.
—¿Por qué? Es la verdad —Se encoge de hombros.
—No lo es. Eres muy importante para mí y en ningún momento te he querido utilizar para ayudar a nadie, y menos a tu padre.
—No me marees. Un día me dices una cosa, al otro me mientes, ahora me dices esto… ¿Te puedes aclarar de una vez?
—Andrew, no tengo ganas de discutir.
—Lo siento mucho, pero yo sí tengo ganas de saber la verdad.
Ahora sí tiene ganas…
—No va a servir de nada. Vas a creer que estoy mintiendo, me vas a mandar a la mierda, y mañana la gente tendrá que usar la imaginación para bailar en la fiesta porque no sonará ni una canción.
—Ya haré yo esa mierda. ¿Podemos hablar, por favor? —Me pide incorporándose y bajando la pantalla del portátil—. Quiero que me des una explicación clara y concisa a todo lo que está pasando porque no entiendo nada.
Dejo unos segundos de margen para respirar y ordenar todo lo que quiero que sepa. Andrew nunca deja de sorprenderme. Lleva casi una semana evitando descaradamente hablar conmigo y en el momento menos esperado es cuando me pide que le cuente la verdad.
Tengo tantas cosas que decirle que me pierdo, por lo que no abro la boca hasta que no tengo en orden todas mis ideas.
—Empecemos por la mañana que mis padres y tu padre me despertaron para hacerme chantaje emocional después de la cena con las familias. Tu padre quería que le ayudara a recuperar la relación contigo. Me negué rotundamente pero supo llevarme a su terreno hasta que acepté.
—Espera —Me frena—. ¿Eso quiere decir que ya nos habíamos besado?
Asiento.
—Días más tarde me arrepentí de haber accedido, pero cuando vino de nuevo junto a Emily para hablar conmigo era sobre lo mismo, sobre ti. Le dije las cosas como las pensaba y él no me obligó a nada, si no que fue Emily la que me amenazó con contarle a la gente el trato que había hecho con tu padre.
—¿Emily?
—Esa mujer es mucho peor de lo que te crees.
—¿Te ha hecho algo?
Niego con la cabeza porque si lo tengo que hacer con palabras no sería capaz y soltaría todo lo que tengo en contra de ella.
—¿Mi padre quería que le ayudaras?
—Sí. No es santo de mi devoción pero al hombre se le ve muy arrepentido.
—¿Tú crees? —Andrew se vuelve vulnerable y se me encoge el corazón.
—Por supuesto.
Hacía mucho tiempo que no nos mirábamos así. En realidad, tampoco tanto pero se ha hecho eterno. No sé si Andrew me estará creyendo, sólo sé que me encantaría quedarme atascada en este momento para siempre y que se olvidara de todo lo demás.
Aunque sé que no es tan sencillo.
—¿Y por qué me dijiste que me estabas utilizando y ahora me dices esto?
—Pensé que me quisiste dejar mal frente a todo el mundo y me sentí humillada. Fue lo primero que se me pasó por la cabeza y no me paré a pensar en cómo te podría afectar. Lo siento.
No me contesta. Su mirada apunta al suelo. Me pregunto si estará contemplando la opción de perdonarme, estoy siendo todo lo sincera que puedo.
—¿Qué sientes por mí? —Me susurra. No estoy entiendo nada de lo que está pasando.
—Ya te lo dije y no me creíste.
—Que no me lo creyera no significa que no me encantara escucharlo de tu boca. Repítemelo, por favor, aunque sea mentira.
—No es ninguna mentira, Andrew… —Respiro hondo—. Te quiero.
No puedo apartar la mirada de él ni él de mí. Ya no me cuesta nada admitir que me ha conquistado por completo.
—¿Y Caleb?
Lo sabía. Sabía que iba a aparecer su nombre en la conversación en cualquier momento.
¿Qué le digo ahora? La única verdad es que también le quiero, pero si le digo eso a Andrew le sentaría fatal.
Opto por contarle lo que he decidido.
—No voy a besarle más, y a ti tampoco. Esto ya está llegando demasiado lejos. Si fuerais dos chicos cualquiera te reconozco que me daría igual estar con uno y con otro, soy joven y libre, y no tengo porqué atarme a nadie. Pero se trata de vosotros. Me importáis demasiado como para estar jugando de esta forma.
Todo lo que acabo de decir ha salido del corazón, ya que de ahí es donde salen las verdades más puras. Y es que no me sentiría tan culpable si no los quisiera tanto, si no tuviera sentimientos por ellos ni ellos por mí. Pero es lo que ocurre cuando te dejas llevar, y no me arrepiento de nada. Después de todo me quedo con dos personas maravillosas.
—Yo también te quiero —Musita.
Entonces es cuando me doy cuenta de que el corazón se me va a salir del pecho y los escalofríos no dejan de recorrer mi espalda. Me estremezco. Es increíble lo que te puede hacer sentir una persona con una simple frase.
—¿Eso quiere decir que me crees? —Digo dando un salto para sentarme en la cama frente a él.
Las comisuras de sus labios amenazan con formar una sonrisa y algo se me enciende por dentro.
—Claro, tonta. La próxima vez controla tus impulsos porque mira la que has liado por una estupidez.
Río. Me da igual lo que me diga ahora, me siento demasiado feliz. Suelto un chillido y rodeo su cuello. Él se agarra a mi cintura y se tumba en la cama conmigo al lado.
—No vuelvas a hacerme esto. Lo he pasado fatal —Me dice, y mi corazón se rompe un poco.
—Yo también. Lo siento.
—Deja de disculparte.
Ambos nos observamos en silencio, creo que no podría disfrutar más de este momento. Noto que su mirada baja hasta mi boca y se queda ahí hasta que Andrew se decide a darme un pico sin previo aviso.
—Te quiero —Me repite en la oreja. No puede hacerme esto…—. Eso de no besar a nadie puede esperar a mañana, ¿no?
Me está haciendo cosquillas. Sonrío como una tonta y asiento porque no puedo tener más ganas de sentir sus labios otra vez sobre los míos. No puedo pensar en nada más que eso.
Me enrosco a su cuerpo rodeando su cintura con mis piernas y su cuello con mis brazos. Andrew me acaricia la mejilla durante unos segundos a modo de tortura porque sabe qué es lo que yo realmente quiero. Finalmente, me acerca a su rostro y roza sus labios con los míos como si se debatiera entre besarme o no.
Y cuando por fin me besa me lleva a la locura. Empieza de forma muy tierna y dulce y decide convertirlo en una manera de decirme que me quiere. Me hace perder el norte.
Me temo que la lista de reproducción va a tener que esperar un poco.
n/a
¡Habemus reconciliación! Supongo que los del #teamAndrew estaréis contentos...
¡Quedan pocos capítulos! Ah, y por cierto, al final voy a terminar en el capítulo 51 porque al escribir el 50 lo hice demasiado largo. O sea que teóricamente quedan por publicar tres partes: los dos últimos capítulos + el epílogo.
El campamento está por terminar, pero os puedo avanzar algo: no será el último verano que Evelyn pase en Texas. ¿Querrá eso decir que hay segundo libro...? :)
Muchas gracias por seguir aquí conmigo. Ojalá os estén gustando los últimos capítulos.
¡Hasta pronto! :3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top