Capítulo 48

Hoy ha sido un día algo fuera de lo común.

Hace más o menos 24 horas que no veo a Andrew y la verdad es que se hace difícil después de tanto tiempo acostumbrada a verlo cada dos por tres.

Además, esta mañana ha vuelto Candice al campamento. La verdad es que me parece bastante absurdo que venga a estas alturas, el campamento terminará en menos de una semana y en nada volveremos a San Francisco. Hay que ver cómo pasa el tiempo...

Por si no fuera poco, hoy me he enterado de que Caleb es actor. Ha rozado el estrellato con un papel protagonista en una serie de televisión, el cual rechazó porque le insinuaron que para conseguirlo tendría que liarse con Amy Lewis, la otra protagonista.

Y por último, aunque no menos importante, Alexa se ha desplomado por segunda vez desde que la conozco. Han descubierto que tiene bulimia y la van a internar mañana en un centro.

Todo esto ha pasado en un solo día largo e intenso. Aun así, parece ser que aún no lo puedo dar por terminado ya que ahí fuera hay alguien llamando a mi puerta.

¿Se creen que mi cabaña es como los supermercados abiertos las 24 horas? Me pregunto si algún día aprenderán a vivir sin mí.

Giro el pomo de la puerta cansada de la gente, y un instante después maldigo haberlo hecho.

—¿Tú no tendrías que estar durmiendo? —Le pregunto en el tono más borde que mi voz pueda utilizar.

Asombrosamente, la chica no viene malhumorada como de costumbre. Pero no me fío ni un pelo de esta loca.

—Tranquila. Sólo venía a despedirme. Quizás no nos veamos nunca más y hay un par de cosas que me gustaría que supieras.

Alexa me va a contar lo de la serie de televisión de Caleb con Amy Lewis, lo tengo claro. ¿Finjo cara de sorpresa o soy sincera y le digo que la escuché en el baño?

Qué más da.

—Antes de nada, disculpa por lo de antes. Se me fue un poco la cabeza, pero para nada pienso que mis problemas sean culpa tuya. Ni de Caleb -Habla mientras se adentra en mi habitación.

Puro teatro. No me creo nada de nada.

—Vale —Es lo único que se me ocurre contestar.

—También... Si alguna vez te he podido hacer daño, yo... —Alexa entierra la cabeza entre sus manos—. No pretendo darte pena ni mucho menos pero soy consciente de que he actuado como una cría.

»Vi que Candice era lo que yo siempre aspiré a ser, por lo que la tomé como referente. Todos pasaban de mí y ella fue la única que me tendió su mano. Sé que he hecho cosas horribles como lo que hice con tu ropa. Y por si eso no bastara, ahora tienes la reputación por los suelos por mi culpa. No creo que llegues a perdonarme nunca. De todos modos, quería decirte todo esto antes de irme.

Lo siento si parezco fría o insensible, pero no me lo trago. No se puede ir por la vida haciendo daño a las personas y luego pedir perdón y pretender irse de rositas.

Lo que tiene que hacer Alexa es afrontar las cosas porque las palabras se las lleva el viento.

—No voy a negarte el daño que me habéis hecho entre Candice y tú. Y tampoco te voy a decir que acepto tus disculpas y todo olvidado, ya que estaría mintiendo. Lo único que quiero que tengas claro es que hay que saber lo que se hace en el momento que se hace, porque tarde o temprano, los hechos tienen sus consecuencias. Y esto te lo digo porque sé de lo que hablo, Alexa.

Dudo que me esté haciendo caso ahora, pero espero que en un futuro se acuerde de mis palabras. A mí me hubiera gustado tener a alguien que me frenara los pies cuando yo era como Candice, y que me dijera que me estaba equivocando.

Por desgracia, la sociedad en general prefiere alabar a personas como ellas y reírse un rato antes que pararse a pensar en cómo se siente la gente que recibe las burlas.

Alexa cruza la puerta en tiempo récord y yo me pongo el pijama para minutos más tarde tumbarme en mi cama y caer en los brazos de Morfeo.

~~

Estoy saliendo de la ducha cuando escucho el sonido del móvil. Hace mucho tiempo que no recibo tantos mensajes y notificaciones como solía hacerlo, así que últimamente ese ruido es como un milagro.

Me visto rápidamente y me acerco a mi iPhone. En lo primero y único que me fijo es en el nombre que aparece en la pantalla. No puede ser... Hace días que no hablo con él. Al final lo obligaron a salir de su cabaña, pero aún viéndonos ni siquiera hemos intercambiado una miserable palabra.

Estaba a punto de abrir el mensaje de Andrew cuando de pronto se me resbala de las manos y cae dentro del retrete.

Ay. Dios. Mío.

Sinceramente, me da igual lo que le pase al móvil ahora mismo. No es algo indispensable para mí y puedo conseguir otro fácilmente. Lo que más me fastidia es no haber visto lo que me había escrito Andrew.

Sé que sigue cabreado. Con él ha sido inevitable cruzar miradas estos días, y por su parte no han sido muy agradables. Y lo entiendo perfectamente. No pude ser más cruel diciéndole lo que le dije, y encima mentí, pero él debería ser consciente de eso.

¿Cómo no me va a gustar Andrew? Si amo que sea de esas personas que se entregan en cuerpo y alma a lo que quieren de verdad. Si cada vez que me sonríe con el corazón, me estremezco. Creo que empezamos llevándonos tan mal porque ninguno de los dos queríamos darnos cuenta de que existía una atracción tan fuerte. Y poco a poco, creo que ha conseguido conquistarme lentamente y como mejor podía hacerlo: mostrándome todo. Sus más y sus menos, sus virtudes y sus defectos. Me encanta y ya soy incapaz de negarlo.

Pero creo que él todavía no se ha dado cuenta. No entra en su cabeza que pueda sentir lo mismo por él y por Caleb. Y a decir verdad, a mí eso también me cuesta asimilarlo. No entiendo cómo dos personas distintas pueden provocarte los mismos sentimientos, de verdad que no lo comprendo.

En fin, el caso es que Andrew tenía algo que decirme y yo me he quedado en el intento de saber de qué se trata. Así que la única solución será ir a por él y zanjar el asunto.

Me da tanto miedo, y a la vez curiosidad, el primer contacto que vamos a tener después de todo lo ocurrido. Y aún así, me apetece tanto hablar con él cara a cara... ¿Qué me pasa? Me estoy resultando insoportable hasta a mí misma.

Dejo el móvil donde está, es decir, flotando en el agua del váter. Yo no meto la mano ahí ni loca, así que ya se llevará una sorpresita la próxima chica que venga.

Salgo del baño al fin. Ahora mismo mi cerebro se está volviendo totalmente loco. Estoy muy nerviosa, igual que un niño pequeño durante la noche antes de Navidad, o peor.

La última vez que he mirado el iPhone, que en paz descanse, he visto que eran las once. Andrew tiene que estar desayunando.

Y efectivamente, cuando cruzo la puerta del comedor él está ahí sentado, al lado de Jason Cox. Cerca de ellos también está Jade. Allá voy.

Me siento al lado de mi amiga, y eso quiere decir que estoy frente a Andrew. Cara a cara, como yo tanto deseaba. Aunque, madre mía, creo que me va a dar algo. No sé si alguna vez he llegado a estar tan nerviosa.

—Chicos, mi móvil acaba de morir —Anuncio.

Jade se echa a reír, mientras Andrew pone los ojos en blanco.

—Si lo que pretendes decir es que no has leído mi mensaje, me parece perfecto —Me dice Andrew en un tono cortante, y luego se dirige a mi amiga—. Jade, no volváis a comerme la cabeza con tonterías. Ya ves lo que le intereso.

O sea, ¿que al final iba en serio eso de que Chloe y Jade intentarían que se solucionase lo mío con Andrew?

Él ni siquiera se ha terminado el desayuno, pero se levanta y se marcha. Miro a Jade con cara de cachorrito.

—Tía, por lo que más quieras, ves a buscarlo. No sabes lo que fue pasarnos toda la tarde convenciendo a Andrew de que le gustas. Chloe y yo acabamos hartas de él y su puñetero orgullo.

Le dedico una sonrisa y le doy un beso en la mejilla a Jade. Algo nada propio de mí.

—Por eso os quiero tanto. Si es que sois las mejores amigas del mundo.

—Anda, deja esas cursiladas o me harás potar arcoiris. Y date prisa, que cuando a ese tío se le mete algo en la cabeza no hay quien lo haga cambiar de opinión.

Asiento y salgo pitando de aquí. Por suerte no andaba muy lejos.

—¡Andrew! —Llego hasta él y le agarro de los hombros.

Da media vuelta y me mira de una forma que no puedo descifrar.

—Antes de decir cualquier cosa, escuchame. ¿Vale?

Él suspira y mira al vacío como diciendo: "Qué remedio..."

—Fui una estúpida, ya lo sé. Pero lo último que te dije fue todo mentira.

—¿Cómo puedes ser tan mentirosa? He hablado con mi padre y lo sé todo.

—¿QUÉ? —Grito.

Los ojos se me van a salir de las órbitas, la mandíbula me va a llegar al suelo. Acabo de hacer el mayor ridículo de mi vida.

—En realidad no he hablado con él. Pero tu reacción me lo dice todo. Eres una mentirosa —Repite. Me lo dice con una frialdad que me hace sentir horrible y se me forma un nudo en la garganta.

Qué impotencia.

—Andrew...

—¿Vas a decir algo con un mínimo sentido o me puedo ir ya?

Lo escruto y él me escruta a mí. Cuando cree que no voy a responder, empieza a andar. Hasta que por fin recupero el valor y esas dos palabras tan llenas de sentimiento salen de mí.

—Te quiero.

No me puedo creer lo que acabo de soltar, con lo mucho que me cuesta sacar a relucir mis sentimientos.

Andrew frena en seco y durante unos instantes me da la espalda. Temo muchísimo su reacción pero estoy realmente intrigada.

—¿Alguna mentira más? —Me pregunta sin siquiera molestarse en mirarme a la cara.

Ahora sí que el nudo en la garganta no se queda en eso y estalla como una explosión dentro de mí. Él se aleja hasta desaparecer y yo me quedo inmóvil, aún con lágrimas cayendo por mi rostro. Nunca creí que iba a llorar en unos meses más que en toda mi vida.

Creo que lo de Andrew ya no tiene solución. Le he dicho esas palabras que tanto significan para mí, y por eso no las uso con cualquiera. Pero tengo la sensación de que diga lo que diga le va a parecer mal, básicamente porque ya le he fallado una vez. No estoy dispuesta a perderle pero me ha dejado hecha polvo.

Y ahora empieza a llover como si estuviéramos en pleno otoño. Parece que el tiempo se ha puesto de acuerdo con mi estado de ánimo, ya que el cielo está tan gris como mi alma en este momento.

Sin embargo, y a pesar de estar al aire libre, sigo sin moverme. La lluvia cae con fuerza sobre mí y aún así, no me inmuto. De alguna forma me siento acompañada, aunque parezca extraño. Por lo menos no lloro sola.

—¡¿Pero qué haces ahí?!

Caleb sale de pronto de la casita y viene a buscarme, corriendo tan rápido como en un maratón. Sigo sin decir nada. Él se ocupa de sacarme de aquí llevándome en brazos hasta su cabaña.

Cuando llegamos, observo como saca una camiseta de su armario y me la da.

—Sácate esa ropa si no quieres que me enfade, te juro que no te miro.

Se pone de cara a la pared, cosa que en otro momento no tan complicado como este me hubiera hecho gracia. Yo le hago caso y me quito el top y los shorts empapados que llevo. Luego me pongo la camiseta negra que me ha dejado, que me llega por debajo del trasero. Finalmente me siento en el borde de su cama y le aviso de que estoy lista.

Caleb se vuelve hacia mí y al ver su cara comprendo que él también está cabreado. Genial, menudo día.

—¿Estás medio loca o qué? ¿Quieres matarme de un susto?

—No es para tanto, Caleb...

—Sí, sí lo es. ¿Qué hacías ahí? ¿Qué ha pasado?

Se agacha frente a mi y entrelaza sus manos con las mías.

Ya está. Creo que voy a parar con esto hasta que no tenga una decisión clara.

Por el bien de ellos, e incluso para el mío, lo mejor será que deje de jugar. Ha estado bien dejarme llevar por mis sentimientos, pero me parece que me he excedido hasta el punto de hacerme daño incluso a mí misma.

—Caleb, si te digo algo no te vas a enfadar, ¿verdad?

Él frunce el ceño mientras me mira fijamente. Espero que me entienda.

—Es que... Creo que he cruzado el límite.

—¿A qué te refieres? —Pregunta confundido.

—Pues... Que tal vez me he precipitado y he dado el paso con Andrew y contigo a la vez sin estar segura de lo que siento. Quiero decir, sí estoy segura de lo que siento, lo que pasa es que necesito decidirme.

Ahora que lo digo en voz alta estoy aún más segura de que ese es el enorme fallo que he cometido.

—¿Por eso llorabas?

—No. Bueno, en parte también. Pero el disgusto que me he llevado me ha hecho tomar esta decisión. No puedo seguir así, Caleb.

—¿Y qué me quieres decir con esto? ¿Vas a quedarte con uno de los dos?

—Eso voy a intentar: aclararme. Y para eso voy a dejar de dar besos a diestro y siniestro porque eso no hace más que confundirme. Pensar en frío me va a venir bien.

—¿Y si te quedas con él? —Pregunta con un brillo misterioso en sus ojos—. A mí también me cuesta besarte sabiendo que Andrew también lo hace. Y aún así, prefiero estar en esa situación, antes que saber que tal vez no voy a besarte nunca más.

Suspiro. Por supuesto que a mi también me duele eso, ¿pero qué hago? Algún día tendré que quedarme con uno y cuando antes sea, mejor. No voy a esperar a estar enamorada hasta las trancas de los dos y llevarme un golpe más fuerte al tener que dejar a uno por el camino. Que, por cierto, tampoco sé si Andrew va a querer estar conmigo después de todo, ni siquiera creo que pueda volver a confiar en mí.

Esto es una maldita pesadilla.

—No me lo pongas más difícil, por favor.

Ahora es Caleb el que suspira y se pasa la mano por el pelo. Lo noto muy tenso.

—Está bien. Sólo te quiero pedir una cosa —Espeta.

—Lo que quieras.

—Un último beso —Responde con seguridad.

Esbozo una sonrisa provocada por la ternura que me transmite. Yo también estoy deseando besarle, por lo que pueda pasar.

Se sienta a mi lado y enseguida nuestros labios se encuentran como imanes. Disfruto de este beso y me aferro a este momento como si supiera que se va a convertir en uno de los mejores recuerdos de mi vida. Es como si ambos quisiéramos tatuar lo que sentimos en los labios del otro. Esto es una tortura y a la vez lo más maravilloso que hay.

Cuando nos separamos, nos fundimos en un abrazo tan fuerte que con suerte no nos rompemos ningún hueso. Quiero que sepa que, decida lo que decida, siempre voy a estar ahí para él de la forma que sea. Es una de las personas más especiales que he conocido nunca.

Después me levanto de su cama y recojo mi ropa mojada por la lluvia.

—Hasta luego. Te la devolveré —Señalo su camiseta negra, la que llevo puesta.

—Quiero te la quedes —Sonríe a modo de despedida.

n/a
Buenas❤ Ya estoy aquí, hoy más pronto que nunca. Antes de nada, quería agradeceros que sigáis ahí cada semana a todos los que me leéis. De verdad es muy importante para mí :3
Pronto descubriréis como concluye la historia... Hasta pronto ;)

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top