Capítulo 28
Soy una tremenda montaña rusa. Sé que no es nada nuevo, pero últimamente, mis cambios de humor y de pensamientos han hecho que lo confirme. Por si no estaba lo suficientemente loca de por sí, parece que pronto terminaré de perder la cabeza.
Por lo menos, después del sermón de Candice, creo que por fin he sacado algo en claro: he tomado una decisión con el fin de evitar situaciones incómodas. Y no, eso no significa que haya elegido a Andrew o a Caleb. Tampoco pienso hacerlo, y sigo sin entender por qué tengo que escoger entre ellos.
Lo único que he decidido es tener una charla a solas con ambos.
Sé perfectamente lo que todos deben estar pensando. No les culpo: estarán acostumbrados al típico triángulo amoroso que caracteriza cualquier película romántica actual. Pero yo tengo muy claro lo lejos que estoy de esos clichés. Simplemente, se trata de los dos chicos con los que más me he relacionado en este campamento, nada más. Me niego a pensar que alguno de ellos siente algo por mí. Si quisieran tener algo conmigo, ¿por qué Caleb siempre ha desconfiado de mí, y por qué Andrew me ha hecho la vida imposible desde que llegué? Por favor, es una auténtica locura.
A esto, cabe añadir que yo no tengo ningún tipo de sentimiento hacia ellos. Ni hacia nadie, para ser más concisa. Supongo que, con todo lo que ha ocurrido hasta la fecha, ha sido imposible fijarme en alguien de esa forma...
Vale. Admito que el primer día, cuando conocí a Caleb, me pareció un buen partido. De hecho, he llegado a sentirme intimidada estando cerca suyo. En pocas palabras, su cara es perfecta y sus ojos ámbar son tan penetrantes que a momentos me dejan sin aliento... por no hablar de su cuerpo. Reconozco que se me han ido los ojos un par de veces en la piscina. Sin embargo, lo físico no lo es todo. Con el día a día, nuestra relación ha mejorado, no lo niego. Pero, en el fondo, la forma en que me protege me hace sentir como si fuera su hermana pequeña. Es una sensación tan extraña...
En cambio, con Andrew me ha pasado algo totalmente distinto. Hasta hace poco, puedo decir que llegué a odiarlo. Cada vez que nos cruzábamos por el campamento, me incomodaba tanto que me estremecía. No podía ni verlo, sobre todo cuando hizo tan buenas migas con Candice. Aún así, noté un gran cambio en él cuando descubrió lo de Ben. Desde ese momento, cambió por completo su actitud conmigo y pasó a ser una versión más amable de sí mismo. Aunque no sé hasta qué punto está siendo sincero.
Y hablando de Andrew... Jade está que trina porque éste no ha querido hablar con ella. Mi amiga ha venido a verme a mi cabaña y lleva por lo menos veinte minutos criticando al susodicho.
—Perdona, ¿qué estabas diciendo? —indago, despertando de mis reflexiones.
—Que odio a Andrew con todas mis fuerzas.
—Jade, tienes que mirarlo por el lado lógico. ¿Cómo va a querer hablar contigo de sus sentimientos si nunca os habéis llevado bien? No creo que de la noche a la mañana empiece a fiarse de ti, tía.
—Ya, pero joder... —Se queda unos segundos en silencio, pero finalmente se rinde—. Es que tienes razón.
No me sorprende ver a alguien como Jade implicarse tanto en los conflictos de los demás. Pese a ser increíblemente sincera para lo bueno y para lo malo, tiene un corazón enorme. Sé que está intentando ayudar a su manera, y no me cabe duda que lo haría con cualquier problema que se me presente. Juro que jamás había conocido a alguien tan leal y generoso.
—¿Por qué siempre hablamos de mí y de mis cosas?
—No me puedo creer que aún no te hayas dado cuenta... —replica, a la par que entorna los ojos de manera exagerada—. Amiga, cualquiera se fijaría en tu vida para escribir una novela juvenil. Y déjame decirte que sería un éxito.
—Estás loca —le digo, y le dedico una de mis sonrisas más honestas—. Es que... no quiero saturarte con mis problemas. ¿Por qué no me cuentas algo sobre ti?
Sin poderlo remediar, las palabras de Candice se me vienen a la mente. Quiero que Jade pueda confiar en mí; no quiero que ella también piense que soy una ególatra y que sólo me preocupo por mí misma.
—¿Qué te tendría que contar? —pregunta ella en un tono sarcástico—. Mi vida no es nada interesante, Evelyn.
De pronto, percibo su mirada apagarse y desviarse hacia otro lado. Algo me dice que Jade no es muy propensa a hablar sobre sus cosas, lo que me provoca cierta tristeza. Alguien que se involucra tanto en ayudar a sus amigos no merece quedar siempre en segundo plano.
—¡Venga ya! —Trato de quitarle hierro al asunto—. Eso no puede ser. Seguro que tienes algo por ahí que no me has explicado, y créeme, seguro que es mucho más interesante que cualquiera de mis tonterías de adolescente frustrada.
—Pues no es así. Además, yo también soy una adolescente frustrada.
—¿En qué sentido?
Lo cierto es que nunca la había visto así. La expresión en el rostro de Jade es más seria que nunca. De hecho, podría decirse que está incluso avergonzada.
Entonces, se me viene a la cabeza la primera noche en el campamento. Mi amiga no bebió ni una gota de alcohol, lo que me causa cierta intriga... pero en lo primero que he pensado es precisamente en su polo opuesto: Jason Cox, ese chico que parece coleccionar botellas de alcohol en su cabaña. Ese día pude sentir las chispas entre ellos, pero no dije ni una palabra.
—¿Qué me dices de Jason? —inquiero cuando compruebo que aún no ha contestado a mi anterior pregunta.
Como era de esperar, mis intuiciones nunca fallan. Jade agacha la cabeza, tratando de ocultar lo roja que se ha puesto con sólo escuchar su nombre. Ya decía yo que había algo raro en las miraditas que se echaba con ese tío.
Tan pronto como puede, se recompone y alza las cejas con aires de suficiencia.
—Por favor... —Se ríe fingida y exageradamente—. ¿Por quién me tomas? A ese tío no le importa nada ni nadie. Es un petardo.
—No.
—¿No?
—Que no te creo. Vamos, que estás mintiendo, guapa.
—¿Yo? —reacciona, gesticulando con las manos más de lo habitual. Cómo se nota que he dado justo en el clavo—. Yo jamás miento.
—Por eso mismo: no sabes mentir. Se te nota demasiado cuando lo haces.
Jade pone los ojos en blanco. Me alegra tanto haberla pillado por banda... Por primera vez en todo el día, me siento orgullosa de mí misma, así que no pierdo el tiempo y empiezo a hacerle un interrogatorio. Ella, más tímida que nunca, niega con la cabeza mientras su cara se tiñe más de rojo con cada pregunta.
Después de esquivar cada una de mis preguntas, finalmente cruzamos miradas y la descubro dándose por vencida. Su cuerpo se relaja, al mismo tiempo que yo entrelazo las manos y apoyo mi mejilla en ellas. Creo que la expectación es más grande que yo ahora mismo.
—Está bien —se resigna al fin—. Cállate ya o juro que jamás volveré a contarte ningún secreto.
Me encanta cuando mi persuasión funciona. Sonrío con nerviosismo e impaciencia, porque ahora es Jade la protagonista.
—Todo empezó el año pasado. Obviamente, porque yo lo conocí el año pasado...
No esperaba que la situación fuese tan complicada para ella. Jade lo cuenta todo entre risitas nerviosas, algo sorprendente teniendo en cuenta su forma de ser. Pero lo más increíble es la doble cara de Jason Cox. Parece que no es tan valiente cuando se trata de algo que realmente quiere. Y, por mucho que no quiera, es inevitable recordar las palabras que Caleb pronunció sobre Andrew: "siempre se hace el duro frente a todos, pero a solas con la chica que le gusta se hace más pequeño que nadie"... Exacto. Ese sería el resumen perfecto para la historia de Jade y Jason.
Lo más fuerte es que entre ellos no ha habido solamente miradas. Mi amiga acaba de confesarme algo que, según ella, todavía no sabe nadie más que ellos dos. Me siento una privilegiada por ser su mayor confidente. Y es que ocurrió antes de que se marcharan del campamento el verano pasado... Digamos que fue una "despedida con sorpresa".
Aunque lo cierto es que su romance no tiene mucho de bonito. Ese tipo es un capullo integral, y nunca reconocería delante de sus amigos que el año pasado besó a la "friki" del campamento. Punto en contra. Tampoco se mostró nada amigable con ella durante la primera noche de este verano. Otro punto en contra.
—Joder, Jade. Ese tío es basura —concluyo.
—Lo sé. —Se encoge de hombros, y en su rostro puedo distinguir un amago de tristeza.
Entonces, la conversación se queda en el aire porque ya no sé qué más decir. ¿Soy mala amiga también si no sé cómo ayudarla en este caso? Sinceramente, no soy la más adecuada para dar consejos de amor.
Por otro lado, sigo luchando contra mi lado más egocéntrico. La verdad es que no dejo de pensar en lo ocurrido con Chloe.
—¿Y Chloe? —curiosea ella finalmente, por lo que yo decido rendirme.
Creo que necesitaba escuchar su nombre para terminar de estallar. No puedo negar que la culpabilidad me está atormentando, y enseguida empiezo a explicarle todo lo que ha pasado con ella horas atrás. De hecho, estaba tan angustiada que, de paso, también le he contado lo que Candice ha dejado caer.
—Siento que quieras matarme después de esto, pero creo que Candice tiene razón. ¡Pero sólo en esto, eh! —remarca notablemente la última frase.
—No jodas, Jade. ¿Crees que me tengo que decidir? —inquiero entre risas irónicas. Esto es un sinsentido.
—No me refería a eso precisamente...
Su media sonrisa me indica que debería saber de qué está hablando, y lo peor es que puedo deducirlo. Imagino que Jade también cree que Caleb y Andrew tienen algún tipo de interés en mí. Pero si de verdad es así, ¿en serio he sido la única idiota que no se ha dado cuenta?
—En cuanto a Chloe... —prosigue—. Déjalo pasar. Tampoco debe ser fácil para ella. En el fondo, sabe que no se lo contaste por miedo a cómo reaccionaría. Lo que pasa es que necesita un tiempo para darse cuenta y, sobre todo, para digerir lo que sucedió con Ben.
—¿Tú crees?
—Por supuesto... —Percibo que iba a seguir hablando, pero se ha callado nada más dirigir la mirada a la puerta, que ahora mismo se está abriendo. Detrás de ésta, aparece el mismísimo Caleb para avisarnos que la cena estará lista pronto.
Jade y yo nos levantamos al mismo tiempo y salimos de mi cabaña detrás de él. Es en ese momento cuando asimilo lo que más temía: estoy nerviosa.
Supongo que me han metido la idea de que Caleb tiene algo especial conmigo tan dentro de la cabeza que ahora me sudan hasta las manos. ¿Y yo pretendo tener otra charla a solas con él? No sé por qué, pero de repente, su presencia se me hace más incómoda que nunca.
—¿Estás bien? —susurra Jade, aproximándose a mí para que él no pueda escucharnos.
Intento asentir, pero mi cara habla por mí ahora mismo. Ella enseguida se da cuenta de que algo no va bien, y es que hasta ahora no sabía lo difícil que es estar en compañía de alguien a quien supuestamente le gustas y no es correspondido.
—Caleb... —Jade se acerca a él—. ¿Puedes ir tirando? Nosotras necesitamos ir al baño, ya sabes, por esos percances que tenemos las chicas cada mes.
Él hace una mueca rara y se marcha inmediatamente. sin pensárselo dos veces. Jade y yo reprimimos una carcajada. Me encanta cómo, en pleno siglo veintiuno, los tíos se siguen escandalizando por algo tan natural como la regla. Por lo menos, Caleb es mucho más respetuoso que cualquiera de los chicos que he conocido antes.
Ahora, sí o sí, tenemos que hacer una parada. Si queremos que la excusa de Jade sea creíble, más vale que tardemos un poco en llegar al comedor.
Entramos en el baño en silencio, y lo primero que escuchamos es a alguien lloriqueando detrás de algún compartimento. Ambas nos miramos extrañadas, por lo que, rápidamente, nos colocamos frente a la puerta del mismo.
—¿Quién hay ahí? —Es Jade la primera que se preocupa en preguntar.
No obstante, yo no me ando con rodeos y abro la puerta de una vez. A continuación, distinguimos una cabeza pelinegra arrinconada al lado de la ducha. Está mojada de arriba abajo y solamente lleva puesta su ropa interior. Para colmo, no hay ni una maldita toalla ni una prenda que pueda ponerse para salir de aquí.
—¿Alexa? —reacciono, horrorizada. Miro de reojo a Jade y la veo frunciendo los labios y apretando los puños, muy cabreada.
Me preguntaría quién le ha hecho esto, pero creo que no hace falta pensar demasiado.
Me acerco un poco a ella y compruebo que está tiritando. Entonces, me viene a la mente un recuerdo fugaz de la noche en que quisimos tenderle una trampa a Andrew, a Caleb y a Jason. Ella estaba temblando de la misma forma en que lo está haciendo ahora.
Algo me impulsa a arrodillarme junto a ella y agarrar una de sus manos con el fin de tranquilizarla. Aunque, por lo visto, no será una tarea nada fácil.
—Relájate. Estamos aquí para ayudarte, ¿vale? —expreso en un tono de voz pausado—. ¿Qué ha pasado?
—A mí también... A mí también me odia. —consigue contestar a duras penas.
—¿Qué?
—La bruja de Candice —contesta Jade por ella. Chasquea la lengua y suelta—: Sabía que esto pasaría.
—Pero... ¿Por qué le ha hecho esto?
—Está claro, Evelyn. Utilizó a Alexa, tal y como utiliza a todo el mundo para hacerte daño a ti. Y como no ha funcionado, así la ha dejado. ¿No te da miedo? Esa tía está obsesionada contigo... y creo que esto va mucho más allá de lo que pueda sentir por Chloe.
Frunzo el ceño, totalmente perdida. Candice no me da miedo, pero parece que no va a dejarme en paz nunca. Por si fuera poco, ahora también paga con los demás la rabia que me tiene. No sé cómo una persona puede llegar a ser tan retorcida.
—Jade, ¿puedes traer una toalla y algo de ropa, por favor? —le pido. Puedo percibir que está resentida con Alexa y creo que no es el mejor momento para ello—. Yo me quedo con ella.
Jade intenta resistirse, pero finalmente me hace caso y cruza la puerta. Aprovecho para volverme hacia Alexa, que ha levantado la cabeza y ahora me mira con los ojos llenos de lágrimas.
—¿Por qué te ha hecho esto?
Ella intenta respirar hondo varias veces. En cuanto se siente lo suficientemente preparada, consigue responder:
—Estábamos en la piscina cuando empezó a contarle a todo el mundo que estoy loca por Andrew. No sé por qué lo ha hecho.... —Vuelve a respirar profundamente, tratando de coger fuerzas para seguir con esto—. Lo peor es que él estaba allí.
Suspiro tratando de encontrar respuestas, pero yo tampoco entiendo por qué le haría algo así a una chica tan inocente como Alexa. ¿Y qué tiene que ver esto conmigo?
—También me mintió —continua, y parece que hablar de ello con alguien la calma en cierto modo—. He estado más animada de la cuenta estos días porque me dijo que, cuando era "amiga" de Andrew, él le confesó que también estaba interesado en mí. Evidentemente, no era cierto...
—Pero, entonces... ¿Qué ha ocurrido realmente para que te deje así?
—Pues... ya que Andrew estaba allí, me dijo que aprovechara para seducirlo, pero hice el ridículo porque él no tiene ni el más mínimo interés en mí. Y digamos que a Candice no le sentó muy bien que yo no cumpliera con lo que me había pedido...
Eso sí que es jugar sucio. Me repugna todo lo que es capaz de hacer por fastidiarme la vida. No creo que Alexa se haya dado cuenta del gran motivo detrás de todo esto, pero para mí está más que claro.
Candice quería juntar a Alexa con Andrew porque piensa que eso puede llegar a afectarme. Será bruja... La tía sigue creyendo que hay algo entre ese cretino y yo, como si a mí pudiera provocarme algo verlo con otra chica.
—¿Y Andrew? ¿Qué opina él de todo esto?
—¿Andrew? Él sí que fue claro y directo. Me dijo que no pretendía herirme, pero que yo no soy la chica en la que se ha fijado.
¿Cómo? Ahora sí que se han terminado de romper todos mis esquemas.
Editado el 19 de junio de 2023 por la autora.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top