Capítulo 21
Hace ya un buen rato que eché a Ben de mi cabaña desesperadamente, y desde entonces no me he atrevido a salir de aquí. Espero que no se haya encontrado con nadie. Más bien, espero que no se haya cruzado con Andrew, con Caleb... Sobre todo, espero que no haya visto a Chloe. Como quien dice, acabamos de conocerlo, pero sé muy bien cómo es mi mejor amiga. No sé si sentirá algo por él, pero es evidente que lo que sea que ha ocurrido entre nosotros le haría daño.
De algún modo, intento autoconvencerme de que todavía no ha sucedido nada entre ellos. Y es que no puedo evitar que se me revuelva el estómago al pensar que en esta cama puede haber pasado algo con Ben. A decir verdad, él ni siquiera me gusta. Además, si Chloe estaba ilusionada con ese tío, no me lo perdonaría en la vida.
La pantalla de mi iPhone se ilumina y descubro que ya es la una del mediodía. Sigo sin salir de aquí. Quizá debería ir a darme una ducha, puesto que seguramente doy asco ahora mismo, así que finalmente decido hacer una breve escapada al baño de chicas. No sin antes comprobar que nadie va a verme por el camino, claro. Busco algo de ropa en la cajonera de la habitación y salgo pitando.
Una vez estoy debajo del chorro de agua, intento relajarme. Sin embargo, creo que es una tarea imposible. Una sensación repugnante me abruma al sentirme desnuda e indefensa, y los pocos recuerdos de anoche me provocan un gran nudo en la garganta.
Como si de un flashback se tratase, la imagen de dos grandes manos ofreciéndome un vaso rojo me nubla la mente. Lo peor es que ahora sí que reconozco esas manos, como también he caído en la cuenta de quién llevaba esa camisa de cuadros y esos pantalones negros que me he encontrado tirados esta mañana.
El nudo se hace más fuerte y molesto. El último recuerdo que tengo de la fiesta pertenece a Ben. Asimismo, es lo primero que he visto al despertar.
De pronto, la escena del Starbucks de ayer por la tarde se reproduce de nuevo en mi cabeza. En ese momento, pensé que Andrew y Caleb no estaban haciendo más que un numerito incitado por sus egos. No obstante, la forma en que le miraban decía mucho más de lo que yo quise leer. ¿Y si estaban adivirtiéndome de algo?
¿Debería empezar a preocuparme?
~~
Respiro aliviada cuando Chloe me recibe con una sonrisa. La acompaña una Jade feliz. Se nota que esta última no bebe, ya que es la única de todo el campamento que no tiene cara de haber dormido cero unidades de horas. Y la única sin resaca, cabe decir.
O no saben nada, o saben fingir demasiado bien. Y la realidad es que me convence —o me conviene— más la primera opción.
Por la hora que es cuando me presento, supongo que ya han comido y desayunado. Yo, a pesar de tener el estómago vacío, no tengo ni una pizca de hambre. Es más, ya me han ofrecido ir a por algo y lo he tenido que rechazar. El mero pensamiento de comer cualquier cosa ahora mismo me da náuseas. El dolor de cabeza sigue sin dejarme tranquila y a momentos quisiera encerrarme otra vez.
Pero eso no haría más que hacerme pensar demasiado.
—¿Qué tal la muñeca? —me pregunta Jade, con una alegría totalmente opuesta a mi estado de ánimo.
—Bien, no me molesta ya. Gracias. —Sonrío, y una mueca refleja el dolor en mi rostro. No me molesta la muñeca. De hecho, es lo que mejor llevo. Tengo en la cabeza muchos otros temas que me incordian bastante más.
A cada instante que pasa, temo aún más por lo que haya podido pasar con Ben. Aunque lo que peor llevo es no ser capaz de contárselo a nadie.
—¿Dónde estuviste anoche? Te perdí de vista.
No sé contestar a Chloe de otra forma que no sea encogiéndose de hombros. No tengo recuerdos bonitos sobre ayer a partir de las doce. Aún son más amargos cuando a lo lejos puedo ver a algunos de los protagonistas.
Candice y Andrew están situados frente a Caleb, como si de bandos contrarios se tratara. Los tres gesticulan de forma exagerada y se miran entre ellos mientras hablan. Y no parecen tranquilos precisamente.
De pronto, la situación se torna más seria entre los chicos. Andrew agarra a Caleb de la camiseta, a lo que al otro se le tensan todos los músculos. Entonces, la gente que andaba por ahí empieza a hacer corillo hasta rodearlos por completo.
No es que yo quiera meterme donde no me llaman, pero algo me dice que estoy involucrada en ese percal. Sin disimularlo ni un poquito, me levanto y me aproximo a ellos. Chloe y Jade me siguen de cerca sin entender nada, pero todavía no me atrevo a darles las explicaciones pertinentes.
—¿Habéis perdido la puta cabeza? ¿En serio veis normal lo que le hicisteis? Esta mañana tenía unas pintas horribles. —Es Caleb quien se lo reprocha. Y, vaya, si eso último iba por mí, ha dolido.
—Es increíble, tío —contesta Andrew entre risas de lo más cínicas. De pronto, su expresión se vuelve mucho más oscura y seria—. Deja de jugar a ser el protector de Evelyn. Tú sabías perfectamente todo lo que íbamos a hacer.
—No, tío. Yo no tenía ni idea de lo que queríais hacer anoche. Creía que éramos amigos después de todo, pero me tuve que enterar por ella. —Entonces, furioso, señala a Candice. Por alguna razón, intuyo que su mentalidad se ha transformado de la noche a la mañana.
Para colmo, Candice pretende una vez más hacer el papel de la inocente, dando un paso hacia atrás y abriendo la boca de par en par, fingiendo ofenderse. Aparte de "mala pécora", como bien dijo Jade, también es una mentirosa de cuidado. No me hacen falta pruebas para comprobar la veracidad de Caleb.
—¿Qué es lo que queríais hacer? —Con un hilo de voz, me manifiesto por primera vez en esta conversación. Es entonces cuando se dan cuenta que me he abierto paso entre todos nuestros compañeros y me he situado junto a Caleb, en medio de este círculo.
Todas las miradas se clavan en mí y yo las siento como si fueran cuchillos clavándose en mi piel.
—¿Qué? —me reitero, ahora mucho más cabreada, por lo que mi tono es mucho más firme e intimidante.
Odio ver a Caleb dirigirme una mirada de compasión, así que me limito a ignorarlo. No soy una niña pequeña e indefensa como para que alguien me observe de esa forma. Soy mucho más fuerte que eso.
—¡Evelyn! —De la nada, Candice finge alegría por mi llegada. Me pregunto hasta dónde llega su falsedad cuando parece acercarse a darme un abrazo. Esto es repulsivo.
Antes de que se me pueda aproximar lo suficiente, le doy un manotazo con la mano buena y por poco aterriza en el suelo. La recién golpeada intenta lloriquear, pero todos se han dado cuenta que ni una lágrima ha caído. No se puede ser más patética.
—Ahora dime. —La agarro del brazo repentinamente, y lo hago con toda la rabia que he estado conteniendo hacia ella desde que llegó—. ¿Qué es lo que ibais hacer, eh? No te olvides de que sé el mayor de tus secretos... —sentencio, para después mirar de reojo a Chloe.
A nuestro alrededor, el gentío grita, silba, ríe y se sorprende como si esto fuera un espectáculo.
—¡Suéltame, pedazo de...! —Pero no se esfuerza en terminar la frase. Simplemente, me tira del pelo con la otra mano y yo suelto un gemido de dolor.
Intento contraatacar, pero enseguida esta especie de pelea se termina antes siquiera de haber comenzado. En cuestión de segundos, me veo a mí misma por los aires. Andrew ha alejado a Candice de mí, al igual que Caleb me retiene para que no le arranque toda la cabellera de cuajo a mi ex amiga.
—Decídselo —exige Caleb por mí, tras comprobar que estoy lo suficientemente calmada como para mantenerme derecha por mí misma.
—¿Cuántas veces te tengo que decir que esto no es asunto tuyo?
—Pero sí mío —intervengo, desafiando a Andrew con la mirada—. Merezco saberlo.
—Lo siento, rubia. Pero... —Justo cuando Andrew se había decidido a contarlo, Candice se apresura a decirle algo al oído. Él la mira fijamente, permanece callado y asiente. Cómo se nota que es su perrito faldero...
—Ya que Caleb te quiere proteger tanto, que sea él quien te lo cuente, ¿no? —suelta la arpía sonriente que tengo enfrente.
Andrew trata de imitar la sonrisa de su aliada, pero supongo que cuesta un tanto alcanzar la maldad de Candice.
No me gustaría admitirlo, pero estoy empezando a preocuparme. Me da la sensación de que el plan que se traían entre manos es tan tremendo que no se puede contar delante de todo el mundo.
Como si no hubiera tenido suficiente con el tema de Ben...
Finalmente, Caleb se muerde el labio y niega con la cabeza, resignado. Tiene que ser agotador aguantar el sinfín de tonterías de esos dos. Acto seguido, me pasa un brazo por la espalda y me pide que le acompañe. Efectivamente, parece que se trata de algo que no conviene hablar en público.
Antes de marcharnos, se detiene en seco delante de ellos y pronuncia:
—Menos mal que por fin me he dado cuenta de las cosas —se dirige principalmente a Candice. Y reconozco que grito un "aleluya" por dentro al escucharlo.
La aludida no emite respuesta alguna, simplemente alza las cejas y levanta las manos en señal de inocencia. Ni siquiera tiene el coraje suficiente para reconocer que es toda una bruja.
Después, Caleb me conduce hasta un sitio más alejado, y terminamos sentados bajo un árbol, así como estaba con Jade y Chloe antes de que se formara todo este revuelo.
El sol ilumina su rostro, por lo que compruebo que sus ojos no pierden su brillo especial ni cuando está furioso. Su sonrisa parece sincera y me reconforta por dentro, pero me autoconvenzo que sólo lo hace para que no me duela tanto lo que viene después.
Sin embargo, es muy complicado camuflar según qué cosas con una simple sonrisa.
—Estás segura de que quieres saber esto, ¿verdad?
—Por supuesto.
—¿Recuerdas a Ben?
La pregunta me pilla por sorpresa. Sólo escuchar su nombre me produce un malestar terrible. No esperaba que él también tuviera algo que ver, pero si es así, el asunto sí que se va a poner feo.
Asiento cuando recuerdo que aún no le había contestado. A continuación, cierro los ojos con fuerza, trago saliva y me preparo para escucharlo. Mis presentimientos me dicen que debo esperar lo peor y, por un momento, odio la manera en que mi intuición nunca falla.
—Verás, Evelyn...
Editado el 13 de junio de 2023 por la autora.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top