Capítulo 10: Te lo advierto.
El olor típico de un circuito quemado era inconfundible. Su picor penetraba las fosas nasales provocando ardor en los cornetes. Algo a lo que ella estaba acostumbrada después de haber hecho volar algunos electrónicos durante su adiestramiento.
Adentro, Inuyasha había estado cuidando la forma en retirada de Kagome, observando esa bendita mezclilla ajustarse con precisión a sus caderas. Tan embobado como se encontraba, el simple vibrar de su celular en el bolsillo interno de la chaqueta lo hizo dar un respingo. Al grado de arrojar el vaso de café al piso.
Mala suerte para él. Buena suerte para ella. Todo era relativo.
La bebida se derramó por el suelo hasta encontrar su camino en el regulador que alimentaba los monitores de seguridad ¡Zuish! Para cuando quiso salvar la situación, era tarde.
Apurado atendió la llamada de su madre mientras hacía viento contra el aparato con una revista. —Hola mamá —intentó sonar lo más casual posible.
Izayoi le respondió de la misma manera, con felicidad impregnada en el tono. —Hola cariño ¿Cómo has estado?
El joven torció la boca ahuyentando el olor que comenzaba a irritar su nariz. —Estoy bien má ¿Cómo lo están pasando ustedes?
—Oh, nosotros estamos de maravilla. Pero tenía curiosidad por cómo estaban las cosas por allá —. Izayoi no desconfiaba de Inuyasha, solamente le gustaba llamarlo para saber de él. Además tenía curiosidad por su estado de animo real. Al ver a Kikyo promocionando en programas hace un par de días, se dio cuenta de que probablemente algo andaba mal entre ellos. Los conocía tal cual la palma de su mano, como para asegurar que habían peleado por esa razón.
—Todo en orden. Las ventas no son tan grandiosas como en otras épocas del año, pero no estamos mal.
—Me alegro, corazón. Espero que también te lleves bien con la nueva empleada. No quiero llegar y oír algo como lo que pasó con Yura.
La modulación de la mujer era entre advertencia y broma. Recordaba lo "exigente" que fue su hijo con Sakasagami en su época de novata. La pobre muchacha apenas y podía respirar un poco cuando Inuyasha ya le estaba dando una nueva tarea. Todo porque en ese entonces también peleó con su novia. —Me gustaría que se llevaran bien. Espero tener a Kagome trabajando con nosotros mucho tiempo.
El ambarino sonrió de lado olvidándose momentáneamente de su malogrado regulador. Él también esperaba llevarse bien con la nueva, mucho más que eso. —No te preocupes mamá. Seré un buen jefe mientras no estés.
—De eso no me cabe duda terrón, por cierto, antes de que lo olvide. Acordé recibir al proveedor de abrigos el siguiente martes, parece que su nuevo catálogo ya está circulando, para que revises algunas propuestas y hagas el pedido ¿De acuerdo?
—¿El señor Satsuki vendrá el martes? Entonces necesitaré enviarte algunas fotografías. Sabes que no escojo buenas opciones.
—Puedes apoyarte de Jakotsu, él sabe perfectamente qué elegir. Ah, tu papá acaba de volver de la recepción. Parece que nos ganamos unos cupones ¿Quieres saludarlo?
Después de que su madre dejó la línea a cargo de su padre, estuvieron charlando de asuntos triviales durante un par de minutos. Aunque Inuyasha no era exactamente apegado a Toga, todavía le mostraba respeto.
—Nos tenemos que ir hijo. Cuando tomes tus vacaciones tal vez debas venir aquí. El lugar es fabuloso.
—Claro, me lo pensaré. Los veré dentro de unas semanas.
De esa manera terminó su intercambio. Nuevamente observó los aparatos dañados sin poder reprimir una maldición —Joder—. Cabía decir que para su fortuna, el CPU estaba conectado en otro regulador, lo único que tenía que hacer era cambiar los monitores cortocircuitados por nuevos.
Se rascó la cabeza con cierta desesperación, al menos Kagome salió antes de que hiciera el ridículo. Sin pensar mucho en revisar afuera, sacó su celular para llamar al servicio de seguridad que instaló su equipo.
Higurashi se encontraba acurrucada contra la madera mientras captaba la conversación, al menos las respuestas de Inuyasha. Buscó entre su memoria el nombre Satsuki, hasta identificarlo como un proveedor de abrigos que solía rotar su catálogo en estas fechas. La oportunidad para quedarse sola en esa oficina había llegado.
Se alejó a paso veloz mientras intentaba contener su risa. No tuvo que destrozar su cerebro para saber lo que estaba pasando ahí dentro después de todo, si la llamaran estrella del desastre no le importaba en lo más mínimo. Entrando a la zona de lockers, liberó una melodiosa carcajada.
Su humor mejoró considerablemente haciendo imposible que se borrara su sonrisa. Lucía radiante por su exitosa conspiración e incluso su estamina creció haciendola trabajar sin parar.
Sus compañeros encontraron anormal el hecho de que no se viera molesta, ya que, entrar ahí no suponía nada bueno. Al final Koga no pudo con la curiosidad y fingiendo trabajar a su lado, le preguntó en voz baja —Kag.
—¿Mn?
—Inuyasha... ¿Te dijo algo malo?
La azabache se giró en su dirección con una mirada de extrañeza. Probablemente hacían esto siempre que eran llamados. Por supuesto no era tan idiota para contarle qué clase de final tuvo su conversación, sin embargo no ocultó el resto —Solamente volvió a recordarme sus famosas reglas, nada importante —habló reponiendo la sonrisa en su cara —Solo estoy feliz depués de recibir un mensaje de mi mamá, Inuyasha podrá ser un poco imbécil pero no es relevante —. En esa parte fue sincera. El hijo de Izayoi podía creerla una niña enamoradiza, pero le importaba aún menos. —¿Por qué dejaría que su humor de perro me afecte? —bromeó utilizando las mismas palabras que el moreno hace unos días.
Koga se sintió aliviado después de verla tan tranquila, liberándose una risilla empalagosa. —Cierto —secundó para finalmente pararse hombro con hombro —Hoy con los chicos, estamos planeando una salida para tomar un trago ¿Te nos unes? —preguntó pasándole unos pantalones para que los colgara.
Kagome ya se imaginaba algo como eso. Los empleados del local solían tener reuniones con cualquier pretexto, a menudo visitando un bar no muy lejano.
Estaba a punto de asentir, tal vez podría usar esta salida como un sondeo a Jakotsu. No obstante, un hombre uniformado de azul ingresó por la puerta con mochila al hombro. Hitomiko parecía haberlo reconocido pues inmediatamente dejó sus labores paara guiarlo dentro, directamente con Inuyasha. —¿Quién es? —habló clavando su vista en el recién llegado.
—Es el técnico a cargo de las cámaras de seguridad —comentó Koga, sin detenerse a pensar en la pregunta, queriendo una respuesta para su propia interrogativa. —Entonces ¿Si vienes?
Kagome ya no tenía ningún interés en ir a tomar un trago. Su plan había funcionado a la perfección, la compañia de seguridad que instaló el sistema de Iza's realmente vino, aunque no esperó una tasa de respuesta tan alta, apenas había pasado una hora. —No conozco el lugar, no creo que sea conveniente ir tan tarde a casa —se excusó mientras memorizaba el nombre de la compañía y los elementos de su uniforme.
—Puedo llevarte de vuelta ¿Qué opinas? Te prometo llevarte sana y salva —se esforzó él una vez más.
—Lo siento Koga, realmente no creo que sea una buena idea, debo hacer algunas compras para mi gato —inventó, sonriendole con pena. Debía informar a su colega lo que había visto esta misma noche, no tenía tiempo para ir de juerga con el resto. —Tal vez mañana, salimos temprano ¿Cierto?—ofreció sonriendo de forma cómplice.
Koga no insistió más después de verla con esa sonrisa que él interpretó como coqueta. —Claro —luego retomó su labor mirando las tallas de las prendas.
Más tarde, Hitomiko salió de la oficina tras limpiar el desastre del café. Trayendo unas hojas en las manos, tan pronto como estuvo en el mostrador, llamó a Koga para hablarle sobre la realización del inventario, como los más veteranos de la boutique, también se encargaron de algunas tareas especiales. —El joven Inuyasha quiere el inventario para lunes ya que el martes vendrá el proveedor de abrigos —explicó escribiendo en el ordenador con velocidad.
—Elegir es el trabajo de Jakotsu —Koga sujetó las hojas del mostrador, leyendo los números en ellas —No creo que pueda terminar todo el inventario hoy y mañana. Necesitaré ayuda.
Hitomiko detuvo sus dedos sobre el teclado, meditando a quien designaría como ayudante —Tal vez Kagome pueda echar una mano. Así también conoce la bodega.
El moreno no pudo estar más encantado con la elección. De inmediato se llevó la lista para buscar a su asistente asignada. La sonrisa de su rostro era tan brillante como para que Jakotsu y Yura le lanzaran miradas picaras. Provocando un sonrojo tenue al chico. —Oye Kag, necesito un poco tu ayuda —solicitó amablemente blandiendo los papeles delante de ella.
La azabache se encontraba limpiando algunas vitrinas cuando fue llamada. De inmediato le obsequió una sonrisa al chico acudiendo a su lado —¿Qué sucede? —cuestionó. Tras oir la explicación sobre su asignamiento asintió de acuerdo.
Ambos se adentraron en la bodega, donde largos estantes y tubulares se enfilaron repletos de prendas. Las estructuras no solo se limitaban al ras del piso, sino que se ubicaron en andamios erguidos hacia el techo, almacenando cajas sobre todo. Kagome observó todo de forma sistemática, guardandose cada detalle de la edificación.
—Parece que tenemos que iniciar con los vestuarios de la temporada otoñal pasada —analizó el muchacho paseándose por el pasillo principal. Continuó su ingreso en lo profundo del sitio hasta un escritorio desgastado, donde yacían algunos utensilios como tijeras, cinta adhesiva además de sensores portátiles, similares a un termómetro digital.
Koga apoyó las hojas en la mesa mientras sujetaba el aparato —¿Has usado uno de estos? Son como los del mall —dijo pasándole uno ya encendido, ella no tuvo problemas para entender el mecanismo mientras fingía disparos. Su postura era firme, si Koga hubiera podido discernir a un novato de un profesional, incluso podría haber temido por su vida imaginando un arma real.
Afortunadamente, a él le interesaba más la curva de su cuello y el perfume de su camisa. Los ojos azules la recorrieron por completo, nunca se había sentido tan fascinado por una chica, ni siquiera por las más atrevidas. Ella había llegado a replantear su concepto de "mujer" y apenas tenía tanto como tres semanas de conocerla.
—Bueno, lo que hacemos es registrar este punto en la etiqueta de la ropa —indicó acercándose al estante más cercano, hablando sujetó una etiqueta de seguridad plástica y le mostró un código de barras circular al reverso. —La máquina lo irá registrando e imprimiendo por medio del rollo —continuó haciendo la acción. Apuntó a la etiqueta capturando su numeración e inmediatamente emergió un pedazo de papel por la abertura lineal del aparato. —Fácil ¿Verdad?
—Si. Eso parece —. Kagome se colgó los indumentos para cargar fácilmente su herramienta igual que el muchacho.
—Bueno, Te llevo a la zona de rezagados ¿Por qué no empezamos por ahí? Mientras yo voy arriba. Puede ser peligroso, así que no subas ¿De acuerdo? —aconsejó él, sacando una escalera plegable detrás de los estantes.
Pasadas tres horas, Inuyasha finalmente solucionó el problema con los monitores. Debido a la urgencia de atender tal asunto, no salió hasta la hora del almuerzo para los empleados. Despidiendo al técnico tras pagarle, se dirigió al mostrador de caja para enviar a Hitomiko, sin embargo, tan pronto como buscó en varias direcciones, no encontró a Kagome por ninguna parte. —¿Y la nueva? —cuestionó fingiendo desinterés.
—Le pedí que ayudara a Koga con el inventario que nos pediste, está en la bodega con él.
Su expresión de poker se agrió tan pronto estuvo al tanto de la situación. Su seriedad se reflejó en menos de cinco milisegundos dándole un aire de molestia contenida. —Todavía no vayas a comer. Vengo en un rato —anunció dándose la vuelta con dirección de la bodega. No fue consciente de lo mucho que estaba apretando la mandíbula ni de su caminar amenazante.
En cambio, Kagome se lo notó inmediatamente los pasos furiosos tan pronto su eco se hizo presente. El marcado sonido del zapato contra el piso era un testimonio de su fuerza y velocidad. Especialmente en ese espacio tan silencioso. La joven estaba encaramada en el armazón de los estantes, alcanzando cajas con su sensor.
El ambarino estaba hecho una furia mientras deambulaba por los pasillos, hasta que vio a la fémina equilibrarse como un gato sobre un tubo, estirando todo su cuerpo para alcanzar la última caja apilada de esa fila. Se acercó vigilando los alrededores sin hallar al otro muchacho. Menos tenso e incluso divertido por sus acciones, se dedicó a contemplar mientras se acercaba.
A esas alturas, Kagome ya era plenamente consciente de su cercanía, jugando un poco, simuló resbalar del andamio quedando colgada a unos sesenta centímetros del suelo. Profiriendo un grito agudo que despertó los instintos de Inuyasha tan pronto lo escuchó.
El joven corrió a largas zancadas para sujetarle de la cintura. Enamorado de la sensación, habló en tono ligeramente ronco. —Puedes soltarte. Te tengo —su voz era ligeramente despótica, como si siempre hubiera poseído el derecho a tenerla.
—¿Joven Inuyasha?— preguntó sin soltarse, colgada por los brazos hizo amago por ver hacia abajo. Quería burlarse de él y su acto caballeresco. Esos sesenta centímetros eran una ridiculez, un obstáculo insignificante para ella. Pero ¿Por qué no aprovecharse de la situación un poco más?
—Si, soy yo ¿Puedes soltarte ya? —aunque quisiera coquetear con ella, todavía mantenía su habitual tono de irritación.
Ella agudizó su voz, llenándola de miedo. —Pero ¿Y si me caigo?
—¿Insinúas que soy un debilucho? No va a pasar. Solo sueltate.
—Tal vez sea muy pesada —rebatió. El estira-afloja era un método infalible de coqueteo.
—Tengo suficiente fuerza en los brazos. Además, por el tamaño de tu cintura no creo que peses demasiado tampoco —. Aquello último lo dijo en un susurro apenas audible. —¡Ah! Vamos. Solo hazlo y ya.
—D-De acuerdo. Lo haré a la cuenta de tres. Uno... Dos... ¡Tres!
—¡Kag!
Su voz se sincronizó con la de Koga. Inuyasha apretó el agarre en ella al oírlo. Pegando la espalda femenina a su propio pecho en el proceso, de forma tiránica. Excelente momento para llegar, Koga. Entretanto el pensamiento atravesaba la cabeza del albino, le dedicó una mirada penetrante al recién llegado, con un claro mensaje.
Te lo advierto. Mantente alejado de ella.
Continuará...
Hello!
Ha pasado un largo tiempo desde que saludé por aquí. Ah, la verdad es que me entró una crisis de ficker y me llené de muchas preguntas. Afortunadamente las voy resolviendo de a poco. Lo que me incentivó enormemente actualizar.
Como les comenté a través de mi Instagram, estoy haciendo un maratón de actualizaciones para mis historias y aunque voy retrasada todavía sigue en pie el asunto.
Además habrá una pequeña sorpresa al finalizar el maratón.
En agradecimiento, me gustaría obsequiar un pequeño presente a los lectores de Camouflage. Por eso, haré una dinámica donde podrán ganar algo de las siguientes listas.
Si eres escritor:
*Una portada para tu historia (Ya sea en formato para Wattpad o para Fanfiction) con dos personajes, posturas a elegir.
*Un banner promocional para Instagram. (Formato 1 : 1 o en tres piezas, si gustan ver ejemplos pueden visitar mi perfil de esa red social, aparezco como [arroba]jiyuuakabane) Con dos personajes, posturas a elegir.
*Banner promocional para Facebook (Formato 3 : 2) Con dos personajes, posturas a elegir.
*Poster promocional (Formato 2 : 3) Con dos personajes, posturas a elegir.
Si eres lector únicamente:
*Un one-shot de dos mil palabras (Temática, personajes y universo a elegir)
*Un fanart de tu personaje favorito (Coloreado completo)
IMPORTANTE: ¡Participa cualquier fandom!
¿Cómo participar? Lo único que tienen que hacer es comentar en el capítulo del día “Estrella” Y estarán automáticamente participando. (Un comentario porque en FF no se puede votar individualmente)
¿Cómo se define al ganador? Quién sea el primero en comentar “Estrella” Cinco minutos después de que el capítulo se haya publicado y acumule la mayor cantidad gana.
Y ustedes dirán ¿Qué?
Pues, la cosa será así, yo publicaré el episodio del día y a partir de cinco minutos después podrán comentar la palabra “estrella” y quién consiga tener la mayor cantidad de primeros comentarios gana.
Ya que FF y Wattpad no registran la publicación al mismo tiempo, se harán dos obsequios, uno para cada plataforma, ojo, los que ya participaron en la dinámica y ganaron no pueden hacerlo de nuevo, esto para dar oportunidad a otros lectores, ya que si al final no hubo ningún participante se hará un todo o nada. Yo me pondré en contacto con los ganadores y les pasaré los respectivos datos que requiero para comenzar a trabajar en sus obsequios. Lo que elijan se entregará en base a mis horarios pero procuraré hacerlo lo antes posible.
Espero que se animen, nos estaremos leyendo pronto.
Muchísimas gracias a todas las personitas que le están dando la oportunidad a este fic. Los adoro.
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