#19

Espero que les guste~

Nota: Por alguna razón, escribir los diálogos de La Mancha me costaron el huevo que no tengo y otro prestado. En serio, pensar en que diálogos ponerle a este ser de tinta tan raro fue super difícil, creo que es porque los villanos se me dan fatal xD

Nota-2: Puede o no que no solo me haya inspirado un poco de más en este punto, sino que también me enganche con el drama...aun así, me gusto mucho como quedo esto, incluso si las escenas de pelea son difíciles de escribir :3

Ninguno de los toons tiene muy en claro cuanto tiempo pasa. Segundos, minutos, quizás horas pero los que estaban dentro del castillo estaban más concentrados en la tarea que tenían entre manos y quien estaba afuera como vigilante mantenía los ojos atentos a todo a su alrededor, escuchando con toda la atención que podía, luchando por no distraerse.

Y entonces, es que sucedió.

-Oh, no...- Ink bajo las orejas, observando con cierto miedo y ansiedad la enorme masa negra que se aparecía entre las cosas que había en la Montaña Mickeybasura, elevándose por encima de todo. Hay ojos color verde que se muestran entre todo la tinta que aun se remueve y forma una especie de enorme cuerpo con cuernos en la cabeza, seguido de una boca que se abre para dejar escapar una carcajada llena de victoria, gritando un "¡Estoy de vuelta!".

Adentro, Bendy aparta la vista de su tarea, alzando la vista con los ojos bien abiertos y llenos de alarma, pudiendo sentir que algo nuevo y grande estaba allí, que se acercaba a donde estaban, una sensación extraña y casi escalofriante.

-...ya esta aquí- Mickey levanto su brazo, ignorando la mirada de alarma de todos a su alrededor a favor de concentrarse en las gotas de tinta que flotan fuera de su cuerpo y que revientan cual burbuja sin llegar demasiado lejos de si, a un ritmo rápido y que no parece que se vaya a detener pronto. -Tenemos que movernos- aprieta con fuerza el mango de su pincel, mirando de reojo sobre la mesa, algo aliviado de que hubieran logrado llenar muchos frascos pero temiendo que no fueran suficiente. -Ahora- se levanto y el gato hizo lo mismo, aunque se movió solo para acercarse.

-¿Qué te sucede?- Félix tomo las manos ajenas, mirando con preocupación las grandes gotas de tinta que salen de su amigo, sin saber que podía significar al decir verdad.

-Es...complicado- se aferro las manos del felino, nervioso, mostrando una sonrisa temblorosa. No tenía idea de como explicar lo que le había sucedido la primera vez que llego, tampoco tenía muy en claro si había consecuencias o algo así, era algo muy raro pero por suerte, no tenían tiempo para eso de momento.

-¡Chicos!- la puerta principal se abrió de repente y la conejo entro corriendo, medio resbalando en al entrada de la cocina debido a su apuro, apenas pudiendo mantenerse de pie. -¡Ya esta aquí!- jadeo al ver el estado del ratón, haciendo una ligera mueca. -Bueno, supongo que ya lo sabían- sus ojos se fijaron en la mesa, llena de pequeños potes ya tapados y llenos de aquella mezcla de rojo con verde, listos para usar. -Vamos, tenemos que irnos antes de que nos acorrale- hay una risa que resuena y hace eco dentro del castillo, que logra que todos allí tengan un ligero escalofrió.

-Solo esperemos que esto funcione- Mug fue cuidadoso al agarrar todo aquello para ponerlo dentro de una mochila amarilla con lunares negros, un poco asustado ante el sonido del vidrio que choca suavemente entre ellos, usando otra cuando la primera se llena.

-Tiene que funcionar- bufo Cup, acomodando la mochila ya llena en su espalda, sintiéndose algo ansioso de tener algo peligroso tan cerca pero al mismo tiempo, lleno de adrenalina. Una vez que el de azul se acomodo su propia mochila, todos corrieron para salir de allí, encontrándose con el rey ya allí y con control en mano, mirando al gran ser de tinta que se elevaba por encima de ellos con una sonrisa cruel en su rostro.

-Vaya, el rey de los perdedores olvidados~- tarareo con burla brusca, al parecer satisfecho de ver al conejo fruncir el ceño, enojado más de lo que mostraba de momento.

-Cállate, cucaracha de tinta- gruño con los dientes apretados, más allá que arto de la presencia de aquel ser y su dedo ansiando apretar el botón de su control para poder darle una fuerte descarga, incluso si no tenía muy en claro si podía hacerle mucho daño. Solo quería desquitar su frustración, al menos un poco.

-Es...enorme- Mickey trago en seco para si mismo, pudiendo ver el gran tamaño que La Mancha había conseguido al robar tanto color de diferentes mundos. Era inmenso, más grande que la montaña de basura de allí o el el mismo Castillo Belleza Oscura, elevándose por encima de ellos con superioridad y logrando que una sombra los cubriera, casi de una manera amenazante, con una sonrisa cruel y ojos brillantes que los observaban.

-Y ahí esta, mi creador, la rata corporativa~- su sonrisa de alguna manera se agrando cuando se fijo en el ratón, quien se estremeció apenas en sus palabras, apretando su agarre en el pincel y luchando contra la repentina necesidad que tenía de encogerse en su lugar, odiando el recuerdo de lo que había hecho.

-¡Púdrete, maldito!- la coneja ya no pudo resistirse, adelantándose unos cuantos pasos, evitando las manos que intentaban hacer que retrocediera pero estaba furiosa. Esa cosa la había arrancado bruscamente de su hogar, intento meter su mano en su pecho para quedarse con su corazón y arraso con aquellos mundos que tanto había adorado en su vida, lastimando a muchos en el proceso. Estaba harta de ese monstruo y lo que menos quería era escucharlo, ya no más. -¡Y desaparece!- mantuvo una mano tras la espalda, levantando el otro punto y con solo un dedo alzado en un gesto grosero que hizo jadear y bufar a los toons detrás de ella pero que pareció servir para enfurecer al ser de tinta, cuya sonrisa desapareció con un gruñido profundo y amenazante.

-¡Mocosa grosera!- de entre todo su ser, dos extremidades aparecieron, brazos largos y manos grandes que azotaron el suelo con fuerza suficiente para hacer todo temblar, rápido en agarrar a la coneja que tenía enfrente. Ella se retorció y maldigo, luchando por soltarse, mientras los demás gritaban con alarma, sin atacar de momento por miedo a herirla. -¿Alguna última palabra antes de convertirte en piedra?- ella se queja cuando de alguna manera, el agarre a su alrededor se vuelve más fuerte, confundida de como puede ser posible si ese ser es tinta pura.

-Solo dos, villano de porquería- ella sonrío enormemente, revelando aquello que había estado escondiendo, un pequeño pote de vidrio lleno y bien cerrado que se había apresurado a sacar de la mochila que uno de los hermanos con cabeza de taza tenían. -¡Comete esta!- y lo tira con fuerza, directamente al rostro ajeno, y funciono como quería al decir verdad. El vidrio se rompió al impacto con facilidad, algo de humo saliendo ante el contacto de aquel "super disolvente" y el ser de tinta como si fuera asido de cierta manera, con ella sintiendo un momento de satisfacción cuando La Mancha ruge de dolor pero terminando por chillar al ser soltada, soltando un grito ligero al caer.

-¡Te tengo!- Félix se adelanto con los brazos extendidos, suspirando de alivio ligero al lograr agarrar a la coneja antes de que pudiera lastimarse contra el suelo. Ella se mantuvo tiesa y tensa por unos segundos, algo sacudida al parecer, con los ojos bien abiertos y el pelaje algo erizado. -¿No se suponía que podías volar?- enarco una ceja, divertido, casi burlón e ignorando que no era el momento para algo así.

-...lo olvide- sollozo de manera dramática, relajándose por completo en el agarre ajeno, moviéndose solo para poder rodearlo con sus brazos. -Eres mi héroe~- froto su mejilla contra la del felino, un poco brusca quizás, sin prestarle mucha atención a las quejas y contenta con poder alborotar un poco el pelaje del felino.

-¡Cuidado!- ambos reaccionaron ante el grito, con el gato siendo rápido al alejarse de allí, con la coneja saltando para poder estar parada por si misma y ambos parpadeando ante la gran mano que había azotado el suelo done habían estado parados hace unos segundos.

-¿Te enojaste, tonto?- Ink levanto la mirada, ignorando el ligero dolor en su nuca ante la posición, sonriendo con burla ante el rostro de La Mancha. Uno de sus ojos se había visto afectado por el disolvente al parecer, con un enorme agujero justo allí, uno que parecía estar luchando por rellenar con algo de toda la tinta que tenía en ese gran cuerpo suyo.

-¡Maldita sea!- rugió, lleno de ira, y en su cuerpo, más extremidades aparecieron. Manos grandes, algo deformadas, que salían de cada parte de su cuerpo y se movían bruscamente, con toda la intención de golpear todo lo que estuviera a su alcance.

-¡Todos, sepárense!- Oswald ordeno, sin un plan concreto pero esperando que la suerte estuviera de su lado, haciendo un ligero gesto. Todos obedecieron, corriendo, sin tener muy en claro al decir verdad como podrían enfrentar algo tan grande y cuyos ataques eran esporádicos, violetos, llenos de rabia sin contener a simple vista.

No podían tirar más de los potes llenos de disolvente así nada más, tenían una cantidad limitada, y no llegaban muy lejos, no con la gran altura que había logrado tener La Mancha en este punto. La mente de todos estaba corriendo, en busca de ideas o algo así, lo que sea que pudiera suceder.

Y como para empeorar las cosas, los movimientos bruscos de aquel ser provocaban que grandes gotas de tinta salieran volando, creando enormes manchones en el suelo, de donde salían pequeñas criaturas que no tardaban mucho en atacar.

-¡No tenemos tiempo para esto!- Mug apretó los puños con fuerza, estos rodeados por una llama azulada, creando un gran disparo en contra de un montón de aquellas cosas que se le habían acercado. Los destruyo, los atraso, pero parecían estar rearmándose una vez más, listos para continuar.

-Agh, me encantaría volar hasta allí y poder darle en toda la cara otra vez- Ink salto, haciendo aparecer su martillo con un chasquido de dedos, aplastando aquellas cosas que estaban a su alcance pero teniendo que saltar una vez más, alejándose de la gran mano que casi la aplasta, gruñendo con frustración. -¡Pero me derribaría de un maldito manotazo!- corrió, rápida en meter la mano en la mochila de la taza de azul, sacando una de los pequeños potes y como si fuera una especie de pelota, la lanzo, dándole un certero golpe con su martillo. Lleno más lejos de lo que había esperado, sonriendo ante el grito que se gano por haberle hecho daño a La Mancha una vez más. -¡Toma esa, porquería!- celebro, confundida por un segundo ante la mano que agarro la suya y chillando ante el firme tirón que recibió, obligada a correr por Mug, mirando de reojo y haciendo una mueca al notar que había más criaturas ahora, algunas más grandes saliendo de los charcos a su alrededor. -Tenemos problemas-

-¡Muchos!- asintió Mugman, la punta de su dedo brillando en rojo, sus disparos llegando a todo lo que estaba en su camino.

-Tengo una idea- Félix se ilumino al mismo tiempo que un pequeño foco brillante apareció sobre su cabeza, algo que aparto de un manotazo antes de mirar a su alrededor, con las orejas en alto al ver el especie de hidrante que había utilizado antes. -¡Intentare limpiar la tinta!- aviso a quienes lo acompañaban, ya corriendo hacia su objetivo y con bolso en mano que estaba retorciendo para convertir en lo que necesitaba.

-¡Te cubrimos!- Mug e Ink no dudaron en asentir ante eso, dispuestos a proteger al felino mientras estaba conectaba la manera.

Mientras tanto, Oswald estaba enviando descargas eléctricas a cada criatura de tinta que se le cruzaba en su camino, luciendo frustrando y enojado entre más aparecían, sintiendo que no estaba llegando a nada, su enojo en crecimiento ante los gruñidos de La Mancha que resonaban por allí.

-¡Cuidado, Bendy!- y Mickey estaba luchando por protegerse tanto a si mismo como al demonio, quien en realidad lucia perdido y confundido además de asustado. -¡Rayos!- la boca del demonio se abrió en un grito silencioso mientras el ratón apretaba los dientes al notar la gran mano medio deforme que se elevaba por encima de ellos. Estaba rodeado, sin mucha escapatoria, y aunque su pecho se retorcía con ansiedad mezclado con miedo, no dudo en alzar su pincel. No dudo en disparar, un chorro de aquel "super disolvente" impactando de lleno contra la masa negra con forma vaga de mano que se alzaba por encima suyo. Fue un efecto instantáneo, lo negro derritiéndose como hielo bajo calor intenso, pero eso trajo consecuencias al instante. Su propio grito de dolor ante el intenso y agonizante ardor se vio opacado por el rugido de dolor y enojo de La Mancha, el ratón jadeando al detenerse de golpe, tambaleándose. -Duele, duele...- las lagrimas salieron sin su consentimiento, sollozando, acunando contra su pecho. Estaba temblando, tanto por la sorpresa como por la sensación y el miedo que venia con ello, lleno de aprensión, temiendo el resultado de su acción pero aun así, movió con mucha cautela su mano para ver, apretando los dientes con fuerza para ahogar un sollozo y cualquier sonido que pudiera delatar su horror en ese instante.

Había líneas rojas que se asomaban por debajo de su guante, sin necesidad de ver debajo de este para saber que aquellas cosas que casi parecían venas cubrían la mayor parte de su mano porque podía sentir el ardor, y bajan por su brazo pero no solo de la parte interior, sino de todo en si. Y seguía avanzando de forma visible, de momento lento debido a que ya no estaba usando ese poder.

-Esto...no es nada bueno...- dolía, sus dedos se estaban entumeciendo en este punto, pero se obligo a moverse, apretando el agarre en su pincel. Sabía que iba a ser algo malo, era un disolvente más corrosivo al que había usado la última vez, pero aun así, estaba decidido a continuar. La Mancha aun era un problema, era su culpa, y tenía que encargarse de ello. -¿Eh?- levanto la vista ante las manos enguantadas que cubrían la suya, la sana en todo caso, sintiendo que algo en él se rompía ante el rostro lleno de angustia con el que se encontró. -E-Estoy bien, Bendy- le sonrío, tembloroso, apretando la mano ajena ante las lagrimas que manchaban el rostro del demonio. Estaba sollozando, sin ruido alguna saliendo de él, con grandes lagrimas corriendo por sus mejillas y que se manchaban de negro porque parte de si parecía estar derritiéndose, deformando sus cuernos en el proceso.

Mickey empieza a sentir culpa por la angustia ajena y desesperación por su mala situación.

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