#18

Espero que les guste~

Hortensia se quedo en la entrada de su cocina, sonriendo con cariño ante al ver a su marido con una gran sonrisa en su rostro, permitiéndose celebrar una pequeña victoria de haber encontrado una solución para su problema y rodeado de amigos, luciendo muy animado. Lo amaba, con cada fibra de su ser, y estaba aliviada que incluso en una mala situación, Oswald hubiera logrado hacer amigos nuevos y conectar con su hermano, cosas que sabía que quería y necesitaba. 

Solo esperaba que incluso después de que todo terminara, no tuvieran que separarse para no verse más, porque sabía que eso rompería algo en su esposo y no quería que eso sucediera.

-¿Eh?- tararea para si misma, enderezándose cuando ve algo de reojo que llama su atención, frunciendo el ceño con ligera confusión al notar que Gus esta allí. Parece aterrado y ansioso, mirándola con algo que parece suplica brillando en sus ojos, luciendo como si no quisiera acercarse. Todo en él grita que hay malas noticias y siente una punzada en su pecho, lleno de molestia y tristeza, pero no en contra del Gremlin de aspecto nervioso, sino por la situación que no parece dejar que nadie disfrute de mucho tiempo de diversión y paz. -¿Es urgente?- mueve los labios y él parece entenderla, porque asiente con notable arrepentimiento y vergüenza. La reina suspira, cansada, y mira la escena una vez más, esta vez con tristeza, sabiendo que tendrá que romper el ambiente alegre. -Conejito...- llama y el conejo siempre atento a ella, tarda solo segundos en desviar su atención de su charla para mirarla con los ojos bien abiertos. La gata le muestra una sonrisa tentativa, esperando no alertarlo demasiado, pero su expresión parece delatarla, puede verlo en la forma en la que es rápido en pararse para llegar hasta ella.

-¿Hortensia?- toma sus manos, preocupado, acariciando sus nudillos con suavidad. -¿Qué sucede?- ellos llaman la atención y la cocina de repente esta en silencio, todos atentos, curiosos y aprensivos.

-No lo sé pero Gus esta aquí- ambos miran al Gremlin, que parece haber tomado la mención de su nombre como una especie de señal para acercarse, logrando que los demás se enderezaran.

-Lo lamento tanto, Oswald- Gus pone todo el arrepentimiento que tiene en su tono de voz, sintiendo culpa por su distracción. Le habían dado un trabajo y sentía que había fallado de alguna manera, de una manera tan tonta que era vergonzoso. -Uno de los proyectores que me pediste que cuidara...desapareció- y eso es suficiente para romper el momento que habían estado teniendo.

-¿Qué?- los presentes se levantan de sus lugares, alertas, compartiendo miradas entre ellos llenos de frustración y angustia. Se habían confiado que tenían tiempo, que podían relajarse un poco antes de tener que continuar, y ahora, algo salía mal. Para tener dos conejos entre ellos, se sentía como si tuvieran mala suerte o algo así.

-¿Cómo?- el conejo se adapta en su papel de rey, enderezando un poco su postura sin darse cuenta, mirando al otro con seriedad. Esta molesto y frustrado, no con Gus, sino con ese monstruo y sus acciones, deseando con todas sus fuerzas que esta vez, fuera la última vez que tuvieran que saber de ese maldito. Gus tropieza con las palabras en un intento de explicarse, comentando que lo había dejado todo en una habitación segura en el Mundo de los Gremlins pero que después de haber desinstalado todo el proyector que les permitió llegar al mundo de Bendy, volvió solo para descubrir que una de las cajas faltaba y en su lugar, solo había manchas de tinta.

-¿En que momento pudo...?- Ink cierra la boca, con su mente corriendo, frunciendo el ceño cuando se da cuenta de un detalle. El ataque, se sintió como algo repentino y muy ligero para venir de seres que venían de La Mancha, porque no habían intentado siquiera llegar más allá. Solo se quedaron cerca del castillo, donde estaban todos ellos. -El ataque no fue una casualidad, ¿eh?- suelta, pensativa, y eso logra hacer click en la mente de los demás, puede ver la realización en sus expresiones.

-¿A qué te refieres?- ella bajas las orejas, algo intimidada ante las miradas fijas y tragando en seco, sintiendo al tensión de lo seria que era la situación.

-Fue una pelea rara, ¿no lo creen?- ladeo apenas la cabeza. -Esas cosas podrían haber hecho mucho daño, intentar ir por otro lado y buscar a los toons que están escondidos pero se quedaron aquí, al frente del castillo- ninguno había tenido la oportunidad de analizar eso en su momento, había sido un desastre, más concentrados en deshacerse de todas las criaturas como para notar su raro comportamiento. -Es como si hubieran...-

-...intentado mantenernos distraídos- Félix hace una mueca al darse cuenta de eso, sintiéndose como un tonto pero es un sentimiento compartido al parecer, porque todos se sienten igual.

-Supongo que eso responde a mi duda si La Mancha podía controlar sus creaciones, incluso estando en otro mundo- la coneja murmura para si misma, haciendo un puchero, sintiendo que sus ganas de golpear a ese monstruo solo aumentaban. 

-Dime, por favor, que no se llevaron el proyector que creo que se llevaron- Oswald se acaricia las sienes con los dedos, pudiendo sentir que se avecina un fuerte solo de cabeza, uno de tantos de la última semana.

-Bueno...me temo que si- Gus jugo con sus dedos, sintiéndose mal al escuchar al otro gemir con cansancio y molestia. -Se llevaron el proyector de los hermanos- y el gemido solo aumenta en volumen, con el rey tirando de sus orejas con frustración apenas contenida, solo deteniéndose cuando las arranca de su lugar por accidente.

-Maldición- gruñe entre dientes, devolviendo sus orejas en su lugar, manteniéndolas en alto y con el cuerpo tenso. Se lleva las manos para taparse la boca, ahogando una especie de chillido que viene con su especie, antes de respirar profundo y obligarse a relajarse. Tenía que mantener la cabeza fría y la concentración, en especial ahora que el peligro era inminente. -Bien, bien, bien- golpea el suelo con uno de sus pies, ansioso. -¿Qué rayos hacemos contra esa cosa?- se volteo a ver a los demás. -Estoy abierto a cualquier idea en este punto, sin importar que tan raras sean-

-¡Bombas de disolvente!- Ink levanto las manos, luciendo demasiado entusiasmada para la situación en la que estaban.

-Y ahí hay una idea loca- el conejo señalo, enarcando una ceja en su dirección. -¿Cómo haríamos algo así?-

-Quizás, meter el "super disolvente" en pequeños potes de vidrio, son frágiles y fáciles de romper cuando los lanzas- hizo un ligero gesto, esperando que eso en realidad pudiera funcionar. Podrían hacer algo más que solo distraer a aquella cosa y dejarle a Mickey todo el trabajo, podrían usar eso para hacerle daño, aunque también podría ser un poco peligroso pero sentía que no tenía muchas opciones en este punto. -Podríamos usarlas como bombas o algo así. Si el "super disolvente" funciona como esperamos, podríamos hacerle mucho daño-

-Genial- asintió, contento de tener algo, y algo satisfecho de tener la oportunidad de hacerle daño a ese monstruo que tanto había hecho en contra de su reino. -Félix. Mickey ¿Creen que pueden hacer eso?- no tenían muy en claro cuanto tiempo tenían o donde estaba esa cosa pero tenían que moverse rápido, para estar preparados para lo que sea.

-Tengo muchos potes de vidrio con tapa justo aquí- el felino rebusco en su bolso, empezando a sacar aquello, pequeños potes de vidrio de diferentes formas pero todos con tapa o al menos, un tapón para cerrarlos. Muchos de ellos al decir verdad, una ventaja más de su bolso mágico

-Y el pincel esta recargado- el ratón asintió con el pincel entre manos, apretando un poco el mango con ansiedad.

-Bien, genial- el rey se froto las manos, lleno de nervios pero también estaba ansioso y algo eufórico de cierta manera por enfrentar a aquel que tanto daño había hecho en su existencia. No había podido enfrentarlo la primera vez, ahora tiene una oportunidad de hacerlo, y espera poder borrarlo de la existencia. -Todos, necesito que los ayuden, por favor- los presentes asintieron, dispuesto a ponerse manos a la obra. -Ink- ella se enderezo, con las orejas en alto y los ojos bien abiertos, mirándolo con atención. -Te necesito en frente del castillo, para que avises si lo ves- ella tenia una buena capacidad para escuchar, venia con la especie, y esperaba que pudiera alertarlos para no ser tomados por sorpresa.

-Señor, si, señor~- asintió, levantándose de un salto de su lugar y trotando para poder ir a su puesto, atenta a todo a su alrededor.

-Yo ira a reunir a mis hijos para que Gus se los lleve a otro lado- informo ante los presentes, logrando que su esposa lo mirara con alarma.

-¡Oswald!- lo mira con mala cara, poco dispuesta a irse al decir verdad. Ella quedo como una estatua cuando entre los esfuerzo de ambos lograron encerrar a ese monstruo la primera vez y se despertó solo cuando todo el color volvió, confundida y perdida pero aliviada al mismo tiempo.

-Esa cosa ya te convirtió en piedra una vez, no voy a dejar que eso vuelva a suceder- es serio y firme, sin dejar lugar para ninguna queja, ella apretando los labios con frustración ligera. Y él relaja apenas su expresión, suavizándose con algo dulce y lleno de cariño que se mezcla con angustia y preocupación. -Necesito que estés a salvo y cuides de los niños, ¿si? No quiero que ninguno de ustedes salga herido-

-¡No te preocupes, Hortensia!- Mickey es cuidadoso y trabaja rápido, ya logro llenar unos cuantos potes de vidrio con el disolvente de tonos rojizos con verde, mientras los demás se apresuran a taparlos de manera segura y firme. -¡Oswald no estará solo, estamos justo aquí!- le muestra una sonrisa brillante y llena de confianza, porque no dejara que su hermano salga herido, no permitirá que nadie salga herido.

-Todo estará bien, gemela- Félix le guiña el ojo con burla ligera, sonriendo. -Ya lo veras, nos encargaremos del problema-

-Ya veo- Hortensia los miro, analizando la escena, y a pesar de su angustia, una suave sonrisa se dibujo en su rostro, sintiendo un ola de alivio que calmaba la mayor parte de su preocupación. Su esposo no iba a enfrentar esa cosa con las manos vacías o solo, tenía amigos, un grupo extraño que se había vuelto bastante unido en poco tiempo y que ninguno allí parecía dispuesto a retroceder. Eso era bueno. -Confiare en ustedes- asintió. Iba a confiar en su marido y en sus amigos, confiar en que ellos podrían derrotar a ese monstruo y devolverle la vida a todos los mundos cuyo color fue arrebatado, para que todos vivieran en paz una vez más. -Nos vemos, cuídense mucho- saludo, mientras el conejo se adelantaba para reunir a sus muchos hijos, con el Gremlin siguiéndolo de cerca. -¡Mucha suerte!- les mostro una gran sonrisa antes de alejarse

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