#17

Espero que les guste~

Después de una ducha y de que el re se asegurara de que tanto su familia como su gente estuviera bien, todo se reunieron una vez más, mirando aquel extraño frasco lleno de liquido rojizo que se suponía era un disolvente de otro mundo y mucho más fuerte que el que tenían, su esperanza de hacer que La Mancha desapareciera de forma permanente.

-Tenemos el disolvente- Félix rompió el silencio, con un codo apoyado en la mesa y la barbilla en su mano, admirando aquello con ojos curiosos, intentando ignorar el escalofrío que recorría su columna al preguntarse que tan loco podía estar un creador que inventaba algo que podía matar a sus toons. Eso era horrible, de muchas maneras. -¿Hay alguna manera en la que nos aseguremos de que esto no explote en contacto con la magia?- eso era algo que no dejaba de rondar por su cabeza, en especial porque habían hablado de usar eso con el pincel y lo que menos quería era que su amigo se lastimara o bueno, no quería que nadie saliera herido al decir verdad.

-No va a explotar- Oswald rodo los ojos ante la exageración ajena, aunque no puede negar que el mismo estaba preocupado de que algo malo pudiera suceder. -Eso no puede explotar, ¿o si?- miro con preocupación a su hermano, aquel que más conocía de magia entre todos ellos, quien estaba analizando el liquido rojo con expresión pensativa.

-Creo que hay una forma de probarlo- Mickey se enderezo cuando una idea se le vino a la mente, sacudiendo su cola con ansiedad ligera mientras buscaba un vaso entre las cosas de la cocina, y lo colocaba sobre la mesa, dudando un segundo antes de animarse a quitar la tapa de aquel frasco. Un fuerte olor a químico inundo el aire, logrando revolver el estomago de los presentes y que hicieran muecas de asco pero el ratón continuo, vertiendo un poco de aquello dentro del vaso, cuidadosamente lento. Termino por tapar el frasco una vez más y se centro en el vaso con aquel liquido en su interior, tragando en seco. -Solo esperemos que esto no explote- dudo, notando las expresiones ajenas, e hizo una mueca. -Mejor...lo hago afuera- tomo el vaso y con mucha aprensión, empezó a caminar, pudiendo escuchar que todos los seguían con pasos tan lentos como los suyos. Alguien le abrió la puerta y él salió del castillo, alejándose tanto como pudo, antes de inclinarse para dejar aquello en el suelo con sumo cuidado. -Quédense atrás, por seguridad- hizo un gesto hacia sus amigos y Bendy se sintió como todo un cobarde al retroceder unos cuantos pasos, sin querer estar cerca de esa cosa, aliviado cuando los hermanos con cabeza de taza se unieron a él. Félix e Ink no retrocedieron tanto, se quedaron casi a mitad de camino, observando todo con ansiedad, pero con las manos del felino flotando cerca de su bolso abierto, preparado para hacer lo que pudiera para ayudar en cualquier caso.

-Si, eso no sucederá- pero Oswald no hizo ninguna de las dos cosas, solo se quedo junto a su hermano, decidido y sonriendo con cierta superioridad ante la mala mirada que se gano, apoyando su mano en el hombro del ratón. -Ya me quede atrás una vez, ¿recuerdas?- él se sentía algo avergonzado de recordar que se había quedado en su lugar, mirando desde lejos, cegado por sus celos y resentimiento como para ver todo el esfuerzo que puso Mickey por arreglar todo lo que estuviera en su camino, todo lo que hizo en su camino y a todos los que ayudo. Ahora, dejo eso de lado, y no estaba dispuesto a quedarse atrás otra vez, no nunca más. -Estoy muy bien aquí- le guiño el ojo, su hermano menor haciendo un puchero infantil.

-Ozzy- frunció el ceño, solo para que su expresión se convirtiera en algo lleno de vergüenza ante el uso de ese apodo, retorciendo sus dedos mientras la sonrisa del conejo se agrandaba sin que lo supiera. -Digo...Oswald- hizo una mueca, sintiéndose como un niño de repente, maldiciendo un poco su subconsciente que parecía traicionarlo cada vez. -Esta bien, como quieras, lo haremos a tu manera- el rey tarareo en señal de victoria y Mickey se centro una vez más en el vaso, inclinándose para arrodillarse en el suelo. Podía sentir la mano de su hermano en su hombro, quien parecía preparado para tirar del ratón lo más lejos posible de aquello, y respiro profundo, para armarse de valor. -Intentemos esto- extendió su mano, recordando sus enseñanzas de magia, y frotando sus dedos entre ellos, creando chispas de magia pura que no tardaron mucho en caer dentro de aquel vaso, entrando en contacto directo con el liquido rojo.

Por unos segundos, no paso nada, las chispas solo parecieron hundirse en lo rojo y así quedo pero justo cuando ellos se estaban relajando, es cuando algo sucedió. El liquido se estremeció, solo empeorando con el paso de los segundos, y con burbujas empezando a verse en la superficie, algo de humo no tardando mucho en salir, un fuerte olor a quemado mezclándose con el del químico que flotaban el aire.

-Oh, no- todos observaron eso con miedo, el humo haciéndose más espeso, entre un tono negro y rojo al mismo tiempo que el olor empeoraba, solo con un final inminente.

-¡Abajo!- el rey grito, al mismo tiempo que tiraba de su hermano hacia él y se lanzaba lo más lejos de aquello que podía, cerrando los ojos y abrazando al otro con fuerza, mientras Mickey se movía lo suficiente para aferrarse al conejo y hundir su rostro en su pecho. Los demás no dudaron mucho en reaccionar de igual manera, tirándose al suelo, justo a tiempo para que sonara algo parecido a una explosión pero fue puro sonido al decir verdad, algo que solo notaron unos tensos segundos después, cuando se atrevieron a levantar la vista. El vaso estaba intacto de alguna manera, el humo se estaba desvaneciendo gracias a la brisa que soplaba y de paso se llevaba el nauseabundo olor que se había formado pero lo más importan, el disolvente aun estaba allí, aunque con ciertas diferencias notables.

-¿Eh?- el liquido aun era de un tono brillante de rojo pero ahora, había pequeños remolinos de ese tono de verde tan particular que venia con el disolvente mágico del Páramo.

-¿Eso...significa algo bueno?- Oswald se movió con cautela, aun medio aferrado a su hermano, sin poder detener el ligero temblor de sus manos ante lo horrible que fue la situación y el miedo que lo había invadido por unos segundos, observando el vaso sin entender.

-¡Es estable!- Mickey soltó una carcajada llena de asombro e incredulidad, sus propias extremidades temblando, lleno de adrenalina y algo de miedo.

-Ah, que bueno- Ink se desinflo, de rodillas y con las orejas caídas de momento, llena de alivio. No solo porque ninguno de ellos resulto herido en el experimento, sino también porque tenían una solución a su gran problema y eso, era una sensación indescriptible, para todos los presentes. Tenían un arma, solo necesitaban un plan.

-...les dije que podría explotar- Félix se desploma en el suelo, lleno de alivio, casi sollozando de manera dramática ante la sensación de terror que lo había invadido y ahora se estaba desvaneciendo lentamente.

-¡Esto es genial!- Mug salta para ponerse de pie, aplaudiendo con entusiasmo, muy emocionado de que las cosas parecen ir mejorando. Estaban a medio camino, en su opinión, y era mejor que estar en la nada, perdidos.

-¿Y ahora qué?- Cup también se levanta, sacudiendo un poco su ropa en el proceso, mirando de reojo al demonio que tiembla a su lado con una mezcla de adrenalina y sorpresa, ambos demasiado para dejar lugar al miedo al parecer.

-¡El pincel!- Mickey rebusca entre sus bolsillos con cierto apuro, soltando un chillido ligero lleno de victoria al encontrar lo que necesitaba, medio gateando para acortar la distancia entre él y el vaso con aquello que podría ser su solución a todos. -Solo tengo que...- es cuidadoso y lento mientras alza el pincel por encima del vaso, hundiendo lentamente la punta en el nuevo disolvente, viendo como el liquido desaparecía mientras era absorbido. No hubo una reacción rara, no como esa extraña explosión de antes, pero si un cambio notable. Se concentro, queriendo asegurarse de no haber estropeado aquello que no era suyo. La punta brillo en azul, luego en verde y por último, en rojo con pequeños remolinos en verde, como si el pincel se hubiera adaptado a lo nuevo de alguna manera. -Tardara unos segundos en recargarse por completo- 

-¡Aleluya!- la coneja se levanto de un salto repentino, con las orejas en alto y una sonrisa brillante en su rostro que los sobresaltos un poco. -¡Podemos derretir el triste trasero de ese bastardo!- suelta una risa llena de entusiasmo y corre hacia el demonio para darle un aplastante abrazo, con este abriendo la boca en un grito silencioso lleno de sorpresa pero rápido en aferrarse, sonriendo de igual manera. Y ese momento, se convierte en un pequeño festejo entre los toons, quizás algo ridículo para algunos pero es algo que libera una horrible tensión que todos habían estado sosteniendo desde que todo empezó.

Pero Mickey, por unos segundos, se siente incapaz de moverse. Acuna el pincel entre sus manos con mucho cuidado y con los ojos perdidos en la punta que brilla en rojo con verde, ignorando el simple hecho de que iba a ser reprendido por Yen Sid ante lo que hizo, sin poder evitar que la preocupación lo invadiera por unos segundos mientras escucha a los demás festejar. Las consecuencias del uso de disolvente contra algo vivo ya habían sido malas pero no tiene idea de que podría suceder ahora, con eso en especifico ¿Sufriría las consecuencias también? ¿Dolería tanto como siempre o sería peor? ¿Sobreviviría? Y en caso de que no lo hiciera, ¿sería capaz de volver a aparecer como si nada, tal y como había sucedido muchas veces antes cuando cayo al vacío, se hundió en disolvente o fue aplastado? Son muchas dudas, cosas que lo aplastan de alguna manera, lo llenan de incertidumbre y miedo.

-¡Mickey!- él chilla, algo agudo y horrible de lo que se siente muy avergonzado, cuando Oswald medio se le lanza encima. El conejo esta sonriendo, enorme y brillante como todos los demás, medio obligándolo a levantarse con todo el entusiasmo del mundo. -¿Estás bien?- y a pesar del alivio que el rey siente, mira a su hermano con preocupación, apretando apenas su mano en lo que espera sea un gesto reconfortante y el ratón duda, aferrándose al otro, indeciso

-Estoy bien- le sonrío, empujando todo lo demás en lo más profundo de su mente. No importa nada de eso, si es que puede salvar el mundo de su hermano y el de sus nuevos amigos, porque sabe que La Mancha es su responsabilidad y tiene que encargarse de ello una vez más.

-Ah, toda esta locura me dio hambre- Cuphead se acaricia el estomago que ruge como una prueba de sus palabras. Entre todo lo que había pasado, se habían pasado de la hora del almuerzo, y solo había comido el desayuno en la mañana.

-A mi también- asintió Mugman a su lado, ansiando algo delicioso y cálido por alguna razón, incluso no había una razón aparente para ello.

-Yo también tengo hambre- Ink tarareo, apretando los labios con expresión pensativa, mientras los ojos de Bendy brillan ante la sola mención de comida porque en su propio mundo no había mucho de eso al decir verdad. -Bueno, decidido, comeremos algo antes de hacer un plan o algo así- todos asintieron ante eso, totalmente de acuerdo, algo más tranquilos y cómodos ahora que no se sentían estancados en medio de la nada con su situación. -¡Félix cocina!- señala al gato, quien se eriza ante eso, frunciendo apenas el ceño.

-¿Disculpa?- enarco una ceja mientras los demás solo reían, todos empezando a caminar con toda la intención de adentrarse al castillo. -¿Me viste cara de cocinero o algo así?- no estaba realmente molesto, era quien cocinaba en su grupo de amigos, pero aun así, fingió ofensa.

-Cocino por supervivencia, no por gusto- tarareo ella con diversión. -Y estoy bastante segura de que ellos no saben cocinar- señalo a los hermanos con cabeza de taza, uno sonriendo con nerviosismo ligero y el otro desviando la mirada mientras silbaba por lo bajo. -En el mundo de Bendy, la cocina no era una opción realmente- el demonio asiente, recordando que sobrevivió toda su existencia con latas de sopa caducada con su rosto estampado, un producto que no tuvo tanto éxito en su época. -Oswald es el rey- el conejo hincho el pecho con orgullo, aunque su sonrisa era enorme y llena de burla, algo que solo se agrando cuando el gato le saco la lengua en un gesto infantil. -Y Mickey...¿sabes cocinar?- lo miro con curiosidad.

-La verdad es que no- bufo, riendo para si mismo, entre avergonzado y divertido por su propia torpeza cuando se trataba de eso. No era muy buen en ese tipo de cosas. -Quiero decir, sobrevivo, pero no me pidas algo demasiado complicado o la cocina podría terminar como zona de guerra-

-Ahí esta, él tampoco sabe cocinar- la coneja sonrió, con el felino quejándose al mismo tiempo que aceptaba su destino y sacaba su delantal al adentrarse a la cocina, colocándoselo antes de rebuscar en su bolso en busca de ingredientes.

Sin que ninguno de ellos lo supiera de momento, mientras comían en forma de una pequeña celebración antes de tener que ponerse serios y enfrentar a aquel monstruo, un cierto Gremlin vestido de rojo apareció con un pequeño destello en frente de la puerta y del lado de afuera. Flotaba de un lado al otro, murmurando para si mismo, retorciendo de forma dolorosa los dedos y con una mueca de preocupación mezclada con angustia en su rostro, su cerebro yendo a toda velocidad en busca de las palabras para expresarse ante su amigo y rey.

Tenía malas noticias.

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