Reencuentro y desgracia
- ¿No me digan que se quedan aquí por Amenhotep? - dijo Bina, los soberanos la miraron confundidos.
- ¿Que tiene que ver mi hijo en todo esto? - dijo Ramsés sin entender la situación, luego miro a Rachel - ¿Que paso con él?
- Un milagro - fue lo único que dijo junto con una gran sonrisa.
Por un segundo la idea de lo que pudo haber pasado paso por sus cabezas, imposible pensaron ambos... que equivocados estaban. Karoma se abrió entre la gente y, detrás de ella, se presento la persona que pensaron que jamas verían nuevamente. Lagrimas de felicidad se hicieron presentes en esos tres pares de ojos pero fue Amenhotep el primero en reaccionar, corriendo a los brazos de ambos que lo recibieron con mucho amor.
- Hijo... - sollozaba Nefertari - estas vivo.
- Aun no puedo creer que estés aquí - dijo Ramsés reforzando el abrazo.
- Madre, padre... que alegría verlos otra vez - dijo Amenhotep rompiendo el abrazo - ¿Cuando llegaron?
- Anoche, estábamos exhaustos pero nadie nos dijo que estabas vivo - dijo Nefertari poniéndose de pie, los otros dos la imitaron.
- ¿Por que no me dijiste nada? - dijo Amenhotep a Rachel.
- Quería que pudieran descansar y tener fuerzas para este reencuentro, sabia que se pondrían felices al verse - dijo Rachel enternecida.
Lo que todos ignoraban es que una presencia acechaba entre las sombras y para cuando lo supieron, ya era demasiado tarde. Desde las sombras, emergió un demonio que saco su espada y apuñalo a Rachel por la espalda. Amenhotep corrió hacia el demonio y lo aparto de su amada mientras que sus padres la atrapaban y recostaban en el suelo con delicadeza.
- ¡Rachel! - dijo Elena acercándose a la mencionada, Jairo hizo lo mismo - ¡Resiste, por favor!
- N-No puedo... - dijo Rachel con la voz entrecortada - seguir... ade-lante.
- ¡Tienes que hacerlo! - dijo Jairo sujetando su mano - Me prometiste que me acompañarías a la tierra prometida si venia contigo... tu nunca rompes una promesa.
- Lo lamento mucho... - dijo Rachel sonriendo - pero hasta aquí llego.
Su respiración se volvió mas débil hasta que ya no se escucho mas; los que la amaban lloraban a su alrededor mientras que los que no festejaban en su interior. Amenhotep se levanto y, mirando fijamente a la criatura, dijo...
- ¡¿Quien demonios te crees que eres para hacer esto?! - su voz irradiaba odio.
Los soberanos se sorprendieron al escucharlo hablar así, la ultima vez que escucharon ese tono fue cuando Yunet regreso a palacio. Entonces el demonio descubrió su rostro, revelando quien fue en vida.
Continuara...
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