Los preparativos

La tienda se sumió en un silencio sepulcral cuando Moisés termino de leer la carta, todos estaban en shock por semejante revelación... excepto Kala quien, nuevamente, se estaba dejando consumir por la culpa.
- Kala... - dijo Jairo con casi nada de voz.
- Todo esto es mi culpa - dijo Kala sollozando - Debimos decirte la verdad desde el principio... o al menos cuando creciste.
- ¿Por que no lo hicieron? - pregunto Jairo con un tono de voz un poco mas alto.
- Porque sabíamos que, en cuanto lo supieras, tendrías que tomar una decisión... y no queríamos presionarte.
- Debieron hacerlo, hubiera tenido tiempo para reflexionar.
- No quería que reflexionaras, quería que lo eligieras.
- Espera, ¿querías morir?
- Ambos queríamos hacerlo pero resultaba imposible, nuestras vidas no podían ser arrebatadas por nadie que no fuera Dios así que no teníamos otra opción mas que vivir.
- ¿Tanto les afectaba lo que paso?
- ¡Nuestro odio nos cegó al punto de haberte arrebatado la vida, ¿cómo es que aun no puedes entenderlo?! ¡Accidental o no, tu sangre estaba en nuestras manos y eso no cambiara nunca! ¡En nuestros corazones, somos culpables de homicidio y no existe otra forma de verlo!
Nuevamente el silencio se instalo en esa tienda, Jairo sabia que sin importar lo que dijera, Kala no iba a sentirse mejor así que solo se limito a abrazarla mientras ella se desahogaba.
- Nunca dije que no lo entendiera... solo creo que ya es tiempo de que dejes ir el pasado.
- Como si eso fuera tan sencillo.
- Kala, ¿puedo darte un consejo? - dijo Moisés, Kala asintió - Se lo que es cometer un error y sufrir por ello pero déjame decirte que el hacerte daño no le sirve de consuelo a nadie, ni siquiera a ti, solo consigues lastimarte y a quienes a tu lado. Nunca lograras avanzar si sigues cargando con esa culpa que sientes y la única forma de liberarte de ella es perdonándote a ti misma, por mas difícil que te resulte. 
Kala miro a Moisés agradecido y pidió que el motivo de la muerte de Apuki no fuera revelado, por razones personales. Con ese tema resuelto, los cuatro siguieron con sus vidas. Unos días después, Moisés hizo una petición al pueblo.
- "Con todas estas ofrendas que cada uno ha traído para el Señor, por la voluntad de su corazón, construiremos un Tabernáculo para nuestro Dios, lugar donde el vivirá entre nosotros. Por eso, el Señor mando a llamar a Bezalel, hijo de Uri, hijo de Ur, de la tribu de Juda"
Moises lo bendijo y le encomendó el diseño de los planos de Tabernáculo, los bordados, las piedras, el oro y demás junto con Oliab. Por supuesto, los amigos de la familia y quien quisiera ayudar también fueron solicitados para la tarea.
- ¡Ayuda! - la voz de Core fue escuchada, quienes estuvieron cerca lo ayudaron a recostar al joven que traía en su espalda.
Continuara...

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