★Capítulo 4★

"Solo tres vidas para los desgraciados...
Tres vidas, pero ¿Qué significan?"

- Diario de Solangel Mutherfly.

★Tabatha★

- Levanta la cabeza y sonríe-. Seguía las órdenes de la señorita Hether al pie de la letra- No dejes que los demás vean tu inseguridad. Vienes como compañera del príncipe, ellos deberían sentir inseguridad al pasar a tu lado, no al revés.

¿La tutoría se había extendidos más de la cuenta o era que el tiempo no pasaba?

- No dejes de mirar al frente. Cuidado con los libros.

Oh, sí. Llevaba tres libros sobre mi cabeza y se balanceaban amenazando con caerse en cualquier momento.

Sonne y Mei se encontraban en una esquina y me observaban con diversión, mientras yo luchaba por mantener los libros en su lugar. La segunda se había reunido en medio de la tutoría y Madame Hether le había llamado la atención por eso.

- Piensa en todas las señoritas que quisieran estar en tu puesto-. Seguía hablando mientras yo me movía de un lado a otro y ella caminaba junto a mí- Muy pocas logran llamar la atención de los príncipes, pero todas intentarán quitarte el tuyo esta noche, en la fiesta que está organizando la reina.

-¿Iré a esa fiesta?- pregunté.

- Por supuesto que irás-. Contestó- Irás como compañera del príncipe. Ya todo está arreglado. El vestido, las prendas. Serás la dama más hermosa de la noche.

-¿Puedo saber quiénes estarán en esa fiesta?- volví a preguntar.

-La clase alta, por supuesto-. Respondió- Todos los duques, condes y demás lores serán invitados a participar en esta fiesta como recibimiento al príncipe.

- También vendrán los príncipe de
Engelfeen-. Se animó a decir una de las chicas.

-¿Los príncipes del reino de las hadas?- preguntó Sonne con demasiada emoción.

- Esos chicos solo causarán problemas en nuestro Palacio-. Dijo la Institutriz- No sé por qué les causa tanta emoción.

- Tal vez por sus sedosos cabellos-. Comentó una.

-O por su elegancia al bailar-. Añadió Mei.

- O tal vez por sus angelicales alas.

-¡Déjense de tonterías!- la retó la Institutriz- Esos chicos no son más que traviesos a falta de una buena reprimienda. Si su madre cree que va a conseguir esposa para ellos en este reino, no creo que lo consiga ni en mil años más.

- Lo sentimos Madame Hether-. Se disculparon las dos al unísono.

-Espero que no se repita-. Concluyó antes de regresar hacia mí- Debes mantenerte alejada de ellos, a menos que quieras acabar metida en problemas-. Me dijo y yo asentí.

- Sí, Madame Heather-. Respondí siguiendo mis pasos.

Luego de la extensa clase, Sonne y Mei me llevaron a mi habitación para prepararme para el almuerzo.

- Madame Hether es una señora muy amargada, si se me permite decirlo-. Comentó Mei una vez estuvimos dentro de la habitación.

Yo me hallaba sentada en la cómoda, mientras Sonne trenzaba mi cabello. Ambas habían elegido un vestido amarillo claro y unas sandalias doradas.

-¿Por qué lo dices?- pregunté mirándola por el reflejo del espejo.

- Los príncipes Flügel no son como ella dice-. Respondió- Sí, tienen su pasado oscuro, pero en este mundo todos lo tenemos.

-¿Hasta Madame Hether?

- Ella sobre todas-. Respondió Sonne como si fuera lo más obvio- Dicen que antes de ser Institutriz, cuando aún era estudiante, su padre la descubrió en la cama con un joven de dudosa procedencia. Así que la expulsó de casa y tuvo que venir a vivir a la capital tratando de conseguir una solución a su vida.

- Pero al final acabó siendo una de las mejores en su labor-. Señalé.

- Fue así, pero al inicio no fue tan simple-. Respondió Sonne- Madame Heather nació y fue criada en Beawten, un campo que queda a las afueras de la ciudad. Prácticamente en lo último del reino-. Explicó- Al llegar a Aurelle, no tenía nada más que su propia ropa. De no haber sido por la reina que se apiadó de ella y la ayudó a hacerse de alguien en esta vida, ¿Qué habría sido de esa joven rechazada por su padre?

- Que triste-. Dije y me sentí mal por ella al imaginarla en esa situación. Pero también me sentí afortunada por los padres con los que había nacido y que sabía que nunca me dejarían a un lado por un error mío.

- Es triste, pero su comportamiento hacia los príncipes a veces me saca de quicio-. Contestó Mei.

- Pero es una Institutriz. Sabes que le debes respeto-. Comentó Sonne y Mei asintió acercándose con un par de pendientes dorados.

-¿Qué hay de los príncipes Fülgel?- pregunté y Mei sonrió de lado.

- Los príncipes Fülgel-. Respondió ella- Guapos, astutos, glamurosos y muy interesantes.

- Eran cinco en total, pero dos fallecieron en la guerra y ahora solo quedan tres de ellos-, contestó Sonne- pero siempre tres de ellos habían tenido derecho en la lista para el trono.

-¿Por qué?- pregunté.

-Porque los otros dos no son hijos de la misma madre, osea, de la reina-. Respondió.

-¿El rey engañó a la reina?

- No fue un engaño, como tal-. Respondió- La reina sabía de sus amoríos e incluso aceptó quedarse con los dos pequeños luego de la muerte de su madre-. Dejé salir una Oh debido a sus palabras- Los herederos son Royce, ya le hemos hablado de él; Trey es el menor de los herederos y Alastair, es el mayor solo llevándole un año a Royce.

- Desgraciadamente Alastair falleció-. Murmuró Mei y Sonne hizo una mueca ante ello.

- ¿Qué hay de los otros dos?- pregunté y Sonne miró a Mei antes de responder.

- Los dos restantes, mejor conocidos como gemelos lunares. El difunto Larkin y Kaden-. Contestó ella.

-¿Por qué gemelos lunares?- pregunté.

- Porque ambos pueden comunicarse con la luna a través de sus mentes-. Respondió la pelinegra con entusiasmo.

- ¿Eso es cierto?- pregunté y Sonne asintió.

- Yo los vi hacerlo un par de veces-. Confesó y miró a Mei de reojo- Dicen incluso que Larkin es capaz de comunicarse con su hermano desde el Páramo. Kaden lo ha confesado.

-¿Y cómo no saben si es su paranoia?

- Si hubiera sido un fae normal, tal vez se hubiera aceptado, pero estamos hablando de un gemelo lunar-. Señaló Sonne- Ellos son prácticamente inseparables incluso después de la muerte.

Entreabrí los labios a modo de comprensión y luego lo cerré al notar algo que anteriormente había mencionado Mei.

-¿El Páramo...?- pregunté, recordando lo que me había contado el príncipe.

- Él Páramo es el lugar donde se refugian las almas esperando su ascenso o descenso hacia el más allá-. Habló Mei- Pero mientras tanto se mantienen dentro.

-¿Y que hay del río Ferd?

- Eso es sólo un mito-. Dijo Sonne- No han probado que exista...

- Tal vez si lo haga-. La interrumpió Mei- Pero si es así, él unico que realmente puede que sepa si es verdad es el príncipe Kaden.

-¿Por su comunicación con su hermano?- pregunté y Mei asintió.

- Por eso mismo-. Contestó.

- Debe ser muy triste perder a tu gemelo-. Comenté sin poder imaginar el dolor por ello.

- Sí, lo es-. Dijo Sonne y ahí murió la conversación.

En la hora del almuerzo me senté sola en la pequeña mesa mientras los sirvientes me traían la cena y yo la devoraba como si no hubiera comido en meses. Las clases con la Institutriz me habían agotado al máximo y el hambre ahora me estaba pasando factura. Así que devoré todo lo que pusieron sobre la mesa y luego descansé mi espalda en el espaldar de la silla, esperando a que la comida me bajara para poder levantarme.

Mei y Sonne me estaban esperando para salir del Palacio, donde nos esperaba un hermoso carruaje con dos caballos blancos en el frente y un elfo mayor sentado en la parte del conductor.

Por suerte me habían permitido vestir con un vestido más corto que de costumbre, o sino no hubiera logrado subir al carruaje. El mismo era rojo y con las mangas llegándome hasta los codos, donde se entrelazaban como enredaderas. Llevaba unos botines negros y mi rubia cabellera recogida en una cola alta con algunos flequillos rosando los laterales de mi rostro.

El viaje en el carruaje fue tranquilo, mientras yo lo disfrutaba observando las calles y los edificios de tonos claros. El blanco era el color que más destacaba, como si se tratara del paraíso. Aunque yo nunca había sido fan de los colores claros, este resultaba aceptante.

El carruaje se detuvo frente a un enorme edificio blanco de dos pisos, con las banderas del reino a cada lado. Sobre la puerta coldaba un cartel de madera que decía "TIENDA DE MADAME SILVEIRA" en letras talladas sobre el mismo. Bajamos del carro y nos introducimos en el lugar. Un señor muy amable fue el encargado de abrirnos la puerta antes de salir con un paquete en manos.

- Eso fue muy amable-. Comenté dándome cuenta de que al parecer no todos los mitos eran reales.

- Con tu llegada se expandió la noticia de que una humana se hospedaba en el castillo y debía ser tratada con el respeto de todas las mujeres-. Dijo Mei y yo asentí, pensando en que tal vez era el único motivo por el que ese señor se había comportado amable.

- Bienvenidas a mi gloriosa tienda lady Nova y sus damas de compañía-. Una voz cantarina llegó a mis oídos desde el extremo sur de la tienda y frente a mí apareció una señora de ancho cuerpo, rubio cabello y orejas puntiagudas. La misma, con un hermoso rostro y perfecto caminar. Sus ojos azules y nariz pequeña.

Vestía un vestido largo hasta el suelo de un color entre el magenta y azul, mientras un sombrero elegante se mantenía sobre su cabeza.

- Me encontraba acomodando la colección de sombreros en el ala sur, pero con una invitada así no puedo permitirme ser tan descortés-. Siguió hablando mientras se acercaba a mí y me miraba de pies a cabeza- Eres muy hermosa, aunque tu piel y cabellos son un desastre. Por suerte me tienes a mí para arreglar el problema. ¡Olvers!- gritó la señora y dos chicas se acercaron corriendo donde ellas- Tenemos un 316 que arreglar antes de las siete de la noche y ya llevamos diez segundos perdidos mientras yo digo esto, más cinco mientras me tardo en ordenarles que busquen el kit de emergencia-. Aplaudió dos veces mientras decía: -¡Rápido rápido! No hay tiempo que perder.

Me sentaron en una silla que resultó ser super suave y caliente. Madame Silveira me comentó que era parte del trato al cliente mantenerlos cómodos en todo el trayecto, así que habían besado con magia el asiento para regalarle toda la comodidad posible a sus clientes.

Madame Silveira iba mencionando todos los productos que usaba, mientras los utilizaba: polvo de arcoíris, crema de baba de unicornio, bálsamo de algas del reino de las sirenas y otros nombres extravagantes que de vez en cuando me sacaban una cara de asco por las cosas sucias que mencionaba, aunque de alguna forma olían demasiado bien.

La puerta de la tienda se abrió de momento y voces femeninas llenaron el lugar de inmediato.

- Uh, llegaron nuevas clientas-. Dijo Madame mientras dejaba de frotar mi cabello- Olver uno, hazte cargo de ella, enseguida regreso...

Y se fue, dejándome en los brazos de una de las chicas.

- Señorita Lydia, un gusto tenerla de vuelta en nuestra tienda, ¿A qué se le debe el placer?- escuché como le preguntó a la chica.

- Vinimos a prepararnos para la fiesta de esta noche en el Palacio-. Respondió una voz fina, elegante, demasiado perfecta para ser real. Era como el canto de una sirena- No pude conseguir una cita con antelación porque la invitación llegó esta mañana.

- No se preocupe, siempre habrá una cita para usted y sus amigas-. Dijo y varias risas me hicieron entender que la chica no venía sola.

- Es usted muy amable-. Dijo la tal Lydia con esa voz ridículamente perfecta.

- Por supuesto, pasen por aquí. Solo tengo una clienta de momento-. Dijo y sentí pasos de tacones acercándose al salón de belleza- Tomen asiento donde gusten, las Olvers llegarán de inmediato.

Ellas hicieron lo que Madame Silveira les pidió y cada una se sentó en una de las sillas vacías. Sentí que dos de ellas se sentaron a cada lado mío mientras la chica Olver me seguía frotando el cabello. No podía ver nada debido a dos monedas de oro que habían puesto en mis ojos para embellecer la vista, según me habían contado.

- Creo que elegiré el color azul para vestir-. Habló una de ellas- Después de todo es el color favorito del príncipe Troy.

- Te quedará hermoso Tatiana-. Habló Lydia- Yo elegiré uno rojo. Madre estuvo en Engelfeen el mes pasado, por invitación de la reina y me contó que al príncipe Royce le encanta ese color.

- Pensé que te gustaba el príncipe Aubrey-. Habló una voz chillona desde mi derecha.

- Me gusta y yo sé que le gusto, pero si él se niega a aceptarlo, entonces tendré que ponerlo celoso-. Dijo Lydia.

- ¡Vaya! Eso es muy inteligente de tu parte-. Habló la chica de la voz chillona.

- Por supuesto Chloe-, dijo Tatiana- no todas nacimos y crecimos en un establo-. Rio ante su mal chiste- Deberías agradecer a tu madre por el sacrificio que hizo al casarse con ese hombre que apenas puede mantenerse en pie.

- Pero no te preocupes-, añadió Lydia- es solo cuestión de tiempo hasta que comiences a comportarte como la Condesa que ahora eres.

-¡Bien chicas! ¡Aquí llegaron sus Olvers.!- exclamó Madame y las chicas agradecieron para seguir conversando entre ellas.

- Echaré el asiento hacia atrás para lavarle el cabello-. Dijo la Olver que me atendía.

- Gracias-, le agradecí- ¿Puedo quitarme las monedas de los ojos?

- Por supuesto-. Me dijo y yo lo hice, dejándola en una vasija de oro con agua antes de que la Olver me llevara hacia atrás.

La chica a mi derecha soltó un jadeo cuando la Olver me echó el cabello hacia atrás, pero no hizo ningún comentario demás. Cerré los ojos mientras el agua caía por mi cabello, dejando que el caliente líquido quitara toda la espuma con la ayuda de la chica. Al levantarme, bajó un secador en forma de jazmín y hoja envuelta y me avisó que dentro de unos segundos volvía.

El silencio se acabó cuando me quedé sola con todas ellas y sus Olvers.

- Disculpa-, me habló Lydia y yo giré mi cabeza hacia ella- Eres tú, ¿Cierto?- preguntó y yo hice un gesto de duda.

- No se a que te refieres-. Contesté y ella se acomodó en su asiento.

- Por todo Aurelle corre el rumor de que el príncipe Cayden llegó desde el mundo de los humanos con una humana-. Explicó-¿Eres tú?

- Oh, sí -. Respondí- Soy yo.

- Es bonita-. Comentó la chica a mi otro lado, Tatiana.

- Sí, lo es-. Añadió Chloe.

- ¿Vas a estar en la fiesta de esta noche?- preguntó Lydia y yo asentí.

- Por eso estoy aquí-, respondí- me van a preparar para el baile de esta noche.

- A nosotras también-. Dijo ella emocionada- Yo soy Lydia Comforth, Duquesa del pueblo Serenyx-. Se presentó- Y ellas son Tatiana Elves y Chloe Penckam. Ambas Condesas de Serenyx y mis compañeras de mar.

- Un gusto-, respondí- Yo soy Tabatha Nova.

- Ya lo sabemos-. Dijo Chloe con emoción- Todos los periódicos en Elfen están hablando sobre tí y tu llegada.

Genial. Toda la atención sobre mí.- pensé con sarcasmo.

- Si quieres podemos hacerte compañía esta tarde-. Dijo Lydia mientras la echaban hacia atrás en el asiento para lavarle el cabello- Así podemos ponerte al tanto de las cosas por aquí.

- Está bien-. Dije no muy convencida cuando la Olver llegó detrás de mí y retiró el secador, dejando mi cabello caer detrás de mí.

Mis ojos se abrieron con asombro al ver los mechones de azul cielo que se ligaban con el resto de mi cabello. Era realmente hermoso como parecía brillar mientras se enrollaban en ondas con lo demás.

-¿Le gusta mi lady?- preguntó la muchacha detrás de mi y yo asentí.

- Sí, me gusta-. Confesé- Pero, ¿Es permanente?- las chicas alrededor de mi rieron.

-¡Azul!- gritó Madame Silveira llegando hacia nosotras- Es hermoso-. Aplaudió con efusión y vi de reojo como Lydia la miraba con diversión.

- ¿Qué fue exactamente lo que me pusieron en el cabello?- pregunté-¿Es permanente?

- Es crema de flores arcoiris-. Dijo Lydia- Una vez que te lo ponen, el color que adquieres es una sorpresa. Pero no es permanente, una vez que te laves el cabello se te pasará.

-¿Los colores siempre son los mismos?¿O cambian?- pregunté.

- A veces cambian, pero casi siempre se mantiene el mismo-. Dijo ella- Por ejemplo, a Tatiana le salen rosadas, pero su cabello es negro...

- Así que a veces también me salen blancas o rubias-. Dijo ella- Espero que hoy sean blancas, me quedará fenomenal con el vestido.

- A Chloe solo se lo hemos hecho una vez-. Siguió diciendo Lydia, a pesar de la interrupción- Aunque a las de su especies es muy complicado que les quede.

-¿Especie?- pregunté mirando hacia Chloe. Sus ojos de un miel brillaban con intensidad y su piel morena por momentos parecía brillar.

- Sirenas de luna-. Contestó esta- A pesar de vivir en el centro de Serenyx, mi descendencia es del océano norte.

- Que es donde prácticamente viven las sirenas acuampos-. Dijo Tatiana- En el idioma de los humanos: Sirenas de campo.

- ¿Y qué te llevó a la ciudad?- pregunté - No es necesario que me digas si no quieres.

- No te preocupes-. Respondió ella- Mi madre se casó con el Conde de las Lagunas Salinas-, explicó- como él es anciano y necesita un heredero, me trajeron desde hace dos años para recibir tutorías. Algo que no se me dio muy bien hasta que conocí a Lydia, ella me permitió asistir a sus clases privadas junto a Tatiana y desde entonces siempre andamos juntas.

- No solemos aceptar a personas muy seguido, ya que todos quieren formar parte de nuestro grupo por Lydia-. Dijo Tatiana- Pero Chloe se ganó su puesto.

Seguimos conversando mientras las Olvers nos atendían y las chicas me explicaron varias cosas. En primer lugar, que las Olvers era el nombre que les daban a las ayudantes de artistas, estilista, chefs, etcétera. Luego me hablaron sobre las ciudades del país.

Aurelle era la capital y fuente de vitalidad de la isla. Mientras las barreras estuvieran alzadas, nada malo podría entrar y destruirlos. Serenyx era la ciudad de las sirenas en el reino de los elfos. La madre de Lydia era su representante y quien se encargaba de mantener la ciudad a flote. También era la ciudad que más apoyaba a la economía con la fabricación de perlas y los hallazgos de tesoros bajo el mar, además de que contribuían a ayudar a los pescadores en el mar y donaban todo tipo de materiales acuáticos para la formación de maquillaje, utensilios y armas para la defensa del pueblo.

Windellox, era el pueblo de los pescadores. En esta ciudad y Vellehwood se encontraba la mayor reserva de oro del país, custodiada por enormes bestias, aunque la mayoría se encontraba en el segundo. Todos los que intentaran acercarse al pueblo con malas intenciones, no vivirían para contarlo. Silverfond era la ciudad de los comerciantes. Todo lo que necesitaras, se encontraba en esta ciudad. Por ello todos los años partía una caravana desde esa ciudad hacia las demás en una feria de ventas. Y por últimos estaban Quenllym y Beawten. En estos pueblos se encontraban los campesinos y agricultores. Sin embargo no por ello eran los más pobres. Humildes y honrados. Sin una pizca de oro, pero recibían ayuda de todo un país agradecido por su arduo trabajo.

- Entonces, ¿Serenyx es una ciudad de sirenas?- pregunté mientras me daban la vuelta para observar el peinado que me habían hecho.

Varias trenzas caían por mis costados y las flores los adornaban como si de una enredadera corriendo por el agua se tratara. Los mechones entre rubio y azul se veían fascinantes a juego con las flores.

- Te ves hermosa-. Dijo Chloe y yo me giré hacia ella con una sonrisa en los labios.

Hacia varios minutos habían acabado con su cabello y me había asombrado notar que su cabello natural era de un azul claro. Sus mechones eran blancos y le daban brillo a su cabello natural. Ella llevaba puesto un vestido blanco de mangas cortas que dejaban a la vista sus hombros y parte de su pecho moreno que se ajustaban dentro del escote. Su cintura en forma de reloj de arena se contenía dentro del vestido, pero nada extravagante.

- Tu también te vez hermosa-. Le contesté de vuelta justo cuando Lydia y Tatiana entraron.

La segunda llevaba un vestido azul marino sin mangas y un guante en cada mano que le llegaba hasta los codos. Un collar de perlas colgaba en su cuello con una concha marina en el centro y su cabello negro recogido entre trenzas formando un cintillo entre mechones negros y blancos. El resto de su cabello había sido recogido en una cola amarrada por el centro con una cinta blanca. Sus ojos ámbar brillaban con elegancia mientras avanzaba hacia el espejo frente a ella.

Lydia por otra parte llevaba su cabello cobrizo recogido en una corona alta hecha de trenzas y los mechones rubios corrían libre entre algunos flequillos que habían dejado sueltos, aunque también habían unos blancos. Su vestido rojo de mangas largas era elegante con un enorme rubí cerrado en el centro del cinto en su cintura. Las mangas anchas se abrían al llegar a sus manos y uno de sus muslos se encontraba abierto, dejando una porción de piel blanca a la vista. Tenía ojos azules que destellaban orgullo por sí misma.

- Están hermosas-. Le dije a ambas y estas me agradecieron.

- Tu turno-. Dijo Madame Silveira sabiendo del vestidor y haciéndome una seña para que fuera con ella.

El vestido que eligió para mí era de un azul tan claro como el mismo cielo. Las mangas sedosas bajaban por mis brazos y se abrazaban a ellos. El escote se ajustaba en mis pechos y apenas podía respirar mientras les rogaba que no lo apretaran tan fuerte. El resto del vestido cayó hasta el suelo, tapando los tacones plateados que me habían puesto y luego Madame tomó una gargantilla negra con un diamante azul antes de ponérmelo en el cuello.

- Te ves hermosa-. Dijo ella secándose una lágrima mientras me llevaba de vuelta con las chicas- Una vez más, Madame Silveira lo ha conseguido-. Dijo justo cuando salí del vestidor, ganándome una mirada de asombro de todos, mientras me veía en el enorme espejo de la habitación.

- Parezco...- dije sin poder creerme que realmente fuera yo.

- Pareces una princesa-. Dijo Madame Silveira- Todas en esta habitación lo parecen. Ahora vayan a la fiesta y muestren con orgullo el trabajo de Madame Silveira.

⚜️

Nuevo capítulo, babys!

Pensé que nunca iba a salir de vacaciones de invierno con tantos trabajos y evaluaciones :(

¿Qué les pareció el capítulo?

Conocimos un poco más del reino de los elfos y de la vida en él.

¿Qué les parecieron las nuevas chicas?¿Creen que sean buenas amigas de Tabatha?

Te invito a leer mis demás historias. En especial las otras pertenecientes a la saga.

Si no conoces el orden, en la descripción de mi perfil están bien organizadas.

Apóyenme con un voto :)

Chau chau

PD: La frase que sale al inicio tiene un significado especial, no lo olviden ;)

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