Capítulo 1
-Bien chicos, vayamos a descansar, mañana tendremos misión fuera de la aldea, será la primera, no podemos fallar -asintieron los tres viendo a su sensei desaparecer. La pelirrosa sonrió al ver su oportunidad con su compañero -Sasuke-kun, ¿no quieres ir a dar una vuelta?, podemos comer algo, no sé -el sonrojo en la chica y los ojos de cordero aparecieron fastidiando al Uchiha -Sakura-chan, olvídate de Sasuke, vayamos a una cita tú y yo, te juro que no te arrepentirás ttebayo -gritó con emoción el rubio. Sakura giró cabreada por su interrupción, lo aventó con molestia del pecho -lárgate de aquí perdedor, ya te dije que no me interesas, el único para mí es Sasuke-kun -Naruto abrió sus ojos con dolor, ya se lo había dicho la chica en otras ocasiones, pero esta vez fue distinto, ese empujón nunca antes lo había recibido -Sakura -susurró tratando de entender.
La chica suspiró con fastidio -Sasuke-kun, vamos, no te quitaré tiempo -el Uchiha vio a Naruto con molestia por no defenderse de la chica -tch -Sakura asintió creyendo que le daba la razón -es verdad, ¿qué haces aquí?, ya lárgate -el rubio se levantó escuchando a la chica, se dio la vuelta, comenzó a alejarse, sus compañeros esperaban gritos o quejas, pero nada de eso hubo, siguieron en lo suyo. Naruto caminó con las manos en sus bolsillos, ese sentimiento de rechazo que toda su vida lo había marcado, una vez más lo sintió, mordió su mejilla tratando de reprimir sus sentimientos, al llegar a la aldea, un par de niños lo aventaron mientras corrían -quítate estorbo- gritaron con fuerza burlándose del menor mientras se alejaban.
Naruto mordió sus labios reteniendo un puchero, el peso del rechazo que había dejado de lado sin permitir sentirse dañado por años, en ese momento lo hacía sentir menos que nada, bajó su rostro con la mirada gris, podía ver cómo murmuraban mientras avanzaba "¿cómo le permitieron hacer gennin?" "siempre le he dicho a mis hijos que se alejen de ese mocoso, es peligroso" Naruto giró sus azules al escuchar a las mujeres, levantó sus manos observando que eran las de una persona, nunca había lastimado a nadie, él no era un demonio, ser jinchuriki comenzaba a tomar peso. Desde hace unas semanas que Mitzuki abrió sus ojos, todo había cambiado para él, ahora entendía el porqué la gente lo rechazaba, porqué siempre fue menos para el mundo, su estómago sonó, bajó su mirada suspirando con fastidio, metió las manos en sus bolsillos, la sacó con un yen y un botón, talló su frente con frustración, ya no tenía dinero, caminó hacia su departamento.
Al llegar al lugar abrió la puerta observando la oscuridad de su "hogar", un lugar frío donde la soledad lo abrumaba con fuerza, caminó cerrando la puerta a su espalda -bienvenido -susurró para él mismo, giró su mirada viendo que estaba vacío como siempre, sacó sus botas shinobis, se dirigió a la cocina, abrió la nevera dándose cuenta que sólo había una manzana pasada, la sacó, cortó la parte dañada, se comió el resto, abrió las puertas de la pequeña alacena que tenía buscando qué más comer, no había vasos de ramen, bajó su mirada con frustración, caminó hasta su habitación dejándose caer en la cama, no había tenido misión, no había pagos, la última quincena de su pensión fue la última quincena de la academia, había vivido esas últimas semanas con sus ahorros y de la caridad del viejo Teuchi, le daba vergüenza seguir abusando del hombre, no tenía la obligación de alimentarlo.
Recordó cuando el Hokage lo encontró en el bosque, su estómago volvió a sonar, se levantó, salió de su departamento con velocidad hacia el bosque. Al llegar corrió hacia su antiguo refugio, sonrió al ver su cazuela vieja en el lugar, con ella tomó un poco de agua del río, comenzó a encender una llama con una chispa y un poco de madera y ramas secas, acomodó todo para ponerla a hervir, se levantó creando algunos clones, comenzaron a buscar hongos comestibles, otros dos de sus clones tomaron una vara con un gusano atrayendo peces en el río, sonrió más tranquilo al ver dos peces ser capturados, sus clones llenaron la pequeña cazuela de hongos y algunas especias, los dejó cocer mientras asaba su pescado en varas adecuadamente colocadas para no quemar sus alimentos.
Al final comenzó a comer con desesperación importando poco si se quemaba un poco, vio a otro clon llegar con dos peces más, sonrió feliz, otros clones llegaron con moras del bosque, gracias a kami había puesto atención en las clases de supervivencia, una de las pocas veces que no fue retirado de la clase por castigo. Algunos peces más llegaron, más hongos y moras, los llevaría a su departamento para no sufrir hambre, por lo menos hasta que le pagaran, mañana tendría misión, esperaba que todo mejorara. Al terminar apagó su fuego, corrió hacia la aldea, estaba por llegar a su departamento cuando escuchó un pequeño llanto, caminó con curiosidad, ya estaba oscuro.
Entró a una casa abandonada con duda -¿estás bien?, ¿puedo ayudarte? -el llanto se hacía más claro, era una niña, caminó hasta llegar al sótano del lugar, cuando bajó, la puerta se cerró a su espalda, giró asustado, recibió un fuerte golpe en el rostro -¿Qué demonios?- patadas llegaron a su cuerpo, todo estaba oscuro, pero podía ver gente con máscaras, trataba de cubrirse y formar el sello para los clones, sus clones comenzaron a aparecer y desaparecer con velocidad -malditosssss- abrió sus ojos con terror al sentir algo punzocortante entrar a su cuerpo por su abdomen -muérete maldito demonio, muchos han olvidado lo que hiciste, pero nosotros no, aún lo recordamos como si hubiese sido ayer-
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