>T.1 Ep.9- Agridulces 16<

Con una cara que demostraba amargura, bajé las escaleras por el llamado de mi madre gruñona. Odio los días que se pone así. De verdad.

Me senté en el sillón junto a mi fastidiosa hermana en el teléfono; como siempre.

¡¿Nunca se separa de esa cosa?!

Es que- ¡Enserio!, ¡parece zombie pegada en la pantalla todo el puto día!

—Muy bien, niñas. Las llamé aquí para darles a conocer una noticia importante —mi hermana dejó el celular y puso atención, al igual que yo— Mañana, nos iremos de viaje a México, en el estado de Chihuahua —mi hermana y papá sonrieron, pero yo no.

Mi cara decayó, y tenía todo el cuerpo pálido. A mi mamá le preocupó.

—Hija, ¿estás bien? —mi padre preguntó, y yo sacudí la cabeza para salir de trance.

¡No puedo irme de viaje mañana!

—Mamá, no puedo ir de viaje, ¡mañana es el cumpleaños de Jim! ¡Nunca me pierdo sus cumpleaños, y lo sabes! —mi madre hizo una mueca molesta y rodó los ojos.

—Hija, el viaje es importante. Tu abuelo quiere pasar tiempo con nosotros.

—Sin contar que también tenemos que ir por trabajo —bajé la mirada y me mordí el labio.

¡Trabajo, trabajo, trabajo!

¡Siempre es el trabajo!, eso de que el abuelo quiere pasar tiempo con nosotros es una vil mentira.

Todo solo se trata de su estúpido trabajo.

Estoy harta.

—P-Pero- —mi mamá me hizo callar alzando su mano.

—¡Sin peros, señorita! Tu amigo Lake puede vivir sin tu presencia mañana.

—Si, hermana. No seas tan exagerada —fruncí el ceño con enojo y me levanté del sillón sin decir una palabra más.

Iba a hacer una rabieta, pero me contuve porque sabía que sólo causaría problemas y regaños innecesarios.

Ingresé a mi cuarto y cerré de un portazo. Me dejé caer en la cama y escondí la cara en mi almohada.

Podría decir como excusa que no quería perder las clases, pero lo más probable es que ellos ya notificaron a la escuela que faltaría mañana.

Nunca me pierdo los cumpleaños de Jim... pero al parecer, tendré que perdérmelo mañana.

¡Esto es tan injusto!, ¡Tan molesto!, ¡Tan... Tan...!

Estoy tan... cansada.

———————————°———————————

—¡_____! ¡¿Por qué siempre que te voy a levantar me lanzas tu zapato?!

—¡¿Por qué siempre me levantas con esa cara de culo que tienes?! —el papá, de ambas hijas peleando en la mesa, suspiró con una sonrisa agotada.

Se supone que debe estar acostumbrado, sus hijas nunca lograron llevarse bien por cuenta propia, así que las peleas eran como una tradición.

—Niñas, por favor, cálmense. Es muy temprano para discusiones —el hombre dijo, poniendo el plato con el desayuno a ambas hermanas.

Shanaya guardó silencio y resopló, mientras que _____ rodó los ojos y sacó su celular.

Había varios mensajes de sus amigos de la escuela, deseándole un buen viaje, y algunos otros eran de Tobes, preguntando dónde estaba.

Eran las 7 de la mañana, todavía había tiempo para despedirse de Toby y... Jim. La peli-___ sólo rogaba que se tomara bien la noticia.

La mamá de la familia suspiró agotada y se revolvió el pelo al bajar de las escaleras.

—Buenos días, familia —todos saludaron a la mujer, menos _____.

Seguía molesta.

—Oye, mamá. ¿Cuánto tiempo estaremos en México? Debo avisarle a mis amigas antes de irnos —la señora bostezo y se sentó en una silla mientras el esposo le servía un plato.

—Como unas 5 horas —la revelación ocasionó que _____ se ahogara con la comida.

Todos giraron a observar, extrañados de su comportamiento.

Al terminar de palmear el pecho por la ahogada, miró a su madre con impresión.

—¡¿Dijiste 5 horas?! —la madre asintió con un poco de molestia.

—Ayer... reconsidere lo del viaje —abriste los ojos con sorpresa— James es tu amigo, y sé que lo quieres mucho, por eso, reprograme la salida de negocios a un corto lapso de tiempo. Saldremos ahorita, el viaje en avión es de máximo 3 horas, nos quedamos allí unas 5, y regresamos en la noche como por las 7. Tendrás tiempo de pasar el resto del día con Lake, si eso es lo que quieres —sonreíste con dulzura e impresión.

Tu madre nunca había hecho algo así por ti, era para sorprenderse la verdad.

Lo mejor de todo: ¡es que no tendrás que quedarte tanto tiempo!, ¡solo es ir y regresar el mismo día!, ¡no tendrás que perderte el cumpleaños de Jim!

Te levantaste de la silla y abrazaste rápidamente a tu madre, ella correspondió con una mueca de incomodidad, pero estaba feliz por dentro.

Rápidamente fuiste a tomar tu abrigo. Tu padre te miró confuso.

—¿A dónde vas, cariño? Saldremos en una hora hacia el aeropuerto.

—Lo sé, apa. Solo iré a avisarle a Toby de mi salida, ¡será rápido!

—¡No te tardes tanto! —tu mamá gritó, justo cuando ya habías cerrado la puerta.

Corriste hacia la casa de Tobías y tocaste el timbre, esperando impaciente a que abriera la puerta, pero para desgracia tuya, abrió su abuela.

—¡Oh! _____, querida, ¿qué haces aquí? —sonreíste ante la señora mayor.

—Hola, abuela Domzalski, ¿está Toby en casa?

—Lo siento, querida. Se acaba de ir con Jim —te sorprendiste de la información.

—¿Se fue con Jim?... mmm, gracias por decírmelo.

—Cuando quieras, querida —la mayor de edad sonrió amablemente, y cerró la puerta al verte partir.

Confusa, tomaste tu teléfono y le marcaste a Toby, pero no te contestó.

Frunciste el ceño y resoplaste. No tienes de otra más que ir a Mercadotrol. Tenías la leve sospecha de que él y Jim estaban allí.

Si no, ¿dónde más podrían estar?

Mientras ibas de camino, comenzaste a sobrepensar las cosas.

¿Será prudente decirle a Jim que no estarás en todo el día, más que en la noche?

Y lo más importante: ¡¿qué demonios le vas a regalar de cumpleaños?!

Jim siempre te ha dicho que no era necesario que le regalaras cosas, ya que él en tus cumpleaños no te regalaba cosas por sentidos económicos, y eso le causaba pena, aún cuando le repetías que no había problema alguno.

Y, a pesar de que entendías, nunca faltaba un regalo de tu parte hacia él. Lo avergonzaba mucho, pero valía la pena ver su cara feliz y avergonzada, a ver su cara triste por recordar lo trágico que fue su último cumpleaños festejado debidamente; si se puede decir así.

No te gustaba verlo triste. No te gustaba verlo vulnerable en ningún sentido de la palabra.

Al llegar a los canales, ojeaste hacia tus lados y por todo el lugar, buscando ojos curiosos o chismosos.

Siempre se debía ser precavido, ¿no?

Tomaste de tu bolso la piedra que abre la puerta a Mercadotrol, y trazaste, ingresando.

No pregunten porque la tiene. Esa respuesta será después.

Pasaste por encima de muchos trols que hacían sus cosas rutinarias.

Algunos te sacaban mini pláticas, mientras que otros te pedían ayuda.

Eres amable con los trols, pero ahora no podías detenerte, ya que el tiempo se te acababa. Y de verdad fue un milagro que no te hayas tenido que topar con Bagdwella.

Después de unos minutos, llegaste a la forja, justo escuchando los quejidos de Jim.

Debe estar en entrenamiento.

Toby te mandó una mirada extrañada al verte a su lado.

—Ya te habías tardado, ¿eh? —mencionó burlón, mientras te veía recuperar aire—Te iba a llamar, para que vinieras, pero sabía que estarías dormida, así que-

—Perdón, me entretuve con algunos trols de camino aquí —Toby rió ligeramente, y tú te enderezaste, observando como Jim correteaba a AAARRRGGHH— ¿Qué está haciendo?

—Entrenamiento; después del fiasco de fiesta sorpresa —jadeaste preocupada y miraste a Toby con regaño y una ligera sonrisa forzada.

—¿Fiesta... sorpresa, dices?

—Sé que a Jim no le gustan, ¿pero no es tiempo de cambiar los ámbitos? —negaste.

—Toby, sabes lo difícil que-

—No lo entiendo —Blinky interrumpió su charla. Ustedes lo voltearon a ver; tú apenas notando su presencia— Maese Jim, no parece ser el mismo. Esperaba que el día de celebración de su nacimiento le diera más energía y confianza —Toby entristeció su mirada, evitando la tuya hacia él en regaño.

—A Jim no le gustan sus cumpleaños.

—Pensaba que con tan corta vida, los humanos lo valorarían más —negaste un poco divertida al argumento de Blinky.

Miraste a Jim con un poco de tristeza.

—Para Jim es diferente, sus cumpleaños siempre le recuerdan al día en que su padre desapareció —Blinky dio una cara pensativa.

—Curioso. No sabía que el padre de Jim fuera mago —hiciste una mueca y Toby respondió.

—Mmm... no desapareció mágicamente, más bien se fue por ser un irresponsable —hiciste una mueca al ver a Jim intentar alcanzar al trol de pelaje verde en las plataformas de entrenamiento de la forja— Me acababa de mudar a la casa de enfrente, y el papá de Jim le había comprado un equipo de bicicleta por sus 5 años, y luego se fue. Las piezas se quedaron en la cochera durante años. Lo único que se supo de él, fue que huyó con su novia para ser una estrella de sky en Vermont.

—Fue difícil para, Jim. Demasiado, y es por eso que no le gustan las fiestas o mención a estas —Blinky hizo una mueca comprensiva y bajo la mirada en pensamiento.

—Que horrible tragedia, pero lo hace más horrible el que no supiera nada —negaste levemente con una sonrisa.

—Jim no es fanático de contar cosas tan personales sobre él, así que no te preocupes el sentirte mal por haber hecho una fiesta sorpresa —Blinky suspiró y alzó la mirada para seguir observando el entrenamiento del Cazatroles.

De repente, tu reloj empezó a dar pitidos. En pánico, revisaste la hora.

—¡Oh, no! ¡Ya es tarde! —exclamaste alterada, y Domzalski te miró curioso.

—¿Qué pasa? —resoplas molesta.

—Mis padres harán un viaje de negocios hoy —Tobías no entendía el punto.

—Okay... ¿Y?

—Y mi hermana y yo debemos ir con ellos —el contrario jadeó horrorizado, como si fuera una tragedia.

Y decían que el dramático era Blinky.

—¡No! ¡No puedes! ¡¿Debía ser justo hoy?! —asentiste agotada.

—Sep. Y debo irme ahora, antes de que se haga más tarde.

—¡Pero! ¡¿Qué pasa con Jim?! ¡No le sentará bien esto, y lo sabes! —frustrada, posaste tu mano en la cabeza para detener un poco el ligero mareo que sentías.

—¡Lo sé! agh.... lo sé. Pero debo hacerlo —miraste el teléfono, observando las llamadas de tu madre, por ahora solo eran 5, pero luego serían más, y lo sabes— Tranquilo, no me quedaré tanto tiempo, volveré para las 7 y traeré su regalo —el oji-verde hizo una mueca.

—¿Regalo? Sabes que a Jim no le gustan —con una ligera sonrisa, miraste al Cazatroles siendo atrapado por AAARRRGGHH después de haberse lanzado para, supuestamente, atraparlo a él; Blinky le felicitó, no estaba prestándoles atención sinceramente.

—Lo sé. Pero- ¿Qué puedo decir? —ante la mueca en berrinche de James por la atrapada de AAARRRGGHH, sonreíste— Me gusta verlo feliz —Tobías negó en lo que sonreía; resignado.

—Armstrong, sí que tienes corazón de oro —sonreíste con ego.

Sonrisa que duró 1 segundo porque tu celular comenzó a vibrar, de nuevo.

Pusiste tu mano en la cabeza por la alteración, y diste la vuelta hacia la salida de la forja. No necesitas revisar para saber que eran llamadas insistentes de tus padres.

—¡Nos vemos luego, Toby! ¡Dile a Jim que volveré y traeré un regalo especial! —Domzalski dio una sonrisa entre una mueca confundida y alzó la mano, despidiéndote hasta perderte de vista.

Y justo en ese momento, Lake llegó a su lado.

—Hey, Tobes. ¿Esa era _____? ¿Por qué se fue tan deprisa? —oh no, la peli-___ lo había dejado en una situación incómoda.

—B-Bueno... el caso es este: emmm... e-ella... sus padres... ah... —el chico oji-azul rodó los ojos con gracia y codeó a Domzalski.

—Vamos, los había visto hablar desde hace un buen rato. Escúpelo —el bajito suspiró resignado.

—Ella se fue de viaje, había venido a decírtelo, pero no quería interrumpir tu entrenamiento. Así que... —el peli-negro hizo una mueca entre sorpresa y tristeza.

No quería demostrarlo enfrente de Blinky y AAARRRGGHH, pero aquella mueca ocultaba lo profundamente hundido que se sentía.

_____ siempre celebraba sus cumpleaños con él, y viceversa. Con que uno no asista, no había problema, pero para Jim lo era.

Él prácticamente adoraba que aquella chica lo felicitara en su cumpleaños en persona, lo hacía sentir querido y especial, he incluso podría decir que todo el asunto de su padre era olvidado de inmediato.

Y el que no asista solo por una vez, y sin que le dé una clara explicación, no sé... quizás lo ponía demasiado sentimental.

Dirigió su mirada al suelo y sonrió ligeramente, una sonrisa apagada. Se quitó el amuleto.

—Está bien. Lo entiendo. Blinky, ¿podemos levantar la sesión de entrenamiento para otro día? Estoy un poco cansado —su mentor asintió entre confundido y curioso.

—Claro, Maese Jim. Nos vemos luego —el Cazatroles alzó la mano junto a una ligera sonrisa y comenzó a salir de la forja.

Al estar Blinky, AAARRRGGHH y Tobías solos, el trol de múltiples ojos rompió el silencio.

—Maese Jim no se notaba muy bien al escuchar que Lady _____ se había ido —Tobes resopló un poco y bajó la mirada.

—No es nada. ¡Verás que con mi regalo se pondrá mejor! —Blinky frunció el ceño confundido y AAARRRGGHH decidió salir también de la forja; le había dado hambre.

—¿Regalo?

—Si. Ya sabes, una cosa que compras pensando en esa persona, y que le regalas como símbolo sentimental —el multi ojos se encontraba fascinado.

—Oh, interesante. ¿Y se supone que debo darle un regalo a Maese Jim? —Domzalski hizo una mueca.

—Bueno- solo si quieres. No es una obligación —el trol bajó la mirada, pensando en qué regalarle a Jim.

Pero nada se le venía a la mente. ¿Opción? preguntarle a Tobías.

Lleva poco tiempo conociendo a Jim, no pueden juzgarlo por no saber qué regalarle.

—Dime, joven Tobías, ¿qué es lo que Maese Jim anhela más que nada? —el chico rellenito lo miró curioso de la pregunta— Lo digo para saber qué regalarle.

—Bueno, lo que más quiere Jim es una vespa.

—¿Una vespa?

—Si. Es como una motocicleta para que te quede más claro. S-Si... ¿sabes lo que es eso, no? —el trol le miró casi ofendido.

—Puede que no sepa sobre muchas cosas en tu época actual, pero lo de lo que sí sé, es de los medios de transporte. Mmm, ahora que lo recuerdo, tengo unas herramientas guardadas sobre eso que mencionas —el oji-verde lo observó curioso.

—¿Dices qué tienes partes de una moto? ¿Por qué las tienes? —Blinky se alzó en hombros y comenzó a caminar hacia la salida de la forja.

—La vida a veces es un misterio, joven Tobías —el foco mental del oji-verde se le prendió.

¡Claro!, ¡¿por qué no había pensado en eso antes?!

Rápidamente sacó su teléfono y alcanzó a Blinky. Debía cerciorarse de que las piezas sean de lo que cree que es.

—Dime, Blinky, las piezas que tienes guardadas: ¿son de una vespa o una moto? —el trol multi ojos se quedó pensando unos segundos, hasta que al fin respondió.

—Supongo que si es de una vespa, pero es una vespa un poco "pasada de moda", como dicen ustedes hoy en día. ¿Por qué?

—¿Crees que pueda ver las piezas? Tengo una excelente idea que, creo yo, pondría muy feliz a Jim —Domzalski no dijo más.

Blinky solo le enseñó el camino a su "sótano", donde guardaba sus cosas viejas, mientras que el castaño texteaba a aquella oji-___, que se encontraba apunto de abordar el avión.

Sin dudas, era un genio.

———————————°———————————

Resoplas ligeramente, y sonríes.

Escribías rápidamente en lo que tomabas tu maleta junto a tu familia. Ya habían anunciado su vuelo.

Shanaya se encontraba un poco molesta contigo, pero a ti te daba igual, era cosa de siempre.

—¿Podrías dejar ese teléfono? Estamos a punto de abordar el avión —hiciste una mueca de molestia hacia ella, y, enviando el último mensaje hacia Tobías, guardaste el teléfono poniéndolo modo avión.

Bueno, ahora sabes que regalarle a James.

—El burro hablando de orejas —la rubia no te respondió, solo te sacó la lengua; le imitaste.

Su madre las regañó al verlas; ambas guardaron la compostura. No iba a hacer este cuento largo, así que hay que ser breves:

Después de abordar el avión, y hacer todo lo que se supone debes hacer, (o sea: esperar sentado) tu familia y tú se bajaron en su destino, y llegaron a la casa de tu abuelo en casi un parpadeo.

Que no se note que tu madre tenía prisa por largarse ya.

Tus padres salieron casi de inmediato una vez que a ti y a tu hermana las dejaron al cuidado de tu abuelo, y alguna que otra tía que estaba por ahí.

No querías escuchar los chismes que se traían entre ellas, tu hermana quizás sí, pero tú no.

Te aburría.

Saliste de la casa una vez dejaste las maletas lejos de las manos curiosas de tus primitos, y saliste hacia el campo, respirando el aire fresco que había. Un poco contaminado, pero al menos era respirable.

El clima era perfecto para ir corriendo por el campo como loca, o quizás sentarse bajo un árbol a leer un libro. Porque si, eso es lo único que podías hacer allí.

No había servicio de cable ya que tu abuelo lo detesta, y vive lejos de la ciudad. Le gusta su tranquilidad, ¿qué se puede decir?

Comenzaste a caminar por el campo hasta llegar a un bosque. La luz del día hacía ver todo más lindo. Era agradable a tu vista ver como el sol se reflejaba en las hojas de los árboles y los hacían brillar de un color más intenso que solo el verde.

Te sentaste bajo un gran árbol, y miraste tu alrededor, inhalando el aire limpio y el olor a pasto y hierba.

En definitiva era tu lugar favorito para estar. Y también, quizás... para pensar.

¿Cómo estará Jim ahora mismo? quizás siga entrenando, o quizás está luchando contra un trol.

Si, se sabe que quizás la pregunta sea algo estúpida por la respuesta evidente y clara, pero para ella no lo era. Estaba preocupada por aquel chico de ojos azules; su mejor amigo.

Es inevitable preocuparse por él más de lo que ya lo hace, y sobre todo si es una fecha tan especial como la de hoy.

Desde que Jim le confesó por qué odiaba sus cumpleaños, ella tuvo un sentimiento raro.

Pero no raro malo, sino más bien bueno. Tenía un sentimiento de querer protegerlo, de darle el cariño que su padre le arrebató cruelmente. Ella misma admitía que Jim era un chico un tanto inseguro en sus decisiones, y eso quizás es debido a la falta de amor paterno en su vida.

Tal vez... eran solo suposiciones tuyas, pero ahí estaba el pensamiento.

De repente, tus ojos comenzaron a cansarse, y te preguntaste: ¿por qué?

No te sentías cansada en lo absoluto. ¿Por qué el repentino bostezo en señal de agotamiento? Quizás sea el ambiente.

No aguantaste que tus ojos comenzaran a decaer, y sin querer, te quedaste dormida.

Dormir un rato en un gran bosque no sería tan malo, ya luego tendrías tiempo de comprar lo que Toby pactó contigo y Blinky como regalo para Jimbo.

Tenías tiempo.

———————————°———————————

El chico oji-azul suspiró cansado al dar la vuelta y estacionarse en el callejón anunciado por Tobias en llamada.

Debía admitir que no sentía ánimos de hacer nada, no sin Armstrong cerca.

Si, si, puede que sea un tonto por sentirse así, y muy probablemente, si _____ estuviera aquí, lo golpearía por comportarse tan decaído, ¿pero qué más esperaban?

Él realmente quería pasar todo este día "especial" con ella y Tobías.

Claro, Tobías le daba ánimos también, pero _____ lo hacía sentir de un modo el cual olvidaba todo lo sucedido con el asunto de su padre.

Repito: para él es tonto.

Así que, como cree que es tonto, decidió ir con Tobías. Tal vez estar con él funcione para olvidar que la peli-___ se fue.

¿Mínimo un mensaje de texto felicitándolo, no pudo dar?, ¿era tan difícil?

Detuvo la bici al frente del castaño y le dio una mirada un tanto desanimada.

—Bien, jefe. ¿Listo para tu regalo de cumpleaños? —Tobes tarareó, mientras movía levemente una carpeta que tenía en mano.

Lake suspiró y sonrió ligeramente. Toby no merecía que su mal humor afectará el ambiente en esos momentos.

—Vamos a... ¿demandar a alguien? —preguntó entre inseguro de su pregunta, y burlón por eso mismo.

—Naaa, eso es el próximo año, y _____ y yo ya lo habíamos planeado mucho antes de que lo mencionaras —el azabache sonrió al pensar en eso. Te creía capaz de planear eso con Domzalski— Dame tu cartera —frunció el ceño.

—Tal vez no sabes cómo funciona esto de... los regalos —dijo James, un poco confundido por la extraña petición de Tobes.

Parecía que lo estaba por asaltar o algo así. El callejón da vibras de eso. O bueno.... según lo que Armstrong le ha comentado.

"¡¿Enserio, Jim?! ¡¿Podrías dejar de pensar en ella sólo 1 segundo?!"

—Lo tengo cubierto. Dame tu cartera —el oji-azul al salir de trance y escuchar a Tobías de nuevo, suspiró derrotado y sacó su cartera, entregándosela al castaño.

Tobias abrió la mencionada una vez estaba en sus manos, y con una sonrisa plasmada en su rostro, sacó una foto que no se podía ver muy bien de lejos, pero que daba a entender lo que era por la sonrisa "malvada" que soltó, y el ceño fruncido más la negación que Lake dio.

Una vez dejó las risas de lado, sacó lo que realmente quería. Le devolvió la cartera a James con una cara seria fingida y comenzó a avanzar fuera del callejón.

—Agh... ¿es enserio? —Jim susurró en desgana.

Tobías regresó de su andada, soltando otra risilla burlona en la cara de Lake.

El Cazatroles resopló y giró su bici, yendo detrás de Tobías para descubrir que tenía planeado hacer.

Su cabeza volvió a envolverse en recuerdos, y quizás, un poco de tristeza.

_____, volvería mañana, ¿no?

No... espera- En realidad ella no le dijo nada sobre volver mañana. De hecho... ni siquiera se dirigieron la palabra hoy. Wow, jamás imaginó que la extrañaría tanto.

Pero espera... ¡¿Qué tal si se estaba mudando y ya no la volvía a ver?!

Sacudió su cabeza; negando.

Okay, no. Eso es ser demasiado paranoico. ¡Pero no podían culparlo!, ¡él no sabía nada de nada!

Mínimo a Tobías le dijo dónde estaría. Bueno... tampoco sabía con certeza la respuesta a eso.

Resopló al alzar la vista y ver a Tobías peleando con el encargado de las vespas nuevas y para uso.

A este punto, ya intuía cuál sería su "regalo".

———————————°———————————

Con la luz del sol descendiendo, se podían notar brillantes colores en el cielo, algo muy hermoso llamado: atardecer.

La chica peli-___ suspiró agotada al por fin haber podido encontrar a James. Estaba sentado en las pequeñas gradas de su casa; mantenía su cabeza oculta entre sus rodillas.

Un poco nerviosa, te acercaste y aclaraste la garganta ligeramente para llamar su atención, pero no del modo que esperaste.

—Vete, Toby, sabes que no tengo humor —sonreíste ligeramente y te sentaste al lado de él.

—En realidad, estoy aquí para cambiar eso —ante tu voz, Jim levantó la mirada en sorpresa.

—¿_____? ¿Qué haces aquí? —hiciste un ligero movimiento de hombros.

—Daba un paseo, y quería saludar —el oji-azul decayó su mirada y la volvió a ocultar entre sus rodillas.

—Bueno, ya saludaste. Si puedes: vete.

—¿Puedo saber que te sucede? Has estado actuando extraño todo día, y es muy raro porque este día es tu cumpleaños. Toby me dijo que te preguntará, porque a él no le correspondía responder, y bueno... aquí me tienes, Lake —el contrario levantó la mirada, y al fin pudiste darte cuenta de las ligeras lágrimas en sus ojos.

—S-Se trata de eso... de mi cumpleaños. Los detesto.

—Seee. También vine a descubrir eso. Quería organizarte una fiesta, lo admito, pero al ver cómo te mantenías decaído todo el día, simplemente lo deseche —bajaste ligeramente la mirada, apartándola de la de James— Puedo saber... ¿por qué odias tus cumpleaños?

—¿Qué pasa, Armstrong? Apenas nos empezamos a llevar bien, ¿y ya te ablandaste por mí? —el azabache preguntó burlón, quitándose unas lágrimas de la cara mientras la volteaba a ver.

Ella bufó, y se cruzó de brazos.

—¡Oye! Ya comenzamos a formalizar una amistad, y yo soy muy dedicada a ello —Jim dio una sonrisa ladina y alejó su mirada al suelo.

—Si. Puedo notarlo —suspiró largamente, estaba dispuesto a contarle. Podía confiar en ella, porque sabía que no se burlaría... bueno, no lo sabía, pero si se iba a burlar, que lo haga, no podría importarle menos. Además, así sabría si la podía considerar una amiga de verdad— O-Odio mis cumpleaños por la razón de que siempre me recuerdan el día en que mi padre... —las siguientes palabras que estaba por decir se atoraron en su garganta, la chica a su lado frunció el ceño confundida del porque paró de hablar, pero al verlo lagrimear de nuevo, su ceño cambió a una preocupado.

Debía ser algo MUY delicado por el cómo se expresaba.

Quiso acercarse, pero no sabía si a James le parecería bien. Puede que sea muy llevada con las personas, pero respetaba el espacio personal.

Si una persona demostraba suficiente confianza hacia ella, entonces sí, se dejaría llevar.

El chico de ojos azules volvió a suspirar largamente, notando el hipo que tenía al hacerlo.

—To-Todo esto me recuerda al día en que mi padre se fue —abriste los ojos con sorpresa— Y-Y me duele... se supone que ya no debería, pero me sigue atormentando. Por eso no puedo celebrar mi cumpleaños como las demás personas. Siempre me llegaban preguntas a la cabeza, cómo: ¿no fui suficiente para él? ¿Por qué le haría eso a mi madre? ¿Soy tan mal hijo como para que lo haya hecho? Se que no debería pensar eso, pero es casi inevitable que-

El chico chilló de sorpresa al sentir que la chica a su lado lo atrajo hacia ella con fuerza para encerrarlo en un abrazo.

Él quería oponerse, pero de algún modo, su calidez lo tranquilizó. Se dejó llevar, y por eso mismo, enterró su rostro en su cuello, apretando más el abrazo de lo que ella había hecho.

Armstrong quería quejarse de dolor por lo apretado del abrazo de Jim, pero no pudo. No quería arruinar su desahogo.

—E-Está bien, Jim. Todo está bien. No tienes por qué pensar eso, tú eres un excelente hijo, tanto para tu madre como para cualquiera que te viera. Que ÉL se haya ido, no quiere decir que tú seas el problema —la peli-___ susurró mientras acariciaba su oscuro cabello.

Debía admitir que ella también estaba comenzando a lagrimear. Todo este asunto escuchado la ponía tan triste, y debía reconocer, que antes de comenzar a llevarse bien con Jim, se burlaba en su cabeza sobre cómo era esclavo de su madre.

Pensaba que su madre era un monstruo por no dejarlo dormir lo suficiente para al menos quedarse despierto en clases.

¿Ahora...?, ahora se daba cuenta de la verdadera razón, y se insultaba a sí misma por ser tan estúpida. No debió juzgar sin conocerlo.

Intentó separarse del abrazo, pero Jim aún la mantiene ahí, bien sostenida contra su cuerpo.

—E-Eh... ¿Jim?

—So-Solo... solo unos minutos más... por favor —ella sonrió contenta y envolvió sus brazos en él de nuevo.

Le encantaban los abrazos, más si venían de amigos.

—Je. Está bien.

Abriste los ojos sobresaltada. Miraste tu alrededor y revisaste tu reloj.

—¡Oh, demonios! ¡Ya es tarde! —gritaste para ti misma y te levantaste de la hierba.

Que buen momento para recordar cosas pasadas mediante sueños. Ya deberías estar acostumbrada. Dabas las gracias a que esta vez, no fue un sueño raro.

Corriste por el prado hasta llegar a la casa de tu abuelo. Abriste la puerta, y pudiste notar a tu familia ahí, jugando Uno.

Sonreíste ligeramente, el chisme que se armaba con sus peleas era legendario. No era por nada, pero parecían Otakus en una Friki.

—¡Ni se te ocurra, abuelo! —el señor de mayoría de edad sonrió con sus dientes postizos y alzó la carta, poniéndola sobre la mesa.

—¡Uno! —todos comenzaron a quejarse de su ganada, y tú reíste por la escena.

Debemos admitir que tu familia si tenía sentido del humor, si no se trataba de tu madre alrededor, las cosas eran lindas.

Tu abuelo desvío su mirada satisfactoria de todos sus familiares y volteó a verte, sonriendo instantáneamente.

—¡_____, querida! ¡Volviste! —sonreíste con una mueca, y alzaste la mano.

—H-Hey, abuelo... emm... ¿crees qué me puedas llevar al mercado? —el nombrado ladeó la cabeza; curioso.

—Claro. Pero, ¿por qué? ¿Qué vas a buscar, o comprar? —sacaste tu teléfono y te acercaste a él.

Para tu desgracia, todos en la mesa te notaron y se callaron para prestarte atención.

—Debo ir por estas piezas. ¿Sabes cuáles son?

—¡Por supuesto! Aquí venden de las mejores, y en buena calidad. Pero no entiendo, ¿para qué quieres piezas que son de vespa? —ibas a responder, pero tu hermana se metió.

—Es para dárselas de regalo a su novio. Hoy cumple años —la volteaste a ver filosamente, apretando tu celular en mano, y por la furia de que haya abierto su boca, estabas segura de que lo ibas a romper.

—¡Oh! ¡_____! ¡No sabía que tenías novio! Ya estaba por preguntarte en donde lo habías dejado —hiciste una sonrisa torcida hacia Shanaya y miraste a tu tía.

Lo mismo de siempre con ella. Su pregunta favorita de siempre:

"¿Y el novio? ¿Dónde lo dejaste?"

Como odiabas esa pregunta.

—No, tía. Jim no es mi novio. Es mi mejor amigo —tu otra tía hizo una mueca de burla.

—¡Uy! ¡Así que el novio tiene nombre! —viraste los ojos y te dirigiste de nuevo a tu abuelo.

—¿Podemos ir, abuelo? Debo comprar las cosas antes de volver a Arcadia —el peli-blanco te asintió de acuerdo y se levantó de la silla.

—¡Cuando regreses nos cuentas sobre él!

—¡Y nos dices si está guapo! —chirreaste los dientes por el enfado y cerraste la puerta detrás de ti.

Ahora no podrás desmentir nada porque simplemente: si a tus tías se les metían una idea, no se salía de ahí, NUNCA.

Subiste al carro junto a tu abuelo, y en todo el viaje hacia tiendas y ferreterías, pensabas en las mil y un formas de descuartizar a tu hermana. Pedazo por pedazo

Siempre buscaba una manera de fastidiarte.

—¿Estás bien? Estás muy pensativa, cielo —saliste de tu burbuja al escuchar la voz dulce de tu abuelo.

Te rascaste la nuca; nerviosa. No podías decirle que te la pasaste pensando en la forma de matar a tu hermana; eso no era muy común de decir.

—O-Oh, nada... solo pensaba en... en mi regreso a Arcadia —tu abuelo alzó una ceja confundido.

—¿Te pone nerviosa regresar? ¿Y eso por qué?

—Es que... tengo un amigo-

—¿Jim?

—Si, él —suspiraste para calmarte y no tratar de soltar una mueca— Como ya sabes, por la chismosa de mi hermana —tu abuelo rio ligeramente ante el tono bajo y asesino de tu voz— Hoy es su cumpleaños. Y nunca me pierdo sus cumpleaños, así como viceversa, y estoy preocupada —sep, no entendía.

—¿Preocupada? ¿Por qué?

—Es algo... eh... privado, pero el caso es que: además de preocupada, también estoy nerviosa y asustada. ¿Qué tal si está enojado conmigo? Se que debí tratar de quedarme, pero mis padres- —tu abuelo estacionó el auto al frente de su casa y puso su mano sobre tu cabeza, tu sorprendida de ello.

—Él lo entenderá. No creo que esté enojado contigo por eso, sería una ridiculez. Si le explicaste la situación, estoy muy seguro que él lo entendió—bajaste la mirada junto a una mueca.

Tal vez tenía razón. Si Toby le dijo sobre lo que pasó, ¿por qué te preocupabas?, él de seguro lo comprendió.

Jim es un chico dulce y calmado. ¿Por qué razón se enojaría contigo?, ¿por algo así?

Hasta ahora te estabas dando cuenta de lo ridículamente tonta que eres. Demasiada paranoia.

—Si... creo que tienes razón.

—¡Y mira, ahí está el auto de tus padres! De seguro ya es hora de irse —sonreíste al ver que es cierto.

Pero estabas extrañada, ¿no faltaba para irse?

Aww, y justo cuando acabas de descubrir que pasar tiempo con tu abuelo no era tan aburrido como pensabas. Es muy sabio.

Bajaste las piezas del auto y suspiraste.

Al entrar a la casa con el dueño a tu lado, no fuiste recibida con la mejor noticia.

—¡Aquí están! ¡_____, es hora de irse!

—¿Qué? P-Pero... ¿no se supone que queda 1 hora? —tu madre gruñó con desgana.

—Si, quedaban. Pero nos avisaron que se aproxima una tormenta en Arcadia. Si no vamos al avión ahora, no regresaremos hasta mañana —palideciste.

¿Regresar mañana? ¡No!, ¡no puedes regresar mañana!, ¡debía ser hoy!

Corriste a por tu maleta y la de tu hermana, y las bajaste.

—¡¿Qué están esperando?! ¡Vámonos! —tu madre negó, se despidió de tus tías y tu abuelo.

Mientras subías las maletas en la cajuela del carro, tu abuelo se acercó a ti. Lo volteaste a ver, jadeando por lo babosa que eras al haber olvidado la bolsa con las piezas en la entrada.

—No se te olvide el regalo para tu amigo —sonreíste hacia él, tomaste la bolsa y lo abrazaste.

—Gracias, abuelo. Prometo venir en vacaciones de verano.

—Claro, para ese entonces, tu abuela ya podrá estar disponible.

—¿Sala de costura de nuevo?

—Tiene un poco de trabajo extra. Sabes que le gusta coser —bajaste un poco la mirada en pensamiento, acordándote de algo importante.

—¿No le molestaría un pedido más? —el mayor al frente de ti te alzó una ceja.

—¿Para ti?

—Para una amiga —te asintió comprendiendo.

—Claro, ¿me dirás los detalles? —ibas a responder, pero tu madre comenzó a tocar la bocina del auto.

—¡¿Qué esperas, _____?! ¡Llegaremos tarde! —jadeaste al ver la hora en tu reloj.

Metiste las piezas en la cajuela y la cerraste, ingresando al auto velozmente.

Bajaste el vidrio de la ventana, y le contestaste a tu abuelo en lo que tu padre arrancaba el auto.

—¡Le diré a mi tía por mensaje para que te notifique a ti! ¡Nos vemos! —alzaste la mano en despido; contrario imitándote.

Al alejarte de la casa, suspiraste aliviada. Por poco y se te olvida el asunto de Clara.

—Pero la niña quería regresar hoy —rodaste los ojos ante las quejas de tu madre en el auto, y miraste hacia la ventana.

Solo para matar el tiempo del viaje.

Por fortuna, sí lograron llegar a tiempo. El avión hacia Arcadia era el último en la aerolínea debido a la tormenta.

Siguieron el protocolo de las maletas y la subida, y ya se encontraban en camino en segundos.

No podías quitar la sonrisa de tu cara. Por fin, estabas por volver.

Solo esperabas que Tobías y Jim no hayan hecho un desastre en Mercadotrol, o hayan hecho algún amigo trol dispuesto a asesinar a Jim.

¿Qué harían ellos sin ti?

...

¿Demasiado vanidosa?

———————————°———————————

Al ir en taxi hacia tu casa, comenzaste a escuchar los primeros truenos de la tormenta en camino.

Miraste por la ventana, notando el cielo totalmente oscuro. Sep, iba a ser una tormenta ligeramente fuerte.

Y eso que apenas eran las 6.

Bajaste del taxi junto a tus cosas, he ingresaste a tu hogar, yendo a dejar todo en tu cuarto.

Te recostaste en tu cama, sonriendo por lo fría que se sentía. Definitivamente la habías extrañado.

Miraste hacia la ventana, deseando contemplar el cielo oscuro un rato y esperar a que se relajara un poco la tormenta para ir a ver a Jim, pero tus ojos captaron otra cosa.

—¿Tobes? —susurraste al verlo salir de su casa con una bici, se veía super apresurado; tenía su celular en mano— ¡Hey, Tobes! ¡¿Qué haces?! —el castaño captó el llamado, y después de voltear a ver por todos lados, te miró.

Pedaleó en dirección a tu casa y te hizo señas de que bajaras. Al verlo tan asustado y preocupado, entendiste que no se trataba de ningún juego.

Saliste corriendo de tu cuarto hacia la puerta de salida. Agradecías que tu hermana y tus padres estén en su cuarto encerrados.

Al salir, te dirigiste al castaño, notando la presencia de AAARRRGGHH apenas.

—¡¿Tobes, qué pasa?! ¡Me asustas! Pensé que algo había pasado en tu-

—¡No hay tiempo de explicar, saca tu moto! ¡Debemos ir por Jim! ¡Está en peligro! —no dijiste más y fuiste a la cochera, abriste esta y sacaste tu moto, poniéndola en marcha y subiendo a Tobías en ella— Yo te diré por donde es, tú sólo conduce. AAARRRGGHH, síguenos —el trol asintió mientras que tu ajustabas el casco y prendías la moto, comenzando a dar marcha con el trol grande detrás.

En el camino señalado por Tobías, llegaron al puente donde estaba el canal debajo, apagaste la moto al escucharlo decir que te detuvieras. Se bajó rápido hacia una dirección específica. Corriste detrás de él, y te detuviste cuando lo hizo.

Miraste la bicicleta de Jim en el suelo, y volteaste a ver a tu mejor amigo alarmada.

—¡¿Toby, qué está pasando?! ¡¿Dónde está, Jim?! —el castaño no te respondió, miró su teléfono varias veces, tratando de averiguar porque mostraba esa dirección sin que el dueño esté presente.

Miró hacia el cielo en cuanto escuchó un rugido, notando a la gran bestia arriba, y también, que sostenía al Cazatroles.

Le seguiste la mirada, jadeando espantada al verlo.

—¡¿Qué es esa cosa?! —el castaño hizo una mueca y guardó su teléfono, dignándose en mirarte al fin.

—Es un merodeador, lleva siguiendo a Jim todo el día. Se supone que te deja en paz si su objetivo no está solo —miraste al oji-verde molesta.

—Déjame adivinar... ¡¿DEJASTE A JIM SOLO?!

—¡No es hora de que me regañes! El asunto aquí es... ¡¿cómo llegaremos allí arriba?! —hiciste una mueca y miras arriba de nuevo, Domzalski miró a AAARRRGGHH y él le alzó los hombros al ser consciente de la situación.

Sin alas —el castaño hizo una mueca, y al ver que el merodeador subía cada vez más a Jim, tomó el brazo de Armstrong.

—Vamos, _____. Debemos seguirlo —no dijiste nada y fuiste corriendo hacia la moto; el oji-verde detrás de ti.

Ambos se subieron y diste marcha, correteando a la cosa que tenía a Jim.

Mirabas entre el camino y el cielo, tratando de ubicarlo, pero hubo un punto en que un relámpago surgió, no supiste exactamente qué sucedió allá arriba, pero lo único que te interesó, fue ver que Lake caía de picada.

Aceleraste la moto, tratando de alcanzarlo, pero sería imposible por la distancia; tu corazón se aceleraba por la desesperación de no poder alcanzarlo, sabías que no podías.

Iba demasiado veloz hacia el suelo. Toby jadeó espantado y miró a AAARRRGGHH, que estaba de su lado.

—¡AAARRRGGHH! ¡Ve! ¡Corre! —el castaño le gritó, y el trol asintió mientras fruncía el ceño.

Comenzó a correr, sosteniéndose de los faroles en el puente para poder lograr atrapar a Jim.

AAARRRGGHH se tranquilizó al tenerlo en sus brazos, mientras que Armstrong y Domzalski se detenían.

—¡Jim! ¡Jim! —Toby gritó, bajando de la moto con rapidez.

Lake no respondió, pero a los pocos segundos, abrió los ojos exaltado.

Miró su alrededor, tratando de acoplarse a su entorno, y lo primero que vio, fue al trol de pelaje verde.

El trol sonrió hacia él.

—Te tengo —Jim sonrió ligeramente por sus palabras.

—¡Si, AAARRRGGHH! ¡Lo lograste! —Domzalski exclamó en festejo, pero hizo silencio en cuanto la espada de Jim se incrustó en el suelo.

Los 3 presentes se apartaron al verlo, y en cuanto la espada desapareció, otro estruendo sucedió.

Se dirigieron deprisa para ver que fue, y cuando identificaron partes de piedra bajo del puente, se dieron cuenta de que era el merodeador.

Lake le dio un ligero tic en el ojo, debido a la descarga eléctrica que había recibido arriba, y quejo ligeramente.

—Esto es por lo que odio, los cumpleaños —susurró ligeramente, y Toby lo codeó.

—No estuvo tan mal.

—Habla por ti, pero- —un sollozo interrumpió a Lake, se dio la vuelta, notando al fin tu presencia.

Miró a Toby confundido y en busca de una respuesta, pero estaba del mismo modo. No dudo en acercarse a ti al ver tu estado emocional.

—¿_____? ¿Qué pasa? ¿Te hiciste dañ- —ella lo alejó cuando trato de sostener su hombro.

Aún subida en la moto, apagó la misma y posó sus manos en la cara.

—Eres un tonto muy valiente, Lake... —ella susurró, sollozando aún.

El Cazatroles hizo una mueca confusa del estado lloroso de su mejor amiga. Se quitó el amuleto de Merlín, y lo guardó.

Abrazó a la chica aún en su moto.

No sabía qué más hacer, jamás la había visto llorar. Siempre había sido una chica alegre y un poco rara, quizás.

Armstrong se encargaba de sacarle una sonrisa a los demás, y verla así, rompió el gran corazón del Cazatroles.

La peli-___ no se opuso a su contacto, giró su cuerpo para abrazarlo, y escondió la cara en su cuello.

—¿Ahora quién consuela a quién? —ella rio entre el hipo al escuchar el tono burlón de Jim.

Al parecer, ambos recordaron ese día.

Ella se separó de él y se limpió las lágrimas, mirándolo con una media sonrisa. James seguía preocupado, así que acarició su cabello gentilmente para ayudarle a tranquilizarse. Como siempre hacía con él.

—¿Mejor?

—Si... p-perdón... es que... verte allá arriba, m-me dio pánico y... no pude controlarme. Lo siento —Jim negó gentilmente.

—Si tú hubieras estado en mi lugar, me hubiera puesto igual, o peor —reíste al imaginarlo.

—Yo creo que peor —el azabache rodó los ojos con gracia.

—Emm... ¿es un mal momento para decir que está a punto de llover? —el castaño dijo; interrumpió.

Armstrong miró el cielo y suspiró. Prendió la moto de nuevo y miró a James.

—Creo que estás muy cansado para irte en bici, súbete. Te llevo a casa —Lake bufó y se cruzó de brazos.

—¿Dudas de mi durabilidad, Armstrong? —reíste por su superioridad fingida.

—No, pero en este momento lo mejor es que no hagas mucha actividad física —el Cazatroles resopló, y se subió, sosteniéndose de tu cintura para no caerse.

—Pero, ¿qué hay de-

—Tobes se la llevará, ¿verdad, Tobes? —el castaño iba a reclamar, pero al ver tu mirada filosa hacia él, callo.

Además, se lo debías.

—C-Claro. Sin problema —sonreíste en victoria y arrancaste, dejando a AAARRRGGHH y Toby detrás.

El castaño resopló, y rodó los ojos en desgana, yendo a por la bici de Jim.

Al llegar a la casa de James, el nombrado se bajó, y un poco avergonzado porque en todo el camino se sostuvo de tu cintura para no caer, te volteó a ver.

—¿No quieres pasar? —sonreíste pícara de su propuesta.

—Uy, James Lake Jr., ¿me estás pidiendo noche sin compromiso? —el de cabello oscuro puso los ojos en blanco por fastidio.

—No. Solo que... tenemos una conversación pendiente —el ver su mirada un tanto seria, supiste que no estaba de broma.

Giraste la cabeza hacia otro lado con nervios. Apagaste la moto.

Lo sabías, sabías que él sí estaría molesto. Tu abuelo no era bueno consolando ni tranquilizando.

—N-No sé, Jim... e-es que... está por llover, y no pedí permiso para-

—Armstrong, bájate de esa motocicleta y entra a mi casa, AHORA —por su tono de voz, pudiste deducir con rapidez lo molesto que estaba.

El azabache, al decir aquello, se dio la vuelta y sacó las llaves para abrir, y tú, un poco callada ahora, estacionaste de mejor manera la moto y seguiste el paso detrás de él.

Preguntándote, y tratando de descubrir el típico: "¿Qué fue lo que hice ahora?"

Si sabías... o tal vez no.

Al estar ambos dentro, Jim se dirigió a la cocina, y tú, un poco tímida ahora, ya que sabias que James por alguna razón estaba molesto contigo, te quedaste en la sala.

—Y-Y... —tartamudeaste, maldiciéndote por eso— ¿D-De qué querías hablar? —el oji-azul cerró el refri y abrió la botella de agua.

Bebió de ella y la dejó a un lado. Se apoyó en la mesa de la cocina mientras tenía la mirada gacha, pero molesta; se podía notar su ceño fruncido.

—¿Por qué te fuiste? —no sabía cómo preguntar calmado sin parecer rudo, eso fue lo único que pudo formular bien.

Te confundiste de su pregunta.

—¿Eh? ¿Toby no te dijo? Le pedí que te dijera —ahora el confundido era James.

—¿Qué? Él no me dijo nada —justo ahora, querías matar a Tobías Domzalski.

Gruñiste con enfado y te tapaste la cara.

—Dios... ¿porque siquiera confíe en que te lo diría sí sé lo descuidado y olvidadizo que es? —susurraste entre tus manos con enojo.

El Cazatroles agachó la mirada, abrazándose a sí mismo.

—P-Pensé... pensé que lo habías olvidado... y-yo... —la chica en la sala, alzó la mirada al escuchar la voz quebradiza del chico.

Estaba a punto de quiebre.

Rápidamente fue tras de él y lo abrazó, acariciando su cabello porque sabía que lo tranquilizaba más rápido.

—¡No, Jim! No. Sabes que jamás me olvidaría de algo así, y menos si se trata de ti —el chico la abrazó con fuerza.

—S-Se que es ridículo, pero me la pase todo el día preguntándome si de verdad lo habías olvidado, o de si ya no te interesaba celebrar mi cumpleaños como tú siempre sueles hacer. ¿N-No pudiste dejar al menos un mensaje? —te golpeaste mentalmente.

Era cierto, para evitar todo este drama, ¿por qué no le enviaste un mensaje y ya?, ¡fácil!

Eres una estúpida.

—Lo siento, tienes razón, debí decírtelo por mensaje. Perdón, sabes que jamás me olvidaría de ti, Jimbo —la chica rompió el abrazo y sostuvo sus mejillas con suavidad— Eres mi mejor amigo y la persona a la que más quiero, jamás me atrevería a olvidarlo —él sonrió y la miró, aún con los ojos un poco aguados.

Ahora lo entendía, Jim no estaba molesto, en realidad solo estaba triste. Él sobrepensó demasiado las cosas, y al no tener información sobre lo que harías hoy, descontroló sus emociones. Si hubiera sido un día normal, quizás no le hubiera importado tanto y lo entendería. Pero no era un día normal.

Era su cumpleaños, el día en que más sensible estaba. Y saber que te habías ido sin rastro, lo alteró, porque había recordado ese día de modo inconsciente; ese día que fue abandonado de igual modo.

Tú no serías capaz de hacerle aquello, y Jim estaba muy seguro de eso, pero...

Sobrepensó. Y sobrepensar es el enemigo letal de cualquier persona viva en este mundo.

—Digo lo mismo —sonreíste al verlo más calmado, pero jadeaste al recordar lo del regalo.

—¡Oh, demonios! ¡Es cierto! ¡Debo irme! —dijiste repentinamente, dejando al de cabello oscuro confundido y con la palabra en la boca.

Te dirigiste con rapidez a la puerta de salida.

—¿Qué? ¿Tan rápido? ¿A dónde vas? —te pusiste nerviosa, lo de tu regalo se supone que iba a ser una sorpresa.

—E-Eh... Iré con mis padres... es que... no les pedí permiso para venir —Jim no te creyó.

Sabía que cuando decías mentiras, tus manos comenzaban a hacer movimientos erráticos de modo inconsciente.

Jamás te lo dio a conocer porque sabía que lo dejarías de hacer en cuanto supieras. Y ya no sabría cuando le mientes, o no.

Dio una mueca y te alzó la mano en despido.

—Bueno, está bien. ¿Nos vemos mañana? —Armstrong dudó con la mirada.

—En realidad... cuando puedas... ¿podrías ir a Mercadotrol?

—¿Ahora? —asentiste en afirmación al ver la cara confusa y sorpresiva del Cazatroles.

—Cuando se despeje lo de la tormenta. Tobías y yo queremos decirte algo allá —Lake alzó los hombros como respuesta; resignado

No se iba a poner a discutir.

—Está bien. Nos vemos ahí —asentiste alegre y saliste casi corriendo.

Jamás esperó que aquello que tenían que decirle, era un último regalo de cumpleaños.

Cortesía de Blinky y Armstrong. Al inicio fue mal, pero podía afirmar con certeza, que ese fue su mejor cumpleaños.

Lo recordaría por siempre. Sin duda alguna.

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