mi persona especial
— ¿Cómo dices?
— Como lo escuchaste. La verdad es que no me queda mucho tiempo.
— Izuku, si esto es una maldita broma enferma quiero que sepas que no es graciosa.
— ¿Por qué bromearía? Tu sabes que mi padre falleció antes de que yo naciera ¿no es cierto? Es por eso que inventaste lo de la persona especial cuando éramos pequeños.
Aquel día la realidad me golpeó como nunca lo había hecho.
Entendí que la vida puede ser cruel.
— No lo sé con exactitud. Al parecer es algún tipo de enfermedad encefálica — me explicaste como si fuera lo más normal del mundo, como si no estuviéramos hablando de tu propia muerte. — Imagínalo como un tumor que ataca al cerebro. Yo lo tengo por herencia de mi familia paterna y eso. Pasa de una generación a otra y según los doctores es bastante raro, pero real y mortal.
No me pude mover, no pude respirar, ni siquiera pude pensar con claridad.
Me quedé en silencio procesando, como ido.
Tu me diste mi tiempo para asimilarlo y el darme cuenta de ello me hizo flaquear. Tiempo era lo que no teníamos.
Hice un verdadero esfuerzo por articular algo, cualquier cosa que mis labios estuvieran dispuestos a esbozar.
— ¿Pe-pero cuando? — las palabras me salieron torpes.
— Yo me enteré cuando tenía catorce.
— ¿Desde ese entonces lo sabías?
Me sentí traicionado y confundido a partes iguales.
— Lo supe unos días antes de verte besándote con esa chica, ¿lo recuerdas?
— ¿Y por qué..? ¿por qué mis padres nunca me dijeron nada? ¿por qué hasta ahora tu...?
— Katsuki, no lo sabías porqué los únicos que sabemos de esto somos mi madre, mi doctor y yo. Ni siquiera tus padres son conscientes.
— Pero..
— Y si lo estoy compartiendo contigo ahora es porque ya no puedo seguir cargando con esto solo. Lo intenté pero ya no puedo — confesaste con cierto pesar. — Supongo que necesitabas saberlo tarde o temprano y lo mejor sería que fuera antes de que me vaya. De hecho agradezco que hayas venido hasta a mi, me ahorraste todo el camino a tu casa.
Recuerdo que aquel día se sintió como una patada directa en mi corazón.
Se suponía que el llorón siempre habías sido tu, pero ese día mis lágrimas no fueron nada en comparación a las tuyas.
Mi llanto el cual nunca salía, ese día no dejó de brotar.
— ¿Y si estás enfermo qué haces aquí? — pregunté con molestia y tristeza, completamente dolido. — ¿Por qué no estás en un hospital? ¿por qué estás aquí como si nada?
— Lo haría si eso ayudara en algo — te encogiste de hombros. — Pero no importa cuanto medicamento tome o a cuantos estudios me someta. Hay enfermedades que no funcionan así. Solo me quedan unos meses, Kacchan, es definitivo.
No quise creerlo, simplemente me negué.
— Ahora yo soy quien se disculpa contigo. Lamento no habértelo dicho antes, espero que me puedas entender — agregaste con una de esas sonrisas tuyas, una que dejaba a cualquiera sin ninguna de sus defensas.
— Te entiendo — me obligué a decir, desarmado y deshecho por completo.
— No sé cuánto falte, pero sé que llegará el momento en el que me desmayaré constantemente y cuando eso pase.. entonces si tendré que hospitalizarme. Si gustas podemos esperar juntos hasta que eso suceda.
Se sentía irreal, pero no necesitaba pensármelo dos veces. Ni siquiera necesitaba que me lo pidieras. Yo estaría contigo el tiempo que la vida me lo permitiera.
Aquel día dormí en tu casa. Las palabras se quedaron cortas y recuerdo que tuvimos que sustituirlas con abrazos.
{•••}
Hoy, diez meses después de esa confesión que me hiciste en tu habitación, tal y como lo dijiste tu y yo nos encontramos en la sala de un hospital.
Desde entonces he pasado diez meses a tu lado, sin despegarme de ti igual a una garrapata, tanto así que suspendí mis estudios al igual que tú. Le dije a mis padres que me tomaría un año libre porque ni de broma estudiaría si tu no lo hacías.
En este tiempo jugamos videojuegos cuántas veces quisimos.
Comimos todo lo que más nos gusta comer.
Pasé muchas noches en tu casa haciéndote compañía hasta que caíste dormido.
Platicamos de tantas cosas como siempre y confirmamos en cada ocasión que somos los mejores amigos, complementándonos de un modo que no cualquiera puede comprender.
Vimos cientos de series y películas de esas que nos gustan con temáticas de superhéroes, imaginando que en otra vida quizá tú y yo lo somos, ambos luchando codo a codo contra el mal, siempre cuidándonos la espalda
Todo eso lo hicimos sin pensar en que llegaría un momento en el que ya no podríamos continuar.
Hace apenas una semana mientras jugábamos videojuegos tiraste tu control, cuando giré para ver el porqué, sentí como mi mundo se frenaba al hallarte desmayado sobre tu cama.
Desde entonces hemos pasado casi ocho días en el hospital, tu conectado a una máquina y yo haciéndote compañía incluso aquí.
Aunque los desmayos son cada vez más y más frecuentes la verdad es que aún puedes durar un tiempo despierto, tiempo que aprovechamos para hablar de todo lo que podemos.
^
— Oye, Katsuki — me llamaste de nuevo, captando mi atención.
— ¿Qué sucede? ¿todo bien? — pregunté imaginando que a lo mejor y te dolía algo. Te veías bastante cansado, era notable el esfuerzo que hacías por mantenerte despierto.
— Si. Solo quería comentarte algo. Probablemente ni siquiera es tan importante..
— Dudo que no lo sea, vamos, dímelo.
— ¿Recuerdas a esa chica? Su nombre es Amane.
A pesar de que en su momento la mención de aquello me enfurecía, ahora solo podía esbozar una sonrisa al pensarlo.
— ¿Tu novia con la que duraste dos semanas? — reí con suavidad.
— Si, ella — copiaste mi gesto. — Acá entre nos, me gustaría que supieras que en verdad no me gustaba.
— ¿Ah?
— Si estuve con ella fue para que por fin pudieras dejar de pensar en mi, para que encontraras más fácil a tu persona especial y no te fuera tan difícil el día en que yo ya no estuviera aquí — explicaste con los ojos cerrados entre sonrisas.
¿Por qué me lo dices ahora? ¿Que significa?
— Supongo que no esperabas que te lo confesara.. pero no quiero irme sabiendo que no pudimos hablar de todo.
— Izuku..
— Escucha, Katsuki, tu siempre serás mi persona especial. No importa en dónde yo esté, pasaré junto a ti toda mi vida. Es solo que ya somos chicos grandes, esperé mucho tiempo pero no sirvió de nada. Créeme que me hubiera gustado haberte podido dar más de esos regalos.
Quizá lo hice por puro impulso, lo importante es que lo hice. Sin detenerme a pensar, con sumo cuidado me acerqué hasta ti en aquella camilla de hospital, vi tus ojos cansados y hermosos una última vez y antes de que los cerraras deposité nuestro segundo y último beso en tus labios.
Fue suave y tranquilo, sin embargo, solo tú y yo sabemos cuántos sentimientos venían impregnados en el.
Cuando me separé te vi sonreír con esos labios que solo hasta el día de hoy entiendo cuánto me gustaban, justo después dije lo que tanto me había guardado.
<<Igual eres mi persona especial, Izuku. No importa en dónde estés, también sé que estaré contigo toda mi vida>>
Tu preciosa sonrisa se amplió y comenzaste a soltar lágrimas que incluso me ardieron. Yo únicamente pude copiar tu acción y terminé haciendo lo mismo mientras te abrazaba y me aferraba a ti con todas mis fuerzas.
Fuimos felices, por un momento en verdad existimos. Pero el ser feliz y el existir son conceptos fugaces, muy efímeros. Segundos después volviste a desmayarte.
— ¡Enfermera! — grité al mismo tiempo en que tocaba el botón de tu habitación para que alguien viniera a checarte porque la máquina a la que te tenían conectado hacía ruidos extraños.
Ella llegó corriendo en menos de un minuto junto a otras personas, todos parecían doctores. Me pidieron que los dejara a solas contigo y yo obedecí sin comprender lo que sucedía.
Afuera me encontré con tu madre.
Después de unos diez minutos salieron de tu habitación y nos dieron la noticia. No te habías desmayado, habías fallecido.
{•••}
Es un poco confuso lo que ocurrió tras tu muerte.
Por supuesto que recuerdo a tu madre llorar como si te hubieras llevado una parte de ella contigo, también recuerdo como mi mundo se pausó y sentí que quería irme a tu lado sin importar qué.
Ya han pasado seis meses desde tu partida y aunque es imposible imaginarme avanzar sin ti, sé que llegará el momento en que los dos nos encontraremos de nuevo y continuaremos a la par. Al fin y al cabo tu eres mi persona especial, estarás conmigo toda mi vida, no importa qué, siempre tú y yo caminando juntos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top