AMOR


Para ti, a quien no importa cuánto luche siente que no es suficiente, cuando en realidad ha hecho más de lo que piensa.


Hoseok se movió intranquilo de lado a lado—¿Podemos llegar a los baños? Realmente necesito ir a uno.

Namjoon asintió—Es bueno que nos encontráramos con esta gasolinera.

—Sí, de suerte, vamos.

Cuando ambos entraron solo pudieron ver los azulejos de los baños vandalizados y el espejo roto. No esperaban mucho de aquellos baños, Namjoon se miró al espejo y sintió cómo su pecho comenzaba a doler de nuevo, sabía lo que pasaba, había dado pétalos sin contar y ahora solamente le quedaba uno solo.

Escucho un extraño ruido desde uno de los cubículos del sanitario y se giró, la puerta estaba entreabierta, sus mejillas se tiñeron de rojo, por supuesto que no se iba asomar por ahí. Pero finalmente la puerta se abrió por sí sola, un hombre alto y viejo le observó por unos segundos antes de subirse el cierro y maldecir en voz baja, Namjoon se encogió de hombros, estuvo a punto de salir para esperar a Hoseok afuera cuando un sollozo proveniente del mismo cubículo llamó su atención. Esperó unos minutos, y al ver que nadie salía de ahí, asomó su cabeza. Su pecho comenzó a doler nuevamente cuando miró a la figura masculina en el sucio suelo del cubículo, lloraba sin cesar, con las manos sobre su boca tal vez para no hacer ruido.

—¿Estás bien?

El chico no levanto su mirada y simplemente se puso de pie, con lentitud estiró su mano y fue entonces cuando Namjoon se dio cuenta que pretendía cerrar la puerta, el rubio se lo impidió y saco las gafas de su bolsillo.

Era el alma más rota que había visto alguna vez, faltaban muchos trozos, había una enorme grieta y sentía que con el más mínimo roce esta terminaría por quebrarse.

Una puerta volvió a abrirse y Hoseok salió de ahí, caminó hasta el lavabo para limpiar sus manos y miró sonriente a Namjoon una vez camino hasta él.

—¿Qué sucede... oh... ¿Qué le sucedió?

—¡Largo!

Ambos se sobresaltaron ante aquel grito, Namjoon sólo pudo observar con suma preocupación y sus ojos cayeron sobre los billetes en el suelo.

—¡He dicho largo! —la voz del chico volvió a alzarse.

Hoseok se movió incomodo—No vamos a hacerte nada, queremos ayudar.

—No quiero su maldita ayuda —respondió, y por primera vez levantó su rostro, ambos chicos quedaron sorprendidos, era tan joven y lucía tan débil.

—¡Oh! —exclamó Hoseok apresurándose a tomar a aquel chico en brazos cuando lo vio desfallecer—, ¿qué hacemos?

—Salgamos de aquí.

Hoseok levantó al chico en brazos mientras este siseaba palabras incoherentes.

—¿Cuál es tu nombre? —el castaño preguntó.

El chico de cabellos rubios se quejó de dolor—J-Jimin.

Una vez fuera, el viento de la noche los golpeó con suavidad, en donde caminaron hasta llegar a un pequeño parque.

—Namjoon, ¿Qué vamos-...oye, ¿Estás llorando?

El rubio asintió mientras apretaba su propia camisa—su alma está tan descompuesta, no sé si pueda hacerlo.

Hoseok le miró sorprendido, después al chico quien parecía al borde de la muerte y nuevamente miró a su amigo—Oye, no puedes rendirte ahora, ¿Recuerdas todo lo que me dijiste?, tu propósito en la vida, ¿lo olvidaste?

Namjoon limpió sus lágrimas y sonrió—Tienes razón yo... yo tal vez sólo deba darle mi último pétalo.

Hoseok asintió—Si eso lo salvara está bien.

Jimin entreabrió sus ojos y lo primero que observó fue a Namjoon y en como este estaba a punto de depositar un pétalo sobre su pecho—Espera —exclamó parpadeando varias veces—, ¿qué vas a hacer?

Hoseok le miró con emoción—Este amigo es grandioso, te hará sentir mejor, tendrás su último pétalo y podrás estar bien.

Jimin negó con la cabeza—No lo hagas, no gastes tu ultimo pétalo en mi —pidió sin entender aún de lo que hablaban aquellas dos personas—sólo déjame ir, por favor, estoy cansado, muy cansado, sólo quiero descansar...

Namjoon negó con la cabeza—No puedo, mi trabajo es curarte, soy el herrero de corazones. Te daré mi último trozo de mi alma, no tengo más, tendrás mi último pétalo, veras que todo estará bien —le sonrió con cariño.

Pero Jimin negó y apretó su agarre—No, si me das tu último pétalo, ¿qué te mantendrá vivo a ti?, ¿quién te reparará a ti, herrero?

—Namjoon... si... si pierdes tu ultimo pétalo... ¿qué va a pasarte? —Preguntó Hoseok con preocupación—, no quiero que te pase algo malo, por favor, eres lo único que tengo y si te vas yo... yo no sabré si alguna vez tuve propósito en esta vida.

—Cuando me habré ido —susurró Namjoon feliz— será porqué mi tarea en este mundo habrá acabado.

—Pero ¿quién será el herrero ahora?, ¡No puedes irte! —Exclamó Hoseok con miedo.

El hombre sonrío—Lo sé, no puedo irme y dejar al mundo solo, así que antes de irme, les di mi tarea a cinco personas —Su mirada viajó hacia a Jimin quien le miraba con atención—, y pronto serán seis.

—¡No! ¡No puedes! —Las lágrimas comenzaban a fluir por las mejillas de Hoseok.

Los ojos de Jimin igual comenzaban a cristalizarse—No lo hagas, no lo merezco, solo déjame ir.

—Eso no va conmigo —sonrió Namjoon intentando bromear.

—¡No! ¡Espera!

Jimin gritó cuando algo pareció introducirse en su pecho, se removió inquieto en el pasto y llevó ambas manos a su pecho, de pronto algo cálido y suave acariciaba sus mejillas.

—¡Herrero!, ¡Herrero, despierta!, ¡Namjoon!, ¡Jimin!, ¡Namjoon se está muriendo!, ¿Qué hacemos?

Con prisa, y con fuerzas que no supo que tenía, Jimin sujetó a Namjoon de un costado—El herrero no va a dejarnos, diablos, no sé lo que hizo, pero definitivamente no nos dejara.

Hoseok apenas podía ver a su amigo, tenía los ojos cerrados y comenzaba a ponerse pálido.

¿Pero por qué estaba sonriendo?

—Algo brilla en tu camisa —susurró Jimin. Hoseok bajó la mirada a su pecho y algo brillaba, una pequeña luz salía atravesando su camisa, voló hasta tomar forma y se convirtió en la hoja de un árbol. Jimin parpadeó confuso y miró como esta se balanceo lentamente hasta caer sobre Namjoon.

—Oye, hay una hoja idéntica en tu hombro —exclamó Hoseok con asombro. Jimin tomó aquella hoja y sin esperar la dejo sobre Namjoon junto a la otra.

—¿Crees que signifique algo? —preguntó el menor.

—No lo sé —respondió Hoseok con nerviosismo—, él dijo que eran seis personas, ¿crees que falten más?

-—Nosotros sabemos que hacer —habló una voz a lo lejos.

Ambos chicos se giraron, el más alto de ellos, de cabello rosado se acercó con una sonrisa.

—Creo que a partir de hoy nos veremos muy seguido, ¿no creen?

Los ojos de Hoseok se cristalizaron aún más —sabes... ¿sabes qué hacer?

Una voz más se escuchó y el hombre de cabellos negros se acercó —confía en nosotros, ahora tú, el niño rico, entrégales las hojas.

Jimin los miró sorprendido—¿Tienen más hojas?

—Te dije que me llamaba Jungkook, y yo no las tengo, se las di a Taehyung.

Un alto joven de cabello castaño se acercó con una tímida sonrisa—Toma, eres el último a quien nuestro herrero reparo ¿cierto? ten el honor de ponerlas tú.

Las hojas verdosas cayeron sobre las manos de Jimin y este con un profundo suspiro las depositó sobre las demás.

—¿Estará bien? —Parecía imposible para Hoseok controlar su preocupación.

—¿Chicos?

—¡Namjoon! —Hoseok se lanzó sobre el rubio al verlo despierto.

Jimin dejó salir el aire retenido y sonrío.

—Vamos, te ayudo a ponerte de pie —Seokjin dijo, tomando al herrero de un brazo.

Namjoon los miró con sorpresa—Están... están todos aquí... ¿Cómo... cómo es posible?

Taehyung se encogió de hombros—En el momento en que nuestros pétalos se volvieron hojas sabíamos que era una señal de que teníamos que regresártelos.

Yoongi asintió—Llegamos en buen momento al parecer.

Namjoon sintió un tirón en su camisa y se giró hacia Jimin, fue entonces cuando el herrero trago en seco, el alma de Jimin se había vuelto tan hermosa.

—Gracias. Eres... tan... jamás voy a poder agradecértelo correctamente —Musitó Jimin—, eres solamente tú... con todas esas hojas, como un árbol, un árbol de vida.

Jungkook ladeó su cabeza—Ahora que lo recuerdo, ¿pudiste llegar a ese tal árbol?

Namjoon los miró a todos y de pronto los atrajo en un enorme abrazo—Porqué buscar algo que siempre estuvo frente a mis ojos.

Yoongi gruñó intentando zafarse del abrazo—Oye, yo digo no a las muestras de afecto.

Hoseok sonrió con alegría mientras los apretaba a todos con cariño—Yo comienzo a amarlos.

—¿Qué sigue de aquí? —preguntó Namjoon llamando la atención de todos.

Encogiéndose de hombros, Yoongi respondió—yo puedo dejar mi estudio por un tiempo, no sé ustedes.

Seokjin le sonrío—yo estoy más que sano para acompañarlos a donde sea.

Taehyung río y lo rodeó con su brazo—Yo estoy listo para hacer estupideces y vivir mi vida al máximo.

Hoseok lo miró y sonrió tímidamente—A donde vayas, yo voy contigo.

Jungkook bufó y se cruzó de brazos—supongo que mi empresa puede estar sin mí un tiempo.

—¿Jimin?

El rubio jugó con sus manos con timidez, miró como todos tenían su mirada sobre él y sonrío con nervios—Supongo que yo también estoy dentro, así que por favor, Namjoon hyung...

—¿sí?

—Lidera el camino. 















¡Beban mucha agua y duerman bien! Feliz vida para todos, ¡Adiós! ^^

-susy

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