CAPITULO 15
CAMILO
Esa mañana, mucho para hacer.
Con la emboscada de ataque al poblado de León con su gente, dos helicópteros de las Naciones Unidas trajeron gente de la ONG de azotea con médicos como ayuda humanitaria para levantar el poblado de vuelta y participación de mis hombres, bajo la orden de Elías que mismo se hizo presente en otro Chinook.
Pelotón y gente bajando lo necesario para movilizar lo que era galones de agua potable, comida no perecedera y material necesario.
Mención aparte con la diligencia de Borges, que nuestros hombres esparcidos y posición ante otro posible acometida.
Todo en orden.
Y ajustando mejor mi chaleco militar dentro de la tienda improvisada armada, donde azotea con ayuda de la monja y su gente usaron de servicio hospitalario, el Teniente entra haciendo que voltee al sentirlo en compañía de Borges y Cabul.
Hacen a un lado cosas arriba de una mesa por espacio y desplegar a placer, un mapa con la parte norte de África, pero poniendo encima del plano una lámpara de aceite que ilumine.
- El palacio... - El grueso dedo de Elías, se apoya en un punto. - ...y sus dimensiones terrenales. - El mismo dedo, abarca grandes extensiones de lo que es el pueblo Ur hasta el océano, seguido a desplegarse mucho más al Este. - Terreno Kosamé... - Dice, pero ahora con el índice volviendo a mitad de lo que son esas grandes distancias. - ...escondite...
Me acerco más.
- ¿No está en su lugar natal o palacio, señor? - Pregunto con mi vista fija en el Atlas.
- Regentea ambos. - Cabul habla. - Herencia paternal como la legada por el matrimonio, pero rara vez está mucho tiempo en ambas Camilo. Hay desconfianza y rumores por lo sucedido con el pueblo no conforme y por más, que Leónidas llora ese hijo desaparecido a la gente reclamando su búsqueda...
- ...una, que no existe. - Interpreta Borges en voz alta lo que asentimos todos.
Y giro el mapa hacia mí.
Su guarida entre rocallosas, alta vegetación y un poblado fantasma que por la guerra civil y la fiebre del diamante con explotación de la gente misma habitada, desapareció con ella misma.
- Bien... - Afirmo con un último vistazo al mapa y tomando decidido mi arma francotirador de una silla próxima. - ...en marcha... - Pero la mano de Cabul la retiene negando.
- Aslihat aldam, la...(Armas de sangre, no). - Hace que la suelte. - ...'aslihat alqalb...(armas del corazón).
Y comprendo dejándola.
- El equipo 1 se desplazará en asedio por los rededores del poblado Ur como bloqueo y a espera de fortaleza... - Explica Elías las tácticas de nuestras agrupaciones militares mientras salimos de la tienda. - ...el equipo 2, una segunda línea de defensa en el poblado ante un posible atentado nuevamente por subversivos y el equipo 3... - Señala a Borges al mando. - ...un enjambre silencioso en múltiples puntos del palacio por una probable embestida con facilidad de agrupación para un fuego enemigo y protección del shayj Kosamé.
Comprendo.
Ya que la contienda contra León y su ejercito Kosamé es solo.
Lleno mis pulmones de aire.
Conmigo, Cabul y los guerreros Qurash.
ROCIO
Me pongo de pie sentada sobre unas piedras y alzando en mis brazos a uno de los niñitos huérfanos por el atentado que tenía en mi regazo, al notar como Camilo, Cabul y el resto, salen del interior de la carpa médica.
Paola a mi lado, también lo hace calzando en sus caderas a dos más de sus hermanitos y besando con cariño a estos, como los dos restantes que no se separan de su falda de pie.
Los cinco se han quedado sin padres y el mayor no alcanza sus 13 años y el más pequeño, cual llevo en mis brazos ni el año.
Unos hermosos niños que en estas horas, un lazo se forjó con mi mejor amiga y ellos.
- ¿Los amas mucho, verdad? - Le pregunto, acariciando a todos en las mejillas.
Gracias a Dios, todos saludables y la única herida de uno, ya casi sano.
- Demasiado... - Suspira, acercándolos más a ella e intentando por tener sus brazos ocupados por cargar dos, alejar su cofia de novicia del rostro de un movimiento por la brisa que se levanta y la ayudo.
- ¿Y qué, vas hacer? - Pregunto con cariño, acomodándola tras sus hombros.
Sonríe viendo como el mayor de los niños, levanta a Fernanda y la lleva a sus brazos cariñosamente y el otro hermanito imita.
- Por lo pronto, saber más de ellos... - Me dice mirándolos. - ...ya me aprendí sus nombres. - Señala al mayor. - el se llama Hgfstuaa y ella se llama Gxfsrist... - Me dice orgullosa y con pronunciación perfecta de creer. - ...después está Jnmchedirff. - El que está en su brazo derecho. - Y Kulmnbchuv. - Brazo izquierdo. - Y el hermoso bebé en tus brazos. - Lo mira con amor maternal. - Yuu... - Me hace reír.
- ¿Solo, Yuu? - También miro con cariño al bebé.
- Sí, solo Yuu.
Vuelvo a sonreír, pero la miro seria.
- Tontita, aunque me agrada que sepas sus nombres y muy bien aprendidos...no te hablaba de ellos, pese a que están implicados. - Tironeo con cariño la cofia, que momentos antes le arreglé. - Yo te preguntaba ¿Qué ibas hacer, pero con esto entonces?
Y Paola mira a los niños que sin saber nuestro idioma, en silencio también la miran como si entendieran y hasta Fernanda, aún en brazos del mayor.
Suspiro, porque entiendo su confusión.
Una confusión que tiene una linda solución, pero lucha interna en muchos aspectos y por eso, me acerco a ella.
- ¿Sabes como funciona todo y lo que a final de mes se aproxima, no? - Le recuerdo y mi amiga asiente con su vista, ahora en uno de los helicópteros enviados por nuestra ONG a distancia y puerto de aterrizaje del poblado.
Donde, aparte de traer víveres y suministros, también el correo.
No lo mencionó y tampoco lo vi, pero sé, que una vino a su nombre por la fecha.
- Todo, sé como funciona... - Murmura por mi pregunta. - ...menos él... - Su barbilla a Borges. - ...pensé que sí, pero ya averiguaré como esa vez... - ¿Eh?
Duda que hélices en marcha y ruidos de turbinas me interrumpen.
Pero río, mirándola feliz a ella como todos sus niños.
Porque capté, que ahora son sus niños.
- Vamos con ellos... - Retomamos la caminata. - ...en este momento, un lindo tiempo para que tu y el Capitán se aclaren, ya es hora que seas... - Me corrijo. - ...sean felices...
CAMILO
Veo acercarse a azotea con la novicia y una camada de niños con ellas y me hace sonreír.
Su largo pelo es un caos por más que lo quiere mantener con ese recogido así mismo.
Su rostro y persona, cierta sombras de tierra por todo lo acontecido y no descansar como se debe en todas estas horas.
Sus prendas.
Mis pantalones y otra camiseta mía.
No es lo mejor, tampoco.
Y llevando las placas en su cuello de un padre casi mío, como toda joyería.
Hermosa.
Y pensé en llevármela a la cama.
Sonrío más, caminando a ella los pocos pasos que nos separan.
En realidad, no quería pensarlo.
Quería hacerlo.
Pero y como que, la situación ni está a mi favor, maldita sea.
- ¿Es hora? - Pregunta por mi partida, pero sus ojos en el niño en sus brazos.
No me mira.
Dolor y miedo.
Mucho de lo último, juegan en ellos y miro al bebé en sus brazos mucho como a ella.
- Solo quédate ahí, yo iré a ti...
ROCIO
- ...de ahora en adelante... - Termino su para siempre juramento.
Y me besa tomando mi nuca con su mano atrayéndome a él, sin previo aviso y con el niño entre nosotros, sin importar que todos observen.
Un beso largo, profundo y demandante, pero con sabor a volveré que yo respondo con la misma intensidad y ganas.
- Voy a regresar, azotea... - Sus labios juran, pegados a los míos con nuestra frentes unidas.
- Lo sé... - Susurro y tengo mucho miedo, pero sé, que es así, con mi soldado kamikaze.
Miro el cielo despejado.
Uno que en horas y en el punto más alto de la noche cercano a la tierra y por lo que tengo entendido.
La luna se teñirá de rojo.
- ...estaré aquí cuidando de los mío, esperándote. - Prometo con último abrazo.
- Eres espantosamente responsable ¿lo sabías? - Me hace reír y golpeo su brazo ya casi curado.
Y quiero decirle que se cuide y que muero si viene con heridas.
Con otra cicatriz más, de muchas que ya tiene.
Pero me limito a sonreírle siendo ahora abrazada por Paola, mientras veo que se aleja con Cabul.
CAMILO
Un Jeep con un cabo y sobre 2h de viaje entre dunas y semi desierto, para mi sorpresa nos deja en la geografía donde volé con mi GAR8 y mis compañeros, siendo punto de intersección mi encuentro con Cabul y la aparición repentina del Su-34 de León.
Una zona montañosa y la flora de ella tupida como escabrosa que por el relieve de la misma, imposible de seguir por más todo terreno de nuestros Jeeps.
- ¿A pie? - Le digo arriba de una insipiente roca y sacándome el casco militar, para secar el sudor y volverlo a recolocarlo.
Camina a mí y se pone a la par mía para ver de esa altura como yo, lo que es extensiones con sus kilómetros de nuestra África.
- Lays (No). - Y un silbido suave, pero pronunciado escapa de sus labios.
Mierda.
Para aparecer entre árboles, arbustos y en esa gruesa vegetación entre las piedras.
Un caballo negro como su traje, la montura y la noche misma.
Seguido de un segundo del color de la arena y el sol, al igual que su montura.
Ambos majestuosos y de porte imponente como obedientes, acercándose con briosos relinchos.
Y otro rompecabezas de recuerdo, se une intentando descender lo más rápido que puedo.
- Aistaru almalik...(Astro rey). - Digo su nombre.
El que le puse cuando lo recibí como regalo de Fadila y mi culminación en el aprendizaje Qurash.
- El tiempo pasó... - Cabul en mi idioma y con su acento, me habla acercándose a su caballo. - ...pero su gallardía y espíritu es joven... - Formula, mientras mi mano vaga por su dorado lomo y lo rodeo.
Y todos sus movimientos me acusan que me reconoce como yo a él.
- Hola, amigo... - Acaricio su cabeza feliz y relincha.
- Debemos continuar, Kamylu... - Se monta y lo imito. - ...sayasil alkusuf wayajib 'an nakun mustaeidiyn qabl (el eclipse llegará y debemos estar preparados antes).
Y lo hacemos.
Galopamos uno tras del otro por la irregularidad de los relieves y sin descanso como otras a la par, por grandes extensiones de distancia y bajo el calcino sol africano.
Horas.
Y más kilómetros y solo deteniéndonos minutos en islas de agua para beber y los caballos también.
Para luego, continuar.
Cruzando animales en el trayecto y hasta una manada de cebras en un momento en una llanura, acompañándonos en nuestra carrera.
Y solo mermando la velocidad, apuntando la tarde a poco tiempo de la noche llegando, cuando avisto lo que parece un poblado.
Uno de edificación a medias, pero increíblemente con sus construcciones entre lodo y material.
Agradable a la vista y lo que veo a medida que nos acercamos por estar iluminado con los últimos rayo de sol con su ocaso y las primeras fogatas encendiéndose.
Sus pobladores sin ser ostentosas, de agradables y surtido en colores sus túnicas.
El trote se hace paso humano cuando nos adentramos y a medida que cruzamos el pueblo, su gente con sonrisa también agradable, sea frente a sus casas o haciendo cosas con canastos de fruta o verdura caminando y dándonos paso, nos recibe amistosamente.
¿Y familiar?
¿Inclusive a mí, vestido militar y que muchas veces fuente de temor?
- ¿Saben de ti? - A la par de Cabul, le susurro sin dejar de andar con los caballos y casi llegando a lo que deduzco la casa más grande de la población.
Una linda tienda con continuación de material.
- Y de ti, Kamylu... - Es solo su respuesta.
¿Y eso?
Descendemos casi al llegar a ese final, bajo la gente acercándose festejando nuestra llegada.
Y muchos para no decir todos, con manos en el aire la balancean a modo bienvenida y con exclamaciones alegres en su idioma.
Carajo, no entiendo nada y por más que esfuerzo mi mente, no logro recordar si ellos son parte de mi historia pasada y perdida.
- Hum...(Lo son). - Cabul desciende, dejando su caballo que lo atiendan unos moradores al igual que el mío y como leyendo mis pensamientos, me habla.
Y quiero preguntarle.
Que me ilumine.
Pero en ese momento y de esa tienda de mayor tamaño con material, unas coloridas telas se abren a modo puerta por otros pobladores que del interior salen de ella.
Seguido.
Sigo sin entender.
Y como si fueran tipo custodia.
Creo.
De una jovencita que viene detrás.
Una linda muchacha de piel oscura en sus 15 años vestida con humildad, pero exquisita en su bonitas telas y con también mucho color.
- Marat aledyd min al'aqmar, mundh 'an saeadatani ... wsyfana mae alshita', li'anak 'anqadhatuni wa'aetayatani hayatiun wadhikriatik, kamilu. (Muchas lunas pasaron desde que me auxiliaste...y veranos con inviernos, desde me salvaste dando tu vida y recuerdos por mí, Camilo). - Su dulce voz, suena con el silencio de golpe de todo el poblado al escucharla.
Y me sonríe, mientras sacando sus manos ocultas tras su túnica multicolor.
Me muestra lo que tiene entre ellas.
Y mi Dios.
Es un envoltorio de dulce, algo ya decolorado y vacío.
De las golosinas de chocolate que nos da la armada con tiras de chicles y que tanta veces, comemos como regalamos a pueblos que nos asentamos como misión.
Y mi corazón golpea violentamente al verla mejor.
Está más alta y casi, toda una mujercita.
Pero esa sonrisa que me regalaba de niñita intacta, cuando forjamos una amistad por más que no entendíamos el idioma del otro o mi memoria me hacía recordar.
Cristo.
Porque es la niña del pueblo Fulais que yo salvé años atrás.
Y miro al resto de los habitantes y hasta al mismo Cabul.
Ya que, ella no era una simple niña más.
Era la hija del jefe de esa tribu y nunca lo supe.
Como una princesa de su gente.
- Siempre guardé el envoltorio del chocolate que me regalaste ese día. - Se acerca a mí y hablando claramente en mi idioma. - Como símbolo de amistad que nos unió... - Prosigue y sin timidez, tomando mis manos con las suyas y ese envoltorio de años entre nuestros dedos unidos. - ...mi pueblo... - Los mira. - ...pereció, pero volvió a resurgir con el tiempo trasladándonos a nuevas tierras con ayuda Qurash... - Sus ojos van a Cabul que hace una reverencia. - ...lo que el viento borra en la arena, grabada en la piedra jamás... - Recita lo que mi amigo me dijo y comprendo emocionado. - ...era, solo esperar tu regreso Kamilu... - Y aprieta más sus manos entre las mías. - ...para dejar a la luz lo que protegíamos, bajo la oración de nuestro malak waqiat, Saysilia...(ángel protector, Cecilia).
Y miro a Cabul sin entender.
- Un espíritu benefactor, una estrella... - Señala el cielo que aún y sin ellas nos cubre. - ...que su tribu cree. - Me explica.
Y vuelvo a ella, asintiendo.
Porque yo también, ahora creo.
Y los guardias o lo que sean de la niña Fulais y a su espalda, se abren a sus últimas palabras y el pueblo testigo de todo.
Para darnos paso a Cabul y a mí.
Solos al interior de esa casa mayor.
Y no hay nadie más que nuestras sombras que nos siguen y se dibujan en las paredes algo difusas por momentos, por estar iluminadas por lámparas de terracota amarilla con aceites las paredes.
Nos detenemos en una puerta doble, donde Cabul extrae de su traje lo que parece una llave artesanal y antigua como la misma puerta labrada frente nuestro, seguido de introducirla en la cerradura.
- Su nacimiento, es en el palacio... - Me explica de esto, como lo que está detrás de ella mientras los ruidos propio de la antigüedad de los engranajes de la cerradura, crujen al sacar el cerrojo. - ...pero con Leónidas al poder y su codicia a nuestro linaje, por orden de 'amira Fadila...se lo protegió en un lugar alejado de él, hasta que el Sayidd como Shayj sean adultos... - Me habla, abriendo sus puertas de par en par e imito como Cabul antes de entrar en hacer una reverencia de respeto al interior oscuro, continúo a seguirlo tomando una de las lámparas de la pared contigua para iluminar dentro.
Exhalo un fuerte aire con cada paso que doy, sin saber si es por la expectativa o porque, jodidamente siento más memoria en lo que hay dentro.
- El eclipse de sangre se acerca... - Dice Cabul delante mío, pero deteniéndose. - ...tiempo de la aikhtifa' (desaparición) de lo malo en la lucha, bihayth daw' alkhayr (para que la luz de lo bueno) con sus puntas, ilumine contra la maldad... - Y con esas palabras, la luz de la lámpara de su mano elevándose.
Ilumina.
Mierda.
Una vitrina de vidrio y madera ébano finamente tallada que ocupa gran parte de la pared final.
Y mierda otra vez.
Porque de su interior.
Descansa un traje Qurash como el de Cabul que lleva puesto, pero del color de la arena.
Intacta y con su Kefhiyyé del mismo tono.
Me acerco y dejo que mis dedos circulen sobre la tela de sus pantalones, chaqueta e interiores, siguiendo la confección y diseño guerrero como milenario.
Y familiaridad agolpa mi mente con el roce del blasón tallado en el pecho y cruzando tipo escudo protector con sus cinco puntas y la mayor, haciéndome sonreír.
Pero el sonido de un filo me hace voltear.
Es Cabul sacando mi sable de su espalda, para ponerlo frente de mí.
Y mi traje.
Uno que como su amistad, mi cerebro quiso borrar.
Pero mi corazón.
Nuevamente, jamás...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top