3. Levitación.
Los minutos pasaban y Nathan sólo me observaba detenidamente, sus dedos bailaban sobre su barbilla en un intento de calmar el revoltijo de pensamientos que estaban surgiendo en su cabeza.
— ¡Tienes un don! —mencionó al fin y la expresión de su cara se iluminó al instante debido al espontáneo descubrimiento—; igual que yo.
—Y... ¿Cuál es tu don?
— ¿Ahm?... —Se quedó pensativo por un par de minutos—. Mi don es hablar con los muertos, más concretamente, comunicarme con su espíritu o fantasma —dijo misterioso en un intento por verme aterrada a causa de su declaración.
— ¡Interesante! —Mi expresión se maravilló ante tales sucesos, no podía imaginar que tan espléndida podría llegar a ser la naturaleza, puede que sea nueva en todo esto, pero este nuevo universo no dejaba de sorprenderme.
—Hagamos una prueba para comprobarlo, ¿sí? —suplicó poniendo su mejor cara, Nathan estaba seguro de que me derretiría ante su expresión de niño pequeño con ojos de cachorrito, ¿y para qué mentir?, no era necesario que hiciera eso porque yo de todos modos iba a aceptar.
—Claro. ¿Qué hago?
—Vamos hacia la ventana. —Nathan tomó mi mano izquierda y me dirigió hacia donde la luz entraba a la habitación con él, inconscientemente no había notado su gesto hasta que ya era demasiado tarde—. ¿Ves esa roja manzana brillante en el árbol? —musitó tan cariñosamente cerca de mi oreja izquierda, demasiado próximo a mí para mi querer, el estar tan cerca el uno del otro me estaba poniendo un poco nerviosa e incómoda.
— ¿Cuál de todas? —respondí de inmediato, realmente estaba muy confundida al ver todas esas deliciosas manzanas en las copas de los cientos de árboles que rodeaban al castillo y adornaban los alrededores.
—La verdad es que no importa mucho cuál de todas esas manzanas escojas, ninguna será ante mis ojos más brillante que tu presencia.
—Sí, de acuerdo, ya la elegí.
La realidad es que no lograba concentrarme en el aquí y ahora, el paisaje que ante mis ojos se elevaba me hacía perderme inminentemente del mundo. Todo en este lugar era tan espléndido, pero de una manera que lo hacía lucir sombrío aunque atrayente a la curiosidad, no había tenido el placer de hacer un recorrido por todo el castillo pero estaba segura de que era precioso, en el exterior lucía interesante con esas enredaderas que crecían sobre los resistentes muros, el jardín era radiante y estaba repleto de miles de flores muy extrañas y diferentes que jamás había visto en mi vida.
El panorama era bellísimo y no quería dejar de contemplar todo lo que se presentaba enfrente de mí, mi vista viajaba hacia el nordeste para seguir admirando, pero algo en el horizonte captó mi atención y fue inevitable apreciar aquel lugar por más tiempo de lo debido, en medio de ese inmenso bosque había un espacio vacío, para ser más específica, parecía un círculo en medio de la nada, en mi humilde opinión, podría ser el lugar perfecto para practicar cosas ocultas como ritos o pactos.
— ¿Qué miras, Cameron? —preguntó Nathan apartándome del universo de pensamientos en los que me hundía.
—Todo, es que es tan hermoso. El lugar es precioso y me encanta.
—Yo tenía la certeza de que el lugar te gustaría —mencionó por lo bajo y mientras me hablaba, su mano derecha presidió hasta alcanzar mi mejilla y dirigió mi cara en dirección a la suya.
— ¿Qué quieres que haga con la manzana? —pregunté retirándome del contacto visual que manteníamos hace un par de minutos y con mi mano izquierda alejé la suya de mi cara naturalmente, no quería ser grosera con él, pero tampoco quería colocarnos en una situación incómoda y crearle falsas esperanzas donde no las hay ni las habrá.
—Quiero que la traigas hasta acá arriba —dijo como si nada, a veces me sorprende el control que posee y su manera de reaccionar ante la vida.
— ¿Y cómo hago algo como eso? —cuestioné confundida.
—Con tu mente —respondió disolviendo todas las dudas que emergían en mi mente en ese momento.
Cerré mis ojos y visualicé todo lo posible el maravilloso recuerdo que guardé en mi memoria, todo lo que había observado apareció lentamente en mi mente hasta que finalmente se aclaró, extendí mi brazo derecho hasta alcanzar el exterior y haber podido sacar mi mano por la ventana, ahora venía la parte más importante y posiblemente la más difícil también, me concentré a profundidad en mi tarea e imaginé que cortaba la manzana, cuando ya no estuvo ésta sujeta a la copa del árbol, la elevé en dirección a la ventana en donde mi mano la esperaba con ansias, luego fantaseé con la idea de colocarla sobre mi mano y tuve la dicha de sentirla en ésta, abrí mis ojos y allí estaba la manzana, justo donde la quería y la deseaba.
— ¡Lo logré, Nathan! —Celebré con alegría saltando.
— ¡Si, lo lograste!, estoy muy orgulloso de ti, Cameron —concluyó y me envolvió en un abrazo fraterno.
En el momento en el cual los brazos de Nathan me recibieron con cariño, sentí un dolor muy agudo en mi cabeza y a continuación, todo se empezó a difuminar a mi alrededor, todo era muy confuso y sentía como si me perdiera de la realidad, a veces tenía la sensación de que las cosas se comenzaban a aclarar enfrente de mí de nuevo, pero cuando menos lo esperaba, todo volvía a dar vueltas en torno a mí y hasta se sentía peor que antes, parecía como si hubiera pasado mucho tiempo, pero de seguro sólo habían transcurrido un par de minutos y de pronto, todo finalmente se desvaneció volviéndose obscuro.
Luego de lo que podría ser un momento, todo comenzó a definirse delante de mis ojos y pude ser consciente de que Nathan pronunciaba mi nombre, en un intento por hacerme sentir mejor, me había recostado en la enorme y fría cama mientras me examinaba detenidamente asustado.
— ¡Cameron! ¡Cameron! —Nathan me llamaba durante mi transición para volver a esta realidad.
— ¿Qué pasó, Nathan? —pregunté claramente desorientada y con los ojos cerrados ya que no toleraba la poca luminosidad de la habitación.
—Te desmayaste —respondió algo más tranquilo ya que finalmente había despertado y me abrazó con afecto, no me había hecho la gran revelación de esta era, sin embargo, ese abrazo me transmitía muchas cosas y podía fácilmente decirme más que todas las palabras del mundo, Nathan en serio me amaba y mucho, me abrazaba como si yo fuera la cosa más importante en su vida y además lo hacía con tanta firmeza que me hacía pensar que quizás tenía miedo a perderme.
— ¿Por qué sucedió eso? —pregunté mientras nos daba algo de espacio con mis brazos.
—No lo sé —confesó—; tal vez podría haber sido por el esfuerzo que hiciste. ¿Te sientes bien? —preguntó preocupado nuevamente.
—Sí —contesté calmada—; hagamos otra prueba —mencioné entusiasmada, en serio quería descubrir todo lo que era capaz de hacer.
— ¡No!—dijo en un tono algo severo—; por ahora debes de tomarlo con calma, Cameron; además, no quiero que te pase algo malo o te hagas daño. Voy a dejarte sola para que descanses.
Nathan se despidió para luego marcharse del espacio y dejarme sola en la inmensa y vacía habitación, yo me quede sentada sobre la cama y después de unos minutos en los cuales me aburría porque no tenía nada de interesante estar sentada, tomé la brillante decisión de levantarme y me acerqué animada a la enorme ventana.
Me senté en la parte de abajo del marco de la ventana y dirigí mi vista hacia afuera, puede ser que ya haya visto todo esto, pero en serio no me cansaba de admirar el paisaje y todo lo que afuera se encontraba, además para justificar mis actos, debo de admitir que en la noche todo el panorama lucía completamente diferente, no lo reconocía y hasta podría llegar a jurar de que se trataba de un lugar totalmente distinto al que vi de día, de pronto una descomunal sombra llamó mi atención, muy lejos en el horizonte unos bellos ojos de un intenso color azul me observaban, de seguro pertenecen a esa sombra que por alguna extraña razón me recuerda a Kendall, pero no puede ser, es imposible, se supone que Kendall está en mi amada Rusia y tampoco creo que me haya encontrado tan pronto.
Si en realidad los vampiros existen y no son sólo una simple invención de los cuentos, supongo que también las brujas, los magos, los ángeles, los demonios y los hombres lobos son reales, me estoy haciendo un montón de ideas absurdas en mi mente y estoy exagerando mucho, seguramente la sombra que me asustó hace un momento no se trata de nada más que un licántropo local. Nada de qué preocuparse, me tranquilizó a mí misma en mi cabeza.
No es que mi vida fuera mala o estuviera terrible, pero para ser honesta, yo nunca me había sentido parte de algo, yo amaba muchísimo a mi familia, sin embargo, cuando estaba en presencia de ellos, muchas veces me sentía como una desconocida con mis propios padres y hermanas, supongo que tenía esa confusión muy dentro de mí hasta ahora, hace un instante creo que todo indicio de duda que quedaba en mi interior se esfumó. Aquí me siento completa, siento como si... por fin he llegado al lugar correcto y a la hora indicada, siento como si... en mi interior yo siempre supe que estaba destinada para esto, que estaba hecha para ser un vampiro y no una simple mortal como todos los demás.
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