15. Detalles.
Perseguimos nuestros pasos de vuelta hasta llegar a la entrada, justo cuando encontramos refugio, la impetuosa lluvia comenzó a caer en el paisaje. Nos adentramos en nuestro hogar e instintivamente ambos nos dirigimos hacia la sala, cuando ya nos encontrábamos en el salón, Nathan abandonó nuestro contacto y puso toda su atención en tratar de encender el fuego de la chimenea para aportar calidez a la habitación, por unos segundos me quedé observándolo pero cuando perdí el interés, opté por acomodarme en uno de los grandes sillones enfrente del televisor, Nathan concluyó con su actividad previa y partió con rumbo a la cocina, al cabo de un rato su sombra apareció por el pasillo y en su palma derecha reposaba una bandeja que contenía dos copas con volumen de color oscuro.
Nathan colocó el diminuto vehículo en la mesita del centro y ahí es cuando soy consciente de que la pieza de platería traía consigo una lozana flor también, la miro curiosa y ciertamente no comprendo el porqué de su presencia; el chico al cual considero casi como a un hermano se acopló en el sofá junto a mí.
— ¿Puedes encender el televisor? —preguntó con aires de diversión.
—Claro, me sorprende tu pregunta —dije, mi mirada de concentración se dirigió al aparato cuadrado y proyecté la imagen de que el circular botón de encendido era presionado, al instante un flash se presentó en la pantalla y después las ondas de transmisión comenzaron a exhibirse para nosotros como imágenes y sonidos.
— ¡Excelente! —declaró Nathan apreciando la película en blanco y negro—; cada día que pasa me sorprendes más, Cameron. —Con disimulo su mano presidió hasta alcanzar mi mentón y guiar mi atención hacia él.
— ¿Qué quieres ver? —interrogué mientras dirigía mi rostro y mi mirada en la dirección contraria, llevando mi vista lejos de esos orbes tan encantadores y que de alguna forma me hacían extraviar las palabras.
—No importa, mientras esté a tú lado todo es maravilloso.
—Está bien, Nathan; pero no te emociones.
— ¿Deseas probar? —cuestionó mientras me invitaba a beber el cautivante líquido.
—Claro, ¿qué es? —accedí tomando la copa de su mano y dándole un leve trago a la intrigante bebida.
—Es una bebida que contiene un poco de alcohol, algo de zumo de limón y unas cuantas gotas de la más exquisita sangre —explicó provocador.
— ¡Huele y sabe delicioso! Pero me provoca algo de recelo el jugo ya que yo nunca antes había tomado alcohol.
—No te preocupes, no es que yo lo suponía pero tu trago no contiene mucho alcohol, en realidad contiene un poco más de sangre que el mío y con el único propósito de que restaure tus fuerzas, he allí la explicación del porqué tiene un color más puro y apagado.
— ¿Y la rosa para qué es? —Puede que saliera de imprudente con mi reciente consulta, pero el hiperactivo huroneo me estaba carcomiendo las entrañas, a veces suelo ser demasiado entrometida e impaciente.
—Es para mi chica favorita, creo que ya te harás la idea de que me refiero a ti, ¿no?; pensé que sería un detalle muy romántico y que te gustaría —aclaró con aires provocativos.
— ¿Qué? ¿Estás hablando en serio, Nathan? —La disimulada risa emergió de mi garganta producto de los cohibidos nervios—. Gracias, Nathan —musité, acto seguido lo envolví con ayuda de mis brazos en una humilde muestra de afecto.
— ¿Por qué te sorprende? Siendo tan linda no puedo creer que no te hubieran dado algo similar antes.
—Créelo, nadie me quiere como tú lo haces. Mi familia me amaba pero ése es un sentimiento diferente al que uno siente hacia otra persona que no forma parte de tu propio vínculo sanguíneo.
Ciertamente Nathan me quería muchísimo, hasta se podría llegar a entender que en realidad me amaba, pero a pesar de todo yo no estaba cien por ciento segura de sus sentimientos, y no es que el chico fuera malo o la verdad no sé, me inquietaba que en ocasiones se tornaba opresivo y asfixiante, quizás yo era la que estaba mal, sea lo que fuese, yo no quería jugar con él. Además que también estaba el hecho de que yo era demasiado insegura con mis emociones y no es que me hubieran lastimado antes, la cuestión es que no se me daba mucho manifestar señales de cariño.
—Ay preciosa —musitó, de seguro siente lástima de mí o pena por su no malintencionada duda—; ten muy presente que yo siempre te quise y lo haré por todo el infinito del tiempo, estaré contigo en cualquier momento y te protegeré por toda la eternidad de la existencia —afirmó con íntegra dulzura.
—Te lo agradezco, Nathan; eres un inmenso apoyo para mí y también eres muy importante en mi vida —mencioné mientras acomodaba mi cabeza en su hombro, pude sentir como sus músculos se debilitaban bajo nuestro contacto.
Unos segundos fueron perdidos por mi consciencia y cuando al fin retorné a este preciso momento, noté que un Nathan entretenido disfrutaba el filme; observé con detalle el escarlata conjunto de pétalos otro instante más y me sentí extraña, al otro momento yo sólo me dedicaba a poner la flor cerca de mi nariz para embriagarme del olor que caprichosamente escapaba, el toque de su delicada superficie dejaba en mi piel una sensación de hormigueo, el aroma que escapaba era tan absorbente e interesante, al siguiente rato destiné mi interés en mirar con total fijación la rosa que acunaba entre mis manos, jugaba con ella todo el tiempo enfrente de mi cara.
—De verdad te gusta la rosa, ¿no? —preguntó con cierta vergüenza en su tono, en realidad la sin ninguna gota de dignidad debería ser yo después de todo ese ridículo espectáculo.
—Claro, me encanta, me parece divertido que todavía lo preguntes.
—Deberías irte a tu habitación a descansar, la película ya terminó, yo limpiaré la sala, apagaré el televisor y lavaré las piezas de cristal.
— ¿Necesitas ayuda?
—No, está bien, ve a dormir a tu cuarto.
—Buenas noches, Nathan.
—Buenas noches, linda —concluyó con la conversación de esa noche, yo por mi parte levitaba con torpeza en dirección a mi sereno aposento.
No sé porqué pero la pereza dominaba mi ser, de alguna manera había logrado abrir la puerta y me elevé por encima del piso hacia la amplia abertura, me quedé reposando toda la noche sobre el marco de la ventana mirando hacia el exterior, cegué mis tragaluces y permití que las tinieblas tomaran el control del espacio.
Al principio para dejar volar el tiempo comencé a contar cada uno de los destellos en el cielo, cuando al fin había perdido la cuenta debido a mi desorden mental, intenté trazar figuras con mi índice a modo de unir los puntos centelleantes, tiempo más tarde quedé cautivada por los leves movimientos del bosque delante de mí, observaba con suma atención cada mínimo detalle de la melancólica perspectiva y de la función artística del anochecer.
Me parece increíble todo lo que me perdía siendo mortal y era aún más sorprendente las miles de horas de la noche que sobraban, ya que ahora no eran utilizadas para cubrir mi necesidad humana de dormir.
Fue sorprendente toda la representación teatral que me había ofrecido la deficiencia de claridad, me divertí tanto sólo admirando la actuación que no noté cuanto había transcurrido el tiempo y además percibí que el momento se me había pasado súper rápido; desde el lado Este del hemisferio venían brotando los primeros potentes rayos del astro rey, una a una cada tímida varilla lumínica de fulgor iba cayendo sobre mi epidermis y de nuevo la sensación era maravillosa, en mi mente vagaba el pensamiento de que para un vampiro debe de ser muy extraño el pensar eso ya que la mayoría de nosotros huimos de la luz, pero de alguna forma yo era diferente y no acataba esa regla, yo me había enamorado de esa insólita experiencia y a mí me encantaba mi nueva existencia de muerta en vida, incluso con sus preceptos anticuados y extravagantes.
Era mágico ver que con la salida plena de la mayúscula estrella amarilla del horizonte el bosque bajo mis pies cobraba vida, los árboles resurgían para estar vivos, los bajos arbustos cambiaban para lucir su verde frescura, los pequeños animales emergían de sus hogareñas madrigueras y escondites para tomar el calor con sus cuerpos, otros peludos amiguitos saltaban y corrían por toda la hierba viviendo con felicidad su existencia animal; todo lucia tan desigual de día con respecto a lo que observada por la noche, durante la privación de la única fuente de energía, el conjunto de plantas reflejaba la imagen de un sombrío desierto, únicamente miraba con imperturbable atención como los ágiles depredadores intentaban atrapar algo entre sus crueles colmillos, en realidad me imaginaba que de no contar con esta aguzada vista vampírica, tal vez sólo podría ver el cegador brillo de la vigilante nocturna reflejado en sus ojos presos dentro de la insondable negrura.
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