Todavía recuerdo el día de mi muerte. ¿No sé cómo lo hago?... si fue hace tanto tiempo... y lo más extraño es que lo recuerdo como si hubiera sido ayer, jamás olvidaré el instante en que mi vida cambió para toda la eternidad... Pero si voy a contar mi historia bien, comenzaré desde el principio.
Esa mañana de otoño, un día antes de mi muerte-vida, estaba sentada con mi mejor amiga llamada Kendall en el patio de su casa, ella lloraba desconsoladamente y estaba realmente destrozada porque su novio Nathan le había dicho que era mejor para ambos que terminarán con su larga relación de cinco años y al parecer mi amiga no lo había tomado para nada bien. Kendall no sabía el porqué de esa decisión tan repentina por parte de su novio, pero yo sabía perfectamente que era por "mi" culpa, un par de días antes de que su relación de noviazgo se acabará, Nathan me había pedido que fuera su novia, yo no acepté su propuesta argumentando que él era el novio de mi amiga, que ellos dos por el momento todavía mantenían una relación y que además no le podía hacer esa clase de cosa a ella, más cuando resultaba que era mi mejor amiga en aquel entonces.
— ¿Kendall? —pronuncié y ella volteó rápidamente su cara hacia mí—; tengo que contarte algo... —No sé qué fue lo que pasó, pero en el momento en el cual dije esa frase nuestras miradas se cruzaron y aunque no era directamente mi culpa, yo la sentía dentro de mí y en ese preciso momento sé que se la trasmití a ella a través de mi mirada angustiada.
— ¿Qué cosa? —preguntó triste y sin ningún ánimo.
—Yo sé porqué tú y Nathan terminaron —confesé con tanta inestabilidad en mis palabras que se notaba el nerviosismo en ellas y en mi voz que apenas era audible para mí.
— ¡¿Por qué?! —dijo impaciente y aunque ella probablemente no quería sonar así, su voz también contenía pequeñas pizcas de estar enojada y confundida.
—Nathan terminó contigo porque me pidió que fuera su novia. —Tan pronto como las amargas palabras abandonaron mi boca para darle punto final a mi confesión, Kendall se levantó de su sitio y caminó directo hacia mí.
— ¡Te odio! —vociferó en tono totalmente furioso lo cual siempre fue raro en ella, ya que no es porque sea mi amiga, pero ella siempre ha sido un amor con todo el mundo—; olvida que fui tu amiga y no me busques, ni me hables para disculparte. Ojalá te mueras —sentenció y entró a su casa aún llorando después de un portazo tras de sí.
Yo me sentía realmente mal por ella, pero era normal que reaccionará de esa manera y no la culpaba por ello. La verdad es que yo ya me imaginaba una reacción así por parte de ella, ya que Nathan era todo para ella, Kendall lo adoraba y amaba con extrema locura y pasión.
Yo iba tan deprimida que no me di cuenta de que caminaba por la calle hasta que un auto me golpeó y lanzó contra un muro. Lo último que recuerdo antes de lo que creo fue un desmayo, es ver mi mano con lo que parecía sangre proveniente de mi cabeza...
Al despertar todo era borroso y me encontraba en una cama que no era la de mi habitación, estaba cubierta con aparatos extraños en mi cabeza y en todo mi cuerpo en el hospital. Al lado derecho de la cama se encontraba Nathan recostado en un sillón color blanco como esta habitación, él sostenía mi mano entre las suyas; caminando de un lado a otro, por todo el cuarto estaba Kendall, que al notar que yo estaba despierta, me miró de una manera odiosa y pude notar que sentía satisfacción de verme en esa cama de hospital.
—Únicamente estoy aquí por lo que fuiste para mí y porque Nathan me lo pidió —dijo con dureza y al pronunciar el nombre de Nathan, Kendall casi se echa a llorar.
—Gracias —respondí, pero al parecer solamente yo pude escucharme, ya que mi voz era tan débil en ese momento que parecía estar muda.
— ¡No seas tan dura! —concluyó medio molesto y confundido por la actitud de Kendall, al parecer Nathan aún no se había enterado de que ella y yo ya no éramos más amigas.
Kendall salió furiosa de la habitación y en ese preciso momento entró el doctor.
— ¿Puedo hablar con alguien? —preguntó precipitadamente el veterano doctor.
—Claro, conmigo —respondió de inmediato Nathan y se levantó del sofá para caminar hacia la puerta abierta con el doctor, pero sospechosamente ninguno salió de la habitación, no hablaban muy bajo ambos hombres, por lo que podía escuchar lo que decían, sin embargo, no lograba conectar las letras con su significado; en ese instante Kendall se posó a un lado del umbral de la puerta a escuchar cuidadosamente de qué se trataba la plática que estaban teniendo el doctor y Nathan, y de repente se dibujó una malévola sonrisa en la cara de Kendall al terminar aquella conversación.
Nathan caminó de regreso al sofá con una expresión de desolación en su bello rostro y luego al sentarse me dirigió una sonrisa como que si no hubiera notado que segundos antes yo había observado como lucía su rostro, la expresión que este tenía, me dirigió una sonrisa para no darle importancia al asunto y despistar mis sospechas acerca de algo que ocurriría. Al quedarme mirando con fijación a Nathan, no noté cuando Kendall se marchó.
— ¿Qué pasa? —pregunté tratando de lucir serena.
—Nada —respondió medio perdido o ausente de todo a su alrededor—; sólo que... —Hizo una pausa medio dudoso o tratando de formular una excusa creíble para dar—. El doctor me informó que ahora en la noche te podrías ir.
— ¡Qué bueno! ¿No lo crees? —mencioné entusiasmada.
—Sí —contestó, mas Nathan continuó perdido en su mundo.
Es extraño; pero no puedo explicar lo que pasó luego, porque ni yo misma sé qué sucedió, lo único que recuerdo es que al volver a dormirme sentí como si cayera en un abismo eterno y no podía despertar, estaba tan asustada porque en aquel lugar todo se miraba tan obscuro y solitario a mi alrededor en esos momentos, tenía mucho miedo de no poder hacer nada para salir de esa situación en la cual misteriosamente me adentraba cada vez más.
Tenía la sensación de como si me estuvieran colocando dentro de una caja, yo escuchaba a alguien llorar con abundante desconsuelo y de repente hubo un silencio absoluto por un largo tiempo.
No sé cuánto tiempo ha pasado desde que estoy en este infierno, cuando oigo algo parecido a un rechinido, después de eso siento como si alguien me tomará entre sus brazos para sacarme de ese frío lugar donde me encontraba y me lleva a otro sitio que no conozco, no sé si estoy inconsciente o dormida pero ese alguien que me rescató ahora está colocando mi cuerpo en una superficie suave y gélida que se siente como una nube, por último, siento un dolor muy agudo en mi muñeca que se esparce por todo mi ser como una especie de intenso fuego.
El tiempo pasa más lento en esta parte del espacio y siento que han pasado miles de años, sin embargo, no he envejecido ni un poco y continúo como una adolescente de dieciocho años, ya estoy cansada de estar aquí y tengo la impresión de que nunca podré salir de nuevo, no seré bendecida con el regalo de ver el sol otro día más, ni podré seguir con mi vida, no veré otra vez a mi familia y me parte el alma saber que nunca podré despedirme de ellos apropiadamente. Los nefastos pensamientos invaden mi mente y no me permiten pensar las cosas con claridad, estoy por darme por vencida y aceptar mi cruel destino hasta que de pronto salgo elevándome rápidamente del abismo y soy capaz de abrir nuevamente los ojos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top