Capítulo 2-Hada rota
Juvia fue recibida con un gran abrazo por parte de Erza y Gray, estaban muy contentos de verla y Natsu observó todo desde el fondo de la habitación mientras picaba algo de comer. El día era lluvioso pero no era por culpa de Juvia.
—Bien, hemos avanzado mucho—comentó Erza—y Juvia, ya puedes quitarte la peluca.
—Ah sí—dijo sonrojada.
Los cuatro ya reunidos charlaron alegremente durante unas cuantas horas mientras cenaban. No querían pensar en el tema, necesitaban desconectar de vez en cuando. Juvia dormiría de nuevo en su habitación de Fairy Hills.
Cuando se marcharon, a Natsu le dio algo de calidez en su corazón ver a la joven con una sonrisa y de nuevo con ellos, donde debía estar, su familia.
—Será mejor dormir, mañana debemos ir a por Mirajane—dijo el mago de hielo.
—Entendido—ambos se acostaron y Natsu notó el cansancio vencerlo hasta dormirse.
Después de desayunar, se pusieron en marcha para traer de vuelta a Mirajane. Habían esperado hasta ese momento porque ella siempre estaba fuera, en teatros, cines y demás temas de una celebridad.
Se acercaron al edificio donde tenían la grabación. Subieron las escaleras hasta el piso y allí encontraron a varios guardaespaldas junto a la puerta.
—¿A dónde van?—preguntó uno de ellos.
—Venimos a ver a Mirajane—contestó Gray serio.
—¿Tienen cita?
—No, somos amigos—respondió Natsu.
—Lo siento pero no pueden estar aquí, sino se marchan tendremos que sacarlos por la fuerza—dijo uno de ellos avanzando.
Gray suspiró cabizbajo.
—Natsu...¿te ocupas tú?—preguntó este.
—Claro—dijo crujiéndose los nudillos.
En apenas unos pocos segundos, ambos acabaron humillados y derrotados en el suelo. Abrieron la puerta antes de que acudiera más gente. Allí estaba, leyendo unas revistas y muy bien arreglada. Al darse la vuelta para mirar quien había entrado, sus ojos se abrieron.
—¿Natsu?
—Hola Mirajane—saludó este—cuanto tiempo.
—¿Qué hacéis aquí?
—Necesitamos tu ayuda—contestó Natsu sentándose.
—¿Para?
—Recuperar el gremio—concluyó Gray.
Ella miró al suelo, dejó la revista en una mesita cercana y luego dio media vuelta, dando la espalda a estos.
—No, no voy a volver.
—Pero...
—¡HE DICHO QUE NO!—gritó entre sollozos—el maestro ha muerto...Laxus está irreconocible y todos...todos se han ido...todo se ha ido...
—Puede que el maestro ya no este...pero...nosotros sí, seguimos siendo familia.
Mirajane negó con la cabeza.
—No, ya no existe el gremio. Ahora os pido que os vayáis.
Natsu se quedó allí parado.
—Sin ti...Fairy Tail no es lo mismo y tenemos un plan, pero te necesitamos.
La joven de cabello blanco se fue hasta un espejo, tenía que secarse bien los ojos.
—Muchos hemos renunciado ya...y yo tengo una nueva vida—dijo.
—¿Y tu hermano?
—Él ha elegido...y tiene la suya propia. Ahora es mejor que...
¡PUM!, un golpe seco. Natsu golpeó el cristal lo suficiente para hacer que se fragmentase en varios trozos pero sin caerse al suelo.
—Natsu, será mejor irse—comentó Gray viendo la cara de Mira.
Este no dijo nada, se arrepintió de ver la cara de miedo de ella. Nunca la había visto así, de esa manera.
Ambos se marcharon tristes dejando a la chica a solas.
Al marcharse, ella se miró al espejo, al lugar que estaba fragmentado y pudo verse a sí misma igual que el cristal.
Esa misma tarde, la joven tenía una sesión de fotos. Ella enseguida se colocó el bikini y todos fueron haciendo las fotos desde diferentes ángulos como siempre. La joven maga realizaba varias poses y entonces le pidieron que se quitase la ropa. Era parte del contrato y tuvo que hacerlo mientras ese pequeño grupo miraba de manera lasciva.
Desde hacia unas cuantas semanas y la contratación de un nuevo fotógrafo, Mirajane había caído en las garras de este. Al tener el corazón roto, el ánimo por los suelos y apenas fuerzas para seguir adelante sin el gremio, era incapaz de transformarse, usar su poder y defenderse.
—Ya sabes que hacer Mira—dijo este en el vestuario.
Ella entre lágrimas se desnudó, se dio media vuelta y colocó sus manos en la mesa mientras se miraba al espejo. El fotógrafo no tardaría en colocarse detrás suya y manosearla como siempre, ella solamente deseaba que terminase pronto mientras empezaban las embestidas y los gemidos por parte de este quien disfrutaba cada momento con ella.
Desde hace tiempo, aquella joven estaba rota y destrozada por dentro. Se había convertido en una hada rota.
El regreso a la casa fue en silencio y ambos se sentaron derrotados. Natsu se sentía muy culpable por haber actuado así, asustando a Mira. Gray le dijo que era mejor no pensar en ello pues de nada servía, que tenían que seguir adelanta para recuperar el gremio. Una vez recuperado seguramente Mirajane regresaría.
—Me pregunto como le habrá ido a Erza—comentó el mago de hielo—ella es más imprevisible que nosotros. Espero que no rompa nada...ni a nadie.
—Estará bien.
—No te veo muy convencido de tus palabras—este se río nervioso, estaba en lo cierto.
Juvia regresó al cabo de unas horas trayendo algo de comer, le hacia mucha ilusión comer con ellos ya que llevaba todo ese tiempo comiendo sola. Al recibir la noticia de que Mirajane no volvería, al menos por el momento, se puso triste. Gray dijo que iba a hacer unos recados mientras ambos se quedaban allí, comiendo.
—Tranquila—dijo Natsu—regresará...todo...todo será como antes—las lágrimas de Natsu no se hicieron esperar pues se culpaba de ello.
—Juvia también piensa así, ella volverá—dijo abrazando a este.
Ambos cenaron cuando este pudo relajarse. Disfrutaron mientras recordaban viejas aventuras entre risas y nostálgicos. Aunque en ciertos momentos lloraron de alegría, otros fueron de tristeza. Era una sensación muy rara, pero para Natsu era como estar en casa.
Cuando terminaron, se sentaron sobre el sofá a relajarse un rato. Pero duró poco ya que Gray apareció de pronto y golpeando la puerta.
—¿Qué ocurre?—preguntó el joven asustado.
—Juvia piensa igual
—He...he visto...he visto a Lucy—dijo jadeando—y no puedo creer lo que veo.
Ambos se miraron y luego pidieron al joven que les llevase ante ella. Pero antes, Gray comió algo porque estaba hambriento. No quiso dar detalles.
Cerró la puerta y emprendieron el camino. No quedaba muy lejos de su posición.
—Gray me estás asustando—comentó.
—Juvia piensa igual. ¿Le ha pasado algo?
—No, pero...—hizo un silencio—es mejor que lo veáis por vosotros mismos—sentenció.
—Espero que no sea nada grave.
Finalmente llegaron hasta la zona, y Gray les pidió esconderse detrás de un callejón pues estaba todo oscuro y sería perfecto para ver todo.
¿Qué ocurre con Lucy?.
Continuará...
Espero que les haya gustado el capítulo.
Un saludo.
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