Capítulo 10-Peligro
Natsu y Erza se encontraban en unas rocas ya que el clima había cambiado. Estaban refugiándose de la lluvia. Hicieron algo de comer para recuperar fuerzas porque entre el sol que había hecho antes y el esfuerzo en quitarse de en medio las plantas estaban algo cansados.
—Espero que pronto pare de llover—dijo Erza mirando por el hueco.
Luego colocó una gran roca para tapar la entrada y encendió un pequeño fuego usando la magia de Natsu en unos troncos. Colocó el saco de dormir no muy lejos y se tumbó.
—Esto es agotador—comentó—pensé que costaría menos.
—Ha buscado un buen lugar donde esconderse
—Sí, pero daremos con él.
—Eso dalo por hecho—apretó los puños emocionada.
Erza y Natsu hablaron sobre la relación de este con la maga de agua. Él hablaba con una sonrisa cuando mencionaba a su chica. La pelirroja vio en él a un Natsu mucho más maduro y mayor, casi se le escapa una lagrima al notar su evolución.
Allí, en su refugio de rocas y con el calor de unas llamas, pasarían la noche mientras preparaban todo lo que iban a hacer cuando encontrasen a su enemigo. Querían tener cuidado ya que no sabían a que podían enfrentarse, si eran capaces de haber controlado a Laxus, aún tendrían algunos ases bajo la manga.
Mientras tanto, una herida Juvia llegó herida al gremio donde enseguida recibió la atención médica que requería. Wendy le pudo sanar un poco pero era una herida muy profunda, necesitaría mucho descanso y reposo para curarse.
—¿Quién te ha hecho esto?—preguntó Mirajane.
—No lo sé...no he podido verle la cara
—Da la voz de alarma—intervino Laxus—debemos proteger a los nuestros. Esto no habrá sido una mera casualidad. Que todos los magos de Fairy Tail duerman un tiempo aquí en el gremio. Mirajane y Lucy, preparad las habitaciones.
—Entendido—dijeron ambas.
—Gray y Levy, preparad los hechizos defensivos. Que todo el mundo que se encuentre en Magnolia regrese inmediatamente. Warren, comunica esto mediante telepatía.
—¡Si!.
Una vez todos de vuelta, instalaron un perímetro y cerraron todas las puertas y ventanas. Laxus sentía que hacer eso provocaría miedo, pero todo era para proteger a sus miembros, quería enmendar sus errores.
Aquella noche era muy oscura y hacia mucho frío afuera junto a un fuerte viento y lluvia. Cada cierto tiempo paseaban por los pasillos del gremio que tras una remodelación durante esos años, ahora era cuatro veces más largo que antes. Esto como medida para vigilar. Además de haber mucha más luz de lo normal en los pasillos.
—No hemos encontrado nada—dijo Mira volviendo del turno junto a unos pocos más.
—De acuerdo, Gray ha preparado los turnos junto a Levy—Laxus se sentó a descansar.
—Ve a dormir un poco—indicó Lucy—nosotros nos ocupamos.
Para estar cerca de los suyos, durmió en una de las camas de la enfermería. El ver a Juvia tan malherida le provocó un dolor. No quería ver a los suyos sufrir. Y pensó en que haría Natsu.
Esa noche fue donde todos permanecieron unidos, dejando a un lado sus posibles diferencias para protegerse los unos a otros. No hubo ningún incidente dentro, pero se activó la alarma que había puesto Levy fuera mediante un hechizo, un detector de maldad.
—Ya ha llegado—dijo este.
Regresando con Erza y Natsu, salieron del sitio y empezaron el camino. Las criptas eran muchas pero se veían desde lo lejos. Erza quería que fuera algo sencillo y sin que les pillasen, así que optaron por la paciencia. Subieron a un pequeño terreno desde donde podían ver todas las criptas del lugar. Luego se echaron unas ramas para camuflarse y esperaron a que alguno de los enemigos saliera de su guarida.
—Espero que no tarden mucho—comentó Natsu—cuanto antes terminemos con ellos, mejor.
—Paciencia
—Si...paciencia.
Esa fue la peor parte.
Pasada la hora, una de ellas se abrió dejando ver a Iván y al resto de sus subordinados. Erza rodeó el lugar y Natsu empezó un ataque desde el frente, sorprendiendo a estos que enseguida se metieron a la cripta para protegerse.
—¡Cobardes!—dijo Natsu.
—¡Vamos Natsu!—ordenó ella.
—¡Si!.
Sin dudarlo, se metieron en el lugar y bajaron por las escaleras, cruzaron varios pasillos siguiendo las pisadas del enemigo.
—Ya estamos cerca—pensó Natsu.
—Se han ido por allí—señaló ella.
Cuando llegaron a la cámara central del lugar, Iván estaba con una sonrisa y detrás suya, algo oscuro y siniestro, con un aura malvada de tal magnitud, que helaba la sangre.
—¿Qué demonios es eso?—preguntó el mago de fuego—tiene que ser una broma.
—¿De dónde lo ha sacado?.
Fuera de Magnolia, un hombre encapuchado leía un periódico mientras comía un poco de la carne que había preparado.
—Vaya...si que han pasado cosas—dijo después de dar un bocado—pero esto es muy interesante—la foto de Natsu aparecía como un héroe salvador.
Después de comer, se puso en pie y pisoteó los restos de la pequeña fogata donde había preparado su comida.
—Ha pasado mucho tiempo...Natsu—al quitarse la capucha, su largo cabello rojizo quedó al descubierto.
Era nada menos que Gildarts, y regresaba para ayudar a sus compañeros de gremio.
Pero aún le quedaba una larga caminata hasta llegar al gremio, pero esperaba poder ser de utilidad.
Volviendo con el gremio, lo que había activado la trampa fue un simple animal de campo. Ese era el defecto que tenían esos hechizos pues no podía conjurar uno tan grande para detectar enemigos.
El rato que pasaron los jóvenes magos fue jugando a las cartas y demás, pero sin beber demasiado para mantenerse serenos.
—Tranquilo, aquí estamos a salvo—dijo uno calmando a su amigo—todo irá bien.
Las cosas empezaron a ponerse tensas. Pero sobretodo, cuando sonaron muchas alarmas a la vez y Wendy olió a personas, dando el aviso.
—Yo me encargo—Laxus que había podido descansar, se puso en pie enseguida.
Aún era de noche, y muchos se fueron a las habitaciones sin ventanas para quedarse protegidos mientras los más fuertes acudían a reagruparse.
—Que vengan, es hora de hacerlos pagar—Laxus liberara rayos por todo su cuerpo.
—Les vamos a hacer pagar todo el daño—Gray se quitó su camiseta.
A pesar de la protección, la puerta del gremio fue rota y unas espantosas criaturas negras comenzaron a entrar para atacar a todos los presentes.
—¡Vamos!—Levy, Gray, Laxus, Lucy, Mirajane y sus hermanos junto a muchos magos, se lanzaron a atacar sin pensarlo.
Y así comenzó la pequeña guerra.
Continuará...
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