MARCE.

Ahhh éste chico me va a matar con tanto ego que irradia, pero se ve que es buena persona.

No debes confiar en lo que te muestran al principio, uno nunca sabe como puede ser esa persona en verdad.

Me recuerda mi mente. Que ya tenía un buen que no aparecía.

Ve y está, yo siempre estoy, lo que pasa que tu eres la que no me hace caso.

Ahh ya basta si.

Después de esa míni charla con mi conciencia, me concentro en las expresiones de este chico que sinceramente me a caído muy bien, pues me ha hecho reír mucho, y como lo dije hace demasiado tiempo que no me he reído de esta manera.

— Oye ni que fuéramos hermanos, como para que pongas esa cara — le sigo tratando de que reaccione.

Pero frunce aún más su seño.

— Emmm, perdón es que...yo... no se que decirte la verdad — tartamudea y al mismo tiempo se rasca la nuca.

A ver que será que lo pone nervioso.

— Oye, me estas asustando vale, deberías marcharte ok— le digo.

Sonando realmente preocupada, me asusta ya no se que pensar de él, en estos momentos.

— ¡No! Solo que es algo complicado de contarte en estos momentos, pero te aseguro que cuando sea el momento te lo cuento, y te prometo que soy confiable
¿Si? — observo sus ojos y puedo ver sinceridad en ellos, al mismo tiempo que preocupación.

— Vale, confío en ti—

Puede sonar precipitado pero realmente, me transmite mucha confianza.

Y estando cerca de él siento una especie de conexión, realmente no sé cómo explicar o darle sentido a eso.

— Gracias por tu confianza, y prometo no decepcionarte—.

Me toma de las manos y me ve fijamente a los ojos  pero yo solo logro asentir con la cabeza; pues las palabras no salen de mi boca.

Con el paso de los segundos, no lo soporto más y lo jaló hacía mi, para poder abrazarlo. Realmente necesitaba el abrazo de una persona, de ese alguien que no tratara de lastimarme a la primera.

Siento como si una nube se quitara de mis ojos y me permitiera ver que no todo el mundo es malo, y que si existen personas que valen la pena conocer, que vale la pena dejarlas entrar a tu vida y permitirles que derrunben el caparazón tan duro que cargas, y sinceramente siento que me eh quitado una carga muy pesada de encima.

La nube que tenía una tormenta llena de ese sentimiento amargo que es el odio, se va quitando poco a poco y me deja ver que después de una desastrosa tormenta, se puede apreciar un hermoso arcoiris o sencillamente el magnífico resplandor de él sol.

—¿Necesitabas demasiado el abrazo cierto?— me susurra en el oído, pues aún seguimos abrazados.

*Valla que si lo necesitábamos*

En eso estoy realmente desacuerdo contigo, mentecita.

— Muchísimo la verdad— y unas cuantas lágrimas ruedan por mi rostro.

— Oye, se que no es momento pero...¿Tienes novio?—

Espera ¿qué?, ¿pero que pregunta es esa?, la verdad ka pregunta aquí es ¿por qué lo pregunta?

Ahhh bendita mente que no me funciona cuando la necesito.

— Emmm... No. ¿Por qué lo preguntas?— me separo de él lentamente.

Y la verdad es que no puedo pensar del porque puede salir esa pregun...
Espera ahora que lo recuerdo.

¡¡LOS CHICOS!!

Jsjsjsjs o por dios, se me habían olvidado.

Oh...oh...oh que mala amiga, ¿como se me pudieron olvidar?

Quedesastre de persona que soy.

— Pues te pregunto por que aya afuera en la sala de esperas está un chico, que cada que puede le pregunta á la secretaria por ti, y si puedes notar no estás en la misma habitación que al principio, dado que tu madre solicitó cambiarte a una habitación de emergencia—.

— A ver, ¿Cómo por qué solicito eso ella?— y a esa mujer que mosca le picó ahora.

Realmente todo lo que está haciendo me parece un tanto,  bueno mejor dicho me parece muy raro, de un momento a otro si se empieza a preocupar por mí.

Solo espero que se mantenga así por un muy buen rato, ya que no tengo ánimos de estar discutiendo ni mucho menos tratando de defenderme de lo que me pueda hacer, quiero poder descansar al menos de eso, aunque sea.

— Laverdad no lo tengo tan entendido que se diga, pero lo que si te puedo decir es que no asido tan decisión de ella, si no más bien alguien la hace tomar esas decisiones— dice

Eso me pone en que pensar y demasiado la verdad, siento que hay gato encerrado aquí pero con respecto a mi "mamá" pues si su actitud deja mucho en que pensar.

Me comienza a doler demasiado la cabeza, y creo que... no más bien dicho es; por tratar de darle sentido a todo lo que está pasando. Realmente estoy muy mal de salud, y no me había percatado de ello, supongo que el dolor emocional era más fuerte que el dolor físico y eso no permitía que me diera cuenta de ello.

Me doy cuenta que las personas podemos sentir más el dolor mental o psicológico como lo quieran llamar, pues no hay refrán que pese más que el que dice.

"Las palabras duelen más que los golpes"

Y en mi caso es más que cierto, aunque si me han golpeado, pues lo que más mea dolido son las palabras de odió, de desprecio, de inferioridad. Todas ellas han sido como cuchillos clavados en todo mi cuerpo, como una bate que me golpea sin piedad, como una bola de boliche callendo una, una,una  y otra vez sobre mí. Dolores que jamás desaparecen, se quedan ahí molestando, dañando cada que pueden.

Si las personas somos fuertes por naturaleza, pero cuando te sobrepasan y te pisotean  esa fuerza se va deteriorando con el tiempo.

Si puedo hacerme la fuerte, más ya no será con la misma intensidad de siempre.

Solo me queda ¡Luchar! Una y otra vez.

Me eh quedado con la vista en mis manos y agradezco que él guarde silencio, se que sabe que me perdí en mis pensamientos.

—Ejem, ejem—

—¿sí?— le digo. Volviendo a la realidad.

— Regresando a lo anterior, el chico que está afuera preguntando por ti se llama...

SI TOCAS Y TOCAS PUERTA TRAS PUERTA Y NINGUNA ES ABIERTA, NO TE PREOCUPES LEVANTA TU ROSTRO Y OBSERVA TODO A TU ALREDEDOR, PORQUE PUEDE QUE ESTÉS PERDIENDO EL TIEMPO TRATANDO DE ABRIR UNA PUERTA, CUANDO PUEDEN HABER MUCHAS VENTANAS  ESPERANDO A QUE SALGAS POR ALGUNA DE ELLAS, DÁNDOLE LA OPORTUNIDAD DE HACERTE LIBRE.
~Valeria~

¿Quien de los chicos puede ser?

¿Antonio?

O

¿Cesar?