Capítulo único
Las personas suelen equivocarse, suelen cometer errores.
BaekHyun no supo si era exactamente un error lo que vivía, pero al parecer todos decían que lo era. No obstante, él no lo entendía. No era muy distinto a los chicos de su edad. Solo era un poco más... triste y cortante, quizás, atrevido también. No le importó perforarse, tatuarse ni tragarse una tira de pastillas cuando intentó suicidarse. Nunca pensó que se hacía un daño tampoco, sin embargo, el doctor ya no quería meterle más pastillas para la depresión, el insomnio y la ansiedad. Prefería que se largara, que se encontrara consigo mismo.
—Por favor cuídate, BaekHyun.
Se concentró en la ventana del vehículo con la intención de esquivar la mirada que le dio su madre por el retrovisor. Le dolía que le hiciera eso, que lo dejara solo y desprotegido.
Supo que no habría manera de que pudiera evitar lo que sucedería. Sus padres ya tomaron la decisión y en el fondo él estaba feliz de que optaran enviarlo durante unas semanas a la casa de sus abuelos en vez de dejarlo internado en el hospital, así se sentía menos enfermo. De igual forma, no era como si sus abuelos le agradaran. De hecho, no quería estar con ellos, primero, porque no era muy cercano a las personas y, segundo, porque no sabía qué cosas tendría que hacer exactamente.
Estaba de vacaciones y en parte se lamentaba por malgastar sus días de descanso en aquel desolado lugar en el que vivían sus parientes, en vez de eso podría estar viendo alguna serie estúpida en su iPad y poniéndose a llorar cada vez que se sentía identificado con algún personaje.
—Te queremos. —Aquello se lo dijo su padre y sin poder evitarlo sintió una opresión en el pecho porque probablemente nunca se le borraría de la mente el rostro destruido del hombre cuando se enteró que intentó suicidarse.
Maldición. Llevaba meses en los mismo, con la psicóloga, el psiquiatra, el nutricionista y la puta consejera escolar. Era una mierda, especialmente cuando escuchaba a sus padres gritarse entre murmullos en la habitación lo costoso que era mantener a un hijo psicológicamente enfermo.
Sabía que sus padres esperaban una respuesta, pero él ni siquiera los miró, solo se bajó del auto una vez que este se detuvo y se dirigió hacia la parte trasera del vehículo para sacar su bolso junto con alguna mochila que se empeñó en pasarle su madre.
Al ver a sus abuelos a lo lejos no pudo evitar apretar los dientes, furioso porque sus padres le hicieron aquello, dejarlo con una mujer que no dejaba de criticar lo gordo e inútil que era mientras que el hombre no hacía nada más que parecer un alma ausente que lo juzgaba en cada mirada. Lo odiaba, maldición. Odiaba todo y luego la psicóloga le preguntaba por qué se quería suicidar.
Donde se encontraba la casa de sus abuelos era un lugar aún más aburrido e incluso tedioso tratándose de la temperatura. Se trataba de un sitio seco, con algunos espinos y maleza amarillenta, con un estanque a medio secar y árboles frutales con escasas hojas, con sus frutos apolillados y pequeños por la falta de agua.
—Entremos —dijo su madre al ver que no habría ningún comentario más.
La casa tampoco era la gran cosa. Era grande, pero vieja, con mucho polvo a pesar de que su abuela se pasaba gran parte del día limpiando. Con techos altos, suelos alfombrados y madera delgada cubriendo las paredes. Había candelabros y muchos cuadros, dejando una imagen deplorable de lo que fue algún día una hermosa casa colonial.
—¡BaekHyun! —saludó la mujer de inmediato apenas lo vio, pasándole los delgados brazos por sobre los hombros y atrayéndolo en un fuerte abrazo.
—Hola, abuela —dijo más que nada por cortesía, principalmente porque sabía que su abuela le reclamaría o haría una broma de mal gusto si no le contestaba. Por detrás de ella vio a su abuelo, quien se encorvaba sobre su bastón de madera tallada—. Hola, abuelo. —El hombre no hizo más que un asentimiento de cabeza.
—Espero que cuiden de Baek, mamá —habló su madre mientras tomaba a la anciana por el brazo para que le prestara atención.
—Por supuesto que sí. Aquí tendrá el tiempo suficiente para pensar y relajarse.
Tomó una profunda respiración. Lo último que quería era pensar. Era eso lo que terminaba ahogándolo después de todo.
—Cuidaremos bien de él —mencionó esa vez su abuelo con su característica voz ronca y ante ello sus padres asistieron más tranquilos.
—Cualquier cosa los llamaremos.
A pesar de que la abuela tenía intenciones de invitarlos a que se quedaran a cenar, sus padres no aceptaron, ya que el viaje de vuelta era de cuatro horas y después se les haría tarde.
—Puedes instalarte en tu habitación mientras preparo la cena, hijo.
Le hizo caso a su abuela y se dirigió a la pequeña habitación que estaba al final del pasillo, un cuarto apartado que estaba en la parte más vieja de la casa, teniendo aún el tapiz original de la vivienda, uno verdoso que se destiñó con el tiempo y terminó todo polvoriento. De igual forma, era la habitación más bonita, la que a él más le gustaba.
—Abuela. —Se giró rápidamente al escuchar una voz que no conocía detrás suyo, topándose improvistamente con un chico alto que estaba en el marco de la puerta, mirándolo con los ojos ampliamente abiertos y con la mano sobre el nudo de la toalla blanca que le rodeaba la cintura, única prenda que lo cubría.
Pasaron unos cuantos segundos mirándose el uno al otro sin decir absolutamente nada, al parecer demasiado sorprendidos como para encontrar las palabras dentro de ellos, BaekHyun pudo notar su cabello húmedo y cómo este parecía gotear, marcando así los hombros bronceados y desnudos con una pequeña y casi imperceptible carrera de gotas.
—¡Abuela! —Luego de su improvisto grito se subió enseguida a la cama, importándole poco que aún estuviera con los zapatos y que la estructura rechinó peligrosamente debido a los viejos y elegantes fierros que la construían.
El chico frente a él pareció igual o más asustado que él. De hecho, este se cubrió el pecho con los brazos y dio un paso atrás, dejando la huella húmeda sobre el suelo de manera, ya que su habitación no estaba alfombrada.
—¡¿Qué pasa?! —gritó su abuela de otra habitación, aunque sonaba angustiada y podía escuchar sus pasos rápidos hacia la habitación.
Respiró agitadamente mientras continuaba con la mirada puesta en el chico que estaba delante de él, el cual permanecía en su mismo estado, pasmado.
—Yeol, ¿qué haces desnudo en el pasillo?
Giró a mirar a su abuela con cierto miedo cuando la vio hablar con el tipo con tanta serenidad mientras que él continuaba sobre la cama y apegado a la pared, aterrado.
—¡Abuela! —chilló en un grito ahogado, llamando por fin la atención de la mujer.
—Oh... —murmuró ella, dándose cuenta de la situación—. Baek, perdón por no decirte antes de la presencia de ChanYeol. De seguro debiste asustarte.
—Yo tampoco sabía que estaría aquí —reclamó el chico aún desconocido mientras lo apuntaba, cosa que lo ofendió y lo hizo bajarse de la cama de inmediato.
—Abuela. —Miró a la mujer con ojos serios, esperando que esta le diera una explicación.
—Él es Park ChanYeol. —La mujer hizo un gesto hacia el aludido—. Es nieto de una amiga. Me pidió que lo alojara durante unos días.
Contuvo el aire por un momento—. ¿Se queda aquí?
—Sí. —La anciana le dio una sonrisa nerviosa—. En la habitación del frente. —Guardó silencio, ya sin saber realmente qué decir—. Él es BaekHyun —continuó la mujer, señalándolo y mirando al otro chico—, mi nieto.
—Oh —fue lo único que dijo el alto mientras asentía lentamente y lo miraba, ahora pareciendo un poco más simpático—. Lamento no reconocerte.
El chico dio unos cuantos pasos para acercarse hasta él y luego le extendió la mano, como queriendo saludarlo. BaekHyun no hizo más que quedarse mirando la extremidad extendida con confusión y deduciendo rápidamente la edad que podría llegar a tener el contrario para cuestionarse qué tanto respecto debería tenerle.
Miró durante unos cuantos segundos los ojos del chico, incluso a pesar de que BaekHyun era un tanto tímido cuando se trataba de conocer a otros personalmente. Tomó la mano del contrario y la sacudió lentamente mientras observaba con sospecha al más alto, mirada que terminó de desviar porque el chico le dio una pequeña sonrisa. BaekHyun contuvo el aire y alejó la mano lentamente.
—Ya está lista la cena —anunció la abuela, quien aún continuaba en la puerta.
—Me vestiré. —ChanYeol salió de la habitación y su abuela lo miró atentamente desde la puerta, cosa que lo puso nervioso porque no pudo imaginarse lo que le diría la anciana.
—Perdón por no avisarte que estaba aquí. Debió ser incómodo conocerse así.
—No importa —susurró y dirigió la mirada hacia su bolso, el cual estaba a los pies de la cama.
—Ven a cenar.
Asintió y dejó que la mujer se fuera. Una vez solo se dejó caer en la cama mientras soltaba un suspiro. No podía pasarle eso a él...
Muchas cosas contribuyeron en que lo que era BaekHyun actualmente, pero unos de los detalles que más predominaba era el desamor que tuvo con uno de sus compañeros de colegio, un amor no correspondido más que nada. Lo pasó sumamente mal por una estupidez y eso lo hace sentir aún peor. En el fondo también tenía mucho miedo de ello, porque gracias a él descubrió algo sumamente importante en su vida, pero a la vez detonante: Le gustaban los hombres, mierda.
Se encorvó un poco, apoyando los brazos sobre sus piernas flexionadas y escondió el rostro entre sus manos, pasando luego los dedos por entre su cabello para tirar un poco de este ante la frustración por tener que hacerle oídos sordos a sus propios deseos y simplemente hacer como si fuera un chico más que le gustaba las chicas porque absolutamente nadie sabía de sus gustos y era exactamente eso lo que también contribuía a las ganas que tenía de matarse.
—Hey. —Levantó la cabeza, asustado—. Hay que cenar. —Miró hacia la puerta, encontrándose así con este tipo que acababa de conocer, el cual ya vestía con unos ajustados jeans negros junto a una sudadera ancha de color celeste pastel.
—Claro, ya voy —susurró sin muchas ganas y se puso de pie, suspirando en el proceso. A pesar de que el contrario le dio una mirada no le dijo absolutamente nada y continuó con su camino.
La cena no pasó con muchas cosas novedosas. Durante la comida no hicieron nada más que ver la televisión, alternándose entre los únicos tres canales que lograba percibir la antena. Quizás se mencionaron unas cuantas cosas, principalmente por la iniciativa de su abuela, quien al parecer quería hacer todo más afable.
—Yeol tiene tu misma edad, BaekHyun —comentó su abuela en un momento de la noche.
Pero ante ello no pudo sentirse más abatido. Dirigió la mirada hacia su plato, con la comida desordenada por todo la superficie en un intento de esconder sus pocas ganas de comer, especialmente luego de lo que le dijo su abuela, porque después de todo era inevitable compararse.
No comentó nada durante la cena, a pesar de que su nombre sí fue dicho unas cuantas veces. Su abuela era la más parlanchina, quien lograba hacer hablar a ChanYeol y este último, por sorprendente que pudiera llegar a parecer, logró sacarle unas cuantas palabras al abuelo, incluso lo hizo reír.
—Buenas noches —susurró cuando su abuela pregunto si querían tomarse una taza de té después de la cena.
Por suerte no tuvo ningún tipo de opresión y lo dejaron huir. Se quedó unos largos minutos en la cama, sin poder dormir, pero terminó haciéndolo, quizás demasiado temprano a como hubiese querido porque al día siguiente despertó mucho antes de lo que deseó. Por eso mismo decidió dar un paseo durante la mañana, optando por rodear el estanque y dirigirse hacia debajo de un gran sauce que se situaba a un lado del lugar, uno de los pocos árboles grandes que había en el sitio.
—Hey. —Se asustó al escuchar una voz a lo lejos y una vez que vio a ChanYeol acercarse con una sonrisa no pudo evitar encogerse.
No era que le diera miedo, pero luego de la cena de la noche anterior descubrió que el chico vivía lo mejor que podía hacerlo. Era deportista, guapo, inteligente y simpático, y BaekHyun no podía dejar de lamentarse porque era increíble todo lo diferente que podían ser dos personas a pesar de que tuvieran la misma edad.
—¿Qué tal? —saludó intentando ser casual al notar que el chico se plantaba delante de él, dispuesto a tomar asiento a su lado.
—¿Vienes a menudo a la casa de tu abuela?
Miró al contrario, topándose inmediatamente con sus ojos—. No, no me gusta el calor que hace aquí. Generalmente vengo cuando mis padres quieren venir.
—¿Entonces por qué viniste solo esta vez?
Dirigió la mirada hacia el frente y se mordió el labio inferior, inseguro de si contarle toda su mierda a un desconocido que probablemente no volvería a ver después de que se fuera de ahí. Y en el fondo eso era lo bueno, porque BaekHyun aprendió que era mucho mejor contarle sus problemas a un desconocido.
—Podría decirse que me mandaron hasta aquí porque estoy castigado.
El chico soltó una risa, provocando que de entre sus labios se asomara una sonrisa.
—¿Qué hiciste para que te castigaran?
—Simplemente hice unas cuantas cosas mal. No es nada muy importante.
—O puede que simplemente no me quieras decir. —Miró a ChanYeol de reojo, quien le dio una sonrisa de medio lado y él no pudo evitar sonreír también. Después de todo, el contrario era un chico simpático—. ¿Qué tal si nos bañamos?
Frunció el ceño y miró con rapidez a su derecha cuando notó que el chico apuntó hacia el estanque. No era un lugar muy bonito, la verdad. Por el borde crecía un poco de maleza que empezaba a tener un color más verdoso. Incluso había un gran árbol que hacía de puente por el otro lado del estanque, el cual era un tanto grande también. El agua era cristalina y gracias a esto se podía ver lo temible que podría llegar a ser el fondo del estanque, no específicamente por la vegetación, sino que por aquella tierra suelta que parecía esparcirse por todo el lugar cada vez que uno tiraba una piedra.
—Vamos —insistió ChanYeol y esta vez se puso de pie, extendiéndole inmediatamente la mano y asustándolo un poco.
—No, gracias —susurró e intentó apegarse un poco más al grueso árbol que tenía por detrás.
—No seas así. —El chico le sonrió desde lo alto, dejándolo por un momento encandilado—. Vamos.
Respiró profundamente y otra vez volvió a dirigir su mirada hacia el estanque. Una cosa era introducirse en esas desconocidas aguas y otra muy distinta era dejarse expuesto ante aquel tipo que acababa de conocer. Y no solo se trataba de él, sino que en la parte superior de la loma que estaba frente al estanque se encontraba la casa de su abuela, desde donde podrían mirarlo y juzgarlo. BaekHyun no quería exponerse a todo eso.
—Sé que estar aquí no es muy divertido —continuó ChanYeol, al parecer intentando convencerlo por otro medio—, pero creo que sería bueno que intentaras pasarlo bien. —El chico se encogió de hombros, aunque no perdió la sonrisa—. Olvídate de todo y disfruta de estos pequeños detalles.
¿Olvidarse de todo? ¿Siquiera eso era posible?
—Disfruta conmigo. —Miró directamente los ojos del contrario en espera de que este le dijera algo más, pero sobretodo sintió incertidumbre respecto a lo que dijo el chico—. ¿No me dirás nada y solo te quedarás mirándome?
Solo en ese momento se dio cuenta de aquello, cosa que lo llevó a desviar la mirada, sin poder evitarlo que un sonrojo se apoderara de sus mejillas ya recalentadas por la temperatura del lugar.
—Creo que es mejor que vayamos a almorzar —susurró mientras se ponía de pie, provocando que el rostro ajeno se frunciera en una mueca.
—Eres tan aburrido —se quejó ChanYeol por lo bajo, diciendo un comentario que obviamente no esperaba.
Se detuvo en ese momento y se giró a mirarlo con el ceño fruncido y una mirada desafiante, quizás hartándose un poquito del tipo.
—Está bien. Bañémonos.
Solo se encontraba a un metro del estanque, así que no tuvo ni un poco de temor de empujar al contrario al agua, provocando que este se exaltara demasiado por la improvisada caída y que saliera urgido hacia la superficie.
—¡Hey!
Se largó a reír sin poder evitarlo y de manera inevitable se llevó la mano hasta la boca para cubrirse esta en una manía estúpida que tomó con los años, avergonzado de su sonrisa.
Mientras se reía se le pasó por la cabeza que posiblemente ChanYeol se enojaría con él y por un momento temió eso, sin embargo, cuando vio que el chico rio junto a él mientras permanecía de pie en el estanque con el agua llegándole un poco más abajo de la cintura se sintió más tranquilo.
—Está bien. Ya nos reímos de tu broma —reprochó el más alto, pero lo hizo con cierto toque cómico—. Ahora ayúdame a salir.
Tomó un poco de aire debido a la falta que le hizo por reirse tanto y luego se dirigió hacia el borde para estirar una de sus manos hacia el contrario en espera de que este lo tomara y así pudiera ayudarlo a salir. No obstante, y a pesar de que BaekHyun vio cientos de películas y series que tuvieron ese tipo de escena, nunca se imaginó que sucedería algo como eso; o puede que sí se le pasó por la cabeza que ChanYeol también lo tiraría al agua.
—ChanYeol —susurró casi sin voz mientras se intentaba poner de pie, ya viendo toda el agua oscura a su alrededor debido al impacto de su cuerpo en el fondo.
—Lo siento —se disculpó el chico, pero lo hizo con aquella sonrisa de medio lado que le dio a entender inmediatamente que en realidad no sentía culpa.
Aún con el ceño fruncido miró al contrario en espera de que este percibiera lo molesto que estaba por la situación, aunque con eso solo obtuvo un cambio de sonrisa a una más nerviosa y un poco de agua sobre el rostro cuando ChanYeol se atrevió a tirarle el líquido en un acto juguetón. BaekHyun ni siquiera pensó en contenerse y simplemente puso ambas manos por debajo del agua para luego sacarlas y así tirarle una gran cantidad de líquido al contrario, a quien pilló por sorpresa porque el chico se echó hacia atrás en un intento de escapar, cosa que provocó que terminara cayéndose nuevamente al agua. Aquello ocasionó una risa en BaekHyun.
A pesar de que no pensó que las cosas terminarían así, finalmente ambos instauraron lo que pareció ser una guerra de agua, donde se intentaron hundir mutuamente.
No imaginó que la pasaría bien haciendo algo tan infantil.
—¡Chicos! —Se asustó cuando escuchó a su abuela hablarles considerablemente cerca y una vez que se detuvieron comprobaron que estaba al borde del estanque—, salgan a cambiarse. Ya está listo el almuerzo.
Contrario a como esperó, la mujer no se mostró molesta por la travesura que hicierion, sino más bien pareció risueña y pensativa, cosa que hizo sentir seguro a BaekHyun por primera vez.
—Es mejor que salgamos. —Concordó con las palabras del chico y finalmente ambos terminaron por salir del estanque.
Se dirigieron de inmediato hacia la pequeña colina que, al menos BaekHyun, tuvo que subir dificultosamente, ya sea por tener el peso de la ropa mojada o porque claramente no se encontraba en las condiciones físicas como para subir aquello con rapidez.
—Me daré una rápida ducha y luego almorzaré —le avisó a ChanYeol cuando ingresó a la casa luego de sacarse las zapatillas y los calcetines mojados en la entrada.
—Claro. Yo también me tengo que duchar, así que no te tardes mucho.
Asintió sin prestarle mucha atención al contrario y luego corrió rápidamente hacia el interior de la vivienda, dirigiéndose inmediatamente hacia la que era su habitación para buscar algo de ropa limpia y se adentró al baño compartido que había en la casa, el cual estaba al final del pasillo, entre la puerta de su habitación y la de ChanYeol. Una vez en el interior del cuarto se duchó con rapidez y caminó hacia el comedor, donde probablemente estarían esperándolos sus abuelos.
Como aún tenían que esperar a ChanYeol se quedaron un momento en silencio mientras miraban la televisión, los dos ancianos demasiado concentrados en la pantalla como para que pudieran prestarle atención a lo distraído que estaba BaekHyun, el cual no dejaba de pensar en aquel particular chico que terminó encontrando en aquella vieja casa, de seguro el último sitio donde se imagino que hallaría a alguien de su edad y más encima simpático. No obstante, ahora que lo pensaba, pasó bastante tiempo desde que BaekHyun no rio tanto, ni que tampoco se comportó como un chico de su edad, un tanto revoltoso y despreocupado.
—BaekHyun. —Pestañeó unas cuantas veces al escuchar su nombre. Una vez que estuvo un poco más consiente se dio cuenta de que se trataba de su abuela—. Debes comer, hijo.
Su atención se dirigió entonces hasta los demás presentes en la mesa, notando así que ChanYeol ya estaba sentado junto a él y que lo miraba con el ceño fruncido.
Se sintió un poco avergonzado al principio por comportarse de aquella manera, pero finalmente prefirió olvidarse de su propia expresión y empezó a comer, ignorando los comentarios de su abuela sobre lo bueno que era comer esta y tal cosa.
—¿Tienes planeado hacer algo? —le preguntó ChanYeol una vez que terminaron de almorzar y dejaron la loza sucia en la cocina.
BaekHyun no tuvo que pensar mucho antes de responder—. En realidad no. Aquí no hay mucho que se pueda hacer.
El chico le sonrió de una manera tan bonita que por un momento se sintió perdido en aquella expresión, pero sobretodo en aquellos oscuros ojos, tan simpáticos y atractivos que BaekHyun sintió miedo en ese momento, principalmente porque se sentía indefenso y expuesto ante el contrario de una manera... espiritual. Sin embargo, y a pesar de sentirse de esa manera, no tuvo temor de dejarse llevar por ChanYeol, quien lo sacó de la casa para luego ser él quien tomara el mando con la intención de recorrer los alrededores.
Se sintió un poco estúpido al principio porque no había nada realmente maravilloso que pudiera mostrar en aquel lugar, ni tampoco conocían lo suficiente el sitio como para ir a aventurarse entre los espinos y no perderse. De hecho, solo se dirigieron hacia el estanque, tomando el camino por la derecha y perdiéndose detrás del gran sauce en el cual unas horas antes se apoyaron. Detrás de este árbol, y a unos cuantos metros más allá, se encontraba una compuerta que servía para administrar el agua para los cultivos. En ese lugar se acumulaba un poco de agua cristalina, quizás en una pequeña construcción de ocho metros cuadrados.
—Es bonito aquí —susurró su compañero de paseo mientras se quedaba quieto y miraba aquel pequeño estanque con agua cristalina, notando claramente las piedras de colores que habían al fondo de este.
Miró atentamente al chico que estaba junto a él y luego se mordió el labio inferior antes de dirigir la mirada nuevamente hacia el estanque.
—Eres atractivo. —BaekHyun se quedó completamente quieto, pensando que quizás escuchó mal o que su mente le jugó una mala pasada intercambiando palabras o algo—. No quise incomodarte.
Esta vez se volteó a mirar a ChanYeol—. ¿Hablas en serio?
—¿Sobre qué? ¿Que me pareces atractivo? —Asintió lentamente y el chico miró hacia otro lado, entonces BaekHyun se sintió un poco extraño porque percibió al chico avergonzado—. Sí, te dije eso. Es lo que pienso después de todo.
Probablemente, ese fue el instante donde estalló todo, especialmente su corazón sensible y anhelante. Fueron solo unos cuantos días más, solo unas cuantas horas, para que BaekHyun conociera una variedad de sentimientos que pensó que jamás llegarían a albergarlo. Conoció por primera vez lo que era un amor de verano.
A pesar de que era un chico con muchas cicatrices mentales, le dio la oportunidad a ChanYeol para que viera cada una de ellas, para que pudiera comprenderlo. Le contó su vida, su historia. Le hizo saber en la mierda que estaba y la razón real del porqué estaba de visita donde sus abuelos, más que nada porque ChanYeol le dio la confianza suficiente como para contarle todo aquello al contrario sin temor a ser juzgado y por suerte el chico no lo hizo. De hecho, no se esperó que ChanYeol lo acurrucar entre sus brazos, le besara la frente y le dijera que todo estaba bien, que él lo ayudaría a ver todo de otra manera y, de una manera jodidamente sencilla, BaekHyun así lo hizo. Descubrió distintas cosas, pero sobretodo pudo darse cuenta de la poca importancia que tenían algunas otras y lo lindo que eran los detalles sencillos, como los dedos entrelazados, las flores hermosas sobre la maleza o las delicadas hojas del sauce acariciándole el rostro.
Debajo de aquel mismo sauce fue donde ChanYeol le robó su primer beso. Y contrario como cualquiera pensaría, BaekHyun ni siquiera se sintió enfadado o expuesto ante esto. De hecho, se sintió por un momento hermoso y suficiente, sin necesidad de querer cambiarse porque, por primera vez, parecía estar con alguien que no lo criticaba y que simplemente lo aceptaba, incluso a pesar de que él tenía más que claro todos los errores que poseía.
Obviamente se ocultaron de sus abuelos y no porque ChanYeol se lo pidiera, sino que fue por decisión del mismo BaekHyun, quien prefería mantener oculto todo aquello para no llegar a tener problemas. Además, de esa manera podría disfrutar de todo eso al máximo sin tener que dar explicaciones. Así definitivamente era mucho mejor.
Disfrutó lo más que pudo todos aquellos días que permaneció junto a aquel chico, donde también pudo apreciar detalles que probablemente nunca lograría ver por sus propios medios. ChanYeol le enseñó mucho. Por eso mismo su corazón le pesó al darse cuenta que ya llegaba la fecha de volver a casa y dejar a ChanYeol atrás.
No lloró ni imploró que no se alejara de él principalmente porque ChanYeol le dijo en uno de esos días que era mejor disfrutar las cosas mientras estas duraran, así que ninguno de los dos pidió los números de contactos del otro porque, ahora con la visión que le enseñó ChanYeol, descubrió que era mejor quedarse con un lindo recuerdo, en vez de uno tedioso donde quizás intentarían mantener una relación a distancia que obviamente no resultaría.
Finalmente aquello terminó así, definiéndose nada más que como un amor de verano. Sin embargo, BaekHyun aseguraba que esa persona fue una de las que hizo más cambios en su vida, quien lo hizo revivir.
Para el día que tenían que ir a buscarlo sus padres, ChanYeol también tendría que irse, así que tampoco hicieron una despedida muy emotiva delante de sus parientes. Ya tuvieron el tiempo suficiente como para besarse, acariciarse y llorar por el otro.
Una vez que BaekHyun ya estaba sentado en los asientos traseros del auto de su padre empezó a sentir el corazón pesado y para él fue inevitable ponerse los audífonos para dejar que esa música triste y melancólica inundara sus oídos. Lo extrañó mucho en ese momento.
Silenciosamente se puso a llorar, ocultándose siempre detrás de sus gafas de sol mientras no hacía nada más que morderse los labios una y otra vez, nervioso e inseguro de si gritarle a sus padres que se dieran la vuelta, que estaba arrepentido de no hacer más cosas con el chico. No obstante, no lo hizo. No lo hizo porque después de pensarlo muchas veces se dio cuenta que no era necesario. El dolor no disminuiría por extender un poco más aquel tiempo de felicidad. No lo haría.
De igual forma, prácticamente quedó grabado en BaekHyun lo que fue ChanYeol. Aprendió mucho de él y de una manera positiva, incluso sus padres se lo mencionaron, sorprendidos al cabo de llevar unas semanas en su casa.
Evolucionó y todo gracias a un chico. Un chico que no volvería a ver jamás.
Cambió y eso dio posibilidades a nuevos inicios, como fue el caso de terminar bien su último año escolar, que disminuyeran las dosis de pastillas y las sesiones con el médico, así como también se abrieron nuevas puertas para el estudio superior. Logró quedar en la universidad, justamente cursando la carrera que el siempre deseó. Y fue justamente ahí, durante el primer día, cuando lo volvió a ver.
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Cambios
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