Capítulo 9 - Noche de chicos [3/3].


—Genial, en cárcel... otra vez...— se quejó Max detrás de los barrotes de la comisaría.

Audrey tomo asiento en la única cama de piedra que se encontraba ahí y dirigió su mirada al techo.

Jane la acompañó.

Evan se limitó a mirar a su carcelero a través de las barras verticales, éste dormía plácidamente, con los zapatos por encima del escritorio y una dona a medio comer en el pecho.

Lonnie siempre con su optimismo, propuso:

—Bueno, seguro que la condena no pasará de unas horas, cómo mucho días. ¿Qué tal si continuamos?

Max la miró pensativo, resopló y asintió.

No quedaba otra opción, bueno, sí, pero la idea de una orgía no sonaba divertida... Despertarían al guardia, y eso no es correcto.

Jane terminó su botella de jugo y tomó la iniciativa.

—Jugaremos a la botella.

El hijo de Aurora se vio atraído por la oferta.

—Verdad o reto— Añadió la chica asiática—. Será divertido.

Eso llamo la atención de la peliazúl, que de inmediato se acercó y agarró el envase vacío.

—Empiezo yo— giró la botella y tocó Mal—, ¿verdad o reto?

—Verdad.

—Max, si tuvieras que elegir entre Benita o yo, ¿a quién elijes?

—Mm... Pues eso es obvio ¿no? a...

***

Benita salió del armario tambaleándose. Había escuchado voces extranjeras y decidió inspeccionar.

Observó de derecha a izquierda y no encontraba rastro de los chicos.

—¡Amiguis! ¡Salgan!— avisó.

Con esa llamada Jay salió de debajo de la cama, con el cabello sacudido. Lo acomodó "sensualmente" y camino junto a su amiga de la misma manera, sin darse cuanta de lo ridículo que se veía.

—Una dama como yo, no puede ser vista en estas condiciones— dijo para soplar un mechón  fuera de su rostro.

Detrás de él venía Doug, lleno de polvo... pero eso le pasa por aparentar ser una novela más del librero.

Charlotte salió de el refrigerador personal de Max, recubierto por una deliciosa capa de jalea de fresas, como era de esperarse. Al igual que el resto se acercó a Ben.

El hijo de Bella esperó unos segundos más a qué estuviesen todas reunidas ahí.

—¿No falta una?— preguntó confusa.

Charlotte golpeó ligeramente su hombro y apuntó al techo.

Carlos sonrió inocente mientras colgaba de uno de los candelabros de la habitación.

Ellas, cómo buenas amigas que eran, lo ayudaron a bajar de una manera digna.

—¡La escoba!— exigió Jay.

Doug acató su orden. La hija de Jafar golpeó repetidamente el candelabro mientras su mejor amiga gritaba pidiendo piedad.

Después de todo, no quería morir como si fuese una simple cucaracha, no... eso no quedaría bien en su lápida.

Lo bajaron.

—Bien, ¿qué ha pasado?— preguntó Benita desconcertada.

—Has estado en el ropero— acusó Jaynnie—, no me digas que no has escuchado nada.

—Que tú tengas experiencia en eso no es culpa suya...— susurró Daisy—, mira, lo que ha ocurrido es que unos policías guapos, fornidos, varoniles...— la chica empezó a suspirar con el rostro al cielo. Chad se aclaró la garganta sacándola de su trance—. Oh, sí, se los ha llevado la policía— terminó con indiferencia.

Lo último dicho por Doug causó horror en el hijo de Bestia.

—¿¡Mi Mon Cheri está en prisión!? ¡Tenemos que salvarlo!

—Salvarlos— corrigió Carla haciendo énfasis en la última sílaba—. Tú no eres la única preocupada por su pastelito.

Eso fue suficiente para que las cinco realizaran una salida a lo Chicas Superpoderosas en búsqueda de sus novios.

***

—Mmm... ¿Amigos antes que chicas... o chicas antes que amigos?— se preguntó Max, ganándose una mirada penetrante por parte de el peliazúl— Amigos antes que chicas, bro— respondió inseguro.

—Así está mejor...

—Hablando de chicas— comenzó Jhon—, ¿qué creen que hacen nuestras novias ahora?

La pregunta quedó en el aire, ya que 5 chicas con toallas de baño en la espalda como si fuesen capas, irrumpieron en la habitación, con poses ninja.

Al parecer su repentina aparición no fue lo suficientemente estruendosa, ya que el guardia seguia dormido... Eso o tenía el sueño muy pesado.

Benita tomó la lave de el bolsillo trasero de el policía.

—¡Los rescataremos!— exclamó con felicidad—, pero no creas que no escuche eso, Max...

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