Capítulo 11 - Iniciando la búsqueda.


Bien, antes de empezar quiero mencionar que por alguna razón Wattpad me ha estado públicando capítulos sin terminar, solo para evitar dudas.

Gracias por votar y comentar, de antemano. 😝💙

ΠΠΠ

—Bien, algo raro está pasando en la preparatoria— comentó Evan.

—Por alguna razón todo mundo busca a esos chicos— completó Carla colocando uno de los pósters en la mesa.

Los cuatro chicos villanos se encontraban sentados tomando su almuerzo dentro de la cafetería, como hace tiempo no lo hacían.

Dos de ellos con extrañas criaturas plásticas en brazos; Evan y Jaynnie.

Todos se habían enterado de los "chicos perdidos" de una manera u otra, pues estaba ya en todas las redes sociales, faltaba poco ya para que los noticiarios emitieran tal "emergencia".

—Espero sean lo suficientemente inteligentes como para cuidarse solos...— dijo el hijo de la Emperatriz del Mal admirando uno de esos carteles—. Pff, ¿qué digo?— se redimió con tono burlón—. ¡Miren la cara de idiotas que tienen! Nadie daría esos 10,000 dólares por ellos.

Todos rieron ante su comentario. A sus ojos esos sujetos parecían completos imbéciles. Irónico, pero dadas las circunstancias, talvez era cierto...

Ante su propia burla pareció percatarse de otro dato.

—10,000 dólares, ¿eh?— preguntó alzando una ceja mientras analizaba el cartel de arriba a abajo.

La foto llamó su atención, por alguna razón que desconocía, además, le parecía endemoniadamente sexi esa peliazul con un aire a su amigo Evan (cosa que a la vez lo perturbó), e irresistible la pelimorada que no tenía parecido alguno con absolutamente nadie ni nada de su círculo social.

—Sí— afirmó el peliazul.

Por un momento pareció que todos se daban cuenta de lo que el pelimorado proponía: buscar a los chicos y quedarse con el dinero... y talvez con algo más...

Max sonrió triunfador al ver que captaban su idea, pero aún así no se veían totalmente convencidos.

—Mm... Veo a lo que quieres llegar— habló Jaynnie rompiendo el silencio— pero tenemos que cuidar estos bebés— recordó alzando el suyo.

—Podemos hacerlo. Las dos cosas— incitó nuevamente—. Además, con el dinero podríamos dejar la escuela, ¡para vivir en una isla!

Esto último lo dijo levantándose y alzando la voz.

Para evitar llamar la atención, la peliblanca lo sentó tomándolo por la chaqueta.

Lo miro fijamente y le negó lentamente. Su subconsciente le decía que lo de la isla no era una buena propuesta, ni idea por qué...

Max desistió asintiendo, mientras bajaba la mirada a su comida.

En cualquier otra circunstancia los otros dos se burlarían llamándola aguafiestas, pero cuando se tiene que aceptar que es una tontería, se acepta.

—Talvez no quedarnos el dinero— habló Evan—, pero si es tan importante como para preocupar al pueblo, supongo que sería bueno ayudar...

Esto prometía ser mejor idea, y con mejor disponibilidad de horarios.

(...)

—Bien, ¿empezamos por los interrogatorios?— preguntó Benita.

Nuevamente se reunieron, esta vez estaban completos, en la sala común del campus.

El hacer algo bueno por Auradon aunque no les correspondiese les atraía, por cuestiones fuera del alcance moral de un humano promedio. Raritos...

No los buscarían en sí como cuando pierdes las llaves de tu coche, no, eso gastaría fuerzas y tiempo innecesarios.

Empezarían por la básico, cuestionarios, seguir rastros... cómo todo unos detectives.

—Sí, yo puedo preguntarle al equipo de porristas— ofreció Charlotte mirándose en un espejo de mano.

—Espera... ¿me dejarás al bebé?— se quejó Daisy—. Yo también tengo cosas que hacer— hizo un puchero como si en realidad ella fuese el bebé.

—Síp— contestó altanera.

—Chicas, chicas— calmó Benita—, no tienen que pelear. Resolveremos esta situación como personas civilizadas...— se sitió en el centro de la habitación—. Bien, ¿alguna sugerencia?

Todos quedaron callados.

—Pues...— Jhon tomó la iniciativa. Benita hizo un ademán para que continuara—, talvez cada uno puede conseguir un poco de información, mañana la juntaremos, y respecto a la tarea... talvez por hoy los chicos de la "relación"— mencionó haciendo comillas en la última palabra— pueden llevarse los bebés. Mañana serán las chicas.

Todos le aplaudieron. No era usual que un chico tímido como lo es el hijo del Hada Madrina tomara la palabra por más de diez segundos.

—Genial, entonces así será— declaró la hija de Bestia—. Nos vemos mañana.

Se despidieron entre sí, con abrazos y besos, para después dirigirse a sus respectivas habitaciones, quedando solamente dos personas ahí: Charlotte y Daisy.

—Bien, Daisy, ¿quien es el hombre de esta relación?

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