Cambio Parte 1
Antes que todo mis queridos miraculers, esta es una pequeña historia que va antes que Same Mistakes.
Espero OS guste y disculpen si les confundó con algunas palabras.
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Un joven de ojos verdes y cabello dorado caminaba con pesadez a través de los extensos pasillos de la mansión donde vivía. Acababa de discutir si caso alguno con su padre pues quería aclararle que esta cansado de tantas actividades extra regulares y pedía una vida mas... Normal.
Había fracasado por completo, incluso por poco y su padre le obligaba a volver a estudiar en casa.
-Vaya que buena pelea- su fiel pero irritante compañero Plagg salió de su escondite -Casi lo arruinas hermano, admite que jamas podrás tener una vida normal-
El ojiverde suspiró pesadamente, su Kwami tenía razón, jamas tendría una vida normal.
-Qué se sentirá...- dijo inconsciente -Preferiría ser pobre pero tener una vida normal- una mueca se presentó en sus labios mientras lágrimas amenazaban con salir se sus ojos. -Detesto esta soledad-
...
En otra parte, una joven de cabello azabache trabajaba arduamente junto con sus padres elaborando mas pan pues este se agotaba rápidamente.
-Resiste Marinette- dijo en tono de broma su padre -Una hora y la tienda se cierra-
-Esto es muy agotador!- exclamó -Por qué es tan difícil conseguir dinero? Desearía que no trabajaran tanto para estar mas tiempo con ustedes-
Su padre sonrió.
-Ya lo estamos pequeña, no importa en que situación pero estamos juntos. Desearíamos que el dinero cayera en nuestras manos pero no somos Gabriel Agreste para simplemente abrir el puño y gastar cuanto uno quisiera, somos de una clase media. Es parte de nuestra vida-
Marinette suspiró cansada, se encontraba en esos momentos donde incluso envidiaba a la gente adinerada, pero algo le hizo pensar.
Tenía a su familia.
Después de trabajar un día entero, la panadería cerró sus puertas. La ojiazul ya se encontraba arriba en su habitación charlando animadamente con su fiel kwami.
-Otro día perdido!- dijo en broma -El fin de semana no dura nada! Mañana ya es Lunes y yo no hice nada productivo- se dejó caer en su cama. La pequeña criatura río divertida.
-Ayudaste a tus padres- dijo -Eso cuenta-
Marinette devolvió una dulce sonrisa. -Es cierto-
La noche se hacia presente en la ciudad de París, la tranquilidad de las calles estaba por todas partes. Hasta que unas fuertes carcajadas resonaron, alarmando a los dos héroes de la ciudad.
-Por qué interrumpen mi sueño?!- exclamó la azabache -Tikki, transformación!- dijo con desgano y aun recostada en su cama. Finalmente, segundos después, una figura roja corría a través de los tejados buscando al o a la culpable de la interrupción. En la escena ya se encontraba su compañero de batallas Chat Noir quien se hallaba peleando contra una joven de no mas de dieciséis años. Esta llevaba puesto un traje ajustado, la mitad era blanco y la otra parte negro al igual que su antifaz, su cabellera era rubia y rizada mientras que unos ojos color aceituna observaban con frialdad a su oponente.
-No hay porque pelear- declaró mientras daba un alto a la batalla que tenia con Chat Noir -Yo solo quiero justicia- alzó los brazos demostrando su rendición -Acaso no están cansados de sus vidas? Alguna vez lo han cuestionado?- sonrió con sinceridad mientras se acercaba hacia la heroína pues ya había notado también su presencia desde hace rato -Solo quiero que los pobres ahora vivan como ricos y que los ricos sufran- aclaró -Estoy cansada de tanta diferencia de sociedad por los que se consideran de la alta- por primera vez un akuma lograba conseguir intuición para sobornar a los jóvenes quienes se encontraban analizado sus palabras -Yo puedo darles la oportunidad de vivir la vida que siempre han soñado!- gritó -Solo digan "sí"-
Un nudo se formó en la garganta de la ojiazul. Por mas que deseara una buena vida jamas cambiaría por nada del mundo a sus padres.
-No gracias- dijo con confianza -Tu soló buscas obtener nuestros Miraculous- se puso en guardia para esperar cualquier ataque, su compañero seguía reflexionando la situación.
-Demasiado tarde- la chica akumatizada aplaudió con fuerza y segundos después todo se desvaneció.
...
Adrien despertó en una habitación completamente diferente a la suya pues era mucho más pequeña y... Cálida.
-Donde estoy?- el chico volteó a ver si su kwami estaba con el, justamente se encontraba durmiendo cómodamente en una almohada cerca de el. El ojiverde decidió inspeccionar mejor la recamara, estaba completamente pintada de blanco con detalles verdes y negros, muy al estilo Chat Noir. Había unas escaleras que descendían a la parte baja, ahí se hallaba un escritorio con su respectiva computadora, en el muro de enfrente se exhibían decenas de fotografías de Ladybug , continuó. Un tocador, un diván y sus artículos de esgrima y otras clases particulares.
-Por qué siento que ya he estado aquí?- la estructura de la recamara era increíblemente conocida, sin embargo unos gritos provenientes de abajo le regresaron a la normalidad.
-Adrien!- una voz particularmente reconocida le llamaba desde la planta inferior -Ya es hora de levantarse, llegaras tarde- el rubio, confundido, abrió la puerta que se encontraba en el piso para encontrarse con una gran sorpresa.
Un hombre de gran altura y cabellos plateados le observaba un poco preocupado, este vestía lo habitual de siempre pero simplemente algo no encajaba.
-Papá?- dijo sorprendido -Qué estamos haciendo aquí?- el mayor fruncio el ceño, confundido.
-Cómo qué? Siempre hemos vivido aquí Adrien- aclaró -Ahora apresurate que llegaras tarde- el joven aún confundido se limitó a asentir y a buscar ropa. Finalmente y después de unos minutos, bajo ya con Plagg escondido entre su camisa.
Su sorpresa cada vez era mayor, el en verdad conocía esa casa!.
Debe ser obra de la akumatizada- pensó y se encaminó hacia la cocina donde su padre se encontraba sirviendo el desayuno.
-Apresurate- dijo el hombre -Nos vemos mas tarde, yo debo de abrir la tienda- dicho eso, salió por la puerta que conducía a la "tienda". Cuando por fin los pasos de su padre dejaron de escucharse, Adrien pidió que Plagg saliera y le dio un poco de queso.
-Me agrada tu nuevo padre- dijo el felino mientras devoraba su desayuno -Es todo lo contrarió al anterior-
-Si- contesto Adrien con una ligera sonrisa, nunca su superior le había tratado de esa manera -Pero esto esta mal, estoy seguro que he estado aquí- se levantó de su asiento y fue a revisar detalladamente los estantes de la sala. Fotos de ellos y algunas de su madre desaparecida se encontraban colocadas con elegancia, una en particular era diferente.
-Marinette?-
Los recuerdos llegaron a su mente, por supuesto! Esa era la casa de Marinette.
La fotografía apenas y era visible pues de desvanecía lentamente, en ella se podía ver a su compañera de clases junto con sus padres.
-Si yo estoy aquí- dijo -Dónde esta Marinette?-
...
-Mari, Mari. Despierta!- la pequeña kwami intentaba despertar a la chica, sin embargo sus intentos fueron en vano hasta que alguien mas vino a hacerlo.
-Joven Dupain?- exclamó una voz que se encontraba del otro lado de la puerta que conectaba a la habitación -Debe de levantarse, tiene escuela y una agenda que llenar-
La azabache abrió lentamente los ojos, al notar que no se hallaba en su habitación chilló asustada.
-Señorita Marinette?- se abrió la puerta, a la recamara ingresó una mujer de cabello oscuro y ojos tristes que se ocultaban por unos lentes . -Debe apresurarse, sus padres quieren verla antes de que usted vaya a la escuela.
La cabeza le daba vueltas a la protagonista.
-Disculpa?-
La asistente suspiró cansada -Que sus padres desean verle, usted sabe que no tienen mucho tiempo, en media hora saldrán de viaje a evaluar un concurso y hacer una demostración. Debe apurarse-
Marinette asintió aún confundida. Luego de que la señora saliese de la habitación le llamó inmediatamente a Tikki.
-Tikki, esto es muy extraño!- bufo -Qué estoy haciendo aquí? Por qué mis padres no tendrían tiempo para mí?-
La pequeña criatura se acercó preocupada -Debe ser obra del akuma, ella dijo que podía modificar las vidas de las personas- dijo mientras giraba la cabeza y abría los ojos como platos al analizar la nueva recamara de la azabache -WOW!- Marinette siguió sus pasos y quedó igual de pasmada que su amiga.
Una recamara varias veces más grande que la anterior relucía a su alrededor. Un leve tono rosa le daba un aire de elegancia mientras que en sus paredes colgaban diversos cuadros con fotos de ella y unos cuantos maniquíes con diseños únicos, en una esquina se hallaban perfectamente acomodados accesorios, joyería y telas de todo tipo y color. Era simplemente perfecto.
-No puede ser!- chilló de la emoción -Esta había sido mi habitación soñada, tan solo mira todas esas máquinas, esos estantes y las telas!- la joven corría de un lado a otro inspeccionando el lugar.
-Santo cielo- dijo -Cómo es que tengo todo esto?- en un impulso, se dirigió había una computadora y la encendió, rápidamente tecleó su nombre en al buscador de internet. Miles de paginas aparecieron al instante, abrió una nota que tenia poco de haber sido publicada.
Sin duda una de las mejores diseñadoras de todos los tiempos, quién no desearía tener la fama de la joven Dupain Cheng. Una vida perfecta, padres famosos, un talento y belleza inigualable.
Hija de los reposteros más famosos del mundo y empresaria a su corta edad; Marinette ya es una chica con una vida brillante y llena de lujos. Diseñadora y modelo, hoy en día es la adolescente mas codiciada en todo París.
A tan solo unos cuantos días de la exhibición de su nueva linea, aquí les mostraremos algunos secretos de la adorada chica.
La lista detallaba ciertas estupideces y cosas obvias sobre ella. Cerró la página.
-Dios- llevó sus manos a sus mejillas. Podría quedarse así de admirada todo el día pero recordó que debía ir a la escuela. Con rapidez busco algo en sus inmenso guardarropa y se vistió. Al saber que ella era modelo supuso que debía verse muy bien así que se acercó a su tocador donde diversos productos de maquillaje se encontraban, se colocó un poco de mascara y delineador y al final se pintó los labios. Por primera vez no se hizo sus coletas y prefirió dejar suelto su cabello.
-Te vez hermosa Marinette!- dijo Tikki.
-Gracias- dijo tímidamente -La falda combina con la blusa y las botas?- preguntó pues temía en fallar a su nueva reputación.
Una falsa- dijo su mente.
-Por supuesto!-
Tomó un bolso y pidió a Tikki que entrase, agarró su mochila y salió de la habitación.
-No puede ser- dijo la kwami -Este lugar es.. -
-La casa de Adrien- completó Marinette. Al parecer las dos reconocieron el lugar pues habían estado un par de veces siendo Ladybug. Estaban asombradas.
Bajó las escaleras con elegancia, abajo se hallaba de nuevo su asistente esperando por ella.
-Llega a tiempo- dijo completamente seria -Por favor, pase a ver a sus padres- señaló hacia una puerta en específico y la joven ingresó.
-Marinette- la voz de su padre sonó fría y sin vida. Por primera vez la chica se sintió incomoda ante la presencia de ellos. Sus padres no habían cambiado físicamente pero la forma en la que ahora vestían les daba un aire completamente diferente, en verdad lucían como de la alta sociedad.
-Hija- dijo con el mismo tono su madre. Ambos se encontraban sentados tomando con calma café en lo que supuso la chica, era el comedor -Como sabes debemos de partir en unos minutos, en verdad lamentamos que no podremos estar en tu pasarela- la voz de la mujer sonaba pacífica pero su gesto era sin expresión alguna.
-No se preocupen- se sintió desilusionada -entiendo que deban irse, es su trabajo- lágrimas intentaban salir de sus ojos -Y-yo me tengo que ir. Suerte- dicho eso salió, pidió que su desayuno se entregase en su habitación y se encerró el poco tiempo que le quedaba antes de ir a la escuela.
-Marinette- Tikki abrazó su mejilla -No llores, recuerda que esto es solo una ilusión, no es real-
La azabache sonrió ligeramente.
-Es verdad Tikki- se limpió el exceso de agua que tenia acumulada debajo de su barbilla -Vamos, debemos ir a clases-
Unos minutos mas tarde, una limusina dejó a la ojiazul frente a su escuela. Nerviosa, ingresó.
-Marinette- Una voz se escuchó a sus espaldas -Te vez muy bien Mari- una castaña de lentes se acercó hacia la azabache.
-Alya!- sonrió completamente feliz.
Que bueno que a ti no te cambiaron- pensó.
-Vamos, entremos al salón- la chica de piel almendrada jaló a su amiga a través de las escaleras y hasta llegar al lugar.
-Tengo algo que mostrarte!-dijo mientras se sentaban en sus respectivos lugares.
Alya sacó su teléfono para mostrar una fotografía. En ella se podía ver a un joven rubio y de ojos verdes quien se encontraba confeccionando un vestido, detrás de el se podía distinguir a su padre cortando telas.
-A-adrien?!- dijo sorprendida -De donde sacaste eso?- preguntó.
-La tome el viernes que pasé por el local de confección de su padre-
Esto era una locura.
No solo mi vida se modificó- se dijo a si misma -También la de Adrien-
-Alya, dónde vive Adrien?- preguntó, una sospecha le inquietaba.
-EH, a lado de la escuela, por supuesto- Alya dijo como si le hubiesen querido jugar una broma -Tu misma haz ido solo para visitarlo-
La noticia casi hace que se desmayase.
-No- susurró aferrando sus manos a su pecho -Esto es imposible- sus latidos empezaban a aumentar considerablemente.
-Pasa algo?- preguntó la castaña
-Y-yo de-debo de ir a-al tocador- intentó tranquilizarse. No sirvió de nada.
Caminó lentamente para que sus piernas no le jugaran una mala jugada y comenzaran a temblar, justo cuando creyó que ya lo había conseguido; chocó contra la persona menos esperada.
-Disculpadme, estaba distraída- dijo sin aún mirar de frente a la persona.
-Marinette, eres tu?- la voz fue reconocida y temiendo lo peor, alzó la vista.
-Hola Adrien- contestó completamente sonrojada. Sus pies fallaron y por poco cae al suelo, por suerte el chico le atrapó.
-G-gracias- se separó de el ligeramente -Yo debo ir al tocador, necesito refrescarme. Estoy muy confundida en estos momentos.- mentalmente se aplaudió, por primera vez dijo una frase entera sin balbucear.
-Marinette- Adrien tomó sus hombros provocando que la chica sintiese un escalofrío -Necesitamos hablar- dijo -Yo se que al igual que yo, notaste el cambió- aunque intentaba ser fuerte, el ojiverde estaba igual de asustado por todo lo que había pasado.
La azabache asintió.
-Vayamos a otra parte- contestó -En estos momentos no estoy preparada para ver que me espera en clases- Adrien tomó a la chica de brazo y juntos caminaron hacia el parque que se hallaba cerca del instituto, buscaron una banca y se sentaron.
-Bien- el rubio intento romper el hielo.
-Bien- ambos se quedaron mirándose fijamente a los ojos.
Te vez aún más guapo con esa ropa, Adrien - pensó la ojiazul.
El joven llevaba puesta una playera negra con estampado de pequeñas huellas verdes de gato, aparte usaba un pantalón más oscuro que de costumbre y unos tenis verdes al igual que las huellas.
-Por qué de repente el corazón me palpita tan rápido?- se preguntó a si mismo el ojiverde pues de un momento a otro se sintió extraño estando frente a la chica.
-Cómo cambió tu vida?- dijo Marinette completamente roja, Adrien no se quedaba atrás.
El chico salió de su burbuja mental.
-Se modificó demasiado- declaró -Ahora vivo en tu casa, mi padre diseña pero no es tan reconocido, tiene un pequeño local en el primer piso. Cambió demasiado, y tu?-
Marinette meditó por un instante lo que diría.
-Vivo en tu mansión, mis padres son famosos, yo soy diseñadora y modelo. Ellos cambiaron también- dijo con una sonrisa triste.
Adrien pudo notar el gran pesar de sus ojos. -Supongo que tus padres ahora son como lo era el mío-
La chica intentaba contener las lágrimas -Tan cruel es ser rico?- preguntó a punto de colapsar. Ahora quien miraba triste era Adrien.
-Si- dijo -Tus padres no tendrán tiempo para ti y trataran de compensarlo con dinero y diversas actividades para que no pienses en ello. Tu vida es la gloria Marinette, bueno. Lo era-
La azabache quedó impactada ante las palabras de su amado. Tan malo era ser millonario?.
-Supongo que ya tienes sospechas del por qué nosotros fuimos quienes cambiaron de vidas- interrumpió Adrien. Como en la mayoría de la conversación, Marinette volvió a asentir.
-Chat?-
Una gran sonrisa se asomó por el rostro del joven -Si, My Lady?-
Una repentina felicidad invadió a la chica, sin pensarlo dos veces lo abrazo fuertemente -No puedo creer que seas tu, gato tonto-
No puedo creer que te esté hablando sin tartamudear- pensó
-Y yo que tu seas mi Bichito- correspondió al abrazo. De sus escondites salieron sus kwamis, y asegurándose de que nadie viniese procedieron a hablar.
-Por eso el olor a queso!- dijo Tikki eufórica
-Ya me conoces- El pequeño gato guiñó un ojo -Soy Plagg, gustas adoptarme? Este rubio no me da suficiente queso- dijo hacia Marinette.
-PLAGG!- un notorio sonrojo se presento en las mejillas de Adrien. -De verdad te voy a dejar sin tu amado queso-
Plagg fingió tocarse su pequeño pecho. -No por favor!-
Una carcajada se escuchó por parte del otro kwami -Yo soy Tikki, un gusto Adrien- se acercó y se sentó en las rodillas del joven.
-El gusto es mio- respondió.
Estaban a punto de continuar cuando otra voz proveniente del otro lado del parque les llamó.
-MARINETTE, ADRIEN!- Alya se acercaba rápidamente corriendo -Deben de entrar a clases, la profesora esta furiosa de que no entrasen!- exclamó aun a unos metros de distancia. Rápidamente los kwamis se ocultaron. -No hay tiempo, ya tendrán para coquetear y todo eso!- les tomó de los brazos y los obligó a entrar al instituto. Los dos chicos estaban mas avergonzados que nunca.
La castaña abrió la puerta del salón y les pidió que entraran. El silencio total invadió la habitación .
-Llegan tarde- exclamó con rudeza su profesora de Química -Saben que esta prohibido saltarse clases. Señorita Dupain, joven Agreste, tomen asientos.
Con temor hicieron lo que les ordenó y las clases comenzaron.
-Hey!- susurro Nino a su amigo -Por qué no entraban? Desdé cuando hablas tan confiado con Marinette si apenas y le diriges la palabra?-
Adrien se sorprendió un poco.
-Cómo que apenas y le hablo?- cuestionó, el chico le observó con picardía.
-Oh, ya sabes. Cada que estas frente a ella no paras de tartamudear-
.
-Cuéntamelo todo- dijo Alya -Se besaron?- su amiga se sonrojo notablemente.
-Por supuesto que no!- intento sonar lo mas bajo posible -Solo quisimos... Conocernos mas!- se dio una bofetada mental.
-Lo tienes a tus pies y lo sabes- decía la castaña con picardía -Eres modelo, quién no cae ante ti?- dijo algo fuerte. Sus compañeros de enfrente voltearon a ver -Upps- se cubrió la boca -Creo que hable demás-
La azabache rodó los ojos -Tu crees?-
-JÓVENES!- bufo la profesora -Si no quieres prestar atención, salgan de aquí!- señaló hacia la puerta
-Disculpe- dijeron los cuatro al unisono.
...
Las horas pasaron y el final de la jornada llegó, Adrien había vuelto a pedir a Marinette el hablar en privado. Se encontraban en un rincón apartado de la escuela, nadie podía verles pues unas columnas cubrían el lugar.
-Tienes idea de dónde puede estar el akuma?- preguntó el joven rubio, la chica negó con la cabeza.
-Estoy segura que no tardara en aparecer. Debemos ser precavidos-
-Podemos ir a mi casa y planear las cosas- todo sonaba como un sueño.
Marinette fruncio el ceño, acto seguido sacó su teléfono para revisar su agenda, su mirada pasó a ser de completa felicidad.
-Tienes suerte- dijo -Al parecer no tengo ninguna actividad ya que debo planear mi desfile pero ya esta todo en orden- Adrien no pudo evitar sonrojarse, haber descubierto a su Lady era un sueño hecho realidad y ver actuando a Marinette de esa manera le hacia sentir... Confundido.
-Estas bien?- la ojiazul tocó su frente -Estas ardiendo-
-Si! Estoy bien!- no dejó esperar a que la chica terminase -Es solo que estoy un poco confundido-
Su dama le tomó por los hombros, estaba igual de nerviosa que el pero sabia disimular.
-Vamos a tu casa-
Entraron por el local del Señor Agreste, este estaba tan ocupado confeccionando que ni siquiera notó su presencia.
-Papá, ya regresé!- dijo Adrien, la felicidad le invadía al decir esas palabras. Nunca le había hablado de esa forma a su padre. El señor alzó la mirada, buscando a su hijo.
-Me alegra- respondió con una pequeña sonrisa -Quién es ella?- preguntó, señalando a la azabache.
-Un gusto conocerle señor, yo soy...-
-Eres Marinette Dupain Cheng- interrumpió. Sonreía a mas no poder - Solo quería que mi hijo te presentara. Eres una excelente diseñadora-
Marinette se sonrojo ante el halago -G-gracias señor-
-Gabriel- dijo -Dime Gabriel-
-Por supuesto Gabriel- devolvió la sonrisa.
Adrien comenzó a llamar la atención con los pequeños ruidos provenientes de su garganta.
-Qué te trae por aquí señorita Marinette?- Gabriel se acercó mas a los jóvenes y tomo el hombro de Adrien pues este estaba completamente nervioso.
-Bueno, su hijo y yo debemos hablar sobre unos asuntos, emmm... Escolares- respondió con un poco de duda.
-Entonces suban por favor, yo debo de seguir con ese vestido- señaló la prenda -En unos minutos mas subiré a preparar la comida- se dirigió a su mesa de trabajo y continuó. Adrien y Marinette subieron en silencio hacia la habitación del rubio.
Había olvidado un gran detalle. La mayoría de sus paredes estaban cubiertas por fotografías de Ladybug y ahora que sabia quien era... Demonios.
El silencio incomodo les invadió, la azabache al ver todas esa imágenes quedó muda de la sorpresa. Adrien se cubría el rostro completamente te avergonzado.
-Así que al minino en verdad le gusta Ladybug EH?- dijo con picardía en su mirada -Que ironía, hago lo mismo pero contigo, Adrien- la chica se arrepintió rápidamente de lo que acababa de decir -Yo... Quise decía...!-
Adrien soltó una fuerte carcajada.
-Vaya que los dos fuimos ciegos al tenernos de frente y no darnos cuenta de quienes eramos-
Marinette comenzó a reír igualmente. -Es verdad, era tan obvió!- aun sonrojada, no dejaba de reír. Un suspiro le llamo la atención.
-Marinette- el ojiverde le observaba fijamente -Te he dicho que me encanta como luces hoy?- la sangre volvió a subir a la ojiazul.
-No- intentó controlar sus impulsos. Había estado casi un día con su amado, platicando, conociendo de ellos.
-Pues en verdad lo luces- el joven tomo a la mariquita por el mentón y le obligo a alzar la vista. Se acercaron peligrosamente.
-Qué haces?- preguntó con el mínimo hilo de su voz. El sonrió coqueto ante la repentina reacción de la chica.
-Mi lady sonrojándose frente a mi? Esto es un sueño- un brillo en sus ojos mostraba su absoluta emoción en esos instantes.
-Idiota- susurró en su oreja -Me haces sufrir- contestó con sinceridad. La tristeza se reflejo en su mirada. -Pero tu solo amas a Ladybug, no ha Marinette-
El joven alzó las cejas ligeramente.
-Lo mismo digo de ti con Chat Noir.- dijo ahora molestó, se alejó de la chica y se sentó en un diván. Marinette estaba estática ante las repentinas reacciones de Adrien.
-Te seré sincera- contestó -La última vez que te pusiste a coquetear; con Volpina. No me agrado para nada, mucho menos ahora que se que eres Adrien- se sentó a su lado y cruzó los brazos, le molestaba recordar esa escena.
-Y tu que crees?- respondió con un bufido -Yo no estuve coqueteando con ella. Crees que me sentí cómodo cuando le hablabas tan bonito a ese artista?!-
En la habitación se armaba un escandalo gracias a los celos de los protagonistas.
-Te refieres a Teo o a Nathanael?- el orgullo les invadía, no querían admitir tan facilmente que muy en su interior sus alter egos se atraían.
-Los dos!- soltó un gruñido como si de un gato se tratase -Tu eres mía!- Esas palabras fueron el punto débil de la chica, la Marinette tímida se hizo presente de nuevo. Una pequeña risa de nervios escapó de sus labios. Adrien aun molestó, giró a verle. En un segundo toda su furia desapareció al ver la sonrisa de la chica.
No pudo evitarlo.
Con una mano tomó su cuello y con la otra su cintura. Ante su acción Marinette quedó paralizada y en un rápido movimiento besó a la azabache.
Al principio ella intentó resistirse pero con el paso de los segundos se dejó llevar. Era un beso tierno, un simple roce de labios. Adrien, desesperado, buscó intensificarlo. Sus lenguas se buscaron con voracidad, el roce pasó a ser una batalla por invadir la boca ajena. Marinette abrazó el cuello del chico e intensificó aun más el beso.
...
Del otro lado de la puerta se encontraba Gabriel, escuchaba detenidamente la conversación de los dos chicos. Cuando finalmente se cansó, con sigilo bajó las escaleras y se encaminó hacia la cocina. De el bolsillo se su saco salió una pequeña criatura rosada.
-Lo sabía- dijo
-Esto esta mal Gabriel, estas comprometiendo a tu hijo!- chilló la pequeña criatura.
-Silencio Nuruu! No haré nada contra mi hijo, tengo una nueva oportunidad para ganar su confianza y quitarle su Miraculous de la forma mas sigilosa posible, lo mismo hacia Ladybug. Esta oportunidad es única, por fin la traeré de regreso-
El kwami suspiró -Esta mal, puede salir algo mal. Y si algo pasa?-
Gabriel observaba con desaprobación a Nuruu -No preocupes, seré sigiloso- repitió
...
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