Capítulo 20: Madre e hija

La madre de Sakura la había llamado para que fuera a comprar víveres para el hogar. No le hacía mucha gracia el levantarse temprano en su día de descanso, pero tenía que hacerlo, aún vivía con ellos y ese pequeño inconveniente la convencía todavía más de que debía conseguir un lugar para ella sola, aunque con el sueldo de chunin y la paga que recibía en su trabajo ajeno a la vida shinobi, bueno... todavía no era una opción, así que, como ninja, debía adaptarse a la situación.

La pelirosa, mientras se arreglaba para un día normal, no paraba de pensar en el sueño que había tenido. Cuando se miraba al espejo, esperaba, de todo corazón, que la visión que tuvo de ella misma con respecto a su físico durante su sueño, se hiciera realidad.

Estaba también el hecho de que no paraba de pensar en Naruto.

¿Así es como mi mente se imagina a Naruto de adulto?– pensó la pelirosa mientras se miraba al espejo.

No era el hecho de que Naruto fuera feo físicamente en la actualidad, porque no lo era. Pero si su visión del rubio en su sueño era, al menos por lo que pudo ver... bueno, digamos que el ser adulto le sentaría más que bien al Uzumaki.

No pudo evitar tener un pequeño sonrojo al recordar la manera en como lo llamó cuando se sentó en la mesa. Tampoco podía dejar de pensar en aquel par de niños que había escuchado mientras caminaba por el pasillo, le parecía tierno y, al mismo tiempo, bastante relajante el saber que podía llegar a tener todo eso.

El hecho de que un niño sacara sus ojos verdes y el cabello rubio de Naruto sonaba atractivo... pero le parecía más tierno el imaginarse a una pequeña niña con su mismo cabello rosado y con esos ojos azules que caracterizaban al rubio. Era, sin duda, algo que podía anhelar dentro de algunos años en el futuro, aunque de igual forma querría al par de pequeños por igual.

...

–Buenos días– anunció la pelirosa después de bajar las escaleras.

–Buenos días, cariño– le sonreía su madre. –¿Cómo amaneciste?– preguntó.

Bien... hasta que me despertaste

–Bastante bien mamá, aunque hubiese deseado, mucho además, no despertar tan temprano en el día que se supone que no debo levantarme tan temprano– dijo la pelirosa sarcásticamente.

–Lo siento por eso, cariño. Pero ayer te olvidaste de unas cosas en la lista que te di... ¿puedes ir por las cosas restantes?– preguntaba su madre.

–¿Acaso tengo opción de decir "no mamá, no quiero ir, ve tú"?– preguntó la pelirosa.

–Cariño, sabes que no tienes esa opción. Así que anda, come tu desayuno para que salgas lo más pronto posible y puedas disfrutar tu día libre– dijo la madre de Sakura mientras arreglaba su cocina.

La pelirosa estaba desayunando mientras observaba a su madre limpiar la cocina y arreglar algunas cosas que estaban desordenadas. Por alguna razón, el pensamiento de los padres de Naruto llegó a su mente. Conocía a su padre, puesto que lo vió durante la guerra, pero jamás supo algo de su madre.

El hecho de que no supiera nada de los padres de Naruto, salvo que el cuarto era el papá del rubio, la hacía sentirse intrigada. La última vez que quiso saber más de la vida de Naruto, había salido bien, pero sabía que el tema de los padres era un poco más delicado, así que lo preguntaría con cautela cuando pudiera ver al rubio nuevamente.

...

Mientras la pelirosa estaba comprando sus cosas que le habían faltado de la lista que su madre le había dado, estaba tan sumergida en sus pensamientos y en el pensar cuál sería el momento adecuado para hacerle saber a Naruto que estaba enamorada de él.

No sería algo fácil, puesto que no sabía sobre qué era lo que sentía él por ella, pero si al final no la elegía a ella, lo aceptaría y lo apoyaría sea quien sea la mujer que el rubio elija, puesto que, detrás del hecho de que es la persona de la cual está enamorada, es su mejor amigo y compañero y lo apoyará por siempre.

Aunque alguien la sacó de su trance.

–Sakura–

–¿Sai?, que sorpresa– dijo la pelirosa.

–Perdona si te asuste, pero te vi y pasé a saludar– mencionó Sai.

–No me asustaste, solo que estaba pensando en algunas cosas... eso es todo– decía la pelirosa. –En fin, ¿qué haces por aquí?– preguntó

–Vine a comprar unos pinceles nuevos y un poco de pintura– respondió enseñando su compra. –¿Estabas pensando en Naruto?– preguntó.

La pelirosa suspiro.

–¿Es tan obvio?– preguntó.

–Bueno, por el momento no tenemos ningún problema que nos haga pensar, solamente supuse que estabas pensando en él– respondió Sai.

–Bueno... sí, es sobre él. Es un poco complicado– decía Sakura mientras ambos caminaban.

–Yo creo que ambos se complican todo éste asunto– dijo.

–¿Por qué todos creen que sería solo decirle y ya?, no es tan fácil– dijo Sakura, un poco irritada por el comentario del pálido.

–Porque él te sigue queriendo demasiado, Sakura, supongo que eso lo sabes bastante– decía Sai. –Creo que contienes lo que sientes hacía Naruto por lo que paso hace tiempo en el país del hierro, ¿no es así?– preguntó.

La pelirosa bajo la mirada.

–Si... por eso– respondió Sakura.

–Entiendo. Pero Naruto no es alguien que guarda rencor, como su amiga de hace años, es algo que debes saber bastante– decía Sai. –Creo que solo debes serle completamente sincera con respecto a lo que sientes... pero si te asusta eso, podrías acercarte todavía más a él, estoy seguro que te podrías llevar una sorpresa– concluyó mientras le sonreía.

Sakura lo pensó y dijo.

–¿Crees que deba ir a buscarlo por la tarde?, no hemos hablado en unos días– comentó la pelirosa.

–Deberías, sí– decía Sai. –Además, por lo que veo, es tu día de descanso, puedes aprovechar este día para pasar tiempo con él– dijo.

La pelirosa lo pensó, su madre la había despertado bastante temprano y ella no era de esas personas que llegaban a dormir si su hora de dormir se interrumpía, así que tomaría el consejo de Sai y saldría a buscar al rubio por la tarde para así pasar un día con él.

–Lo haré, ahora es muy temprano y, conociendolo, seguramente aún está durmiendo– decía Sakura. –Gracias por tus consejos, Sai, en serio– dijo.

–No me agradezcas, Sakura. También soy parte del equipo 7 y como su compañero, mi deber es ayudarlos en todo lo que pueda– dijo Sai mientras sonreía.

...

Tuvo mucho que reflexionar cuando iba de camino a casa, las palabras de Sai, de cierta forma siempre llevaban lógica y razón... era raro el pensar que, aún cuando el chico pálido no era una persona que supiera mucho acerca de sentimientos o del trato hacía las personas en general, siempre encontraba las palabras adecuadas para ayudar a quien lo necesitaba en el momento.

La madre de Sakura la había visto un poco reflexiva cuando la pelirosa llegó a casa. Aún recordaba la época en que su pequeña no paraba de mencionar a Sasuke.

Cuando la noticia de que el Uchiha había desertado por cuenta propia llegó a oídos de ella, se preocupo mucho por Sakura. No por el hecho de que su hija se sintiera dolida, que probablemente lo estaría, sino por el hecho de que hiciera algo imprudente por hacer entrar en razón a Sasuke... o peor, intentar ir con él. Afortunadamente eso no pasó.

Esa misma mirada que había observado en su hija, la había visto tiempo atrás, unos cuantos meses antes de que la guerra comenzara, no era falso el hecho de que toda la aldea se enteró sobre lo que había hecho el Uchiha cuando irrumpió en la cumbre de los 5 kages actuando como un aliado de Akatsuki, la organización que había destruido su hogar tiempo atrás.

Nunca supo descifrar esa mirada, ¿podía ser de decepción?, quizás, no sería descabellado pensar eso. ¿Pudo ser de dudas?, eso era lo más lógico, como su madre, siempre había querido lo mejor para su hija, y estaba claro que ese chico jamás iba a llenar sus expectativas, aún si fuera de un clan altamente venerado y reconocido como lo es el Uchiha.

¿Su hija lo había entendido en ese momento?, esperaba que sí.

La mujer, sin más, ahora quería saber por qué tenía esa mirada. Como su madre, era su deber saberlo. Sin perder el tiempo, llamó a su hija para que bajara, mientras se sentaba en la pequeña mesa donde comían.

–¿Qué pasa, mamá?– preguntó la pelirosa.

–Toma asiento cariño. Quiero hablar contigo, ha pasado un tiempo desde que no hemos hablado tan, digamos, de mujer a mujer– decía la madre de Sakura.

Bien... esto es raro–

Un poco sorprendida, la pelirosa tomó asiento.

–Eh... ¿sobre qué quieres hablar– cuestionó Sakura.

–¿Cómo te sientes hija?– preguntó su madre.

Un silencio un poco largo abarco el ambiente.

–¿Bien?, quiero decir, rara... no sueles, ya sabes, hablar conmigo de esta manera– dijo la pelirosa.

–Cuando llegaste a casa, noté que tenías una cara un poco reflexiva. ¿Quieres hablar de ello?– preguntó.

Que incómodo–

–Bueno... n-no sabría por donde empezar– comentaba Sakura.

–Acaso... ¿acaso es por ese chico, Sasuke?– preguntó su madre.

–¿Qué?, no, mamá... no es por él, y tampoco es algo que me ponga en riesgo si eso era lo que estabas pensando– respondió la pelirosa.

–Menos mal, ya me había asustado– decía mientras suspiraba. –Entonces, ¿por qué estás tan reflexiva?– preguntó.

–Bueno, eh, tiene que ver con Naruto– respondió Sakura con un poco de nervios.

–¿Naruto?, ¿Le sucedió algo?, tiene mucho tiempo que no habías hablado de él– dijo su madre.

–Había estado ocupada con muchas cosas... además, no veía tan necesario hablar de él cuando ya lo conocen– se escudo la pelirosa. –Y no, no le sucedió nada... solo que, es difícil– dijo.

La madre de Sakura la observo fijamente, tratando de descifrar lo último que su hija había dicho. Algo que a Sakura le incómodo por la mirada que su madre tenía sobre ella.

–Te gusta, ¿no es así?– dijo finalmente.

¿Co-cómo lo supo así de fácil?–

–S-si... me gusta– dijo Sakura mientras apartaba su mirada de los ojos intimidantes de su madre.

–¡Lo sabía!– dijo con mucha alegría su madre. –¿Pero por qué es difícil?– preguntó.

–He cometido muchos errores con él, incluso jugué con sus sentimientos una vez... pero lo hice porque quería protegerlo y solo lo terminé lastimando más– dijo la pelirosa mientras bajaba su mirada.

La mujer suspiro y analizó la situación.

–Lo hiciste porque querías protegerlo, eso cuenta mucho, aunque fue una manera incorrecta de hacerlo– decía la madre de Sakura. –Pero si jugaste con sus sentimientos en ese sentido, eso quiere decir que Naruto sentía algo por ti, ¿no es así?– preguntó.

Sakura asintió.

–Entonces estoy completamente segura de  que esos sentimientos no han cambiado. Tampoco creo que él te guarde rencor o ya no crea en tu palabra– decía. –Las ocasiones en que hablabas de él, parecía que es un chico bastante amigable, comprensivo y amable... debes confíar en ti y en él también, después de todo lo que pasaste por ese chico Sasuke, te mereces una nueva oportunidad, querida. No la dejes ir– concluyó la madre de Sakura mientras le sonreía.

Sakura le sonrió a su madre también y la abrazo.

La mujer podía ser bastante escandalosa y mandona, incluso aterradora también, pero era su madre y la amaba demasiado, esas palabras hicieron hueco en la pelirosa y solo tenía una cosa muy clara después de esa charla: por la tarde iría a buscar al rubio, tendría un día solo para él y ella, y también le preguntaría acerca de sus padres... y esperaba, en verdad que sí, que todo saliera bien.

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¡Hey!, la verdad es que no tenía idea qué hacer para este capítulo, así que improvise una conversación con la madre de Sakura, que en sí, sus apariciones no son canon pero creo que hubiese sido una manera buena de introducirnos a sus padres (o al menos a su madre) canónicamente con un dilema como el de su hija. Así que eso, ¡gracias por leer!

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