第6章 | Injusticia para los inocentes


Bueno, con este capítulo creo que ya da por cerrado el arco.

Solo pa avisar, no he parado la intensidad.

Ahora si, dele al play máster


.

.

.







-[ K a i ]-




Han pasado meses... ya casi voy a cumplir 13 años.

Últimamente me encuentro más frecuentemente con el rubio de la primera noche, dijo que su nombre es Toya Setsuno, un nombre bastante genial, me dijo que dejara de joderlo o sino me mataría más rápido, todo un comediante el chico.

El caso es que Toya-san me presentó a sus amigos, Yu Hoyo y Soramitsu Tabe, el primero es algo rudo pero buena onda, una vez me encerró con sus cristales y no pude moverme del balcón por todo el día, el segundo está loco, eso es todo lo que diré de él.

Mientras caminaba tratando de averiguar a donde era que Chisaki se llevaba a Eri, los vi atravesando unas decoraciones, que en realidad eran una puerta secreta.

Logré ver unas escaleras que llevaban a otro pasillo, pero nada más, aunque escuché de esos tres que mencionaron a Eri en su conversación, probablemente la llevan aquí.

Me quedé esperando un buen tiempo haciéndome el dormido ahí mismo, hasta que me dio hambre.

– Ugh... m-más te vale no abrirte mientras no estoy – Me alejé a toda velocidad, así no pasaría mucho tiempo en mi ausencia.

Corrí tan rápido que ni siquiera me fijé en donde estaba, obviamente no estaba en la cocina, pero puede que haya encontrado algo más interesante... 

Una puerta.

Bueno, no puede que sea muy interesante, p-pero era una puerta doble, así que, sí que era interesante, eso creo. 

Al otro lado había un patio enorme con muchas plantas, todo bonito en ese lugar, aunque también me encontré con unos viejos que cuidaban las plantas que me gritaron.

De manera muy varonil me retiré de ese lugar, no sin antes sacarles el dedo medio.

Grave error puesto que uno de esos tontos usó su quirk y me lanzó un montón de espinas desde un arbusto, por lo que tuve que correr.

Creo que estoy fuera de forma porque me cansé muy rápido, demasiado diría yo.

Cuando las espinas casi me alcanzan chocaron con una pared invisible, cortesía de Don Tengai.

– Ciertamente debería de darles vergüenza ejercer violencia y sobre todo con el protegido del jefe – Jeh, conozcan su lugar méndiga prole.

Se disculparon y se retiraron para seguir trabajando, mientras tanto Tengai y yo tuvimos una batalla de miradas épica, aunque perdí debido a que él era muy bueno en ese juego...

No creo que haya sido por el hecho de que tenía los ojos cerrados, no podía ser.

El caso es que luego de eso se marchó y me dijo que entrara porque si no me pegarían de nuevo.

Cuando entré me dirigí a la cocina y encontré a Eri sentada en una silla, tan callada como siempre.

Me acerqué a ella y la saludé, íbamos a chocar los cinco, pero cuando estiró su brazo dio un quejido de dolor... nunca hizo algo así todos estos meses...

¿Por qué?

– ¿Te lastimaste Eri? Déjame ver tu brazo – Eri negó con la cabeza y se volteó para que no la viera, porque estaba lagrimeando.

He de admitirlo, verla así me hizo sentirme terrible.

– Eri, por favor déjame ver – Sé que soy tonto, pero reconozco que algo le sucede a esta niña.

 Sollozaba en frente mío y no hacía nada, que tremenda basura que soy, quiero ayudarla, desconozco la razón de estos sentimientos, pero simplemente no puedo dejarla así.

No está bien dejar a una niña llorando.

– Eri, todo va a estar bien si yo estoy aquí, por favor déjame ver – Puse mi mano en su cabeza y la hice voltearse, tenía la cara llena de lágrimas y una expresión de dolor en ella.

Le limpié las lágrimas y ella me dejó ver su brazo, nuevamente este sentimiento de falta llegó a mi cuando la toqué.

Miré las vendas que recorrían toda su extremidad y entonces divisé una mancha de sangre que crecía.

Me alarmé mucho internamente, pero mantuve la compostura y la cargué, ella se aferró a mí con su otro brazo y entonces nos dirigimos hacia la cocina.

Ahí dentro había una caja con una cruz roja que contenía gasas, cuando retiré las vendas lo que vi me aterrorizó mucho, no dejé que Eri lo viese.

– Eri, por favor haz presión aquí con tu otra mano y no lo sueltes, vuelvo enseguida – Corrí de inmediato, buscando a alguien que me ayudara hasta que encontré a Chisaki.

Él era el indicado.

– Por favor ayúdame Chisaki-san, Eri tiene un corte enorme en todo su brazo y está sangrando

La mirada de Chisaki se afiló y me empujó, él corrió en dirección de donde vine mientras yo me levantaba y lo seguía.

Al llegar nos encontramos con Eri quien aún hacía presión con la tela que le di, era una niña fuerte al no llorar más, antes de que pudiera acercarme Chisaki tocó su brazo y entonces la cortada se volvió solo una cicatriz.

Suspiré aliviado y entonces Chisaki se quiso llevar a Eri, pero lo detuve.

– E-ella acaba de sangrar bastante, debe comer algo ¿No? – Chisaki entonces chasqueó la lengua y se retiró.

No sin antes decirle a Eri que cuando terminara fuera con él para su siguiente chequeo.

Ella asintió y yo serví como no, unos buenos panes con mermelada encima, Eri se los comió mientras yo le limpiaba su brazo y colocaba nuevas vendas en ella.

Aunque lo hacía tan despacio que ella terminó de comer y yo seguía envolviendo su brazo, aunque se mantuvo callada.

Tenía mucho miedo de que por alguna razón se volviera a abrir la herida, aunque era muy tonto de mi parte puesto a que vi cómo se cerraba y se volvía solo una cicatriz... 

Espera, ¿Una cicatriz?

¿Cómo es que Eri se hizo una cortada tan grande que ocupara todo su brazo? No era posible, entonces al tocar en el brazo pude ver sentir ese vacío.

Como si se trataran de muchas otras cicatrices que fueron cerradas.

Sudé frío al llegar a esa conclusión.

– E-Eri... déjame revisar tu otro brazo p-por favor – Le pedí en trémulos, rogando internamente que nada de eso que pensé fuese real.

Ella alzó el otro sin problemas, mientras que yo sentía un nudo en mi garganta pensando en las posibilidades, no tenía sentido que ella tuviera tantas cicatrices si tan solo tenía cuatro años.

Mi cara palideció cuando vi su otro brazo, estaba lleno de cortadas cerradas.

Aquella sensación fue peor que cualquier golpe que haya recibido.

La cubrí rápidamente y la abracé, ella correspondió luego de unos segundos y nos separamos, tenía una idea de lo que le sucedía, pero no quería creer que fuera así.

Solo una persona podría hacerle un corte así, además de cerrarlo dejando una cicatriz así de limpia y lo pude comprobar ahora... 

Chisaki.

– Eri, ¿A-a dónde vas con Chi-Chisaki-san siempre? – Ella también se asustó, miró hacia abajo y comenzó a temblar.

La abracé de nuevo y entonces me susurró.

Tengo miedo – Luego de eso llegó Chisaki y se la llevó, mi cerebro estaba revuelto 

¿Cómo era posible? 

Tal acto no era siquiera pensable.

Hacerle daño a alguien que no puede defenderse... hacerles daño a otras personas.

¿Eso era humano?

Esa noche no pude dormir, maldición Rengoku-san... te necesito en este momento...



No



No debo depender tanto de él, no puedo contar siempre con Rengoku-san solo porque soy débil, yo mismo tengo que salvar a Eri.


-[ N a r r a d o r ]-


Eri... – Kai seguía sin poder dormir, eran las 2:00 A.M y se estaba volviendo loco.

Agachado en el sofá susurrando tonterías, al chico pelinegro no le importaba mucho de todos modos, estaba solo después de todo... 

¿Verdad?

– ¿Qué sucede con Eri? ¿Eres el protegido del jefe? – Un hombre vestido completamente de negro, con una capa que cubría todo su cuerpo y un sombrero del mismo color, además de una máscara de cuervo ocultando su rostro había escuchado a Kai.

– Soy el protegido del jefe... conoce tu lugar, prole – Hubo un silencio abrumador por unos minutos.

– [¿Lo dije o lo pensé?]

– Tu... ¿Qué planeas con la niña de Chisaki-san? – El hombre sonaba algo más irritado.

[No me harás decirte ni en mil años] Yo voy a sacarla de aquí, porque él está haciéndole daño – El cerebro de Kai era un revoltijo.

Había revelado sus intenciones como si nada.

– [¡¿Por qué soy tan idiotaaa?! Yo no quería decir eso]

– Bueno, eso es un problema para Chisaki-san – Dijo el hombre sacando una pistola de su capa y colocándole un silenciador.


"Niño, pregunta seria ¿Pistola o Katana?"

"¿Qué es una pistola Toya-san?"

"Sirve para matar a larga distancia, observa"

"WOAAAH, esa cosa se ve genial, es como tener un quirk"

"Si, algo así, ahora responde"

"¿Para qué?"

"Para saber con qué te voy a asesinar"

"..."

"..."

"katana"


Kai sudó frio y esquivó por poco la bala que iba directo a su cráneo.

Saltó y se cubrió detrás de un sofá, aunque tuvo que salir porque le dispararon desde arriba, aumentando la velocidad con su fuego pudo escapar a duras penas.

Le había rozado en su pierna por lo que estaba sangrando como si fuera una cortada superficial.

Cuando el hombre de negro fue a buscarlo a la cocina, Kai lo pateó y luego le lanzó una silla encima, rompiéndola en el proceso, aunque el hombre golpeó a Kai en la pierna herida.

Ahora cojeando, Kai se vendó la herida y arrastró el desmayado cuerpo del hombre con mucha dificultad.

Lo amarró con unas sábanas que consiguió para dormir los días anteriores, de todas maneras, no dormiría esa noche.

El pelinegro posó su mano sobre su frente para limpiar su sudor.

– [Debo ocultar a este tipo, su quirk debe hacer que diga lo que pienso... creo]

– Soy tan idiota... – Kai se sobó la pierna y se levantó, recorrió los pasillos hasta llegar a la única habitación vacía.

Hablando de muebles pues solo tenía una cama, la cual se supone que era suya, aunque no dormía en ella porque le gustaba más la vista al balcón.

Escondió el cuerpo debajo de la cama y lo amarró aún más a esta, cuando iba a salir, el hombre despertó.

– Acabas de cavar tu propia tumba, ni siquiera el jefe perdonará esto, ¡¿Crees que llevándote a la niña puedes reparar tus errores anteriores?! Tú también la estás usando – Ante esta declaración, Kai detuvo su andar en el marco de la puerta.

Algo dentro de él se sintió pesado.

Era la culpa.

Nemoto Shin, un estafador en su vida pre-yakuza, entiende muy bien que todas las personas esconden su verdadera naturaleza.

¡Esconden sus debilidades! Y es mucho más fácil de sacarles la verdad con su quirk y paralizarlos mostrando miedos que incluso la víctima no sabe que tenía.

– [Ni siquiera necesito saber de él, con tan solo verlo sé que es débil de mente, todos los niños son así... su sentido de la justicia es casi tan alto como su abrumador egoísmo, más aún cuando sienten la culpa de una tragedia...] – Pensó Nemoto.

N-no... – Tartamudeó Kai, paralizado.

Para un niño como Kai, quien se adjudica la culpa de no haber hecho más por aquellos que no están es que, en ese momento, era muy fácil para él caer ante la trampa mental de este estafador yakuza.

– Solo eres un niño baboso... pero no te preocupes, puedo guardar el secreto, solo desátame – El pelinegro se quedó quieto, sudando frío.

Tragó en seco antes de acercarse al borde de la cama.

– Por favor, dejen de lastimar a Eri... – Suplicó el chico, a punto de desatar a Nemoto.

[Que ingenuo, me divertiré con él antes de matarlo, por lanzarme una silla] Puedo considerarlo, pero solo si dejas esa hipócrita manera de pensar 

– ¿A qué te refieres? – Musitó con debilidad.

– Es obvio, finges hacer algo bueno por alguien que no conoces solo para sentirte bien contigo mismo, esa falsa consideración es un asco, eres peor que un villano...

Quizá tenía razón, fue lo que consideró el pelinegro.

E-está bien... – Murmuró con la voz quebrada.

[¡¡Desátame ya!!] Te prometo que todo estará bien Kai-kun – Dijo Nemoto, sonando asquerosamente astuto.

Pero había cometido un error.

Y fue entonces que Kai reaccionó.

¿...a quién le importa mis motivos? Es Eri quien sufre más, ¡No tengo derecho a comparar nuestro dolor! ¡Y TÚ NO ME COMPARES CON USTEDES! – Estaba furioso, selló su boca amarrándola y luego lo noqueó.

Obviamente con otra silla encima, para luego salir de la habitación.

Ya es... de mañana... ¡HMM! – Kai tenía algunas ojeras por no haber dormido bien, por lo que se golpeó las mejillas con sus palmas para mantenerse en equilibrio.

Aunque no pudo seguir avanzando debido a que de un momento a otro, sintió que perdía la movilidad por lo que calló de cara contra el suelo.

Trató de levantarse, pero a duras penas pues parecía no tener control de su cuerpo.

– ¡Hyahyahya! Niño, eres tan joven y vas a probar la experiencia de estar ebrio ¡Hyahyahya! ¡Qué divertido! – Ahora otro hombre, algo musculoso y de cabello largo con un chaleco peludo estaba tratando de matar a Kai.

Por suerte para Kai, el hombre estaba sentado al lado de la puerta bebiendo licor de una botella, aunque se la lanzó encima.

Logró esquivarla debido a que no apuntó bien y solo tuvo que moverse un poco, lo malo fue que se cortó con los trozos de vidrio que dejó la botella.

– D-duele... – Ahora estaba mareado y adolorido.

Además de desesperado.

– [¡Respira! ¡Respira! Mantén el control, ¡Usa toda tu fuerza!]

A duras penas, Kai siguió su camino tratando de evitar pisar más trozos de vidrio.

Sin embargo, no pudo evitar un cuchillo que salió volando hacia él apuñalándole el brazo, gritó de dolor y se cayó de nuevo.

Arrastrándose para escapar, no se dio cuenta de que el hombre estaba ahora acostado encima de su estómago aplastándolo con su codo, el aire se iba del cuerpo de Kai.

– ¡Hyahyahya! Ya me parecía raro que no encontrara a Nemoto por ninguna parte, que suerte haberte encontrado mientras lo arrastrabas cojeando ¡Hyahyahya! – El ebrio comenzó a beber como un desquiciado derramando grandes cantidades de ron encima de Kai.

Desesperado, el chico encendió sus pies en fuego provocando que ambos se incendiaran por el alcohol.

– ¡GRAAAAGHH!! ¡¡QUEMA!! – El hombre en llamas rápidamente se levantó y a duras penas se quitó el chaleco en llamas mientras corría al balcón debido a que ese día estaba lloviendo.

El ebrio soltó un suspiro de alivio.

– Eso estuvo cer- – Antes de terminar su oración, el hombre fue arrojado del balcón por una patada de Kai.

El pelinegro estaba muy alterado.

Con dolor, Kai comenzó a correr en dirección a la oficina del jefe, no sin antes vendarse nuevamente y comer algo rápido.

Ese día era un feriado por lo que no escuchaba el usual ruido de los autos ni de la gente en las calles, solo la lluvia cayendo.

Solo él, tratando de salvar al inocente.
















Primero difundiremos varios productos experimentales para que sepan que podrán inutilizar a los molestos héroes


Todo... me arde, maldito alcohol que haces arder las heridas... haahh – Suspiró.


Habrá gente que la quiera

Cuando estén hambrientos, venderemos el producto final muy caro

Y mostraremos un sérum que rebobina 


¿Qué esta... diciendo? – Kai se tropezó, estaba cansado y el frío suelo parecía aliviar el ardor de sus heridas.


A los villanos les venderemos el arma y a los héroes el antídoto

Incluso tendremos el monopolio del mercado


Luego de escuchar aquello, Kai cerró los ojos para dormir.












































Después de todo, solo se puede conseguir del cuerpo de Eri




















































Y los abrió con fuerza para levantarse, se escabulló a rastras y comenzó a escuchar lo que decían dentro de la oficina del jefe.

– Eso hará que el Hassaikai vuelva a gobernar... – Chisaki hablaba con emoción hacia su jefe acerca de su plan.

– Chisaki – Sin embargo el mismo jefe lo interrumpió.

– Te dije que no, esa niña... ¿Qué crees que son los seres humanos? – Esa pregunta resonó en la cabeza de los presentes.

– [Sinceramente ¿Qué es un ser humano? Alguien que está vivo, pero... ¿Está bien que un ser humano viva quitándole la vida a otros seres humanos? Daruma Ujiko...Chisaki... ellos viven, pero quitan vidas... entonces ¿Aún son humanos?]

– Si quieres ir en contra de mis ideales... entonces márchate – Chisaki tenía la mirada perdida, una vez más; había sido rechazado por su jefe.

– No, tú me acogiste... solo quiero compensártelo – La voz de Chisaki era más ronca de lo habitual, Kai se asomó un poco para ver qué es lo que hacía.

Fue cuando vio a Chisaki soltando uno de sus guantes al suelo, tocando al jefe y lo que a él le parecía, hacerlo desparecer y aparecer en un instante.

– Tu solo observa, cuando estemos en la cima te despertaré, adiós viejo.

Kai estaba estupefacto, ahora no había nadie que le ayudara a sacar a Eri de ese lugar, creyó ciegamente en la autoridad del jefe. 

Ya no podía esperar.

Rápidamente todos sus sentidos gritaron que se alejara de ahí, lo cual hizo, excepto que no escapó como tal.

A toda velocidad, se dirigió hacia el pasillo donde estaba la puerta secreta, no sabía cómo abrirla por lo que simplemente rompió la pared, aunque le costó un gran dolor en las piernas.

Y el brazo que fue apuñalado ya no lo sentía demasiado.

Bajó las escaleras y corrió a través de los grises pasillos, era un laberinto, jamás habría salido si no hubiera escuchado los casi inaudibles sollozos de la pequeña Eri. 

Su corazón dio un vuelco de preocupación al oírla.

Con todas sus fuerzas avanzó dejando un rastro de quemaduras en suelo debido a que se impulsaba con su fuego.

La encontró acostada en una camilla, en un cuarto de aspecto lúgubre, entró y se apresuró a llegar con ella y cargarla.

– ¡¿Q-Qué haces aquí?! – Eri sonaba muy alarmada.

– Te sacaré de este lugar, cueste lo que cueste – Afirmó el pelinegro dándole un abrazo el cual fue correspondido con una afirmación alegre de la pequeña.

Ninguno dijo algo más y salieron de la habitación, ahora estaban en camino a la puerta.

Aunque casi mueren de un infarto al escuchar la alterada voz de Chisaki.

– ¡Sabía que debía matar a ese niño! No escapará de este lugar, ¡Kurono! ¡Háblale a Irinaka sobre la situación y búscalos! – Chisaki caminaba con prisa por el lugar, buscando asesinar a Kai y darle una lección a Eri.

Estos estaban al otro lado pegados a una pared escuchando aquella orden, cuando Kai dejó de escuchar los pasos siguió su camino, aunque esta vez tendría que ingeniárselas para salir sin que lo descubrieran.

– Eri, ¿Conoces otra salida que no sea la de la pared en la casa? – Kai le susurraba a la pequeña, esta solo trató de hacer memoria en lo que el chico buscaba alejarse de la habitación donde encontró a Eri lo más que pudiese.

– A-a la izquierda de mi habitación, justo al fondo hay un lugar por donde entran hombres con bata, qui-quizá haya una salida – La chica estaba algo ansiosa.

¿Qué era esa calidez que sentía?

– Eres tan genial Eri, vamos.

Recorrieron un rato buscando la habitación de Eri y lograban burlar a Chisaki al este seguir huellas de quemadura en el suelo que se bifurcaban en caminos distintos.

Por suerte ellos encontraron antes el cuarto médico antes, y dentro de este encontraron una gran puerta como la que estaba escondida dentro de la casa... 

Iba a doler.

Haahh... d-diablos, duele... – Los pies de Kai temblaban por el impacto contra la puerta, ya no podía seguir así, pero lo haría por Eri.

Entonces siguió golpeando.

Le pidió a la pequeña que apartara la mirada mientras él "abría la puerta", por lo que ella se puso a mirar por donde entraron en primer lugar, le avisaría a Kai si los encontraban.

Aunque tenía miedo, la sensación de libertad era una potente llama encendida en Eri dándole la fuerza para continuar junto a él.

Eri volteó un segundo para ver lo que hacía Kai.

– [¿Qué hace en el suelo?]

La oscuridad de la habitación no la dejaba ver bien lo que sucedía, quiso acercase a ver que sucedía con Kai cuando notó que había alguien más ahí.

Una especie de mini hombre de color negro total con una máscara en forma de pico color blanco, todo su cuerpo era pequeño a excepción de su brazo el cual era del tamaño de un adulto.

Aquel hombre sostuvo a Kai de la cabeza y lo levantó del suelo.

Eri se asustó mucho, sin embargo lo peor fue cuando sintió una mano en el hombro.

El terror se apoderó de su mente y nubló su juicio, no quiso mirar a quien le pertenecía la mano, pero tampoco hacia abajo, ya no más.

Entonces miró al frente y se encontró con la mirada de Kai.

Su rostro sangraba, no obstante, aun la miraba con una ancha sonrisa en su rostro.

El escarlata de sus pupilas brillaba chocando con las carmesí del chico, sintió un calor tremendo recorrer su cuerpo hasta su cerebro, entonces tembló.

Tembló e hizo temblar a los presentes cuando comenzó a emanar rayos dorados de su cuerpo.

Kurono, el hombre que acompañaba a Chisaki, soltó el hombro de la niña y retrocedió.

Ese fue el llamado a la acción.

Sin esperar más, Eri corrió hasta llegar donde Kai y tratar de abrazarlo, haciendo que instintivamente el otro hombrecillo soltara al chico.

No fue capaz de hacerlo pues se desmayó al casi entrar en contacto con él, Kai no supo en que momento había comenzado a sentir que podía mover las extremidades, pero no perdería el tiempo averiguándolo.

El tipo que sostenía a Kai, en el momento que vio a Eri acercarse soltó a Kai y se sumergió en el suelo, y desde ahí, abrió el suelo debajo de ellos, cayendo en una habitación oscura.

Cuando la visión del chico se acostumbró a la oscuridad, fue demasiado tarde para esquivar el golpe del hombre que fue directo a su rostro.

Pero no se dejó tambalear por el golpe.

– [Que basura de situación, no puedo pelear así, tanto como reciba o propine un golpe, todo lo sentirá Eri también]

La condición estaba puesta en esta pelea, Kai no tenía ventaja.

– [No puedo dejar que ella sienta este dolor, solo debo ser yo]

El chico se alejó, tratando de quemar al hombre a distancia, pero este intercambiaba entre su forma pequeña con su forma de adulto robusto.

Intercalaba justo en el momento en el que trataba de quemarlo y el hecho de que su llama no era tan grande no ayudaba.

Inevitablemente, el pelinegro no podía calcular cuando caería el golpe pues el pequeño hombre se hizo de tamaño normal de inmediato y golpeó fuertemente a Kai.

Por suerte Kai alejó a Eri con sus brazos y recibió el golpe poniendo su rostro sin retroceder ni un centímetro.

El pelinegro escupió un poco de sangre al suelo.

– Estoy harto de ustedes y sus máscaras estúpidas como la de Chisaki, maldito misofóbico – Cuando el hombre adulto escuchó esto se alteró de sobre manera.

– ¡¡MALDITO NIÑO DE MIERDA COMO ERES IMBÉCIL PARA INSULTAR A CHISAKI, DE SEGURO ERES SOLO UN ESTÚ... – El hombre tenía una voz tan irritante que estaba hartando a Kai.

Había perdido los estribos en un momento tan serio, esto enojó al chico.

– [Creo que ahora sé cómo se sentía Bon cuando hacía tanto escándalo]

Pero lo que colmó el vaso fue que con sus gritos hizo que Eri se despertara... 

Con dolor de cabeza.

Las pupilas de Kai se iluminaron en carmesí intenso y por puro reflejo, dejó a Eri en el suelo y sus pulgares empujaron a sus índices hacia abajo dejando los otros tres dedos restantes levantados. 

En menos de un segundo el pie de Kai se fundió en el rostro del molesto hombre, el cual salió volando por una puerta.

El chico volteó a ver a Eri quien estaba sobándose su cabecita, fue con ella y salieron del lugar por la misma puerta por la que fue expulsado aquel hombre de voz irritante.

Lo encontraron tirado en el suelo y pasaron caminando encima de él.

Ya casi, la libertad les extendería la mano.

Fueron avanzando hasta lograr salir de esos infernales pasillos que subían hasta la habitación anterior, destrozando la puerta y sintiendo el frío de la lluvia.

Habían logrado salir.

Aunque las calles fuesen gélidas, en ese instante, un indescriptible calor avasallaba todo dolor u otra sensación que no fuese la emoción desbordante dentro de los chicos.

Kai corrió lo más lejos que pudo con Eri en brazos y ahora estaban en un callejón lejos de la mansión.

Los dos estaban nerviosos, ahora debían pensar a donde ir, esto era algo que Kai no tomó en cuenta.

Pero eso no era algo que pudiera importarle menos, había logrado salvar a esa niña.

Logró salvar algo que le importaba.

Nuevamente, la vida podía sonreírle, ella sería la razón de su sonrisa.
























































– Eri... ven aquí...


O eso creyó pensar, hasta que escuchó una profunda voz acercarse desde lo más profundo del callejón.

Creyeron haberse escondido bien, pero solo se habían acercado más a su final.

– Me causaste muchos problemas, mocoso de mierda, pero ahora me las pagarás... – El piso húmedo del lugar provocaba que las pisadas se escucharan como si aquel individuo caminara sobre la helada sangre de los chicos.

Una terrorífica presión recorrió cada rincón del ser de aquellos niños, pues de entre las sombras sobresalió aquel que era motivo de sus pesadillas.

Kai Chisaki estaba justo delante de ellos.

C-Chisaki... – Murmuró Kai con terror.

Pero aquel sentimiento se iría al sentir a la pequeña en sus brazos temblando.

Su expresión era indescriptible.

Kai lo comprendió en ese instante, ella debía ser salvada.

– N-no te p-preocupes, Eri, esta calidez... no la dejes ir – Le susurró el pelinegro a Eri poniendo una mano en su cabeza para calmarla.

Hubo un silencio, en el que la chica dejó de temblar, y Kai miró a los ojos a Chisaki.

– Te dije que te mataría – Musitó Chisaki con rabia.

Aguantando el miedo como pudo, Kai no se dejó intimidar y entonces...

Escapó.

Con Eri en sus manos abrazando fuertemente su pecho, se aferraba a él con mucho miedo, el corazón de Kai latía tan rápido que creía que se le saldría.

Chisaki no se movió de su lugar.

Todo pasaba tan rápido para Kai, tan lento para Chisaki, tan terrorífico para Eri.

Su cabeza iba a estallar, todo dentro de él ardía, gritaba que huyera más rápido.

Pero Kai no podía, no sabía cómo, quería ir más rápido por él, por Eri, por su familia.

Incluso con los pies en fuego, rogaba por más potencia, el sentido animal de Kai se había ido, no habría otro segundo más donde sacara un poder anormal de sus llamas, la intensidad ya era tanta que sentía que iba a desmayarse.

Estaba tan cerca de escapar, ya casi veía la calle principal asomándose por las paredes del callejón.

Qué lástima que no pudo hacer nada de lo que quería.

Pues su hombro había sido perforado por un carámbano de concreto.

Kai soltó a Eri ya que su brazo derecho había dejado de responderle.

– ¡¡ERI!! ¡¡HUYE!! ¡¡VETE DE AQUÍ AHORA!! – Gritó Kai con la voz quebradiza, adolorido y desesperado.

Todos sus esfuerzos una vez más resultarían en algo indeseable para el muchacho.

El peor de los resultados se presentaba ante Kai, una vez más.

La pequeña no sabía qué hacer, no quería dejar a Kai a merced de Chisaki quien seguramente lo mataría, no sería capaz.

Pero Kai tampoco podría con la culpa de dejar a Eri con aquel hombre, era solo una niña dulce, no tenía la culpa de nacer, no era culpable de nada como para recibir un castigo... nuevamente sentía la injusticia de... 


¿De quién? ¿De Chisaki? 


¿Él era el origen de la injusticia? No podía ser tan malditamente fácil, se rehusaba a creer que tal persona podía hacer lo que le plazca con una niña que implora por misericordia y que eso sería lo que sucedería.

Sin embargo, esa era la realidad que abrumaba a Kai, él era débil, moriría arrepentido.


¿La vida es simplemente así?


Kai sentía que iba a estallar en algún momento.

– Eri... ven aquí si no quieres que lo mate, por tu egoísmo harás que alguien muera, pequeña asesina... – La nombrada bajó la cabeza, el brillo de sus ojos había desaparecido, caminó hacia Chisaki hasta estar a su lado.

Ya no podía consigo mismo, quería gritar, matar a Chisaki, quería hacer feliz a Eri para siempre... 

Tan solo quería descansar.

Chisaki tiró al muchacho a un contenedor de basura y se fue con la pequeña, la cabeza de Kai retumbaba, ahora gritaba por ir y llevarse a la niña lejos de ese tipo.

Ignoró cualquier dolor...

– [Aunque sea lo último que hagas... respira, ¡¡No la dejes!!]

Entonces respiró...

Y salió.

– ¡¡NO DEJARÉ QUE TE VALLAS!! – El contenedor de basura se incendió y de ese lugar salió Kai.

Propulsado a toda velocidad, era la última oportunidad para salvar a Eri, no le importaba nada ya, solo quería que esa niña fuese feliz, al menos alguien podría ser feliz en su lugar.

Lo daría todo, todo por Eri, pensar en la pequeña hacía que su llama ahora fuera incluso más fuerte que al inicio... 

No se rendiría a menos que lo mataran, no lo haría por nada del mundo.

Si... era así como él debía morir, salvando a esa niña.


Pero Kai no era rival para Chisaki.


Y en menos de un segundo, un enorme pico atravesó a Kai.

Escupiendo sangre, el muchacho detuvo todo movimiento, Eri lo vio y se asustó, soltó la mano de Chisaki y corrió hacia el cuerpo ahora tendido en el suelo de Kai.

No me...

Con el rostro lleno de lágrimas, mirando al cielo, Kai suplicó...

Por favor no me olvides... – Fue lo que dijo ya sin fuerza en la voz... sin sentimiento alguno...

Sin vida...

Eri lloró encima de él, suplicando que se levantara.

No lo haré... por favor... no me dejes... 

Chisaki la tomó de la mano y se la llevó. 

Eri lloraba.

Kai moría.

Chisaki simplemente se alejaba.

La lluvia recorría disolviendo la sangre que salía del frío y derrotado cuerpo de Kai, entonces el pelinegro, ya cansado, cerró los ojos. 

Sin intención de abrirlos.












































































| 𝕮 𝖆 𝖑 𝖔 𝖗     𝖉 𝖊 𝖘 𝖈 𝖔 𝖓 𝖔 𝖈 𝖎 𝖉 𝖔 |


[... 未知の熱 ...]

.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

























QUE PENA QUE EL MUNDO Y LA TRAMA AUN REQUIEREN QUE SIGAS VIVIENDO SIUUUUUU.


–¿Q-qué?


Ya me oíste, no puedes morir aún, no ahora que hay alguien más en la lista de asesinatos. 


– Ah... otra vez aquí... 


No puedes irte a descansar así de fácil... adiuuu.

Lo siento.



-[ N a r r a d o r ]-


Rayos dorados envolvieron el cuerpo de Kai que "sanaban" sus heridas hasta dejarlo intacto.

Entonces Kai despertó. 

Sentía que sus entrañas lo jalaban desde adentro desgarrándolo.

Tirado en el suelo como siempre, miró su abdomen y su ropa, tenía un hueco en esta, pero no había agujero alguno en su cuerpo...

Solo algo de sangre derramada que iba desapareciendo lentamente debido a la lluvia.

Aunque este no tenía frío.

Mirando a los alrededores, apenas reconocía el lugar en donde estaba, y no era un bonito recuerdo, estaba en el mismo lugar en donde volvió a fallar.

Sin decir nada, el pelinegro se apoyó en la pared del callejón... 


Y lloró.


Lloró como un niño desconsolado, soltando quejidos de dolor y ahogo, estaba harto de esa sensación.

De ese sentimiento de derrota.

Pasó toda la noche en el callejón, bajo la lluvia torrencial que lo único que hacía era aumentar.

Eso no le importaba para nada a Kai, quien se quedó dormido del cansancio acumulado.

Esa noche tuvo pesadillas.

A la mañana siguiente, Kai se despertó nuevamente en aquel callejón, el clima ese día estaba despejado, dejando ver un hermoso paisaje de nubes y sol.

Suspiró ignorando aquello y se levantó, ni siquiera eso podía importarle menos, tenía hambre.

Y la sensación de vacío era incluso más grande que antes.

Caminaba por las calles con un aspecto horrible, las bolsas debajo de los ojos de Kai era muy notorias, además de tener la ropa rasgada.

Atraía las miradas y susurros de mucha gente, esto era ajeno a Kai quien sólo buscaba algo de comer a paso lento.

Siguiendo un delicioso olor, el chico fue a parar a una tienda de pasteles, de donde un trabajador lo sacó a patadas por su aspecto de pobre, deduciendo que no podría pagar nada en la tienda.

Kai solo le sacó el dedo medio mientras que la otra mano la ponía detrás de su espalda, puesto que tenía un pastelito escondido que robó. 

Soltó maldiciones por lo bajo y se lo comió, podría haberse vuelto loco por el buen sabor, pero no tenía energías para eso, ni para nada en realidad.

– [Debo encontrar a Rengoku-san, pero no sé cómo...]

Su concentración fue interrumpida por una sensación fría en su pierna.

– Mi-mi helado... – Un niño de no más de cuatro años chocó contra Kai, manchando su pierna de helado.

Algo que es un efecto secundario de su quirk es que; debido a que siempre enciende sus pies estos están a una alta temperatura a veces, aunque es más producto de los malos hábitos de Kai al no controlar ese aspecto.

El niño alzó la mirada y se topó con el cansado rostro del pelinegro, aunque no fuese su intención, Kai asustó al niño quien salió de allí corriendo.

El helado seguía derritiéndose en la pierna de Kai, simplemente lo tomó y se lo comió, las personas al rededor lo miraban con desconcierto.

Siguió con su camino hacia la nada cuando encontró un parque, aunque no prestó atención a nada más que al gran árbol que yacía en el medio de todo el lugar.

Al acercarse pudo ver que había gente bebiendo de un "grifo avanzado", este pensó que les saldrían bichos del estómago.

Nuevamente la gente de al rededor lo miraba como si fuese una nueva especie de forma de vida entre ellos, incluso la gente con quirk de mutación.

Aunque si tu vieras a un jovencito lavándose la pierna en un bebedero público lo más seguro es que lo grabarías y lo subirías a YouTube, cosa que algunos hacían en ese momento.

– Hmm, los vellos ya estaban molestándome por lo pegajosos que estaban – El chico se retiró no sin antes lavarse la cara, porque... ¿Por qué no?

Se sentó un momento debajo del árbol, aunque cabeceaba de vez en cuando, no había descansado lo suficiente y el agua fría no lo mantenía despierto.

Cosas de su quirk, mientras divagaba mirando a la nada se le acercó un policía.

 – Hey joven, ¿Todo bien encima del césped? – Kai fijó su mirada en el policía, aunque este no sabía lo que era.

– Tu ropa... es demasiado azul – Era un hecho, Kai no estaba en sus cinco sentidos.

– Si quieres sentarte, hay bancas allá – Quizá el verdadero don de Kai era desconcertar a la gente, como al policía delante de él.

– Pero yo- 

– ¡Arréstelo señor policía! – La chillona voz de un niño interrumpió la muy seria conversación que tenían.

– [El niño del helado, ¿Estará enojado conmigo? Espera, no es solo él, hay un montón de niños]

El pequeño que asustó Kai estaba de vuelta y con todo su grupo de amigos, entre ellos rodearon al policía y pidieron que arrestaran al chico entre chillidos.

 – Señor policía ese chico me golpeó, ¡Arréstelo! – Aunque no tuviera alguna marca de golpe, el niño estaba furioso y como el infante que es, no manejó su enojo y buscó desahogarse con alguien involucrado como si fuera su culpa para hacerse sentir bien así mismo :)

– Pe-pero si yo no te pegué – Kai no sabía lo que era un policía, pero si sabía lo que era una cárcel y no quería que lo arrestaran.

Recordó la leyenda que le contó Rui sobre las duchas y los jabones en prisión y se estremeció de horror.

El rostro de Kai reflejaba desconcierto y miedo de ser acusado, el policía lo vio y entonces tomó acción.

– Te voy a pedir que me acompañes muchacho – Ahora Kai quería que la tierra lo tragara, iba a ser arrestado por algo que no hizo.

Los niños comenzaron a hacer alboroto entre ellos, abrazando al chico que acusó primero al pelinegro con el oficial.

– [¿Qué tan injusto es esto? En serio no hice nada, pero entonces... ¿Por qué no hago nada para evitarlo?]

Kai no opuso resistencia, solo lo siguió en silencio mientras que los niños le gritaban desde atrás.

[Ah, cierto... no hice nada, nunca hice nada...]

No dijo nada en todo el trayecto, ni en el momento en que entró a la estación de policía, ni cuando lo hicieron sentarse a esperar en una silla.

[¿Cómo pretendía salvar lo que era preciado para mi si yo no tenía nada con que defenderlos...? Yo no era el bueno, después de todo nunca hice nada...]

Solo obedeció sin rechistar, sin evocar alguna emoción o reacción, no dijo nada en ese momento...

[Yo no soy nada...]

... ni tampoco en el momento en el que le dieron un conjunto de ropa en buen estado y un vaso de sopa instantánea.

– [¿Qué?]

– Te veías bastante mal joven, ¿Cuál es tu nombre? – El oficial se sentó al lado de Kai, quien miraba la sopa.

– M-me llamo Kai – El policía entonces miró a la recepcionista, ella anotó algo en una hoja de papel.

– Come esto y ve a cambiarte por allá, luego vienes y te quedas sentado aquí ¿Entendido? 

Estupefacto, Kai tan solo sintió que debía obedecer.

– Está bien – Kai devoró el vaso de sopa instantánea en un parpadeo y se dirigió al lugar indicado.

Se cambió y luego salió, entonces notó una cabellera rojiza inconfundible en la recepción.

– Se lo ruego, por favor encuentren a este chico – Era Senjuro quien tenía un dibujo de Kai en su mano.

Estaba hablando con la recepcionista para que emitieran una alerta ámbar, porque conociendo a Kai en realidad era tan estúpido como un niño.

– ¡Senjuro-kun! – El nombrado volteó de inmediato, esbozó una sonrisa enorme cuando vio a Kai y corrió a abrazarlo.

Me alegro tanto que estés bien – Musitó Senjuro con alegría, ambos se dieron un abrazo y cuando se separaron Senjuro se talló los ojos pues estaban algo llorosos.

El pelinegro esbozó una muy pequeña sonrisa y acarició la cabeza del menor.

– ¿Mmm? ¿No escuchas algo Senjuro-kun? – Kai hurgó en su oreja con su dedo.

– Ahora que lo mencionas, creo que Kanroji-sa... 

– ¡¡WAAAAAAAAH POR FIN TE ENCONTRAMOS KAI-KUN!! – Kai y Senjuro fueron tacleados por un abrazo de Kanroji quien tenía la cara llena de lágrimas hilarantes. 

Ahora los tres estaban tirados en el suelo abrazados.

– ¡Kanroji-san! No llores por favor, si tú lloras... yo también lloro – Ahora tanto Senjuro como Kanroji lloraban de manera cómica.

– KAI MI MUCHACHO ESTÁS AQUÍ QUE ALEGRÍA – Entonces Kyojuro también llegó a la estación de policía, tomando a los tres y alzándolos en un abrazo de oso.

– Si... los extrañé mucho chicos – Kyojuro los soltó y limpió el rostro de Senjuro. Kanroji se limpió por si misma con algo de vergüenza de que la vieran.

– Fue una gran sorpresa el no encontrarte, que suerte que no fue por mucho – Kanroji se sujetó de la frente en son de alivio.

– Vayamos a casa, dejé la cena enfriando – Senjuro tenía un pastel sorpresa para Kai quien se supone que debía llegar ese día a vivir junto a ellos.

– ¿Casa? – Kai preguntó, no pensó en donde iría a vivir a partir de ahora.

– Si, nuestra casa – Kyojuro entonces tomó a Kai de la cabeza y le dio una palmadita.

– Ah, un momento – Antes de que los cuatro salieran, Kai fue con el oficial de policía quien hablaba con la secretaria y lo llamó.

El policía volteó a verlo preguntando que necesitaba.

– Muchas gracias por la comida... y-y también por la ropa – Kai se inclinó levemente ante el oficial quien le habló.

Nunca lo vi inclinarse ni por ti Rengoku-san – Kanroji susurró, Senjuro suprimió una risa por la sonrisa incrédula de Kyojuro.

– Es parte de mi trabajo impartir la justicia, pero me alegra que lo disfrutaras... [Por unos diez segundos] – El oficial no olvidaría fácilmente el hecho de que Kai casi se traga la sopa con todo y envase.

– B-bien... gracias por todo – Entonces Kai se retiró junto a los demás, en un cómodo silencio.

– ¡¡POWEEEER!! – Hasta que un chico rubio con un rostro bastante "peculiar" irrumpió dentro de la estación gritando y flexionando sus bíceps.

Los cuatro solo lo ignoraron y continuaron su camino, aunque Senjuro sí que fue impresionado por la presentación, iba a aplaudir, pero Kai lo detuvo.

– Senjuro-kun no le aplaudas a los loquitos – El rubio solo rio avergonzado ante la declaración.

Lo último que escucharon fue que el chico venía a dar un reporte de la agencia de Nighteye a los oficiales, cosa que Kai no entendió para nada.

– Kanroji-san, ¿Qué es una agencia? – Senjuro preguntó con entusiasmo.

– ¿Ah? Eh... ah p-pues ya sabes Senjuro-kun es... – Aunque al parecer no sabía lo que era una agencia.

Ni nadie en el lugar.

– ¡¡Rengoku-san tú sabes que es una agencia!! ¡¿Verdad?! – Sin siquiera disimularlo, Kanroji le pasó la pregunta a Kyojuro.

– ¡Por supuesto! ¡Una agencia es... – Todo se volvió un silencio.

– ...

– ...

– ...

– ... si – Los tres veían a Kyojuro sudando, al parecer tampoco sabía.

– Esa es la respuesta más silenciosa que he escuchado de Rengoku-san – Kanroji susurró.

– Tienes razón esto es único – Kai afirmó.

– E-estoy seguro de que mi hermano... mejor olvídenlo – Senjuro no pudo defender a su querido hermano mayor.

El trayecto fue cómodo, entre todos explicaban a Kai como era la vida en una ciudad a grandes rasgos, aunque era Senjuro el que más explicaba.

Después de todo él era muy hogareño y aplicado.

Ahora ellos iban en un tren algo lleno, pero gracias a Senjuro lograron llegar hasta las ventanas donde había más espacio.

– ¡Eres asombroso Senjuro-kun! 

– ¡Siempre puedes confiar en Senjuro-kun!

– QUE GENIAL QUE ERES SENJURO

– Me alegro ser de ayuda – En ese momento el tren se movió de imprevisto haciendo que Senjuro choque con un hombre detrás suyo.

– Ah, lo siento mucho se- ¡Papá! – Senjuro chilló, tanto él como Kyojuro quedaron callados frente al hombre delante suyo.

– Senjuro, ¿Qué haces fuera tan tarde... – El hombre alzó su vista viendo a Kyojuro, luego vio a Kanroji quien parecía acorralar a Kai contra el vidrio, aunque solo era producto del movimiento del tren.

Finalmente devolvió la vista hacia el menor.

– Entonces fuiste por el mocoso con traumas y llevaste a tu hermano y la chica arcoíris... ok – Fue todo lo que dijo y se apoyó en el vidrio para leer una telenovela web en su teléfono.

– [Si van todos juntos estarán más seguros, que bueno]


– [¡No se enojó!, ¡¡Qué bien!! ¡Grande Kyojuro!]


– [¿Chica arcoíris? ¿Mocoso con traumas? Podías inventar mejores apodos]


– [Hoy es un gran día para morir... asfixiado]


[¡U-una conversación sobria con papá!]


Pasaron unos minutos y todos bajaron, ahora se encaminaban a una casa de dos pisos, se despidieron de Kanroji quien vivía a unas cuadras cerca junto a su familia.

Kai estaba acostumbrado a dormir donde sea por lo que establecerse en la casa Rengoku no fue difícil.

De hecho, solo llevaba consigo la ropa puesta por lo que al entrar técnicamente ya se había mudado completamente.

Shinjuro simplemente fue a su habitación no sin antes pasar por la cocina y tomar una botella de dudoso líquido, le mostraron la habitación a Kai y comieron pastel, todo muy bonito.

Ya en la noche Senjuro se fue a dormir temprano debido a que tenía clases el siguiente día, cosa que Kai se aseguraría de saber que era. 

Quedaron solo Kai y Kyojuro, ambos bebiendo jugo de naranja como si fuera licor... como el par de despistados sociales que podían ser

– Y es por eso que escogí una katana en vez de un arma – Kai tenía el mentón apoyado en la mesa y el borde chocando con su cuello

– Hmm hmm, como usuario de una espada en batalla, comprendo tu elección – Kyojuro estaba sentado en un sofá de una sola persona con los brazos cruzados.

– Eran buenos tipos los de esa casona, incluso el jefe fue un hombre genial – Cierto, el jefe está bajo las garras de Chisaki... 

...

Al igual que Eri.

...

– Kai, dime algo.

– ¿Qué cosa Rengoku-san? 


– ¿Por qué lloras?


– ¿... qué?

– Está claro que es muy sospechoso que tú no te encontraras en la residencia, además de que ya nadie se encuentra viviendo allí.

– ¡¡¿¿Q-QUÉ??!! 

– Entonces sucedió algo.

– Y-yo...

– Dime mi muchacho


– ¿Por qué lloras?


つづく










FUAAAAAAAAAAAAAAAAAA

¿Mucha información para un solo capítulo? Joder, siento que me ido en una montaña rusa de pensamientos mientras escribía esto.

Y una cosa más, ¿Alguien ha visto Takt op Destiny? JODER, es una joya en lo que respecta a diseño de personajes. En lo demás está que derrapa, pero a veces tiene sus altos. Si lo han visto pueden descargarse o lo que sea por aquí.

Ah si. Díganme qué les ha parecido la historia hasta este momento.

No tengo nada más que comentar, adiuuuuuuuuuuu.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top