Único
¿Esto es una broma verdad? Porque es imposible que el árbitro no haya visto semejante falta. Ese jugador número 5 había ido por la pierna de De Paul y no por la pelota.
–¡¿Cómo que se levante la concha de la lora?!–Cuti era el primero en la escena, a su lado Papu veía si su amigo se encontraba bien.
–Fue por el balón no hay falta.–Puto árbitro vendido, es lo que quería gritar Dibu, pero aunque sea poco usual tenía que guardárselo. No podía permitirse una tarjeta roja no ahora, no hay más arqueros suplementos.
El calor que sentía no le estaba gustando y no le ayudaba ver como todos esos Alfas iban tras su omega queriendo derribarlo.
Otra falta no cobrada y esta vez fue con el niño, Julián se encontraba en el suelo quejándose del dolor, un jugador lo había usado de trampolín y le dio una patada en la espalda baja. ¿El árbitro?
–Sigue, sigue se dejó caer.
–¡La puta que te parió! ¡¿Es que sos ciego pelotudo de mierda?!–Tanto Dibu y De Paul gritaron y eso solo les trajo una amonestación ¡A ellos! ¡La remil puta!
Dibu solo podía ver enfurecido como Scaloni pedía el cambio para Juli. Vio que su omega se acercaba así que trato de tranquilizarse, aunque sea un poco y no preocuparlo.
–Emi, tu olor es más fuerte ¿Estás en celo?
La pregunta lo dejo helado. No podía ser cierto ¿Verdad? Su celo no sería hasta dentro de 2 semanas más.
¿Qué haría si se le adelanta en pleno juego? Están en los cuartos de final, sin arqueros suplentes con árbitros ciegos y su omega es el principal objetivo de los alfas, y De Paul es siempre detenido por los betas para no ir en su ayuda.
–No, no estoy en celo, Lio, mi celo lo pase con vos hace poco ¿No te acordás?–Trata de fingir que la mirada de su enano no le pone los pelos de punta... y también lo otro.
–Emi...–Lio solo suspira, y le da una sonrisa para luego volver a su posición.
Faltaba poco para qué terminará el primer tiempo, y llevaban 2-0 a favor no quería bajar la guardia, pero su cabeza pedía a gritos tener un momento de descanso y la de abajo pedía a su omega.
Terminando el primer tiempo, Dibu casi sale corriendo de la cancha, fue directamente a los vestidores y se encerró en los baños.
Trataba de aliviar su erección sin mucho éxito, su respiración agitada y sus colmillos picando, era así como lo encontró su omega quien como abrió la puerta la cerró inmediatamente.
–¡¿Emi?! Tu celo, ¿Por qué me mentiste?
–Lio, Lio salí n-no quiero hacerte nada en pleno juego.–Decía eso, pero poco a poco iba acorralando al omega. Dibu puso sus manos en las caderas de Lio, y dejó caer su cabeza en el hombro de su enano.
–No podes seguir así, le voy a decir a Scaloni que te saque y...–
–¿Y? Lionel no tenemos suplentes, y los pibes no sabrán defender el arco.–Decía de forma pausada, disfrutando del exquisito aroma de su omega.
–¡¿Sos pelotudo?! ¡No podés salir así!
–Sí, sí puedo solo necesito bajarme un poco el calor... Lio date la vuelta.
Lio pudo negarse, pero él también lo necesitaba y aunque no lo terminarían al menos ayudaría a su alfa.
Con la frente en la pared y las manos de su Alfa bajando sus shorts, Lio se tapó la boca con las manos en un intento de ser silencioso.
Dibu masajeo los redondos y firmes glúteos de su omega. Sabe que no puede tomarlo, no ahora, así que abra las nalgas y se coloca entré ellas.
–Lio.–Con una voz ronca, susurra en el oído de su pareja.–Quiero que aprietes lo más fuerte que puedas.–Dice dando pequeñas caricias en las caderas a su omega.
Lio solo obedeció, apretó sus muslos y su alfa empezó con las embestidas, no va a mentir, le encanta el nivel de autocontrol que tiene Emi, pero también le encanta ser la única persona capaz de llevarlo a su límite.
–¡Ah-ah! E-em Emi, ¡es-espera!! Aah ¡Alfa…!
–Lio, Lio, Mío, Mío, mi omega.
Todo fue rápido, no contaban con mucho tiempo. Se corrió entre las piernas de su omega y este en su mano.
Nadie vio nada, y si lo hicieron nadie dijo nada. Todos sabían que de entre todos, ellos dos eran los que más presión tenían.
Cuando el árbitro pitó y el segundo tiempo empezó... Todo se fue a la puta mierda.
Los Neerlandeses lograron anotarle un gol cuando el calor de su celo logró doblegarlo. Y cuando faltaba menos de dos minutos después del alargue... Una falta, treinta segundos para el final y se produce el empate.
Hubo roces peleas, casi pierde el control cuando intentaron atacar a su omega, no le importó que el mismo capitán Virgil van Dijk hubiera querido defender a su omega. Él fue y a empujones, gritos y feromonas agresivas, sacó a su omega de los brazos de Virgil y del resto de los neerlandeses. Tuvieron que intervenir casi todos o de lo contrario todo hubiera acabado peor.
Tendrían que ir por el alargue de treinta minutos. Tanto ellos como los de países bajos casi anotaban, surgían las oportunidades, pero o él los detenía o lo haciendo el otro arquero. Se acabaron los treinta minutos. Nadie anoto otro gol, y los cuartos se definirían con penales.
Momento tras momento cada argentino y neerlandés sentía que el corazón se le detendría. Emiliano logró su cometido, detuvo ese gol que le dijo a su enano que haría.
Una última, un último gol y dependía de Lautaro, Lauti con confianza y determinación pateo ese balón...
Cada segundo, cada emoción, cada lágrima valió la pena cuando su omega fue corriendo a sus brazos, Lautaro había anotado y con eso estaban cada vez más cerca.
Entre las celebraciones su celo lo volvió a golpear y fue más desastroso cuando vio al jugador neerlandés, el cual había insultado a su omega, acercarsele para pasarle la mano, estuvo completamente dispuesto a ir y partirle la cara cuando volvió a enamorarse una vez más de su omega.
–¿Qué mira bobo? Anda, anda pa' sha bobo.
Lio pudo darse cuenta del estado de Emi, así que fue rápido con la entrevista.
–Emi, calma... Alfa tranquilo.
Una vez lejos del ojo público, Emi se llevó a su omega a la parte más lejana, entraron a una habitación que contaba con un pequeño refrigerador, una televisión, un pequeño estante y un sofá.
Emiliano comenzó a besar a su pareja por toda la piel que tenía a su alcance, hasta que gruñe frustrado por algo tan simple como lo son las ropas que aún llevan puestas, Dibu se quita la ropa, aunque el término arrancar es más concreto, y destroza la de Lio con la misma sutileza. Se coloca sobre el cuerpo del omega, y comienza a besar su cuello.
Emi levanta la vista y sus ojos chocan con los de Lio durante unos segundos hasta que lo besa con fiereza, lamiendo su cuello de nuevo momentos después y haciendo que su respiración erice la piel de Lio. Sus manos van bajando hasta que una rodea la erección de su omega y comienza a bombearla lentamente hasta que Lio gime.
Lame la punta y agarra la base con su empuñadura, comenzando un vaivén lento que enloquece demasiado pronto a Lio, quien solo parece recordar unas palabras.–Emi, oh dios, por favor, por favor...
–Ya va, pequeño.–Murmura Dibu, lamiendo la erección del omega hasta que este se viene de forma ruidosa.
Dibu gruñe, y le da la vuelta de sopetón, levantando su cintura para comenzar a dilatar la entrada de Lio con su lengua. El Alfa aprovecha el semen de Lio para llevarlo hacia la entrada y comenzar a introducir en ella sus dedos para abrir al omega. Emi empieza a gruñir cuando logra percibir el olor de Virgil y en su estado su alfa solo le exige borrar a toda costa ese repugnante olor de su omega.
–Calma... Alfa.–Dice el omega con un puchero en sus labios, el cual es lamido por Emi antes de bajar por el cuerpo de Lio hacia su erección, donde sopla la punta y observa el estremecimiento de Lio orgulloso.
Lio gime mucho, mucho más alto hasta que Emiliano parece satisfecho, y sin previo aviso, se introduce en su interior con fuerza, pero Lio no nota nada de dolor, por el exquisito placer que su alfa le provoca. El Alfa comienza a bombear con fuerza y ambos gimen y gritan. Cuando Lio, agarra del cabello a Emiliano y tira hacia arriba para que sus labios se unan en un beso fogoso.
El maratón sexual de Emiliano y Lio dura bastante, y Lio no sabe el tiempo que pasa, porque cuando Emi se vuelve a venir dentro de él, ya está medio inconsciente y ni siquiera puede escuchar el bullicio que había antes.
Dibu sale de su interior y se tumba al lado de su omega, lo abraza por la cintura y deja un beso sobre su frente. Lio abre los ojos con dificultad y observa que Emiliano ya parece él mismo.
–¿Ya estás mejor?–Pregunta Lio acurrucándose más contra su alfa.
–Sí... Perdón si fui muy duro con vos.
–Emi...–Lio se incorporó para poder ver los ojos de su Alfa.
–Decime.
–No me vuelvas a mentir... Por favor Alfa.
–Lo prometo, perdón... No quería preocuparte más y también perdón por haber sido brusco.
Con una sonrisita satisfecha, Lio vuelve a los brazos de su Alfa.
–Calma... Alfa me gusto.
❤️✨️
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top