Seis
Esto... Es tan doloroso...
Tanto que JiMin sufría cada noche, cada intento de salir adelante se hacía una eterna tragedia. Su vida era más bien el vano intento de una novela basada en catarsis amorosa.
Él lo ama.
Lo hace tanto que podría hacerlo cualquier mujer, entonces... ¿Porqué recibía tantas cartas de amenaza? ¿Porqué no podía dormir tranquilo sabiendo que en cualquier momento alguien podría llegar y destruir su carrera junto a la de sus compañeros.
Ellos no tenían la culpa de eso, ellos no eran responsables de su orientación sexual. Tampoco eran culpables de que YoonGi igualmente le corresponda el sentimiento.
Estaba destrozado.
Cada día recibía nuevas amenazas, todos lo jugaban debido a su apariencia algo "afeminada" JiMin estaba comenzando a decaer nuevamente, se sentía enfermo y ni siquiera poseía apetito.
Solamente era un triste rio de lágrimas sobre el cual los demás se miraban sin descanso.
Su almohada parecía estar harta de verlo llorar, de que la humedezca siempre a horas oscuras y que luego la deje al amencer como si nada hubiese pasado. Estaba harta de verlo llorar por las noches y fingir reír por el día.
No era la única al parecer, YoonGi se había adentrado en la habitación, con tanto solecito que solo era posible escuchar el suave sollozo del menor.
Min no la había pasado muy bien tampoco, su ansiedad había aumentado y con ello las colillas de cigarrillos, la diferencia, es que él no era tan susceptible a los comentarios como JiMin, y eso era lo que más le dolia.
Con delicadeza, el mayor se acostó a su lado y una de sus pálidas manos fue hasta la espalda de su chico. TaeHyung solía ser quien lo calme siempre, pero esa noche, Min había rogado por algo de tiempo a solas con Park.
—¿Porqué esto está mal?
Fue lo primero que salió de aquellos esponjosos labios, esos que se veían aún más voluminosos gracias al llanto constante.
—Porque cada cabeza es un mundo, y algunos mundos nosotros no podemos sobrevivir, JiMin.
Se lo dijo de la manera más directa y cruda posible, era verdad, no todos apoyan su cercanía, ellos sabían que iba a ser así, pero de igual manera dolía, sabe que lo hace, sin embargo, nada era más doloroso que ver a la persona que amas sufriendo y no poder hacer nada para aliviar ese dolor.
¿Existirá en la vida algo que rompa más la cordura de una persona?
No lo sabe, tampoco quiere saberlo, pero el ver a JiMin ahí, destrozado, llorando a cántaros cada noche, sin querer comer en la mañana y fingiendo que toso estaba bien, le dolía más que cualquier golpe físico.
Un trauma físico puede desaparecer, seguirás tu vida normal y quizás, ni recuerdes que pasó, pero un trauma psicológico, uno sentimental, esos duelen, esos no se van, y afectan tanto el estado físico como el mental.
—JiMin... ¿Qué es la opinión de varias personas, cuando más de el triple de ellas te está apoyando? Hay millones ahí afuera, que darían su vida por ti, no te dejes llevar de un puñado insignificante que solo quiere arruinar tu salud. Rumores hay siempre, nadie podría arruinarte y si lo intentan, podemos defendernos.
Los ojos chocolate por fin se muestran, tan rojos al rededor a pesar de que parecían estar más pequeños que antes por lo hinchados que se encontraban, pero para Min, esos eran los ojos más hermosos del mundo, esos eran los de su chico de Busan, no hay otra persona en el mundo que lo mire con tanto sentimiento que lo abrume, no como JiMin.
—Los chicos saben esto, ellos saben que puede pasar y aún así lo han aceptado, están felices, ¿Porqué no haces lo mismo? Trata de ser feliz, JiMin, porque no puedes solamente hacer feliz a los demás.
Sus brazos se extienden, toma asiento en la cama y no tarda mucho antes de que el cuerpo ajeno esté pegado al propio. Park sorbe con la nariz una y otra vez entre hipidos, sus brazos pasan por el cuello pálido y se siente realmente calmado ahí, en su lugar felíz, donde está en plenitud y nada puede perturbar su tranquilidad.
—Lindo, somos a prueba de Balas ¿Recuerdas? Esto no va a rompernos, vamos a salir adelante, juntos.
Unos labios suaves se posan en la frente cálida del menor, este cierra los ojos suspirando y sintiendo calma aunque sea por esos efímeros momentos, porque sabe que los problemas seguirían, sabe que siempre habrán perdonas queriendo romperlo, pero YoonGi tenía razón, no estaba solo, cree que puede seguir adelante, aunque eso implique alejarse un poco en lo conciertos de su pálido chico.
Si tenía que hacer eso para protegerlos a ambos, entonces lo haría. Igual, sabe que cuando se apagan las luces, cuando ya no hay gritos de jubilo y los asientos ya están vacíos, puede bajar del escenario y perderse en la cercanía de su pareja, puede ser simplemente feliz con YoonGi a escondidas de todos, aún si rumorean, mientras no hayan cámaras en su rostro, seguirá amando a su Hyung.
Y también es doloroso...
Pero es un dolor placentero amarlo.
Uno que definitivamente se puede soportar.
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