Capítulo 44

6 meses después…

New York

El viento les pegaba en la cara a Bucket y Kutsy mientras miraban por la ventana del coche. 

Después de mudarse a los suburbios con el objetivo de tener una vida tranquila, Gerard adoptó nuevas maneras de eliminar su estrés y una de sus favoritas era dar un paseo en coche todos los días en la mañana con las perras en los asientos traseros y luego de eso, llegar al descampado de siempre para sentarse a admirar el paisaje. 

Muchas veces llevaba a esos encuentros su bloc de notas y un lápiz. Admirar la belleza del paisaje le inspiraba mucho para crear su arte y bueno, ahora dependía de eso para vivir. Renunció semanas más tarde después de esa plática con Ray. No podía ser menos honesto con él mismo, ya no quería estar ahí, nunca quiso ese puesto tan importante y admitir que esa responsabilidad le quedó grande fue un gran paso que dió cuando aún estaba en crisis. 

Renunciar a la compañía que le dió más tristezas que alegrías fue un favor que se hizo a sí mismo, luego mudarse a un sitio donde encontró paz total también fue una caricia al alma. Siempre estuvo rodeado del ruido de la ciudad y de edificios altos. Cuando Mikey le recomendó buscar otro sitio para cambiar de ambiente, no dudó dos veces y al encontrar esa casita cómoda y acogedora, inmediatamente accedió a comprarla. 

No negaría que dejar su departamento fue algo fuerte, pasó muchos momentos malos ahí dentro gracias a Adam, pero también momentos maravillosos con Frank. Prefería recordar aquellos, tener en su memoria las veces que él estuvo en el departamento dándole color a su vida, los besos de buenos días en la cocina y los fogosos encuentros en los rincones menos esperados. Si algo hubiera detenido la venta de ese lugar, eran esos recuerdos… pero desgraciadamente él tenía que seguir adelante para sanar. 

Se mudó a dicha casa y su vida mejoró mucho. El cambio de ambiente realmente sirvió y la ansiedad poco a poco se reducía. Hacer cosas que a él siempre le gustaron también fue de ayuda, liberarse de las cadenas de ese sufrimiento también le permitieron encontrar la tranquilidad que añoraba, pero no diría que estaba bien porque aún tenía que disculparse con alguien más. 

Ray le prometió que cuando estuviera mejor le ayudaría a contactar a Frank. Llevaba un poco más de un año sin saber de él. La última vez que lo vio fue cuando lo rompió por completo y después vino la paliza por parte de su ahora cuñado. No se atrevió a preguntar por él nuevamente, tampoco quería fastidiar a Toro. Era mejor dejar que las cosas fluyeran y que permitiera que el tiempo hiciera su trabajo, pero después de un año y de tantos cambios en su vida Gerard pensaba que era un buen momento como para cerrar ese ciclo. 

Fue algo difícil convencer a Ray para que le diera la dirección de la casa de Frank. Primero negó y negó, no hizo el trabajo fácil. Después Toro dió su brazo a torcer, pero un poco y le dijo que podría hacer que tuvieran un encuentro en alguna cafetería, pero Gerard insistía a hacer las cosas como él quería a lo que su amigo volvió a negarse. 

A ese punto, Way estaba desesperado. Sentía que todo el trabajo que vino haciendo durante todo ese año se había ido al piso porque su prioridad siempre fue que Frank viera el hombre que era, en todo lo que mejoró y las cosas que ya no eran parte de él. Quería que Frank creyera que todo ese cambio de actitud era porque quería recuperarlo, porque necesitaba tenerlo en su vida otra vez. Seguía amándolo tanto o más que el primer día e iba a ser doloroso que no pudiera tener una última oportunidad. Cada día se arrepentía de cada una de sus palabras, se arrepentía que todas su acciones y de la mala sangre que tuvo al negarle algo que él se ganó con el sudor de su frente y no porque le chupó el pene debajo del escritorio como le dijo una vez en ese ataque de rabia y locura.  

Gerard necesita disculparse para seguir ese proceso de sanación. 

Mikey tuvo un papel muy importante, fue quien convenció a Ray para que lo ayudara a Gerard. Tenía que ser honesto y admitir que la primera impresión que obtuvo de Frank no fue la mejor, pero ese tipo realmente le hizo bien a su hermano y si él estaba enamorado de verdad, merecía una segunda oportunidad. Toro no estaba muy convencido aún, pero su ahora prometido fue tan insistente que decidió decir que sí y darle la dirección junto a un número de teléfono para que Gerard se contactará con Frank. 

Así que Gerard decidió preparar muy bien lo que iba a decir y cómo iba a hacerlo. Esa mañana mientras las perras corrían y él escribía en papel todo lo que sentía, tuvo ganas de pintar ese cuadro que nunca llegó a terminar por culpa de Adam, pero eso haría cuando volviera a casa. En ese momento se enfocó en plasmar su pensar y sus sentimientos para afrontar ese miedo…

Ese miedo de que Frank ya no lo amará más. 

****

Un año después, la vida de Iero cambió mucho a decir verdad.

Su corazón roto demoró en sanar. Esa herida dolió como los mil infiernos por mucho tiempo y aunque se permitió sufrir todo lo que necesitaba para evitar guardar todo ese dolor, sabía que ese no era el fin del mundo. No estaba seguro si se permitiría amar de nuevo, sería una tontería que a sus veintiséis se cerrara a conocer a alguien nuevo, pero sabía muy bien que todavía no estaba listo. Lo que tuvo con Gerard fue algo que no tuvo antes, esa intensidad y amor que sintió por él fue algo nuevo que descubrió que podía sentir y entregar a alguien más. Amar siempre no iba a ser algo placentero y maravilloso, muchas veces dolía tan malditamente fuerte que las ganas de tener esa ilusión de nuevo podrían no aparecer en un largo tiempo. 

También entraba en juego no solo la idea de amar nuevamente, sino de encontrar esa persona que pudiera amarlo como merecía. A esas alturas no supo bien si Gerard realmente lo amó o no. Se sentía bien con él, y cuando no era un desgraciado parecía quererlo… pero ya no sabía nada. Gerard mintió tanto que su confianza quedó lastimada y ahora solo le quedaba miedo. Nunca quiso preguntar mucho acerca de esa relación que tuvo años atrás porque jamás lo vio necesario, pero tampoco imaginó que aquello había sido tan grande e importante. Fueron años, una adolescencia y parte de su adultez junto a ese tipo que no podía ser reemplazado por algo de unos cuantos meses. Entendía que no lo quisiera como decía, pero tampoco entendía la razón de Gerard para mentirle en su cara y profesar tanto amor que parecía realmente algo malditamente mágico y fuera de este planeta. Gerard siempre fue un tipo inestable, él lo sabía de primera mano. Ese cambio de odiarlo a amarlo fue rápido y nunca lo cuestionó, se dejó llevar por lo que sentía y lo intenso de la situación que cuando se dio cuenta ya lo amaba con la fuerza de mil soles. 

Pero al final de cuentas fue muy bonito como para ser verdad, fue muy bonito como para realmente pensar que él pudo cambiar tan rápido y amarlo como decía hacer, cuando todo ese tiempo tuvo a su ex en su mente, calando profundo y rompiendo todo lo maravilloso que construyeron juntos. 

Todo lo vivido le ayudó a ser un tipo más maduro y centrado. Su nuevo empleo le gustaba mucho y pudo desarrollar todas esas habilidades aprendidas en la empresa donde hizo sus pasantías. Estaba bastante feliz, no pensaba nada más que en esforzarse y dar lo mejor de sí. Su trabajo fue cuestionado una vez, por alguien que amó y eso caló profundo en su mente. No iba a permitir que nadie denigrara su trabajo nuevamente, sea quien sea. 

Y esa era la situación de Frank en ese momento. Alejado de la idea de amar a alguien nuevamente, enfocado en su trabajo y en su familia. 

Así que nunca pensó que esa tarde, después de trabajar, al volver a la casa de su abuela la estabilidad emocional por la cual había peleado tanto, se rompió cuando lo vio.

Terminaba de subir unas bolsas de la compra a la casa, cuando sintió que unas patitas tocaron la parte posterior de sus piernas. Su mamá estaba ayudando a subir las bolsas cuando notó a aquellas perritas juguetonas correr hacia Frank. El tatuado dejó lo que hacía para ver a Bucket y Kutsy mover sus colas malditamente felices, emocionadas por verlo después de tanto tiempo. Él se quedó de piedra y unas cuantas lágrimas se agolparon en sus ojos cuando las vio porque las extrañaba con su vida entera y nunca pudo despedirse de ellas.

Así que levantó la mirada para buscar quién las había traído y lo vio… estaba parado a un par de casas de la de su abuela. Llevaba un cardigan largo y se había dejado crecer el cabello, todo lo contrario a él, que llevaba un par de días rapado. Un calor en su pecho empezó a burbujear y ¿recuerdan cuando mencioné que era un tipo más maduro? Pues la verdad es que en ese instante dejó que toda la rabia que llevaba acumulada saliera y explotara con quien la provocó desde un inicio.

Caminó hacia él sin dejar de hacer contacto visual y una vez lo tuvo en frente empezó a golpearlo en el pecho repetidas veces como mucha furia. Era un sinvergüenza, un desgraciado sin corazón que buscaba perturbar de nuevo su calma.

—¿Qué mierda haces aquí? —preguntó rabioso— ¿Cómo te atreves a aparecerte en mi casa? ¿Cómo te atreves siquiera a venir aquí? ¿Cómo te atreves? ¡Descarado! ¡Infeliz! ¡Maldito cabrón!

—¡Oye! ¡Oye! Dame un chance para hablar, ¿quieres? —contestó tomándolo de las muñecas, Frank se soltó de su agarre y lo empujó.

—Tú y yo no tenemos nada que hablar. ¿Quién te dio la dirección de la casa de mi abuela?

—L-la recuperé de u-unos papeles que d-diste cuando entraste a la compañía —Frank sonrió.

—Eres un maldito mentiroso, nunca puse la dirección de mi abuela en ningún papel que tú pudieras tener. ¿Ray te dio esta dirección?

—N-no, lo prometo.

—No me prometas una mierda, claro que fue él. Tartamudeas de los nervios porque mientes, desgraciadamente te conozco, Gerard. 

—Frank, entiendo que no quieras hablarme, pero necesito que me des dos minutos de tu tiempo para escucharme.

—¡Dije que no! No puedes venir aquí y simplemente pedirme algo que no me diste en su momento. No sé qué quieres de mí, Gerard. Me alejé de ti y de tu mierda hace mucho tiempo y créeme que he estado mucho mejor sin verte la cara. No quiero volver a lo mismo de antes, no quiero nada que ver contigo. Lárgate. 

Gerard respiró profundo, las cosas no iban a ser fáciles, pero tampoco imaginó que Frank fuera así de rencoroso. Aun así no iba a rendirse, no había luchado tanto contra sí mismo para darse por vencido tan rápido. 

—Solo dos minutos. No pido más.

—Dije que no.

—¡Frank! —el tatuado se giró a ver a su madre caminar hacia él. Gerard pudo ver el fuego en sus ojos y supo que no había sido buena idea haber aparecido tan repentinamente en la casa de Iero. 

—Mamá, él ya se va.

—Es ese maldito idiota, ¿verdad? —el pintor tragó en seco, estaba jodido.

—Mamá, regresa a la casa, por favor. Yo me encargo —dijo deteniéndola, pero Linda Iero necesitaba sacarse la rabia que tenía guardada desde que vio a su hijo derramar lágrimas por él.

—No sé qué pretendes molestando a mi hijo nuevamente, pero solo quiero que sepas que no quiero verte cerca de él nunca más.

—Señora, yo solo- —y Gerard se quedó estático cuando la mano de Linda chocó con su mejilla. Escuchó a Frank gritar el nombre de su madre y dio dos pasos hacia atrás porque casi pierde el equilibrio de lo desorientado que quedó después de recibir el golpe de la mujer. 

—¡Dije que te largaras!

—Mamá, vamos —Frank caminó con su madre lejos de Gerard, pero este fue tras ellos—. ¡No! —lo detuvo de inmediato—. Dije que te fueras. Desaparece de mi vida como yo lo hice de la tuya y vete a la mierda. 

Way no esperó que su primera interacción con su ex suegra fuera así, pero se la merecía y lo sabía. Si el tuviera un hijo tampoco se hubiese quedado de brazos cruzados. Un gañan como él se merecía eso y más. 

Vio como Frank y su madre entraron a la casa. Había hecho un viaje largo para obtener lo que quería y si Frank decidía odiarlo más después de eso, que lo hiciera, pero no se iba a ir hasta que él pudiera decirle todo lo que necesitara decirle. 

Caminó hasta la casa y tocó la puerta, llamó el nombre de Frank un par de ocasiones, pero nadie abrió. Luego de unos minutos y de ver a Bucket y Kutsy esperando ver a Frank nuevamente, se sentó con ellas. Podía llover, nevar, haber un terremoto o un tornado, él no se movería de ahí hasta que Frank dijera que sí. 

Desde el otro piso, Frank miraba hacia abajo intentando no ser descubierto. Su madre estaba furiosa, y hasta que Gerard no se fuera de ahí no iba a lograr calmarla, mucho menos con todo el ruido que hacía por ratos, llamando por su nombre y golpeando la puerta.

Tenía muchos sentimientos encontrados, quería llorar, quería gritar y quería desaparecer. También quería abrazarlo, tener su cuerpo junto al suyo y besarlo tanto… porque aunque su corazón haya sanado, él seguía amándolo como el primer día. Y eso era lo que más rabia le provocaba, porque después de todo el daño que le hizo, no podía odiarlo como merecía. Seguía enamorado de ese patán desgraciado cuando no se merecía ni una pizca de amor. 

—Frank, quiero que ese tipo se vaya de aquí antes que tu abuela y tus tías regresen. 

—¿Pero qué hago? Yo no sé ni siquiera cómo llegó aquí, mamá. 

—No me interesa, Frank. Que se largue ya. 

—Mamá, calma. 

—Me voy a calmar cuando no lo vea aquí. ¿Para qué vino a molestarte? Pensé que no sabías de él. 

—No sabía nada de él hasta ahora, lo juro —volvieron a escuchar los llamados de Gerard y Linda estuvo a punto de bajar, pero Frank la detuvo—. ¡Mamá! ¡Mamá! Por favor, cálmate. Yo me encargo. 

La mujer no dijo nada más, solo dejó que Frank fuera corriendo hasta el piso inferior e hiciera que aquel sujeto desapareciera de su vista. 

Frank tomó fuerzas para no correr a sus brazos cuando abriera la puerta, pero cuando esos ojos verdes se encontraron con los suyos, reafirmó el amor que todavía sentía por él desgraciadamente. Joder… iba a ser demasiado difícil. 

—Para de hacer ruido, joder. Mi madre quiere matarte. 

—Bueno, si me hubieras dado dos minutos de tu tiempo yo no estaría haciendo este escándalo. 

—Cállate y vamos —contestó quitándole las llaves de su auto de la mano y caminando delante de él. 

Bucket y Kutsy caminaron tras Frank y subieron cuando esté abrió la puerta trasera. Él ocupó el asiento del conductor y Gerard no le tocó más que sentarse en el del pasajero. No recordaba nunca haberlo visto conducir, y le dió mucho miedo cuando aceleró de una sola vez sin siquiera dejarlo ponerse el cinturón de seguridad. 

El viaje no duró mucho, luego de avanzar un par de cuadras en silencio, Frank aparcó el carro al lado de un parque que estaba vacío. No dijo absolutamente nada cuando bajó y solo caminó a sacar a las perras de los asientos traseros. Tampoco esperó a que le dijera algo para que lo siguiera porque Frank lo volteó a ver y caminó hacia el interior del parque. El ex pasante tomó asiento en una banca vacía, bastante al extremo de esta para que Gerard tome asiento muy lejos de él. Tenía el ceño muy fruncido, los brazos cruzados y miraba hacia otro lado… la furia en su cuerpo quería explotar.

—Tienes dos minutos —inició Frank, Gerard aclaró su garganta y secó el sudor de sus manos en su pantalones, realmente estaba muy nervioso.

—Siento tanto ser así de imprudente. Acepto el enojo de tu madre porque entiendo que le contaste todo y está bien. Me lo merezco… pero ha pasado mucho tiempo y yo… y yo admito no haber hecho las cosas bien. Debí contarte sobre Adam-

—Debiste contarme sobre Adam, debiste haberme dicho que amabas a tu ex aún, debiste haber dicho un montón de cosas, Gerard.

—Pensé que él nunca regresaría, Frank. ¿Recuerdas cuando mencioné que tuve una relación demasiado horrible durante muchos años? Fue con él, me destruyó, me dejó mentalmente destrozado y yo seguí ahí durante tantos años. Creó una dependencia en mí que pensé que había superado, pero la verdad de todo es que cuando nos conocimos, había roto conmigo hacía unos escasos cuatro meses. Siempre supe todo lo que no me gustaba de él, se parecía a mi madre en muchos sentidos y ahora —se detuvo un momento para no soltarse a llorar—, mi psicólogo me dijo que buscaba a alguien que fuera similar a Donna. Y por eso no podía soltar a Adam, tenía miedo de quedarme solo y me había jodido tanto la cabeza que pensé que nunca encontraría a nadie que quisiera estar conmigo. 

Frank quiso gritar. De la impotencia apretó los puños y bajó la cabeza. Estaba desesperado, pero no quería ser tan cabrón y decir cualquier tontería, así que suspiró y dejó que Gerard continuara hablando antes de soltar barbaridades. 

—Sé que tienes que estar furioso por lo que estoy diciendo y no digo que no puedas odiarme por todo esto, pero joder… joder… ha sido tan difícil entender qué estaba mal conmigo, Frank. Sabía que te amaba, sabía que quería estar contigo, pero no entendía por qué no podía simplemente ser esa persona que tu merecías. He pasado los peores días de mi vida entendiendo todo lo que hice mal y todo el daño que te hice. Créeme que me arrepiento de haberte lastimado tanto. Nunca fue mi intención, realmente me enamoré de ti y fui feliz, aunque no me di cuenta. 

—¿Cómo te atreves a venir aquí y decirme todo esto? —respondió con voz baja—. Pasé noches enteras pensando en qué había fallado para que lo nuestro no se diera. Me hiciste sentir que no era suficiente para ti. Me hiciste sentir que yo tuve la culpa de todo esto. Solo de pensar que todo el drama que armaste cuando prioricé mi bienestar sin dejar de pensar en ti. ¿Intentaste utilizarme como una excusa para salir de ese trabajo porque sabías que Adam regresaba, verdad? —Gerard asintió con vergüenza, Frank apretó los ojos intentando aguantarse las lágrimas—. Ni siquiera para eso fuiste valiente. 

—Frank… 

—Además de eso intentaste sabotear mis prácticas, denigraste mi trabajo, me engañaste con ese cabrón. Me mentiste enormemente. 

—Yo sé qué hice mal y por eso vengo aquí a pedir disculpas, Frank.

—Tus disculpas no cambian absolutamente nada de lo que hiciste.

—¡Yo lo sé! —exclamó harto—. He aprendido de todos mis errores, me averguenzo de todo lo que hice. Al elegir nuevamente a Adam, tuve que vivir una de las peores crisis que tuve jamás. Volví a ser ese Gerard que aguantó maldito maltrato psicológico y no tenía a nadie porque inclusive mi familia se alejó de mí, otra vez. Acabé tan destruido que tuve que renunciar a mi trabajo y dejar mi casa, porque claramente no podía estar en un sitio que me recordaba tantas cosas malas. Frank, vine buscando tu perdón. Acepto todo el mal que te hice y me arrepiento. Me di cuenta muy tarde de que no amaba a Adam y que lo dejé de amar inclusive antes de conocerte, todo lo que pasó fue gracias a su manipulación y a mi jodida cabeza que no se hallaba y quiero cerrar este ciclo de mi vida para seguir adelante, por eso estoy aquí rogando tu perdón.

—Bien, te perdono. Ahora puedes irte y desaparecer de mi vida.

—Espera —contestó deteniendolo, Frank retiró su mano de inmediato cuando sintió el tacto suave de la piel de Gerard—. No hagamos las cosas más difíciles, Frank. Por favor. 

—¿Qué quieres que te diga? También lloré y sufrí durante mucho tiempo, pero no me dejé morir porque el hombre que pensaba que me amaba al final de cuentas nunca me quiso. Todo el daño que me hiciste fue mi motor para seguir adelante y aprendí muchas cosas en el camino. Ahora me valoro más y no estoy dispuesto a entregar mi corazón a cualquiera. Nadie va a volver a humillarme, porque sé lo que valgo y lo que quiero. Tú tuviste tu momento de autodescubrimiento y yo también. Ahora somos mejores personas dentro de lo que cabe. Necesitabas que te disculpara, y lo estoy haciendo. Tampoco me hace bien tener ese rencor guardado y si con esto voy a evitar encontrarme de nuevo contigo, pues está bien. Que te vaya muy bien, Gerard. Espero que seas muy feliz.

Iero le tiró las llaves y se alejó despacio intentando no soltarse a llorar. Le hacía tanto daño escucharlo hablar tan tranquilo de todo lo que pasó entre ellos. Ambos sufrieron, sí, desgraciadamente la vida fue muy cruel con ambos y solo quería seguir adelante como estaba haciendo, porque a pesar del tiempo, aun dolía. Estaba seguro que sanó, pero recordar nuevamente todo lo vivido, siempre iba a ser un malestar inmenso. Mucho más cuando pensó que no volvería a ver a Gerard. 

—Frank —lo llamó, Iero siguió caminando—. Vine a buscarte porque necesitaba tu perdón.

—Ya te dije que te perdono —contestó sin girarse—. No tenemos más que hablar.

—Aún te amo.

El ex pasante sonrió con sorna, no podía creer lo que estaba escuchando. Despues de tanto tiempo, Gerard seguía mintiendo y joder… joder… ¿Por qué tenía que pasar nuevamente por esto con él?

—No digas que tú no me amas, porque siento que me mentirías descaradamente —Iero se giró enojado y volvió a caminar hacia él.

—Tú no sabes nada de mí, ya no soy el mismo Frank que se dejó llenar de ilusiones vacías por un tipo que nunca supo que quería de su vida. 

—Y yo tampoco soy el mismo Gerard que perdió todo lo que tenía por no valorarlo. He cambiado muchas cosas de mi y estoy seguro que voy a seguir mejorando. Si he hecho todo esto ha sido porque no puedo perdonarme haberte fallado así. Tú me enseñaste lo que era amar y ser amado. Contigo sentí que podía ser libre de todo lo que me mantenía prisionero. Frank, te amo. Lo juro por Dios. Todo lo que he hecho ha sido porque necesito tenerte a mi lado nuevamente. No soy nada sin ti. 

—¿Por qué piensas que las cosas van a ser así de fáciles? Siempre ha sido lo que tú quieres y nunca lo que yo quiero. Corté contigo porque no podía más, me trataste como si fuera la peor persona del mundo por hacerlo y nunca entendiste que no era porque no te amaba, sino porque ya no podíamos estar en una relación que nos destruía a ambos, Gerard. ¿Entiendes un poco de lo que te estoy diciendo al menos?

—Lo entiendo todo, absolutamente todo y por eso estoy aquí. Dispuesto a hacer lo que tu quieres que haga para que regreses a mi. Estoy dispuesto a cambiarlo todo nuevamente si eso es lo que quieres, pelearé contra el sol, la luna y las estrellas si eso es lo que hace falta para que regreses a mí. Me enfrentaré a todo el odio de tu familia, solo para estar contigo otra vez. Te amo, joder y sé que aun me amas como yo a ti. 

—No dudo que la terapia te haya hecho bien. No dudo que hayas cambiado muchas actitudes tuyas que no eran las correctas, pero aun no entiendes lo que siempre quise. 

—¿Qué es lo que siempre quisiste? Solo dímelo y puedo trabajar en ello —Iero sonrió, una lágrima rodó por su mejilla. 

—Siempre quise que sintieras amor por ti mismo. Quise que todo lo que hicieras, lo hicieras por ti, porque te hacía feliz y porque lo merecías. No por mí, no por nadie más. Has sufrido tanto por absolutamente todo lo que ha pasado en tu vida, por tu enfermedad y por tu madre que siempre quise que pensaras en ti y eligieras romper el ciclo. Ser genuinamente feliz. Pero vienes aquí y dices que todo lo que has hecho, lo has hecho por mi y yo ya no sé qué pensar. ¿Lo haces por manipularme? No va a funcionar. 

—No busco hacer eso, lo juro. Yo quiero estar contigo porque eres quien me hace feliz. Soy completamente honesto. Busco redimirme por lo que he hecho y recuperarte porque me haces tanta falta. He cambiado, lo juro-

—Ya lo sé, pero no es el momento. Pensé que este tema estaba muerto para mi, pero después de golpearte no creo que haya sanado como pensaba. Tengo mucha rabia guardada y quiero que tú y yo estemos bien. 

—¿Cuándo será el momento? Me estoy muriendo sin ti.

—Cuando entiendas que debes mejorar por ti y por tu propio bienestar. No por nadie más. 

Gerard sonrió con amargura y antes de responder notó como Frank no llevaba puesta la pulsera que le regaló cuando se hicieron novios. Entonces una lágrima rodó por su mejilla y aunque la apartó rápido, Frank notó su malestar. 

—¿Realmente ya no me amas? 

—¿Por?

—No llevas la pulsera —entonces Iero le mostró su tobillo, cuando Gerard notó las cuentas adornando su pie, suspiró aliviado y miró a Frank quien le sonreía burlón.  

—No me la quité jamás. Porque a pesar que debería odiarte con mi vida por todo lo que hiciste, no he podido. El amor que todavía siento por ti es demasiado intenso, pero no por eso voy a regresar. Lo nuestro se tornó tan jodidamente tóxico que ya era imposible de conllevar. Solo nos estábamos haciendo daño, Gerard. Por eso no puedo decirte que sí aunque me muera por estar contigo otra vez. 

—Lo entiendo, si esa es tu decisión… solo me queda aceptarla.

Frank le secó las lágrimas, podía notar la sinceridad en sus palabras y sabía que estaba haciendo lo mejor para ambos. Entonces solo quiso matar esa ansiedad que tenía por probar los labios contrarios después de tanto tiempo, se puso de puntas para alcanzar la boca de Way y dejar un beso ahí, alterando los sentidos del pintor y dándole esperanzas para seguir adelante. 

—Cuando estés listo para empezar a amarte a ti mismo y decidas comenzar un nuevo camino, recuerda que solo debes llamarme por mi nombre —susurró—. Y yo estaré a tu lado.

Y con aquella promesa, el ex pasante se retiró dejando al mayor en aquel parque, con una sonrisa en los labios y nuevas razones para sentirse más libre que nunca. Fue como si Frank hubiese liberado al ave de su jaula con tan solo la dulzura de sus ojos pardos y sus sentimientos empedernidos.

FIN

Terminado el 12/02/2024 a las 11:06 pm.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top