Capítulo 36
—Frank, ¿estás bien? —preguntó Ray cuando vio a su amigo bastante mareado. El pasante sólo asintió mientras se bebía otro chupito de tequila.
—De puta madre, hermano. ¿Por?
—Estás bebiendo muy rápido y conociéndote...
—Amigo, es viernes, ha sido una semana de mierda y lo único que quiero es olvidarme de todo ese estrés al que me someten. Tengo derecho de ponerme hasta el culo, ¿bien?
—Espero que mañana no te estés arrepintiendo de lo que me estás diciendo.
—Créeme que no, Ray... eso no pasará.
Entonces fue cuando la música de la discoteca donde estaba se puso mucho mejor y Frank tomó del brazo a Ray para ir a la pista a bailar. Quería contagiarse del buen rollo del lugar y olvidar que su relación con su jefe se estaba yendo a la mierda total.
Cerró los ojos mientras se movía al ritmo de la música, pero a su mente sólo llegaban las imágenes de Gerard y Adam a punto de besarse. La cercanía entre ellos y esa química que presintió en ese instante en el que entró a la oficina. Ahora entendía esa lejanía, encontraba la respuesta a la actitud extraña de Gerard durante esas semanas. No estaba seguro si aquello que tenía con Adam venía desde antes que él entrara a trabajar a la oficina o se desarrolló con el paso de las semanas, pero joder... joder, joder. Le dolía tantísimo el pecho y quería llorar de la rabia e impotencia.
Se mantuvo firme en no querer escuchar sus explicaciones, después de todo no había mucho que decir, se tragó la película entera y en primera fila. Le daba mucha rabia el descaro de Gerard y la falsa inocencia de Adam. Eran un par de hijos de puta, pero mucho más Gerard quien se desvivía diciendo que lo amaba, pero por otro lado le estaba engañando con ese otro tipo y saberlo le quemaba el pecho. Gerard no era todo lo que él pensó alguna vez, y todos los sueños que tenía junto con su amado fueron aplastados en segundos cuando la confianza y el respeto que se suponía que primaba en la relación, fue puesta en juego.
¿Ahora qué debía hacer? No tenía ganas de escuchar a Gerard soltar mentiras, pero esa desesperación que percibía en su cuerpo debido a la situación le hacía necesitar una respuesta. Respuesta que no sabía si le iba a agradar... respuesta que le iba a doler en el alma si no era lo que él quería escuchar. Entonces esa angustia se volvía más fuerte y lo ponía en una encrucijada dolorosa.
Se dejó llevar por el dolor y trató de aplacarlo bebiendo hasta más no poder. Aun así se contuvo para no decirle nada a Ray y dejar salir lo que lo estaba matando... tampoco supo muy bien cómo tomó un taxi y llegó a casa de Gerard. Solo quería olvidar todo lo que vio, quería que él le dijera que lo amaba y que no había nadie más en su vida que lo hiciera dudar de lo que sentía por Frank.
Tocó muy fuerte algunas veces, las perras ladraron haciendo escándalo y él se apoyó en la puerta hasta que sintió como esta cedía. Gerard se encontró a Frank bastante ebrio en su portal y lo sostuvo entre sus manos cuando lo vio tambaleante. El pasante empezó a reírse de su propia situación y Gerard percibió el aroma a alcohol que le indicaba que estaba muy borracho por lo que entró con él al departamento para luego guiarlo a la habitación.
—¿Dónde estuviste? Te llamé toda la noche, Frank.
—Estuve divirtiéndome con mi amigo Ray. Bebimos, bailamos y luego vine a ver tu bonita cara, Gee —rio, el jefe frunció su ceño levemente. No quería pelear otra vez por lo que controló su humor para evitar algo peor.
—Ven, vamos a darte una ducha para que se te quite la borrachera, ¿bien?
—No... no quiero... mejor dame un beso —se inclinó hacía él, pero Gerard lo esquivó.
—Frank, no estás muy bien que digamos. Solo hazme caso por favor, ya son las cuatro de la mañana y no podemos hacer ruido.
—¿Pero por qué no me quieres dar un besito? —hizo un puchero, se colgó del cuello de Gerard—. Solo uno.
—Cariño, basta... ven conmigo, ¿sí? —empezó quitándole la chaqueta a Frank, el pasante se quejó.
—¡Yo puedo solo! —se alejó de Gerard tambaleante—. No me toques, déjame en paz.
El jefe suspiró conflictuado. Si bien era cierto que Frank estaba en toda su posición de seguir furioso con él por lo ocurrido en la tarde, aparecer ebrio en su casa a hacer escándalo no era algo que le gustara o que esperara por parte de él. Le parecía un comportamiento bastante inmaduro por parte de Iero, pero tampoco quería hacer el problema mucho mayor teniendo en cuenta lo jodido que estaba debido a Adam.
Ese hijo de puta... no paraba de joderle la vida en ningún momento y no podía creer lo injusto que era todo ahora que estaba siendo el tipo más feliz del mundo junto al hombre que más amaba. ¿Por qué tuvo que aparecer otra vez y remover toda esa mierda enterrada entre ellos? ¿No fue suficiente para él destruirle la psiquis y crearle todos esos malditos problemas que le afectaba a día de hoy? Era increíble el poder que todavía tenía sobre él y tristemente no tenía idea cómo detener el deterioro de su relación con Iero.
El pasante caminó a la ducha ya sin nada encima y cuando abrió la llave del agua, pisó en falso. Resbaló, pero Gerard estuvo rápido para él y lo tomó fuerte de la cintura. El agua caía sobre ellos, Frank cerró sus ojos y sonrió tontamente sintiendo las cálidas manos de su jefe en su piel apretando y su mirada esmeralda sobre la suya. El nudo en la garganta que se le formó le impidió decir que lo necesitaba, aun así tomó la valentía suficiente para besarlo despacio, mordiendo sus labios delicados y turnándose para invadir la boca ajena con su lengua.
—Te amo, Frankie —susurró Gerard luego de romper el beso, Iero sonrió burlesco.
—¿Realmente lo haces? —preguntó con miedo a la respuesta, ya había sido demasiado todo lo que pasó ese día y no sabía si esa ansiedad en su pecho se calmaría con una respuesta de Gerard—. ¿O solo juegas conmigo, amor?
—Frank...
—No... no lo digas...
—Sabes que te amo con mi vida y lo que pasó en la tarde... —el pasante puso un dedo en los labios de Way.
—Miénteme descaradamente, estoy muy borracho y no me importa ahora, pero al menos fóllame para sentirte mío. Porque eso es lo que necesito en este momento... necesito sentir que sigues siendo mío.
Gerard no supo cómo actuar, mientras Frank sonreía triste. También quería derrumbarse, la desesperación se hacía presente otra vez y solo fue bajando poco a poco cuando los labios del jefe tocaron los suyos en un beso apasionado bajo el chorro del agua.
Frank amaba a Gerard sin ninguna duda... Gerard estaba enamorado de Frank, pero esa conexión tóxica que lo unía con Adam seguía bastante viva y se dio cuenta de ello ahora que regresó a fastidiarle nuevamente. Ahora, que se suponía que estaba feliz con el mejor tipo que pudo cruzarse en su camino. Ahora que la ansiedad se "había ido" y lo único que hacía era intentar ser mejor persona para que Frank no se cansara de él y lo dejara como hizo su ex en su día. Ahora que estaba intentando vivir una vez más por alguien que amaba... ¿por qué ahora?
Porque seguía intentando engañarse a sí mismo tratando de autoconvencerse de que olvidó por completo a Adam cuando no era así y ridículamente siguió con su vida como si nada en vez de enfrentar a lo que lo asustaba y terminar con esa conexión de raíz. Entonces se sentía culpable de tocar el cuerpo desnudo de Frank, de hacerle el amor como se lo estaba haciendo en ese momento sobre esa cama que los había tenido juntos en sus mejores y peores días, amándose enteros sin pensar en el qué dirán.
Y lo peor de todo es que Frank estaba totalmente entregado a su ser, velaba por su bienestar e inclusive podía morir por él. Estaba enamorado, loco por él, tanto que lo perdonó después de lo mal que lo trató en su día y no le importó dejar el pasado atrás para construir un futuro brillante a su lado. Le estaba fallando por no saber gestionar sus emociones y no querer resolver todos esos asuntos pendientes que tenía. Frank era demasiado para él, era todo lo que deseó en alguien y no quería perderlo...
El jadeo del pasante en su oído le erizaba la piel entera, su interior caliente y apretado siempre era delicioso de percibir y sus besos cargados de deseo lo embriagaban de placer. Era un completo hijo de puta al no poderle ser sincero y contarle todo lo que le ocultaba... tenía al mejor tipo del planeta entero sobre sus piernas, dejándose follar intensamente, pero no podía disfrutarlo como se debía porque su pecho estaba lleno de culpa.
Los sentones de Frank se hicieron más intensos, sus uñas se clavaban en la piel del jefe dejando su marca y sus labios eran mordidos con furia contenida. No podía creer que Gerard lo dominara tan fuerte que lo volvía su puta personal.
Y estaba tan enojado consigo mismo... las imágenes de Gerard y Adam volvían a reproducirse en su mente como una pesadilla que hacía que ese enojo se incrementara más y más... que cuando llegó al orgasmo se aferró tan fuerte al jefe, arañando su espalda hasta hacerla sangrar y rompió en llanto de la tristeza que le provocaba ser tan idiota por estar enamorado de un tipo que no lo estaba valorando como merecía, de que a pesar que Gerard le estaba haciendo el amor como nunca, ya no lo sentía suyo para nada. Dejó sus lágrimas correr libremente mientras Gerard lo recostaba en la cama y besaba su rostro. Le repitió muchas veces que lo amaba y que lo perdonara, pero Frank no quería escuchar ni perdonar nada. Se hizo un ovillo llorando como un niño pequeño y no supo en qué momento se quedó dormido.
Cuando despertó, la habitación estaba vacía. No sabía si Gerard salió con las perras o estaba al otro lado del departamento, pero tampoco le hizo mucho caso. La cabeza le dolía y sus ojos estaban hinchados por llorar como una maldita magdalena. Los ánimos estaban por los suelos, así que solo necesitaba darse una ducha, vestir ropa limpia e ir a un sitio que sabía que le aliviaría un poco ese dolor que tenía en el alma.
Pero cuando estaba vistiéndose, la puerta se abrió y Kutsy fue emocionada a él para que le diera mimos, seguida de Bucket. Las acarició levemente y se sentó para calzarse los zapatos... solo que la presencia de Gerard lo desconcertó en ese instante de mediana tranquilidad. Entró con un vaso con agua y dos aspirinas en las manos, Frank no lo volteó a ver cuándo le deseó buenos días y tampoco contestó alegre.
—¿Te vas? —preguntó el jefe, Frank asintió mientras tomaba las pastillas y el vaso con agua.
—Me voy a New Jersey —dijo y Gerard sintió pánico.
—¿Por?
—Necesito ver a mi familia, Gerard. Eso es todo.
—T-te llevo al terminal.
—No hace falta —tomó su celular y billetera del velador y caminó fuera de la habitación sintiendo los pasos de Way tras él.
—Te vas, así como si nada.
—No tengo que darte explicaciones de nada de lo que haga o donde vaya. Creo que está de más.
—Déjame llevarte al terminal al menos.
—No hace falta —repitió bastante fastidiado—. Gerard, por favor.
—No, por favor tú. Anoche me desviví llamándote, estuve preocupado por ti y luego apareces en la madrugada a hacer escándalo, Frank. Ni siquiera me permites explicarme y eso tampoco es justo para mí.
—Por Dios... —esbozó una sonrisa burlona—. Eres demasiado cínico, Gerard.
—¿Cínico por pedir dos minutos de tu tiempo para intentar resolver este problema que afecta nuestra relación? Bien, soy el tipo más cínico del planeta entero entonces, pero que conste que no me estuve escondiendo en ningún momento y peor aun evitando darte explicaciones.
—Wow... Gracias por querer ser sincero conmigo y contarme sobre algo que yo vi con mis malditos ojos y que no necesito que nadie me diga que son ideas de mi jodida cabeza o algo por el estilo. De verdad, gracias —caminó furioso hasta la salida y tiró la puerta tras él.
Joder... esto estaba siendo más difícil de lo que pensó. y aunque sí estaba consciente de lo que había pasado entre ellos, el alcohol y el despecho fueron quienes lo dominaron la noche anterior haciendo que ruegue por sentir sus caricias en su piel tintada para desaparecer la angustia del qué pasará después.
Llegó a la calle y se secó las lágrimas que derramó en el camino, esperó un par de minutos antes de llamar a un taxi porque no quería que nadie lo viera llorando nuevamente, pero ese fue tiempo suficiente para que Gerard llegara y lo detuviera. Intentó alejarlo de él, pero Way no se fue, toleró sus empujones y groserías en media calle. Nunca vio así de mal a Frank y claro que esa culpa nuevamente se hizo presente. Las manos le temblaban y ver a Frank desconsolado intentando irse solo reafirmaba lo miserable que era al hacer sufrir de esa manera al amor de su vida.
Logró que se calmara por un momento, besó su frente y luego sus labios despacio. Sintió como el pasante se derritió entre sus brazos y soltó su llanto contenido. No podía fingir más aunque quisiera, imaginar que Gerard ya no lo quería y que estaba interesado en alguien más lo estaba torturando demasiado.
—¿Aún quieres irte a Jersey? —le preguntó apartando las lágrimas de sus bonitos ojos pardos.
—Solo quiero dormir —Gerard le sonrió levemente y besó sus labios despacio, Frank no se alejó, es más... colocó sus manos sobre los hombros del jefe para acercarlo a su cuerpo, en un beso romántico, pero muy triste al mismo tiempo.
Beso que fue observado por Adam Lazzara desde lo lejos cuando estaba en camino al departamento de Gerard para seguir con su plan de recuperarlo. Dicho beso que ahora tenía grabado y fotografiado para su propio beneficio.
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