Capítulo 32

El jefe abrió sus ojos y vio la espalda desnuda de Frank. Sonrió complacido, era su manera favorita de despertar ahora, aunque fuera un poco contraproducente porque le provocaba abrazarlo y besar su piel nívea antes de salir de la cama.

Esa mañana no fue distinta, lo tocó y besó su cuello. Lo atrajo entre sus brazos y la situación se tornó bastante caliente, Frank sobre él a horcajadas rozándose sobre la intimidad del jefe, dispuestos a tener una sesión de sexo matutino que les despiertara todos los sentidos, pero cuando Gerard vio la hora salió corriendo de la cama. Esa mañana tenía una maldita junta en la empresa. Frank suspiró frustrado, pero no quería hacer mucho drama porque sabía que luego, en algún momento de descanso podría colarse en la oficina de su jefe para quitarse la calentura.

Entonces solo se levantó y fue a darse una ducha para relajarse, se vistió rápido y cuando fue a hacer café, vio a Gerard intentando anudarse la corbata mientras buscaba algo. Lo vio tirar algunos papeles al piso y buscar entre ellos, luego correr a otra estantería y buscar entre unos archivadores, pero nada, no encontraba lo que necesitaba.

—¿Qué buscas, amor?

—¿Recuerdas los documentos que me diste la semana pasada?

—Sí, te los di en la oficina.

—Yo sé, pero los traje a casa para revisarlos con más tranquilidad.

—¿No sabes dónde los dejaste?

—Pensé que había dejado el sobre donde me los diste en esta estantería, pero no están. Necesito esos papeles para hoy por la junta que tengo, joder…

—Diablos… sigue buscando aquí y en la oficina, yo voy a la habitación a ver, ¿bien?

—Sí, perfecto.

Frank fue con toda la buena intención a buscar los documentos que Gerard perdió. Buscó en los veladores, debajo de la cama y en una estantería a un lado de la habitación, pero no encontró nada. Fue directo al closet a buscar en los cajones dentro y removió toda la ropa. Justo cuando iba a quitar la última pila de pantalones que Gerard tenía guardados ahí, este entró con el sobre en sus manos. Frank no se dio cuenta de la cara pálida que se le quedó a su novio cuando lo vio en ese lugar, buscando lo que quería, de hecho solo le hizo caso cuando le dijo que fuera a la cocina a prepararle un café y que él arreglaría el desastre que quedó en el suelo.

Gerard corrió a los cajones del closet y suspiró aliviado cuando observó aquella caja negra de terciopelo en su sitio como lo había dejado casi dos años atrás. El anillo de compromiso de Adam seguía en su cajón y no estaba muy seguro del porqué aún lo guardaba, obviando lo mucho que costó aquella estupidez. Él sufrió demasiado cuando Adam le rechazó en media oficina y mucho más cuando éste se fue sin dar mucha explicación. Seguir guardando aquello era mantener esa conexión que tuvo una vez con Adam y no era muy consciente de ello, a decir verdad. Tampoco entendía que mantener esos sentimientos escondidos podría perjudicar su relación con Frank, a pesar que mantenían una relación bastante sana y bonita, mucho mejor que lo que fue alguna vez la suya con ese cabrón.

Dejó todo guardado nuevamente y un poco descolocado fue directamente a la cocina, su novio lo recibió con su café y un par de besos. Luego de dejarles comida y dar varios mimos a los perros, emprendieron su camino a la oficina. La mano de Frank sobre su pierna derecha mientras manejaba le hacía olvidar lo que pasó en la mañana y mejoraba su humor, le daba seguridad y muchas más ganas de continuar viviendo.

Le dejó una calle antes de llegar a la empresa y luego se encontraron en el ascensor. Se saludaron tal como si no hubieran amanecido juntos y subieron al piso de la oficina. Frank fue directo a su escritorio y le sonrió levemente al jefe antes que entrara a su puesto de trabajo. Apenas se sentó en la silla y encendió el computador cuando Frank tocó la puerta, entró y en sus manos llevaba ya algunos documentos que revisar. Se quedó con él durante unos momentos y cuando el pasante se iba a acercar a darle un beso de buena suerte por la junta que tenía más tarde, Ray Toro entró inesperadamente. Iero se quedó parado frente a la silla donde estaba sentado y Gerard casi tiene un paro al corazón.

—Necesito hablar contigo —dijo acelerado, Gerard frunció el ceño.

—Buenos días, Ray —le dijo el jefe.

—Deja las tonterías de lado, necesito hablar contigo ya. Frank, fuera de aquí ahora mismo.

—No hace falta que me eches así, Ray… ya me iba, además.

—Si, bueno… Adiós —le soltó viendo como no se movía, Gerard y él cruzaron miradas confundidas. El jefe sabía que luego que hubiera oportunidad, Frank lo interrogará.

El pasante salió de la oficina, Ray cerró la puerta con seguro tras él y se sentó frente a Gerard. Este le miró preocupado, ya que la actitud de su amigo era demasiado rara y le generaba intranquilidad.

—No sé cómo comenzar.

—Solo dilo.

—Bien, pero necesito que estés tranquilo.

—Pues te digo que si sigues metiendo más misterio a lo que tengas que decir, lo último que vas a obtener de mí es tranquilidad —contestó, Ray suspiró.

—Es que realmente no se como decirlo sin causarte un ataque o algo así.

—Ray, habla… ¿Tiene que ver con Mikey?

—No, no. Es… Mi superior me llamó hoy en la mañana y me dijo que van a reintegrar al personal de las oficinas en Tampa a las oficinas de New York… lo que quiere decir es que-

—¿Adam va a regresar a trabajar aquí? —tragó en seco, sus manos empezaron a sudar.

—Probablemente.

Entonces fue cuando Gerard empezó a temer. Que Adam regresara a la oficina era una situación bastante complicada teniendo en cuenta su historia y su relación actual con Frank.

Y es que lo que hubo entre ellos fue bastante tormentoso y doloroso para Gerard. Adam fue su primer amor, su primer todo. Lo conoció cuando tenía doce años y fueron amigos durante mucho tiempo. Él siempre estuvo ahí cuando Gerard tenía problemas, en casa, con su madre, en el colegio y con sus amigos, con su enfermedad y cuando se dio cuenta que los chicos era lo que le gustaba, fue porque desarrolló sentimientos por ese mismo ese hijo de puta que se aprovechó de su salud mental para atarlo a él.

Así pasaron catorce años como novios, viviendo mucha toxicidad en esa relación: celos, inseguridades, malos tratos, gritos, insultos y manipulación, luego venían las disculpas falsas y las caricias vacías, las promesas rotas de mejorar, de cambiar para ser alguien distinto y llevar una relación bonita, para luego regresar a los malos tratos.

Gerard estuvo cegado por Adam durante demasiados años, se dejó llevar por toda la mierda que le decía: “Te vas a quedar solo” “Nadie te va a querer” “Ninguna persona en el mundo va a aguantar tu mierda y tu mal genio, Gerard” y él se lo creyó, él solo se dejó envenenar por sus palabras. Era terrible saber que su pareja terminaba aliándose con su propia madre para destruir más la psiquis y mantenerlo controlado, porque ni Donald, Mikey ni Ray pudieron hacer algo cuando se dieron cuenta lo que pasaba entre ellos.
Fue difícil salir y quizás fue una bendición cuando le propuso matrimonio, porque se libró de él y ya llevaba dos años sin verlo, pero no había sanado del todo. Adam lo dejó muy herido, demasiado marcado y después de catorce años, su vida se fue a la mierda. Apenas estaba intentando sobrevivir de nuevo y Frank lo estaba ayudando a encontrar esa motivación de nuevo. Lo amaba mucho y no quería perderlo, y si, no le había dicho sobre su pasado… tendría que hacerlo en algún momento, pero no tenía ni la más remota idea de cómo contarle aquello mucho más teniendo en cuenta que ese hijo de puta regresaría.

Estaba muy abrumado… demasiado conflictuado.

—Intenté convencer al jefe para que trasladaran a estas personas a otras sedes, pero…

—Está bien… Está bien, Ray. Gracias por avisarme.

—Si necesitas regresar a trabajar desde casa, podemos arreglarlo hasta que pueda desaparecer de aquí.

—No… no hace falta.

Más que ansiedad, la noticia de Ray le dejó pensativo todo el día. Casi no pudo enfocarse en trabajar porque la idea recurrente de Adam volviendo a su vida le producía mucha intranquilidad porque conocía cómo era él, su actitud de mierda y lo que pudiera hacer estando ahí en la oficina… sobre todo ahora teniendo a Frank cerca de él. ¿Cómo podría llevar su vida así? ¿Qué debía hacer?

—¿Estás bien? —preguntó Frank cuando llegaron al departamento del pasante luego de un largo día de trabajo—. Te noto distante. —Gerard estaba sentado en la cama, apoyado en el espaldar de la cama, vio a Frank salir de la ducha solo vistiendo ropa interior y dejando ver sus tatuajes. Se sentó a horcajadas sobre él llamando su atención.

—Sí, ¿por?

—Pregunto, desde que Ray me bajó de la oficina y luego regresé, te noté raro.

—No es nada, solo me dijo algo de Mikey. Tuvieron una discusión en la mañana y estaba cagado de miedo porque mi hermano no le contestaba el teléfono y eso.

—Si tu hermano es como tú, yo de Ray tendría miedo.

—También le dije lo mismo.

—¿Estás seguro que solo es eso?

—Sí, Frankie. Eso es todo.

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Bueno, hace 1 año mi hermana sxfway_ y yo empezamos este fic después de venir planeando la idea durante un par de meses. Decidimos publicarlo justo en el cumple de nuestro bb G y bueno, hoy celebramos dos cumpleañeros y lo único que puedo decir es QUE ME BESEN LOS CUMPLEAÑEROSSSSSSS

gracias por todo su apoyo durante este año entero, lxs amo un montón 💕

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