Capítulo 26
Gerard y Frank llevaban cosa de dos meses saliendo y viviendo una relación bastante bonita dentro de lo que cabía.
Sí, los momentos donde a Gerard le ganaba la ansiedad y dejaba salir su lado desgraciado no faltaron, así como también Frank intentando hacerlo razonar y otras veces enojándose mucho con él por no ver más allá de su nariz… pero eran cosas que solo se podían evitar si dejaban de trabajar en el mismo sitio y a ninguno de los dos les gustaba la idea de dejar de verse entre horas para darse unos buenos besos y tal vez un polvo rápido en el baño de la oficina del jefe.
Pero fuera de eso, todo iba de maravilla.
Amaban pasar los fines de semana juntos, bien en casa del uno o en el departamento del otro. Compartir esos pequeños momentos fuera de la oficina resultó beneficioso para la relación y ahora estaban tan bien que ninguno de los dos se lo creían, teniendo en cuenta los antecedentes de su historia juntos. Porque ninguno de los dos pensó que despertarían un domingo en los brazos del otro y luego este iría a preparar el desayuno para comerlo en la cama mientras miraban algún video en YouTube o algo similar.
Y era tan malditamente maravilloso, literalmente estaban viviendo su mejor vida. Gerard no se había sentido así de feliz antes e inclusive la ansiedad en un contexto que no fuera el trabajo, casi había desaparecido porque sintió la motivación suficiente para regresar a la medicación que dejó de lado hace tiempo (Aunque eso no lo supiera Frank). Y Frank más de lo mismo, la culpa de cogerse a su jefe mientras hacía sus prácticas desapareció hace tiempo porque estaba feliz con él y se estaba enamorando demasiado, inclusive más de lo que debería, pero Gerard era el tipo con el que soñó. Ese amor añorado llegó a su vida de la manera menos esperada y era perfecto para él.
Ambos estaban dispuestos a darlo todo para que su amor se fortalezca día con día y así volverse indestructible.
Ese viernes, cuando se acabó el día de trabajo, el calendario en el teléfono de Frank le recordó que ese fin de semana era el cumpleaños de su tía Sylvia y le pareció raro que en la última llamada que tuvo con su madre no le haya dicho nada, pero entendía que era obligación visitar a la familia.
Así que, cuando entró a la oficina de Gerard y lo vio hablando por teléfono, se quedó sentado frente a él mientras seguía en su llamada. No sabía muy bien cómo reaccionaría cuando le dijera que ese fin de semana tendría que viajar a New Jersey, así que solo suspiró y esperó a que él terminara de hablar, pero pronto Gerard sintió la necesidad de tenerlo más cerca y le hizo una señal con la cabeza para que se acercara. Frank sonrió encantado y rodeó el escritorio, Gerard dejó el teléfono en altavoz y mientras hablaba, acercó al pasante a él para que se sentara sobre sus piernas.
Iero dejó un beso en su frente y el jefe se abrazó a su cuerpo mientras la plática con la persona al otro lado de la línea continuaba, pero un par de minutos después la llamada concluyó y el mayor buscó los labios contrarios para besarlos por un largo tiempo. El trabajo aquel día había estado totalmente pesado y no tuvieron ningún momento anterior para verse o conversar, por lo que Gerard necesitaba probar esa dulce boca con desesperación.
—Wow… ¿te emociona tanto verme? —dijo Frank, logrando una risa nerviosa del jefe.
—No te he visto desde la mañana, por supuesto que me emociona verte y mucho más sabiendo que mañana es sábado y que nos vamos a quedar en la cama hasta tarde —el pasante se mordió el labio algo preocupado, se levantó de las piernas del jefe y se sentó en el escritorio—. ¿Pasó algo?
—Sí, bueno… es que tendré que viajar el sábado a New Jersey. Una de mis tías cumple años y debo visitar a mi familia este fin de semana.
—Oh… pero puedes llamarla por teléfono, ¿no?
—No me entiendes, Gee… si no voy, es posible que no me hablen en meses o años —el mayor frunció el ceño confundido.
—¿Así de grave es que no vayas?
—Sí, es lo malo de ser el único sobrino —Gerard alzó las cejas sorprendido.
—Literalmente el bebé de la familia —Iero rio mientras asentía, no estaba lejos de la realidad—. Al menos permíteme pasar la noche contigo. Si nos veremos nuevamente el lunes, al menos quisiera dormir a tu lado hoy.
—Está bien, amor —se inclinó a besar sus labios—. ¿Pasas por mí donde siempre?
—Sí, ¿prefieres cocinar o pedimos la cena?
—No, hoy no quiero hacer nada. Pidamos comida, ¿bien?
—Como quieras, cariño.
Y la noche estuvo bastante bien, cenaron en el sofá mientras veían una película y luego Frank se quedó dormido entre los brazos de Way. Iba a hacer un fin de semana complicado para él estando lejos del pasante y esperaba que nada sucediera durante esos días. Quería estar tranquilo, solo pasaría en casa adelantando trabajo y continuando la serie que veía en esos momentos sin mucha otra novedad...
Pero a la mañana siguiente, después de haber dejado a Frank en la estación de buses, recibió la llamada de Mikey Way invitándolo a almorzar esa tarde con su padre.
Se sintió extraño porque la última vez que hubo una reunión en casa de Donald, su madre apareció sin decir nada y terminó atacándolo como siempre hacía, pero Mikey prometió que eso no pasaría otra vez. Donna estaba lejos y nadie sabía de ella, así que era improbable que llegara a fastidiar dicho momento.
Aceptó con algo de recelo, y pronto se marchó a casa para trabajar un poco… pero la hora llegó y las manos le temblaban, todavía podía recordar que gracias a Donna tuvo aquel accidente meses atrás. Esa mujer no se cansaba de joderle la vida, necesitaba destruirlo como sea y aunque él intentara alejarse y evitar a toda costa seguir siendo la presa favorita de su madre, ella siempre se salía con la suya.
Tuvo que tomarse la medicina de la ansiedad antes de dirigirse a casa de su padre porque estuvo muy alterado y no quería que lo vieran mal y se preocuparan de más. Cuando tocó la puerta, Donald lo recibió con una enorme sonrisa en los labios, se percibió más tranquilo y protegido entre los brazos de su padre, tal que un niño pequeño. Luego fueron a la cocina, donde Mikey Way ya estaba adelantando el almuerzo.
No iba a mentir, estaba algo enojado con él porque Ray y él estaban en una relación y no, no quería que su hermanito saliera con su mejor amigo. Eran sus dos personas favoritas en el mundo (aparte de Frank), pero no estaba bien. Le resultaba bastante extraño saber que su mejor amigo ahora era su cuñado y no terminaba por aceptarlo, aunque quisiera. Aun así, le dio un gran abrazo cuando lo vio y guardó su enojo para luego.
Un rato más tarde, la comida estuvo lista y se sentaron a la mesa. No faltó tema de conversación, y por lo general Gerard era participativo, pero no tanto como lo estaba siendo esa tarde, tanto que su padre y hermano se sorprendieron de verlo tan animado y parlanchín.
—Oye, papá —dijo Mikey—. Deberíamos hacer un viaje en familia como antes. Podemos irnos a la playa o lo que ustedes quieran, ¿no crees?
—Pues me parece una buena idea, ¿qué dices, Gee?
—¡Me encantaría! Hace mucho tiempo que no vamos de viaje. Quisiera salir de New York, además la idea de ir a la playa me gusta mucho —Donald y Mikey se miraron entre ellos confundidos.
—¿Te parece Florida? La última vez que estuve ahí fue genial. Las playas estarían mejor si hubiera mucha menos gente, pero se puede pasear tranquilamente.
—Sí, sí. Suena genial. Solo organiza el viaje y avísame para pedir mis días libres —contestó con una enorme sonrisa y siguió comiendo. Su padre y hermano no dejaban de estar sorprendidos.
—¿Qué tienes, Gee? —preguntó Donald.
—¿Nada? ¿A qué viene esa pregunta?
—Pues que estás rarísimo. Te veo diferente —Mikey enarcó una ceja—. ¿Estás fumando hierba otra vez? —Gerard dejó salir una risa nerviosa.
—¡No! ¿Qué diablos?
—¿Seguro? —preguntó su padre, él giró los ojos.
—No. Además, solo fue una vez cuando tenía quince años, por Dios —aun así, Mikey Way no se miraba tan convencido con su respuesta.
—Es en serio… te noto demasiado feliz, animado, sonriente. Tú no eres así, siempre tienes una cara de querer asesinar a todo el mundo. Por eso creo que algo te pasa, o algo tienes y nos escondes… —Gerard suspiró—. Solo suelta la sopa.
—Gerard, si pasa algo, sabes que puedes contarnos lo que sea.
—No me pasa nada —contestó algo nervioso—. Quizás me ven raro porque volví a tomar mi medicación —se encogió de hombros—. No hay más.
—¿Volviste a tomar los antidepresivos? —su padre se mostraba contento—. Me alegra escucharlo.
—¿Y volviste a tomarla así, de la nada? —Gerard se cruzó de brazos un tanto cabreado.
—Sí, ¿y? ¿Tiene algo de malo?
—No, también me alegra saber que estás medicándote de nuevo. Me gusta que estás motivado a mejorar, es muy bueno oírlo.
Gerard no dijo mucho más y volvió a centrar su atención en su comida. Realmente no quería contar sobre Frank aun, mucho menos a Mikey sabiendo que él y Ray estaban en una relación. No había hablado de aquello con el pasante y tampoco quería generar algún problema. Sabía que su hermano podía ser un poco impertinente y decirle todo, por lo mismo prefería reservar el motivo de su felicidad. Quería proteger a Frank de cualquier peligro.
***
El olor del chocolate caliente en sus manos le hacía extrañar de sobre manera New Jersey, su familia, amigos y su vida en aquella ciudad.
El clima era perfecto para estar fuera de casa, en el patio, abrigado con una manta y bebiendo aquel néctar divino que tanto amaba. Sus tías estaban dentro aun preparando cosas para la cena, él después de pasar todo el día con su abuela horneando postres para la celebración, decidió hacerse a un lado unos momentos para descansar y disfrutar de esos días.
Ya estaba oscuro, solo las luces del patio iluminaban un poco. Las estrellas brillaban en el cielo, y el viento pegaba en su rostro gentil. Le dio otro sorbo a su chocolate cuando su celular sonó. Inmediatamente miró la pantalla y sonrió cuando vio el nombre de Gerard. No había hablado con él en todo el día, y aunque no dejó de pensar en su bonita cara en ningún instante, se encontraba tranquilo sabiendo que estaban bien.
—Hey, cariño —le dijo, escuchó una risita tonta de parte de Gerard al otro lado de la línea.
—Hola, Frankie. No me has escrito en todo el día, me estaba empezando a asustar —el pasante soltó una risa.
—Perdón, cuando llegué a casa, inmediatamente mi abuela me sentó con ella a hacer panquecitos y postres. Apenas pude sentarme y tomar una taza de chocolate.
—Espero que me traigas postres de tu abuela como compensación por haberte ido —dijo bromeando, Frank giró los ojos.
—Mmm… no. Aún no eres digno de probar nada cocinado por mi abuela —rió, Gerard chasqueó la lengua.
—Mmm, vale. Espero ser digno pronto.
—Y yo. Por cierto, ¿qué haces?
—En el auto, de regreso a casa. Almorcé con mi hermano y mi papá luego que te fuiste.
—¿Ah sí? ¿Y qué tal estuvo todo?
—Bien… conversamos mucho, hace tiempo que no los veía ni me reunía con ellos.
—Me alegra, cariño.
—Dicen que me ven raro.
—¿Raro?
—Sí, dicen que me ven más alegre, más contento. Yo me siento igual —confesó entre risas, Frank suspiró—. O es quizás porque tú me haces bien y eso se nota.
—Ay, Gee…
—¡Es en serio! Tú me haces bien…
—Te extraño, cariño —se atrevió a decir.
—Y yo a ti, Frankie.
—¡Eh! ¿A quién le dices cariño? —vio a la tía Sylvia salir de la casa al patio, la taza en sus manos casi se cae y el celular terminó debajo de su silla.
—¡Tía! ¡Me asustaste! —la mujer iba bajando las escaleras hasta llegar a donde Frank y sentarse frente a él. El muchacho dejó la taza en la mesita y tomó el celular de inmediato—. Te llamo luego —le dijo a Gerard y colgó la llamada.
—¿Con quién hablabas? —la mujer lo miraba acusadora, con la ceja enarcada y cruzada de brazos.
—Con nadie —giró los ojos y se disponía a entrar, pero en ese momento las tías Liz y Bianca salían de casa, interceptándolo.
—¿Pasó algo? —dijo Liz, Frank tragó en seco.
—Atrapé a Frank hablando con alguien y diciéndole cariño —entonces las mujeres abrieron la boca sorprendidas—. Frankie tiene novio y no nos quiere decir nada.
—¡No es mi novio!
—¡Yo no le digo cariño a alguien que no es mi novio! —respondió Bianca.
—¿Frankie? ¿Estás saliendo con alguien?
—No… o bueno…
—¿Es tu jefe, el ogro? —preguntó Sylvia, y conociendo que no estaba muy de acuerdo con su relación con Gerard, no sabía si mentir o no.
—Eh…
—¿Pasó algo? —Linda Iero salió y vio a sus hermanas interrogando a su hijo.
—Nada, mamá. No te preocupes.
—Tu hijo tiene novio —dijo Bianca y salió corriendo al interior de la casa, Linda abrió los ojos sorprendida y Frank quería que la tierra se lo tragara.
—¿Novio? —se cruzó de brazos esperando la respuesta de su hijo.
—No es mi novio, mamá… no aún.
—¿Y cuándo pensabas decirme que estás de novio con alguien? ¿Lo conozco?
—¡No es mi novio! —exclamó furioso, caminó dentro de la casa—. Y no, no lo conoces.
—¿A quién no conoces? —preguntó la abuela de Frank.
—A su novio —dijo Liz, las demás mujeres en la cocina se sorprendieron y de inmediato lo tomaron entre todas para llevarlo al salón a interrogarlo.
—¿Novio, Frankie? —insistió la abuela—. ¿Es aquél…?
—¡Está bien! ¡Está bien! Sí salgo con alguien, ¿bien? Pero no es mi novio, lo digo en serio —dijo nervioso interrumpiendo a la mujer, no quería que su madre supiera que salía con su jefe.
—¿Y cuándo pensabas decirlo? —volvió a preguntar su madre, él suspiró cansado—. Frank…
—Apenas nos estamos conociendo, mamá. ¿Por qué siempre tiene que ser la misma historia? Nunca puedo contarte nada porque te comportas muy intensa —dijo algo ofuscado, su mamá lo miró seria.
—Pero ¿cómo no quieres que me ponga intensa si no confías en tu propia madre?
—¡Hey! ¡Hey! No vamos a discutir —dijo la abuela, interrumpiendo a su hija—. Frankie nos está comentando ahora mismo que está saliendo con un chico y es lo que ahora importa, ¿verdad?
—Exactamente —contestó la tía Sofía—. Ahora lo que tienes que hacer es contarnos sobre tu nuevo galán.
Entonces el muchacho obvió la mirada de enojo de su madre y empezó a relatar lo que pasaba, mintiendo como estaba obligado a hacer debido a que su madre podría matarlo ahí mismo si se enteraba de la realidad. No se inventó mucho tampoco, solo evitó comentar que el tipo era su jefe y que era casi diez años mayor que él. Sus tías estaban un poco confundidas sabiendo lo anterior, pero no hicieron muchas más preguntas, solo cuando Frank les dijo que llevaban saliendo dos meses y no eran novios todavía.
—Dos meses es suficiente para saber si quieres tener una relación seria con él o no —comenzó la tía Marie—. Y viceversa. Si quisiera tener algo serio contigo, ya te hubiera pedido ser tu novio.
—Ay, no siempre —le respondió la tía Sofía—. Quizás está buscando el momento perfecto para pedírselo.
—¿Y en dos meses no lo ha encontrado? —siguió Gianna, Frank suspiró.
—¿Y qué si Frank es quien quiere pedírselo a él? —la tía Liz intervino—. ¿No es así, cariño?
—Bueno, no lo había pensado, pero sí, ¡qué diablos! Se lo voy a pedir yo —la mayoría de sus tías aplaudieron contentas, pero cuando el muchacho desvió la mirada hasta su madre, la vio bastante enojada.
—Pues es algo que también podrías hacer, invítale al cine, a cenar, a bailar o algo y entonces le propones formalizar la relación de una vez por todas, ¿qué te parece? —la abuela le palmeó la espalda, él le sonrió y se acercó a darle un beso en la frente.
—Eres la mejor y me das los mejores consejos. Te amo mucho, abuelita.
—Y yo a ti, mi niño hermoso —las tías se acercaron al abrazo que Frank y su abuela se dieron, celebrando la felicidad del “bebé” de la familia.
Menos la mamá de Frank quien no estaba nada contenta con la situación.
—Ya hablaremos luego de esto, ¿vale? —fue lo último que dijo antes de desaparecer del salón y dejar a su hijo con un mal sabor de boca.
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Holi, vengo a hacer un descarado spam de mi mini fic "My happy place was you"... si quieren sufrir les dejo el enlace en los comentarios de este capi. Gracias por leer <3
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