El porrazo.
Mi vida era muy tranquila. Sólo consistía en disfrutar lo que tenía, salvar animales y... patinar. Sí, han leído bien, patinar. Pero en cambio odiaba el hecho de que televisaran o hablaran de patinaje en la televisión, ya que lo único que hacen esos patinadores es fanfarronear de dopaje.
Me encontraba tan sumida en mis pensamiento que me choqué y caí de bruces al suelo. Miré hacia arriba sonrojada tapándome la cara con el pelo, ya que no quería que esa persona me viera así. Lo vi agacharse y me sonrojé aún más.
- ¿Estás bien?- ¿Qué si estaba bien? Creo que he chocado contra un armario empotrado, ya que yo me he hecho pedazos y él en cambio ni se ha inmutado.
- Creo que sí.-Le miré apartándome el pelo de la cara.
Me gustó lo que vi. Las cosas como son, tengo ojos en la cara. Ese hombre tenía unos ojos azules como el mismísimo cielo y un pelo blanco como las nubes. ¿Era el edén en persona o qué?
- Perdona, me despisté un momento.- Anda que si te dijera yo cuánto llevaba despistada y lo distraída que estoy ahora intentando desnudarte con la mirada...
- No, no, la culpa es mía, lo siento...-Dije sobándome la cabeza y mirando a otro lado.
Él me envió una sonrisa inocente. Y yo aquí siendo toda una pervertida... Volví a mirar de nuevo su torso. Iba con una camisa negra que le marcaba los abdominales y esos pectorales, a cual de los dos más sexys. De repente me di cuenta de que se enteró de lo que estaba haciendo. Me sonrojé aún más. Se incorporó y me agarró la mano levantándome de golpe. Se notaba el verdadero ejercicio en su cuerpo. Tenía una cara neutral. Tenía miedo de que fuera a echarme en cara lo que acababa de hacer. En un movimiento rápido agarró mi muñeca y junto su cuerpo con el mía, y echó la cabeza un poco más abajo para hablarme ya que, como era de esperar era más alto que yo.
- Vaya, no creí que fueras tan pervertida, apenas nos conocemos y ya me mirabas el torso.- Me susurró provocador.
Lo miré. Ese tío sabía como ligarse a una chica, o por lo menos, está hecho para hacer que mojen las bragas...
- Sólo se me escapó una miradita...- Dije sonrojada.
Él rió bajo y me beso el cuello haciéndome tiritar.
- ¿Sabes qué eso te va a costar caro? Vas a tener que ser mía si no quieres que te mire como una cualquiera... Y la verdad físicamente no estás nada mal...- Dijo bajando su mano a mi cintura.
Si hubiera tenido novio le hubiera dicho que no. Pero no tengo. A lo mejor no era la decisión correcta, pero no podía negarme y menos ahora... Me echó una miradita con su cara de ángel y mis bragas casi se caían de lo mojadas que se pusieron... Dios... Lo peor es que es un desconocido... y a lo mejor mañana ya ni siquiera me quiere mirar a la cara...
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