Trece.

N A S H   P O V.

Me desperté a causa de un pequeño cosquilleo en la cara. Era el pelo de Sara, que dormía plácidamente a mi lado. Tenía un brazo alrededor de su cuerpo y su respiración era suave y acompasada. Ahora que la tenía tan de cerca podía apreciar detalles en los que antes no había reparado: las pequeñas pecas que solo tenía en la nariz y en los mofletes, lo finas que eran sus cejas y lo largas que eran sus pestañas, lo gruesos y rosados que eran sus labios... pero sin duda alguna lo mejor eran sus ojos, que eran de un verde claro increíbles, claro que ahora no los podía ver.

No me gusta, por supuesto que no me gusta, pero está claro que esta chica es muy guapa. Volví a cerrar los ojos y recordé el día que la conocí. Después de tanto tiempo siendo famoso te das cuenta de cuando te reconocen y cuando no. Vi ese brillo en su mirada, sabía quién era y aún así me trató como a cualquier otro.

Recuerdo el día de ''el incidente'' y como me sentí al hacerla llorar, y cuando me quise disculpar ella me dejó claro que me odiaba.

Definitivamente no tengo ni idea de lo que siento por esta chica.

S A R A   P O V.

Abrí los ojos lentamente, intentando acostumbrarme a la claridad. Volví a cerrarlos con intención de seguir durmiendo hasta que noté una respiración a mi lado. Entonces recordé que había dormido con él, y noté su brazo rodeándome por la cintura, pero por alguna razón (porque estaba dormida claramente) decidí no gritarle.

—Buenos días. —susurró con la voz ronca.

—Shh. —le mandé callar.— Es muy pronto.

Escuché que se reía contra mi pelo. ¿Cómo podíamos estar así después de todo? Me giré y le vi sonreír.

—Por el amor de Dios. ¿Es que nunca te cansas de sonreír? —dije mirándole a los ojos. Tenían legañas, suponía que los míos también.

—No. —respondió con la voz ronca aún. Si seguía hablando así me derretiría. 

No me malinterpretéis, no soporto a Nash, pero la voz de un chico recién levantado es la cosa más sexy del mundo, admitirlo.

Un rayo de luz entró el la habitación y me dio de lleno en la cara. Por acto reflejo me escondí debajo de las sábanas como una niña pequeña. Nash rió. Cerré los ojos un segundo y me volví a dormir.

Abrí los ojos por segunda vez y me encontré con los ojos de Nash examinándome.

—¿Qué miras? —le pregunté enfadada y poniéndome boca arriba.

—Buenos días a ti también, otra vez. —respondió con un toque de burla en su voz. No soportaba ese tono de voz y no le soportaba a él.

Gruñí a modo de respuesta. Me estiré y bostecé. Habíamos dormido muy poco (o al menos eso creía, me gusta demasiado dormir) ya que ayer cuando acabamos de jugar era muy tarde.

—¿Qué hora es? —pregunté girándome para mirarle a la cara.

El agarró su móvil de mi mesita y lo miró con los ojos entrecerrados.

—Las 12. Al parecer la chica perfecta es bastante dormilona. —comentó de nuevo con ese tono de voz burlón.

—Me permito ser vaga durante el verano, ya estudio suficiente durante el curso. —mascullé con una sonrisa irónica. Me levanté de la cama y abrí el armario, cogí unos pantalones cortos vaqueros y una camiseta verde básica. 

La reina de la moda, lo sé.

—Vaya, yo pensé que te ibas a poner aquel vestido azul tan bonito que llevaste a nuestra primera cita. —volvió a burlarse mientras yo cogía la ropa interior intentado que no la viese— Bonitas bragas. —intento fallido.

Sara, tienes un vestidor, ¿tan difícil era cerrar la puerta?

—Vete a la mierda Grier. —le solté con toda mi mala leche y el rió. Por último cogí unas Vans negras y entré en el baño.— Cuando salga te quiero fuera.

—Estoy cómodo, gracias.

Respiré hondo mientras cerraba los ojos y me pellizcaba el puente de la nariz.

—Grier, si cuando salga sigues aquí te juró que te llevo a tu casa a rastras por una oreja, y sabes que soy capaz.

Cerré de un portazo la puerta del baño. ¿Por qué este chico es tan exasperante?

—Dormilona, vaga y borde. —le oí decir al otro lado de la puerta.— Dentro de poco tendré que hacer una lista.

—Imbécil.

Cuando salí del baño él ya no estaba. Sabía decisión. Bajé a la cocina y vi a casi todos los chicos desayunando viendo Shin Chan. Adoroba Shin Chan, nunca lo había visto en inglés, pero era la mejor serie del mundo igual.

Fui a la cocina y me preparé un café con leche y chocokrispis. Sé que el café y los cereales no pegan nada, pero no soy persona sin ninguno de los dos.

—Buenos días. —dije besando la mejilla de mi hermano y sentándome entre él y Carter.

—Eeeey. —se quejó el castaño.— ¿Por qué tus cereales son de chocolate? —preguntó ofendido. Bajó su mirada a los suyos, que eran bolitas de miel y luego miró con envidia los míos.

FUE MUY GRACIOSO PORQUE ENTRECERRÓ LOS OJOS. 

Carter es chino, y si pone los ojos así lo es aún más... vale, me voy. El caso es que puso una cara muy graciosa.

—Porque los escondo. —respondí con una sonrisa por mi estúpido pensamiento.

—¿Y qué más escondes? —preguntó Tay subiendo y bajando las cejas repetidamente. Este chico encuentra dobles sentidos a cualquier cosa. ¿Será así todo el tiempo?

Le tiré un cojín y empecé a contar con los dedos.

—Oreos, Yayitas de manzana, pipas, skittles... —no me dejaron acabar.

—¿SKITTLES? —preguntó Cameron sobresaltado.

—Mmm... sí, pero no os pienso dar. —les señalé con la cuchara riendo. Nash y él rompieron a carcajadas. ¿Qué narices?

—No preguntes, de estos dos es mejor no saber. —me dijo Matt al ver mi cara de no entender una mierda. Volví a mirar a Cam que negaba con la cabeza mientras se reía.

—Chicos, ¿qué vamos a hacer hoy? —preguntó Gilinsky.

—Podemos ir a la playa. —sugirió mi mellizo y yo asentí apoyándole.

Todos negaron con la cabeza.

—¿Por qué no? —pregunté esta vez yo. La verdad es que me apetecía mucho.

—Fans. —se limitaron a responder. Yo alcé una ceja.

—Las queremos mucho pero pueden llegar a ser muy pesadas. Sobre todo si vamos con chicas.  —explicó Shawn.

—La última vez Jack G acabó sin bañador. —contó el otro Jack riendo y todos estallamos en carcajadas al ver la cara roja del aludido. Pobrecito, se veía muy tierno sonrojado.

Jack Gilinsky no es de los chicos que se ponen rojos por nada.

—¿Entonces pedimos pizza? —pregunté queriendo desviar el tema y picándoles un poco.

—EH EH EH EH. —saltó Matt. Literalmente, se puso de pie en el sofá.— De eso nada.

No pude evitar descojonarme ante la cara de Jack. Y ante la idea de que Matt estaba diciendo que no a comida.

—Chicos, sois unos celosos, sabéis que yo os prefiero a vosotros. —dije mirándolos en general. Vi que Nash alzaba las cejas sorprendido.— Bueno, menos a ti. —solté con una sonrisa y todos estallaron en carcajadas una vez más.

—¿Pero qué pasa con la pizza? —preguntó Carter algo perdido. Más bien muy perdido, pero ya me metí suficiente con él antes.

—Que Sara ligó con el repartidor. —explicó Hayes encogiéndose de hombros. Por lo menos él no se indignaba todo como los demás.

—¿Qué? ¡Yo no ligué con el pizzero! ¡Fue él el que me dió su número! ¡Y lo tiré! —mentira, lo perdí.

—¡Le abriste en paños menores! -exclamó Johnson.

—Llevaba una camiseta y el bikini por debajo, ¡vosotros estabais casi todos en bañador!

—Pero no es lo mismo en una chica, y menos con tu culo. —dijo Taylor. Todos nos quedamos callados y con los ojos como platos.— Oh mierda, ¿lo he dicho en alto? —estallamos en carcajadas y Taylor se puso rojo como un tomate. Desde luego tampoco es normal ver a Taylor rojo.

—Taylor, te vigilo. —le dijo mi hermano muy serio. Aunque yo sabía que era normal, ya que Dani no es sobre protector conmigo.

Las carcajadas volvieron a inundar la habitación.

—Bueno chicos, deberíamos decidir que vamos a hacer, son casi las doce. —comentó Shawn.

—¿Pizza y piscina? —preguntó Aaron, que estaba tirado en el suelo y bostezando. Vago.

Todos estuvieron de acuerdo. Vagos*

—Pero Sara no recibe al pizzero. —finalizó muy serio Jack G y todos nos reímos.

¡Gracias por leer pequeños koalas! Votad si os gustó y comentad qué os pareció este capítulo:)

Besos:*

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