Cuarenta y ocho.

-Sara despierta. -la dulce voz de mi hermanito pequeño me despierta. Aunque no abro los ojos porque tengo muchísimo sueño.

-Cariño, esto se hace así. -hubo una pausa.- SARA DESPIÉRTATE DE UNA SANTA VEZ VAGA DE MIERDA.

Pegué un salto en la cama y miré confundida y enfadada a Nina, que me había gritado al oído.

Señoras y señores, mi mejor amiga.

-Rubia de bote. -dije de mala gana. Cogí a mi hermano en brazos y lo senté a mi lado para darle un gran achuchón.

Ella se encogió de hombros y se fue por la puerta tarareando una canción de Shawn. ¡No! ¡Pero si ella sólo tararea rap! Sí que le ha pegado fuerte... y eso me preocupa, porque Nina volverá a España cuando acabe el verano.

-¿Por qué me despierta? -pregunté mirando a mi hermano con mi habitual mal humor mañanero.

-Son casi las dos, las chicas se han ido y vamos a comer.

Asentí levemente, le dí un beso en la frente a mi hermano y desaparecí por el cuarto de baño. Me lavé la cara y al fin conseguí abrir mis ojos del todo. Tenía unas ojeras horribles ya que no nos habíamos acostado muy pronto, pero bueno, es normal en fiestas de pijamas con amigas.

Me eché un poco de maquillaje para no parecer una zombie, me hice una coleta desordenada, me puse la calentita sudadera de Nate y unos leggins negros ya que, contra todo pronóstico, el día estaba nublado y algo frío. Me puse mis gafas, ya que no me apetecía ponerme lentillas y bajé.

-¡La princesa de la casa ha despertado! -exclamó mi padre en el salón desde el sofá. Le di un beso en la mejilla y me senté al lado de Chris, que estaba a su vera. También le dejé un beso en la mejilla.

-Buenos días. -saludé con la voz aún soñolienta.- Tengo hambre. ¿Falta mucho para comer?

-Diez minutos. -me respondió Chris.

Es increíble que lleve aquí... ¿dos semanas? Y que ya parezca que vive aquí. Mis padres hablaban totalmente en serio cuando decían que se podía quedar todo el tiempo que quisiese.

-Vaga. -dijo mi padre riendo.

-Tengo un 9'1 de media en bachiller. Tan vaga no soy. -refunfuño sacándole la lengua.

Los dos chicos rieron y se pusieron a meterse conmigo, por lo que fui a la cocina. Siempre hacen complots para vacilarme, amargados, no tienen otra cosa que hacer.

Uff, sí que estoy de mal humor hoy.

-Hola mamá. -saludé besando su mejilla, como siempre.- ¿Pongo la mesa? -pregunté ya cogiendo los platos y ésta asintió sonriente.

Comimos tranquilos la deliciosa comida de mi madre. No es por alardear, pero mi madre cocina genial. Todas las hijas decimos lo mismo.

-Hijos. -dijo mi madre y los cinco miramos hacia ella, lo que hace que mi padre suelte una risita.- Tenemos que irnos de viaje otra vez, a Florida.

-¿Cuándo os vais? -pregunté frunciendo el ceño.

-Mañana por la tarde. Estaremos fuera una semana. Vamos a cerrar un trato muy importante para la empresa. -explicó mi padre y miró a Carlos.- Hijo, estamos muy orgullosos de ti, has aprendido inglés muy rápido, incluso hablas con los amigos de tus hermanos y eso nos llena de orgullo, de verdad. Por eso tendrás la opción de elejir si vienes con nosotros o te quedas con ellos.

El pequeño le miró extraño, pero asintió, dando a entender que lo habia entendido.

-Me lo pensaré. -dijo y siguió comiendo.

-Carlos, ¿por qué no te vienes hoy a casa de los chicos? -le ofrecí y él me miró con los ojos brillantes de alegría.

Era consciente de que estaba descuidando bastante la relación con él, y eso no me gustaba. Y una tarde con los chicos no le vendría mal.

-Iré a preparar mis cosas. -dijo contento y subió a su habitación corriendo sin acabar la comida. Ayudé a mi madre a recoger la mesa junto con Chris.

Miré hacia las escaleras. Qué pronto crecían, parece que fue ayer cuando entramos en aquella habitación de hospital y vimos a mi madre con una bolita roja en sus brazos.

-Nina, voy a casa de los chicos a avisarles. No quiero que se traume.

Ella asintió y yo salí por la puerta. Crucé nuestros jardines delanteros y llamé al timbre. Me abrió un sonriente Sammy con un sandwich en la mano. Creo seriamente que estos chicos no comen nada aparte de pizzas y sandwiches.

-¡Sara! -gritó con la boca llena, pero sonriente, y me abrazó.- ¿Qué haces aquí? ¿Y porqué llevas gafas?

-Tengo que hablar con vosotros. Y porque las necesito.

-Claro, pasa. -respondió confuso y se hizo a un lado para dejarme sitio.

Me dirigí a la sala, donde a simple vista estaban todos.

-Saraaaaa. -gritó Matt y se tiró encima de mi, acabando los dos en el suelo.- ¿Qué haces aquí? -preguntó confuso.- Tan pronto, quiero decir. ¿Y por qué llevas gafas?

-Nada, me aburría y vine a que me placaran un rato. Y son un invento de la Nasa, lanzan rayos que fundes cosas. -dije sarcástica. Al principio me miró con los ojos abiertos, pero luego rió y y me ayudó a levantarme. Se acomodó la camiseta y volvió a sentarse.- Tengo que hablar con vosotros.

Todos me miraron serios. Las gafas imponen.

-¿Os importa que traigamos a Carlos hoy? Es que me siento mal porque últimamente casi no paso tiempo con él.

-¿Tú eres tonta? -me dice Johnson riendo.- Claro que puedes, tu hermano es un jefazo.

Todos asintieron de acuerdo.

-Vale, pero tenéis que prometerme que no haréis ciertas cosas...

-¿Cómo qué? -preguntó Cam curioso.

-Pueeees... Nate, no fumes delante de él, por favor. Mahogany, no beses a mi hermano delante de él, lo mismo va por ti Nash. -dije sin mirarle.- Taylor y Sammy, no quiero comentarios sexuales, Matt no hagas el dinosaurio o lo traumatizarás -dije divertida.- Y Carter, no bebas delante de él. Tiene 7 años, no me lo corrompais.

Rieron y asintieron. Que obedientes son cuando quieren.

-Sara, antes de que llegue tu hermano... -me llamó Nate.

-¿Sí?

-Estás buenisima con mi sudadera. -dijo gracioso y unos cuantos rieron. Pude ver que Nash ponía los ojos en blanco y que Hayes le daba una colleja, aunque había sido de broma, ya que no había utilizado su tono pervertido.

Sí, tiene tono pervertido.

Puse los ojos en blanco y me fui.

-Carlos. Estos son Nate y Sammy. -les presenté ya que los chicos habían coincidido pero no les había presentado.- Y bueno, a Mahogany ya la conoces.

Nate se acercó a mi hermano y se puso de cuclillas.

-Hola campeón. -dijo y chocaron los cinco.- ¿Te vienes conmigo a jugar al fútbol? -preguntó y mi hermano aceptó encantado. Si había alguien más futbolero que yo en la familia era él.

Observé divertida como se pasaban la pelota y cómo Nate abría los ojos cada vez más cuando descubría lo bueno que era.

Noté un brazo sobre mis hombros y al girarme descubrí que era Cam, que miraba enternecido la escena, como yo.

-¿Sabes? Pasas de mi ultimamente. Me siento ofendido. -se llevó una mano al corazón y se limpió una lágrima imaginaria, lo que me hizo reír.

-Sois muchos y todos quereis mi atención. -dije cual diva y él sólo rió. Aunque lo dije en broma, era la verdad. Las veinticuatro horas del día no me dan para estar con todos.

Después de unos minutos en los que nos dedicamos a observar como mi pequeño hermano se ganaba los elojios de Nate, Cam habló, y hubiese preferido que no lo hiciera:

-¿Estás molesta con Nash, verdad? -dudó al decirlo, como si le diese miedo molestrame.

Solté un suspiro y entré en la cocina.

-Ese chico y yo vivimos molestos el uno con el otro. -dije rodando los ojos y sirviéndome agua en un vaso. Cam rió ante mi comentario, pero luego se puso serio otra vez.

-No deberías ser tan dura con él. -dudó- Él... le costó aceptarte y ahora que lo ha hecho tú te has enfadado y todo vuelve a ser un lío.

-Es que no le entiendo, Cam. -murmuré.- Te juro que no le entiendo. Un día me dice que me odia, al siguiente se preocupa por mi, luego me suelta pullas, luego me hace un regalo impresionante y quedamos como amigos y luego me acusa de haber sido borde con su follamiga cuando fue ella la que me trató como mierda en un principio. Y lo peor de todo es que la cree a ella, que la conoció cuando estaba borracho como una cuba, antes que a mí que se supone que somos amigos. -a medida que iba hablando mi tono de voz subía, haciendo que al final casi le estuviese gritando al pobre Cam, que no ha hecho nada.

Agg. Y luego dicen que las mujeres somos difíciles de entender. Pues los hombres ni te cuento.

-Sí, sé que Nash es bastante impredecible pero... -no le dejo acabar.

-¿Pero qué? ¿Se arrepiente? JA. -bebo el vaso de agua.- Dejemos el tema.

Salgo de la cocina y voy al salón, donde me tiro encima de Gilinsky.

-Te ríes muy alto. -comenta con su gran sonrisa.

-Es que lo de ayer fue muy bueno. -digo mirando a Nina cómplice y las dos nos volvemos a reír ante el recuerdo de la broma a Lox. Que por cierto, ha despararecido, junto con mi hermano.

¿Casualidad?

Lo dudo.

Noto que algunos chicos se sienten incómodos, y otros se lanzan miraditas no muy discretas. ¿Qué me he perdido?

-Saraaaaaaaaaa. -dice Taylor y se tira encima de nosotros, haciendo que me quede en el medio de los chicos.

Todos estallan en carcajadas.

Hoy debe de ser el día de tirarse encima de Sara.

-Parece otra cosa. -dice Carter sacándonos una foto.- A Twitter que va esto.

Refunfuño y me quejo intentando salir, pero no soy capaz, entre los dos me tienen aprisionada.

-Taylor, sácate de encima antes de que te saque yo, y te aseguro que la segunda opción será una muerte lenta y dolorosa. -y seguimos con mi mal humor de hoy.

Quejándose de lo bruta que soy, Tay se quita y yo al fin me puedo quitar de encima de Jack.

Suspiro y me paso las manos por la cara. Miro por entre mis dedos y veo que Nash me mira fijamente, sin pestañear. ¿Qué coño? Normalmente no me sentiría incómoda, y le soltaría cualquier sobrada de las mías para picarlo, pero por alguna razón no me apetece discutir con él.

Estoy cansada de tener casi siempre este mal rollo con él.

-Voy con Carlitos. -anuncio y sin esperar respuesta, salgo al jardín y veo que charla animadamente con Nate mientras se pasan el balón.

-¿Me puedo unir?

-Claro. -dicen los dos obvios y yo me río. Este pequeño siempre me hará sonreír.

Y hablo de Carlitos, por las dudas. Aunque Nate no se queda atrás.

-Yo voy a por agua. -dice mi hermano.

-¿Voy contigo? -le pregunto con una sonrisa.

-Creo que sabré encontrar un vaso y un grifo. -suelta gracioso y Nate se ríe a mis espaldas.

-Será redicho el niño este. -digo sentándome en la hierba y jugando con el balón.

-Es una pasada lo bien que habla inglés. Hay cosas que no entiende pero se las explicas y lo pilla. -dice con un tono de voz bastante asombrado.

-Sí, la verdad era nuestra mayor preocupación, pero lleva estudiando semanas. No quería empezar el colegio sin saber sin saber nada de inglés porque según él no haría amigos.

-Para ti es dificil, ¿no?

Le miro con una sonrisilla. Este chico me cae realmente bien. Era muy bueno conmigo y se preocupaba. Creo que ninguno de los chicos me había preguntado eso.

-Sí, bueno. No sé que hubiese hecho si no os tuviera de vecinos. Todo hubiese sido muy distinto. -me miró para que continuase hablando.- Es que no sólo dejamos amigos allí, dejamos familia, dejamos nuestro idioma y la mayoría de nuestras costumbres. Probablemente el verano hubiese pasado lento y aburrido, pero sorprendentemente llevamos aquí ya tres semanas. -sonreí.

-Tienes una sonrisa preciosa. -dijo divertido examinándome todo el rostro.

-Nate... -le regañé echando un vistazo a la casa, por si mi hermano venía.

-Perdón, perdón... me salió sin pensar. -levantó las manos, haciéndose el inocente.

Me reí y me tapé un poco la cara con la coleta para que no viese que estaba levemente ruborizada. En ese momento llegó mi hermano corriendo.

-¡SARA! Mira lo que me puso Chris.

Le traduje en voz baja a Nate y miré a mi hermano. En el brazo llevaba una calcamonía.

-Gualaaa, cómo mola. Yo también quiero un tattoo así de chulo. -le dije haciéndole cosquillas.

-No vale, tú ya tienes uno. -dijo entre risas y yo le eché una mirada de advertencia.- Ups. - dijo mirando a Nate.

-¿Te gustan los tatuajes? -le dijo Nate curioso.

Mi hermano asintió frenéticamente. Era casi tan fan como yo. Le encantaban, cuando supo que Nina se había hecho unos cuantos y que no se los había enseñado estuvo una semana sin hablarle.

-De mayor me voy a hacer muchos. -dijo con una gran sonrisa.

Nate se quitó la sudadera que llevaba puesta, dejando ver su pecho y sus brazos tatuados.

Mi hermano abrió los ojos como platos impresionado.

-COMO MOLAN. -gritó y corrió junto a Nate para inspeccionar cada uno de sus tatuajes. Este sonrió satisfecho. No pude evitar fijarme en sus perfectos músculos. Esta chico está como quiere.

Aparte la mirada rápido antes de que me pillara como la última vez.

-¿Te dolieron mucho? -preguntó mi hermano preocupado.

-Casi nada. Además, a ti se te ve fuertote, no creo ni que te enteres.

Mi hermano le sonrió al chico. Sin duda se lo estaba ganando.

-¿Y qué te quieres tatuar? -preguntó Nate curioso.

-El nombre de mi hermana, y cuando crezca decidiré más cosas. Aún tengo 11 años para pensarlo.

-¿Y por qué el nombre de tu hermana?

-Porque es la mejor hermana del mundo, obvio. -dijo y Nate soltó una sonora carcajada.- Y puede que el Nina, si se porta bien...

Ahora reí yo.

-Cuéntame cosas de ella. -le susurró como si fuese un secreto y como si yo no estuviese allí.

-Pueeees... -mi hermano se lo pensó.- Canta muy bien y toca el piano super guay. Es una dormilona y se pasa el día comiendo. -dice mi hermano y yo me hago la ofendida.

Mi hermano se acerca más a Nate y le dice:

-No sé cómo está tan delgada. En serio, come muchísimo.

Le miro mal y el tatuado se ríe, poniéndose la camiseta a lo que yo hago un puchero interno.

-A mi eso me parece bien. -le dice, aún hablando como si yo no estuviera.- ¿Y dices que canta bien?

-Nate, te mato. -le digo viendo por donde iba.

Pone cara de niño bueno y yo me río. Cojo a Carlitos por la cintura y lo atraigo a mi.

-No le cuentes cosas sobre mí. -le regaño.

-¿Por qué no?

-Porque no quiero. Si le quiero contar, le contaré yo. -dije poniendo mis manos en si barriga para que estuviese quieto.

-Creo que le gustas. -me sonrió pícaro. A este no le debe de haber investigado pensé graciosa.

-No, claro que no. -dije mirando a Nate algo sonrojada.- Somos amigos. Nos llevamos bien, nada más.

-A también te gusta.

-No. Carlos. Déjalo estar, anda.

Mi hermano asintió y miró a Nate.

-Me caes bien, no hagas que eso cambie.- y dicho eso desapareció por la casa.

Esto ya es más normal en él, creerse que con siete años puede espantar a chicos de 20.

-¿Qué ha sido eso? -pregunta Nate gracioso.

-Mm... este crío tiene demasiada imaginación. -digo más para mi misma que para él.

-Todos la teníamos de pequeños. -se encoje de hombros mirando el cielo sonriente, que al final se ha despejado, dejando esponjosas nubes adornando el azul.

Mirando el cielo podrías estar en cualquier sitio, ahora mismo podría estar en Madrid. Creo que en el fondo lo echo de menos, aunque la vida en Los Ángeles sea maravillosa.

¡Hola! El capítulo anterior tuvo un montón de comentarios sobre los Teams, y me gustó mucho saber que había más de uno, al principio Nash era un acaparador JAJAJAJA

Bueno, que me voy, ¿qué os ha parecido el capítulo?

¿Queréis POV de Nina? ¿O de Shawn? Jejeje

¡Votad y comentad cualquier cosa! Y cualquier pregunta la responderé encantada (siempre y cuando no sea con quien se va a quedar Sara y cosas así, eso ni lo sé yo)

Un beso koalas :)

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