Cuarenta y nueve.
Estábamos todos en la sala, mi hermano estaba en el colo de Nate, que le contaba chites a los que mi hermano reía a carcajadas.
Toda la tarde hubo una pelea entre todos por agradar a mi hermano, pero sin duda la encabezaban Jack G y Nate. Hayes se había llevado muy bien con él, obvio, ya que tenía una hermana pequeña y sabía como tratar a los niños.
-Carlos, cariño, voy a la cocina, ¿te hago algo de merendar? -le pregunté mientras me levantaba de las piernas de Chris. El pequeño asintió frenéticamente mientras se reía de otro chiste de Nate. No pude evitar mirarlos con dulzura.
Fui hasta la cocina y rebusqué en los armarios hasta encontrar algo que me sirviese de merienda.
Al final opté por hacerle un bocadillo de nocilla, que son sus favoritos después de los de jamón serrano. Dudo que tengan jamón serrano aquí, así que ya ni miro.
Mientras preparaba el bocadillo, sentí que alguien entraba en la cocina.
-Si queréis más bocadillos los haréis vosotros. -dije graciosa cogiendo con el cuchillo y untando la crema de leche, cacao, avellana y azúcar... Vale, se me acaba de ir un poco.
-No vengo por bocatas. -dijo la voz a mis espaldas. Automáticamente me tensé.
Mierda.
-¿Qué quieres, Grier? -dije encarándole y al momento me arrepentí. Sus ojos azules me estaban atravesando con la mirada.
Maldita sea, ¿por qué los ojos claros intimidan tanto?
Él me miró y por un momento su sonrisa desapareció. Se acercó un poco más.
-Hayes me contó lo que pasó. -dijo pasándose las manos por el pelo. Se le veía algo nervioso. Por un momento me pareció tierno, pero me acordé de que estaba enfadada con él.
-Oh, entonces te has dado cuenta de que no soy una zorra, borde y mentirosa. Me alegra.- respondí sarcástica.
-Bueno, un poco borde sí que eres. -le atravesé con la mirada y dejó de sonreír.- Sara, yo... -dudó y se rascó la nuca. Realmente estaba nervioso, sólo hace ese gesto cuando lo está mucho.
Odio conocerlo tan bien y que ni siquiera poder decir que somos amigos.
-¿Tú qué, Nash? ¿Tú qué? -medio grité y supe que le había sacado de sus casillas.
-¡Estoy intentando disculparme! -exclamó enfadado.- Es difícil para mí, me conoces y sabes que soy un orgulloso. ¡Podrías valorarlo un poquito más! -abrí la boca y la volví a cerrar. No sabía qué decir, y él al parecer tampoco, porque sólo me miraba.
-Es que me fastidió mucho Nash. Ya sé que no nos llevamos tan bien como me llevo con los otros chicos -Nash hizo una mueca, pero proseguí.- pero tú también me conoces, y sabes que sólo soy borde si me dan razones. Y que la creyeras a ella antes que a mi cuando la conocías de horas... pues es un golpe bajo.
Nash asintió.
-Lo sé, y lo siento. -solamente le había visto así de serio una vez, y fue cuando me pidió perdón por lo del trofeo.- ¿Me perdonas? -dijo dudoso.
Sonreí de lado. Está claro que lo dice en serio.
-¡Qué remedio! Si no, pobre del que le toque aguantar tu mal humor. -bromeé y me abrazó de repente.
Okay.
Esto es raro.
Le devolví el abrazo con cuidado, ya que aún llevaba el cuchillo en la mano.
-Entonces... -dice mirándome coqueto, por debajo de sus pestañas y aleteándolas, mirándome como un corderito.
-Si quieres un bocadillo, te lo haces tú.
-BRUJA. -repitió como en varias ocasiones ya. Esta vez con los ojos como platos como si realmente fuese imposible que adivinase aquello.
Me reí y le llevé la merienda a mi hermano.
-Has tardado mucho. -refunfuñó, esta vez en el colo de Chris, por lo que me había quedado sin sitio. Nate me hizo un hueco en el sillón.
-La próxima vez te lo haces tú, renacuajo.
Al final mi hermano decidió ir con mis padres. No entiendo por qué, pero la condición era que le llevase más veces a casa de los chicos. Al final creo que la competición la ganó Nate.
Por las fechas del viaje de mis padres, no estarían cuando fuese a mi primer entreno. Me toqué el estómago, que ya no estaba tan duro como antes. Definitivamente tenía que ponerme en forma.
Subí a mi habitación con pereza. Esta vez, al quedarnos solos, no habíamos montado el numerito de la primera vez. Simplemente nos habíamos mirado, Dani había ido a por Lox junto con Nina y Chris, que se adelantaron en ir a casa de los chicos y yo me estaba vistiendo para ir a hacer algún deporte.
Cogí unos pantalones cortos de deporte, una camiseta blanca con mi nombre detrás y una sudadera abierta. Mi móvil, mis cascos, por si acaso.
Fui hasta casa de los chicos y entré sin llamar.
-¿Hola?. -grité desde el recibidor. Llegué a la sala para encontrarme a Carter, Nash, Aaron, Addie, Chris, los Jacks, Hayes y Cam.
-¡Hola! -respondieron todos con una sonrisa.
Cam me miró raro, por mi atuendo.
-¿Por qué vas vestida así? -se le adelantó Aaron., separando la vista de su querida Addie por dos segundos.
-Voy a hacer deporte. -aclaré mirándole mal ante su expresión divertida.- ¿Alguna propuesta? -pregunté esperanzada.
Todos gruñeron y se removieron en el sofá. ¿En serio? ¿Nadie?
-Vamos chicos, me adapto. Fútbol, tenis, baloncesto, lo que sea. -dije desesperada. Correr sola era aburrido.
-¿Alguien ha dicho baloncesto? -dijo Sam saliendo de la cocina con Nate detrás. Les dediqué una fugaz sonrisa a ambos y volví a mirar al grupo de vagos.- No, da igual, estoy demasiado cansado.
-No entiendo como tenéis los cuerpos que tenéis si no hacéis nada, tío. -mascullé para mi pero oí una tos. Levanté la mirada y vi al ojiazul español-parlante mirándome divertido. ¿En serio lo ha entendido? Empiezo a sospechar que Nash era un cerebrito en el instituto.- Oh, mierda, siempre se me olvida. Tengo que aprender a callarme. -me reñí a mi misma y Nash soltó una sonora carcajada.
-¿Por qué no hacemos un vídeo? -propuso Johnson, que parecía el menos perezoso. Todos negaron con la cabeza y yo le miré mal.
-Última oportunidad. -dije.- ¿Alguien? -miré a los recién llegados, que se encogieron de hombros.- Genial, me voy a correr. -dije poniéndome los cascos y dándole al play.
Empecé a correr con mi preciada Sia, junto a Eminem en un perfecto Beautiful Pain.
Cuando ya no pude más, y me refiero a que no podía sostenerme en pie ya que mis piernas eran flanes paré en seco y me agaché, apoyando mis manos en mis rodillas e intentando controlar la respiración que poco a poco se fue regulando. Me pasé una mano por la frente, totalmente empapada y me sequé la cara con la camiseta. Caminé un poco y con un último esfuerzo, corrí hasta casa, ya que estaba cerca.
Una vez entré me encontré a todos los chicos en el salón. ¿Pero por qué venían a casa? No es que me moleste ni nada, obviamente que no me molesta ya que prácticamente vivo en la suya, pero nuestro salón no es tan grande como para que diecisiete personas, sin contarme, estén viendo la tele.
No, calculé mal. Nina y Shawn no estaban, y Carter y Matt tampoco. Trece.
-¡SARA! -gritaron todos al verme. Se estaban levantando pero negué con la cabeza y señalé la camiseta, empapada por todos lados.
-¿Qué pasa? -pregunté sin entender.
-Llevas fuera más de dos horas. Casi tres. Estábamos preocupados. -dijo Cam con el ceño fruncido. Si en este momento todo yo no fuese una bolsa de sudor con ropa le daría un gran abrazo.
-¿Dónde has estado? -preguntó esta vez el benjamín del grupo. También se le veía preocupado. Otro abrazo más.
-Corriendo. Os dije que iba a hacer deporte. -dije y me encogí de hombros.
-¿DOS HORAS? ¿ESTÁS LOCA? ¿ACASO QUIERES MORIR? -gritó Sam desquiciado. Miré a mi hermano reprochándole. Imitó mi gesto de hace unos segundos y respondió:
-Yo les dije que no pasaba nada, pero quisieron venir aquí para comprobar que llegabas bien.
Miré al rubio, que me seguía mirando con los ojos como platos.
-Vete a ducharte y a comer algo, anda. -dijo Nate y yo me reí.
-Pero si aún no he acabado. -protesté.- Me queda el físico.
Dani soltó una carcajada. Puto zanahorio, siempre riéndose de mí.
-¿Qué físico ni que leches? -protestó Gilinsky.- ¿A qué viene tanto ejercicio?
Uffff.
Gilinsky dio en el clavo.
-Sí, o sea, estás delgada. -dijo Johnson y juro que no pude evitar soltar una carcajada, seguida de unas cuantas más. Todos me miraron sin entender, lo que me hizo reírme más. Todos excepto Dani y Chris, que me entendían.
-Wow. -dije cuando acabé, y me puse seria en un segundo.- ¿De verdad me veis como la clase de chica que hace ejercicio por estar más buena?
-¿Entonces por qué? -me retó Tay con la mirada y no pude hacer otra cosa que morderme el labio nerviosa y mirar a mi hermano.
-Porque empieza a entrenar en cinco días, y quiere estar en forma para darlo todo, como siempre. Si le sumas eso a que está más nerviosa que nunca por volver, es igual a Sara corriendo dos horas.
Todos me miraron con ternura.
-Agg, dejad de mirarme así. Me voy a la ducha. -acepté.
Subí las escaleras y me metí en el baño. Me sumergí debajo del chorro, con el único pensamiento de que solamente había aceptado para escaparme de aquella mirada que me estaba quemando.
Como siempre, comentad cualquier cosa o pregunta. ¡El siguiente capítulo será especial!
Un besazo Koalas :)
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top