Capítulo 54: Luces, cámara y acción

Cameron y Anne salían juntos de Le Cordon Bleu. Después de presentarse, pues lo recomendaron para dictar algunas de las clases prácticas de cata y maridaje, los directivos quedaron encantados y decidieron que no había mejor opción que él. Anne lo acompañó y se quedó esperándolo en la recepción. Cam tenía sus proyectos, y ella también.

Aparte de ser Instagramer algo conocida, Anne tenía los suficientes contactos para hacer una agencia de publicidad ella misma, y tenía que hacerlo antes de que se le acabe todo el dinero que le quedaba. No había vuelto a hablar con sus padres y ellos habían jurado no darle ni un solo centavo, pero se las había arreglado bien con la herencia de la abuela. Sabía que ese dinero no iba a durar para siempre, algo debía de hacer para invertirlo y asegurarse lo que le quedaba por delante.

Cuando Cam bajó y le dio la respuesta positiva de los directivos, lucía muy feliz. Ella no pudo evitar alegrarse por él, sabía que era el principio uno de sus sueños, tener algún día su propia escuela de cata y maridaje. Dictar ese curso lo ayudaría a ganar experiencia, le serviría mucho en sus planes. Mientras salían, él le explicaba algunos detalles del curso, también le contó que la escuela lo iba a capacitar en algunos puntos. Tendría el tiempo suficiente, aún faltaba para la reinauguración de The Oak Room. Al fin, después de un día pesado por la declaración de Sandra, todo parecía ir bien.

O al menos eso creyó. Caminaban juntos hacia el estacionamiento, tomados de la mano mientras hacían planes para esa noche. No supieron en qué momento ese pequeño grupo de periodistas, liderados por una aparente indignada Sandra Weaver, se acercó a ellos. Pero cuando lo advirtieron ya tenían las cámaras en la cara y los micrófonos muy cerca de sus labios.

—Es ella! —gritaba Sandra entre lágrimas—. Ella fue quien se encargó de hacer pública mi prueba psicológica.

—Pero qué demonios es esto...—dijo Anne en voz baja. La luz de una de las cámaras la cegaba y no entendía nada. ¿En verdad escuchó aquello?

—Señorita Leggat, ¿fue la revelación de la prueba de Sandra el primer paso para su venganza?

—No entiendo de qué me hablan...—Cameron se puso delante de ella para protegerla de las cámaras. No sabía qué les había dicho Sandra, pero de seguro una enorme mentira en la que ambos eran los perjudicados.

—Ahora lo niega —empezó a decir Sandra—, pero solo quiere venganza. Cuando descubrió que su novio no me dejaba en paz decidió atacarme de esta manera.

—¿Qué demonios es esto? —preguntó ahora Cameron. ¿Qué clase de historia había inventado esa mujer?

—Así como lo oyen —empezó a decir un periodista—. El maître de The Oak Room niega haber acosado a Sandra Weaver. Y fue su novia quien en un acto de venganza decidió hacer público el diagnóstico psiquiátrico de la prestigiosa repostera...

—¡Basta ya! —gritó Anne—. Vámonos —Le dijo en voz baja a Cameron. Este asintió, tomó de la mano a la chica y ambos caminaron en busca del auto. Pero las cámaras aún lo seguían y escuchaban a Sandra decir cosas como "admítelo". Subieron al auto, Cameron tuvo que pedir varias veces que por favor se quiten del camino, que estaban de salida. Hasta imaginó que luego dirían que quiso atropellarlos. Habían escuchado parte de la nueva historia de Sandra, pero en cuanto llegaron a su casa escucharían todos los detalles. Y no les iba a gustar para nada.


************ 


Anne estuvo un rato en silencio mientras Cameron conducía el auto, alejándose lo más rápido posible de ahí. No sabía qué decirle, no entendía bien lo que había pasado, solo que Sandra había salido con un cuento nuevo para perjudicarlos. Todo había sucedido demasiado rápido, tanto que hasta por un instante se sintió asustada. Debió adivinar que esa mujer no se iba a quedar tranquila después de todo lo que estaban haciendo. Con la reputación tan arruinada ya no tenía nada que perder, y Sandra había demostrado que era peor de lo que creían.

—¡Qué mierda fue eso! —gritó después de un rato, estaba tan molesta que no pudo controlarse.

—No tengo idea, pero me muero por saberlo —contestó él sin apartar su mirada del camino. También estaba sorprendido, pensaron que todo iba a salir bien. Solo faltaba la declaración del verdadero padre y listo, Sandra se iría al demonio. Aunque después de eso lo dudaba.

—¡Esa mujer está loca! Todo el mundo lo sabe, ¿por qué demonios le dan cabida?

—¿Quién mejor que una loca para llamar la atención?

—Cierto, a los medios carroñeros es lo único que les importa —contestó molesta. Sandra les daba el escándalo que necesitaban para llenar sus programas.

—Tranquila. Llegamos a casa, vemos qué es lo que ha dicho y ya decidiremos que hacer. Sea lo que sea, estoy seguro de que no tiene pruebas para sustentarlo —Anne asintió. Ojalá él tuviera razón.

Cameron condujo rápido, si bien podían buscar noticias por Internet, decidieron que era mejor ver la noticia completa en casa. Buscaron en los canales de televisión, pero aún no estaban pasando nada. Así que recurrieron a Internet, los periódicos online ya debían de tener toda la historia con exageración incluida. Lo que leyeron los dejó sorprendidos, Sandra se había superado a sí misma en cuanto a mentiras.

Horas después de la conferencia de prensa, Sandra decidió dar nuevas declaraciones. Un grupo de periodistas la encontró tomando un café cerca de Le Cordon Bleu y empezaron a hacerle unas preguntas. Ella fingió no querer hablar al principio, y según el artículo luego tomó valor. Dijo que si, ella había tenido una aventura con Adriano y producto de ese momento fue que quedó embarazada. Pero había sido solo una vez, luego él la había rechazado pues había empezado una relación con una joven. Durante el tiempo que ella volvió a la vida del chef sucedió algo que no esperaba. Alguien de su pasado estaba atormentándola otra vez. Y ese era el maître de The Oak Room, Cameron Hartley.

Él siempre estuvo obsesionado con ella, siempre quiso robársela a Adriano pero nunca pudo. Y cuando ella trabaja para El Plaza este empezó a aprovecharse. La buscaba a todo momento, la atormentaba, incluso llegaron a algunos forcejeos. Fue Cameron quien envenenó la cabeza de Adriano para que terminara con su relación años antes y volvía a hacerlo justo cuando podían empezar de nuevo.

Por más que ella lo rechazó, él insistía. Lo más chistoso de todo era que Cameron tenía una novia, la conocida influencer Anne Marie Leggat, a quien le había contado un rollo totalmente diferente. Esta chica fue a amenazar a Sandra diciéndole que se aleje de su novio, le dijo cosas horribles y puso en riesgo su embarazo. Pero su acto más abominable sin dudas fue usar el poder de su dinero, pues era una rica heredera, y lograr que le vendan el resultado psicológico que luego hizo público para vengarse.

¿Cómo fue que terminaron persiguiéndolos en el estacionamiento? Un "informante" dijo haber visto a Cameron y su novia en Le Cordon Bleu. Un periodista retó a Sandra, le dijo que se defienda y los enfrente. Así que la chica se armó de valor y fue al encuentro de esos dos. Encuentro del que, por cierto, ambos salieron corriendo despavoridos.

—¡Oh cielos! ¿En serio le han creído a esa demente? —gritó Anne indignada cuando terminó de leer ese artículo. También había vídeos e imágenes de lo que pasó cuando los grabaron. Sandra era conocido en el medio, todo eso fue armado obviamente. Una buena obra teatral.

—No importa si le creen o no, el hecho es que es un escándalo, y tú sabes que de eso viven —respondió Cameron molesto.

—¿Sabes una cosa? ¡Voy a denunciar a esa infeliz! ¡Si se cree que puede andar jugando con la reputación de la gente está muy equivocada! Y tú deberías hacer lo mismo.

—Lo haría, pero me temo que la consideren demente en el juicio y al final sea una pérdida de tiempo. —Cameron hablaba con tranquilidad, eso de alguna manera le dio calma a Anne. Se acercó para abrazarlo y él la estrechó fuerte. En ese momento más que nunca debían de estar unidos.

—Es una maldita, ¿por qué nos hace esto? —preguntó ella, esa situación empezaba a desesperarla mucho. Temía que no pudieran con todo a pesar de los planes de contingencia que tenían.

—Quiere arruinarme, Anne. Lo siento, disculpa por hacerte pasar esta situación. Vamos a arreglarlo todo, no sé cómo, pero lo vamos a hacer.

—Hay que hablar con Barbie de una vez —propuso ella y el chico asintió.

Después de un rato y de revisar de nuevo todas las noticias sobre ellos, decidieron llamar al jefe de seguridad. Demoraron en ubicarlo, al parecer estaba muy ocupado. Cuando al fin le pasaron la llamada, Barbie les dijo que ya esperaba que Sandra hiciera algo parecido contra Cameron, aunque se había excedido un poco. Esa misma noche enviarían el comunicado a nombre de Adriano y también uno de parte de Cameron donde negaba todas las declaraciones de Sandra. Y por supuesto, no estaba de más aclarar que ambos la denunciarían si no se retractaba de lo que dijo. Incluso denunciarían a los medios por haber difundido información falsa. Barbie dijo que las denuncias siempre asustaban, más cuando los medios sabían que podían perder. Eso al menos contendría un poco a la prensa. Pero había otras cosas peligrosas que tenían que considerar. La opinión pública.

En ese contexto cuando el acoso sexual no se tomaba a la ligera y se procuraba creer siempre a la víctima primero, Cameron y Adriano saldrían perjudicados. Muchas verían en Sandra a una víctima, era muy probable que saliera con algún discurso feminista para atraer la atención. Era una lástima que una causa legítima como la lucha contra el acoso fuera manchada de una manera tan horrible por esa mujer. Por eso, los comunicados de Adriano y Cameron fueron bien redactados considerando todos esos factores. No solo serían cartas a la prensa, también se publicarían en redes sociales. Luego el mundo ardería. La recomendación de Barbie era que tomen las cosas con calma, en el caso de Anne, hacer lo mismo en sus redes sociales donde era muy seguida. Debía de llamar a la calma, no insultar, procurar que sus seguidores le crean. En teoría sonaba fácil, pero nunca se sabe como va a reaccionar la gente en Internet. Y ella no estaba nada contenta.

—¡Voy a llegar al fondo de esto! —dijo Anne molesta una vez cortaron la llamada con Barbie—. No me interesa, denunciaré a esa maldita de Sandra. ¡Y a todos los medios! Es imposible que jueguen con nuestros nombres de esta manera, Cameron. ¡Nos está perjudicando!

—Claro que me preocupa, justo ahora cuando tenemos tantos planes. Pero por eso mismo lo hace, quiere arruinarnos, pero no lo logrará. Nosotros sabemos que miente, ¡todos lo saben! Pero les encanta el escándalo. Cuando se den cuenta de lo que están haciendo una vez más irán en su contra. Ni hablar de cuando se presente el verdadero padre.

—Y yo que creí que todo iba a terminar hoy —ella lo abrazó, apoyó la cabeza en su pecho y cerró los ojos. Quería olvidar toda esa situación.


************  


Otro show se armó en los siguientes días. Incluso los padres de Anne la llamaron. Pensó que estaban preocupados por ella, que le dirían lo indignados que estaban con toda esa situación. Claro, eso pareció en un principio, pero pronto empezaron los reclamos estúpidos diciendo que no querían que sus acciones mancharan el apellido, y por supuesto recordarle que si estaba pasando por aquello era porque ella misma se lo había buscado por meterse con un tipo que no era de su categoría. Les colgó el teléfono inmediatamente, no hablaba con ellos desde que se fue de casa y cuando creyó que eso podría ser una oportunidad para que quizá exista un acercamiento, salen con eso. Tuvo deseos de llorar, no podía creer que les importara más el apellido que ella misma y como se estaba sintiendo. "Ese tipo", como se referían a Cameron, él si estaba a su lado en ese momento. Él no la dejaba, él la calmaba cuando sentía que estaba por estallar.

Y se le estaba haciendo casi imposible controlarse con todo lo que estaba pasando. Cada tontería que salía en los diarios de espectáculos online y hasta en la televisión la hacían hervir de rabia. Decían cosas tan falsas como estúpidas. Ella estaba quedando prácticamente como la mala, loca y zorra del cuento. Se decía que era una "niña rica", engreída y prepotente, acostumbrada a hacer lo que le daba la gana y obtener lo que quería con el poder del dinero. Ahora resultaba que era ella la maldita que estaba detrás de la revelación de la prueba de Sandra. Aunque en parte ella tuvo la idea, no fue exactamente como lo decían y eso era lo que más rabia le daba.

Ni hablar de Cameron. Le daba rabia y miedo escuchar todo aquello. Miedo, porque llegó a pensar que la reputación tan bien trabajada a lo largo de los años por su amado, sus sueños y todo su trabajo se irían por la borda. Él se lo había repetido en varias ocasiones, en un trabajo como el suyo lo que más importa es la imagen positiva que se proyecta. Pero lo estaban haciendo quedar como un enfermo, un degenerado acostumbrado a acosar a sus compañeras de trabajo.

Anne se preguntaba por qué demonios El Plaza no hacía algo para acallar todas esas estupideces, ¿acaso no se daban cuenta de que estaban perjudicándolos? Se suponía que Daniel Barbara debía de hacerse cargo, se suponía que ya debería haberlo hecho. Las cartas de Cameron y Adriano aclarando que no tenían nada que ver con Sandra aún no se habían enviado a la prensa y ella no entendía qué demonios esperaban.

Estaba segura de que con todo el poder que tenía El Plaza y los contactos de Barbie podían haber evitado todo eso, pero nada pasaba. Intentó contactarse con él todo el día, pero su secretaria solo le dijo que el jefe estaba en reuniones. Adriano también estaba muy preocupado, por la tarde fue al apartamento de Cameron junto con Priss. Ambos estaban indignados con todo lo que pasaba, incluso ya se había filtrado algo de información sobre ella misma. Tampoco entendían qué diablos estaba pasando, ¿por qué Daniel no actuaba de una vez? Ellos hasta querían suspender su viaje, no podían irse sin dejar todo arreglado.

Y cuando menos lo esperaron, llegó el contra-ataque. Eran casi las ocho de la noche, hora en que varios programas de espectáculos pasaban las novedades del día y ellos querían saber si al menos ya se habían distribuido las cartas. Pronto el teléfono empezó a sonar y Cameron corrió a contestar, podía ser una novedad importante.

—Diga —contestó sin muchas ganas. El teléfono había sonado varias veces, amigos y conocidos le preguntaban cómo estaba y él apenas decía "bien". Sabía que en verdad no les importaba mucho su estado, sino que querían que les suelte más del chisme. Así que si era otra llamada de aquellas no pensaba soportarla.

—¿Hola? ¿Habla mi querido y adorado "maître erótico"?

—¿Rachel? —Esa voz la reconoció inmediatamente, no podía ser otra persona—. ¿Y qué demonios es eso de "maître erótico"? Ya he tenido suficiente de esas tonterías hoy.

—Ja, ja, ja. ¡Tranquilo! Se nota que no entras mucho a Internet. Eres toda una celebridad, jefe. Te adoran. Muchas están alucinando que las acosas y te las comes y todo eso, ya sabes.

—¿De dónde sacas esa tontería?

—Son cosas que descubres cuando no tienes nada que hacer. Puesto a que mis dos jefes están ocupados resolviendo sus asuntos con la loca, nosotros los lindos subordinados nos encargamos de todo.

—¿Qué quieres decir?

—¿Para qué tienes la televisión? ¿De adorno? ¡Pon el Nueve ahora! Me llamas cuando termine el reportaje.

Cameron tomó el control remoto y puso el canal que Rachel le había indicado. El programa había comenzado y la presentadora anunció el reportaje especial acerca de lo que estaba pasando. Les pareció un poco más equilibrada y objetiva que otros periodistas que se habían dedicado a hablar sobre el tema. Para alivio de todos, dio el anuncio que habían esperado el día entero. El Hotel Plaza envió dos cartas de parte de sus dos trabajadores, el maître y el chef de The Oak Room. En ellas se negaba cualquier tipo de relación que no sea profesional con Sandra Weaver. Dijeron también que el hotel tiene drásticas medidas para sancionar el acoso, que lo condenan rotundamente y que harán investigaciones al respecto.

La presentadora también señaló tener una carta de Anne Marie que fue enviada a la prensa por sus abogados. Negaba todas las declaraciones de Sandra, pero agregaba que estaba iniciando acciones legales contra los medios que difundieron esa información falsa. Luego de hablar de esas cartas, la presentadora empezó a reflexionar sobre todo lo que había pasado durante el día. Dijo que los medios fueron descuidados, que esos eran temas delicados y que se tenía que investigar, que eso había sido un error.

—No hay disculpa que valga —dijo Anne con rabia—. Esos idiotas me han hecho pasar lo peor, las cosas no se solucionan así no más. Nos han dañado, y estoy segura que habrá muchos medios que no tienen intención de retractarse.

—Verás que cuando salga lo del padre real cambiará el asunto —le dijo Adriano—. Supongo que eso es lo que quería Daniel.

—¿Que se llenen la boca todo un día, para que luego la culpa y el miedo de la demanda les duela más? —preguntó Cam incrédulo—. Pues ojalá resulte.

—¡Oigan! —Priss tomó el control y empezó a subir el volumen. Fue entonces que todos se dieron cuenta de quienes estaban en la televisión. Encabezando una especie de huelga, o lo que sea, se encontraban Arnie y Rachel.

—Ahora estamos en vivo con los trabajadores de The Oak Room —decía la presentadora—. Ellos se han reunido en los alrededores del Central Park para protestar contra la prensa y el trato injusto del que están recibiendo las cabezas de este restaurante que está próximo a inaugurarse. A ellos se les han unido otros grupos de chefs, estudiantes de cocina y atención de comedor de Le Cordon Bleu.

—Como dijiste —habló el corresponsal—, todos están aquí para hacer sentir su voz en contra de la prensa amarillista que ha dañado la imagen de dos personas muy importantes en la industria gastronómica. Estoy aquí con Rachel Warren y Arnold Overstrom, ambos trabajadores de The Oak Room. Ella representa a los trabajadores de cocina y él a los de comedor. Dígame, señorita Warren, ¿por qué está todos los trabajadores reunidos aquí?

—Para empezar —decía Rachel hablando directamente a la cámara y tomando el micrófono—, estoy aquí como representante de la clase trabajadora, y siempre he velado por nuestros intereses, pero no solo eso. Estamos aquí porque nos parece una injusticia lo que se está haciendo con el chef Hartmann y el maître Hartley. Han manchado la imagen de dos profesionales intachables, excelentes jefes y dedicados a su carrera y a la mejora continua dentro del mundo de la restauración.

—Vaya...—A Adriano se le escapó una sonrisa al escuchar hablar a Rachel así. También había reconocido a varios de sus trabajadores del restaurante, a muchos de ellos los había tratado pésimo. ¿Será que estaban ahí porque en verdad lo apreciaban, o era que alguien los había convocado? Se convenció de lo primero al ver esos rostros reclamando enérgicos, de verdad indignados. Sabía que nunca había sido un jefe que se hiciera amar, sabía que muchos le tenían miedo, pero ahí estaban.

—Represento a los colaboradores de cocina —continúo Rachel—, y todos sabemos que el chef Hartmann es una persona exigente, incluso la prensa lo ha malinterpretado como alguien cruel. Pero si estamos acá no es porque alguien nos ha obligado, sino porque lo respetamos como persona y profesional. No estamos de acuerdo con lo que se ha dicho en la prensa, todo eso es falso. Todos acá sabemos que tiene una hermosa relación con otra persona, es injusto que las declaraciones la señora Weaver la afecten a ella también. —La cámara enfocó a todos los empleados de cocina con carteles en mano y pidiendo enérgicos que la prensa se retracte. En el apartamento de Cameron no sabían si era un momento para ponerse serios o para reír. Eso era más de lo que esperaban.

—Correcto, señorita, tenemos entendido que también hay estudiantes de cocina.

—Exacto, han venido aquí algunos de los estudiantes de Le Cordon Bleu, que fue el centro de estudios del chef Hartmann. Muchos lo conocen y admiran. También muchos conocen a la señorita Hudson, pareja del chef, y les parece injusto que se le dañe con chismes. Estamos exigiendo a la prensa que se retracte. Si eres estudiante de cocina y conoces la trayectoria del chef Hartmann, ven, ¡te esperamos! De acá no nos movemos hasta que se den respuestas claras.

—Muchas gracias, señorita Warren. Ahora vamos con Arnold Overstrom, él representa a los colaboradores de atención al comedor, y también a los estudiantes del mismo rubro. Mucho se ha hablado el día de hoy del maître Hartley, ¿qué puede decir al respecto, señor Overstrom?

—Conozco al maitre Hartley desde hace tiempo, incluso conocía su carrera desde mucho antes de trabajar en The Oak Room. Lo conozco no solo como profesional intachable y ético, sino como persona. Todo lo que se dice de él es falso, jamás cometería ese tipo de acciones repudiables y mucho menos en su centro de trabajo. Todos conocemos a Cameron, es una persona excepcional, un excelente jefe. Paciente, amable con todos. Muchos de los que actualmente nos desempeñamos en atención a comedor hemos oído hablar de él y de sus nuevas técnicas de atención. Por eso nos sentimos indignados porque manchan su imagen injustamente. Al igual que Rachel, quiero convocar a las personas que lo conocen o conocieron a venir acá. La prensa debe tener más cuidado con lo que dice y hace, también han hablado cosas terribles de su novia. Todos en The Oak Room la conocemos, esa señorita no es nada prepotente como han dicho, es todo lo contrario. No toleramos más este tipo de cosas. ¡Queremos que la prensa se retracte! —dijo de manera enérgica y todos los demás comenzaron a gritar a una sola voz "¡Prensa retráctate ya!".

—Barbie lo planeo todo —dijo Anne seguro al darse cuenta de que él era el verdadero responsable de todo eso.

—Recuérdenme abrazar a esos dos por lo que están haciendo —agregó Cameron y no pudieron evitar reírse. Pero había algo de calma en esas risas, al fin todo parecía mejorar.

—Emotivos momentos se viven en las inmediaciones del Central Park —decía el corresponsal ahora hablando a la cámara—. ¿Algo más que quieran agregar? —dijo pasándole el micro a Rachel.

Ya lo saben todos, pueden venir acá que no nos moveremos. Exigimos un comunicado oficial de los medios que difundieron información falsa. Tú que me estás escuchando —dijo señalando con un dedo a la cámara. En el apartamento de Cameron recordaron de pronto al "tío Sam"—, sabes lo importante es esto. El chef Hartmann es nuestra imagen de gastronomía a nivel internacional. Es nuestro chef más conocido y el maître Hartley su mayor colaborador y amigo. ¡No permitas que se cometan injusticias!

—Muchas gracias señorita Warren, adelante estudio...

La señal se cortó, pero ya estaban llegando otros canales locales e incluso un corresponsal de la CNN para cubrir el hecho. No creyó que fueran muchos los que se iban a congregar, pero ahí estaban. Tampoco pensó que ambos tendrían el valor suficiente para hablar de esa forma ante cámaras y ante miles de televidentes.

—Somos un par de malditos y desgraciados —le dijo Rachel a Arnold entre risas.

—Lo somos, unos desgraciados con sed de justicia —contestó él y casi sin poder evitarlo se estrecharon con un fuerte abrazo.

—¿Ya te dije que te amo?

—No, pero gracias por decirlo.




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