Capítulo 46: Descontrol

La tenía arrinconada contra la pared y devoraba sus labios de una manera casi salvaje. Ella en un principio se asustó y lo apartó. Aunque siendo sincera, su fuerza de voluntad no era tan fuerte que digamos. Simplemente se dejó llevar porque era justo lo que había deseado desde hace mucho. Y si en un principio pensó con miedo que alguien podría descubrirlos, que Olivia no tardaría en llegar de esa reunión y si los descubría así la iba a despedir, poco a poco se fue abandonando a esas sensaciones y siguió adelante.

El huésped Alec Reagan de la suite ejecutiva principal fue a la oficina de housekeeping con la clara intención de ver a Camila y aprovechar la situación si la encontraba sola. Y para su suerte fue así. Durante ese tiempo en que ella dejó de ser su mucama, habían tenido comunicación constante. Él sabía cuál era su correo como trabajadora del hotel, y pronto supo su número. Aunque Cami era consciente que quizá para ese joven empresario ella no pasaba de ser un capricho pasajero y que eso no era una maldita comedia romántica donde el rico se fijaba en la mucama latina y empezaba el drama, era difícil no fantasear. Porque siendo sincera, él no era el único que quería tener sexo ahí.

Alec pasaba algunos días en New York como siempre, y aunque le escribió para quedar una noche de esas, ella no aceptó. Sabía que ese "salir" era básicamente "vamos a coger", pero considerando según sus cálculos que estaba en sus días fértiles prefería no arriesgarse. Pero obvio que al descarado de Alec eso le importaba muy poco.

Empezó con unos requerimientos que en verdad no necesitaba para su habitación, ella le dijo amable que eso debía de solicitarlo en conserjería primero. Él asintió, iba camino a la puerta y ella pensó que estaba de salida. Cerró la puerta y con toda rapidez se precipitó sobre ella. Así la tenía como siempre la había querido.

Le robaba el aliento en el beso más apasionado que ella jamás había recibido. La temperatura no dejaba de subir, ella ya no pensaba, solo quería más. Claro que quería hacerlo con él, y aunque tener sexo en su oficina era una fantasía que no podía resistir, sacó fuerzas para separarse de él un poco. Ahí no.

—Tiene que irse señor, Reagan... —dijo apenas aún agitada. Él le sonrió mientras se acomodaba la ropa, esa sonrisa tan tentadora que la hacía temblar.

—Ven esta noche a mi habitación, no te arrepentirás —ella le sonrió de lado. Ojalá fuera tan fácil como él lo planteaba.

—Claro —contestó, aunque en realidad no estaba segura si le iba a cumplir esa fantasía.

—Nos vemos. —Alec salió, y en menos de un minuto alguien entró en su oficina con una enorme sonrisa. Pero esa sonrisa le dio miedo, era malvada. Quizá había escuchado todo.

—Hace calor, ¿no? —le dijo Estelle—. Toma, requerimientos para las habitaciones. Nos vemos... —Camila se quedó quieta sin saber bien qué pensar. Si esa mujer había escuchado todo estaba perdida. Felizmente ya era su hora de salida, tenía que ir a desahogarse con alguien urgente.


************


—¡Degenerada! —le gritó Rachel en la cocina de su apartamento a Camila mientras le echaba algunas gotas de agua con los dedos, como si se tratara de agua bendita que iba a quemarla.

—¿Qué querías que haga? Si me gusta, está bueno. Me sedujo, me arrinconó. ¡Fue extremo! —decía con todas las mejillas rojas y la sonrisa que no se le iba.

—Al menos dime que no es puro "bla, bla, bla" y que si promete —insistió Rachel en busca de chisme.

—Yo creo que sí. Y no sabes, me dijo que hoy vaya a su suite.

—¿Entonces qué rayos haces acá? ¿Qué estás esperando? ¿Qué te saque a patadas? ¡Anda pues! ¡Te vas a coger ahora mismo!

—No, no, ¿cómo se te ocurre! Sería perder mi empleo y con lo bien que me está yendo no lo arriesgo por una cogida. Aunque considerando lo que pasó, igual creo que perderé el trabajo en un par de días...

—¿Por qué dices eso? —preguntó Rachel con curiosidad.

—Es que cuando él ya iba de salida, te juro que no había pasado ni un minuto y llegó esa Estelle maldita con esa sonrisa de zorra que la caracteriza a dejarme unos documentos. ¡Es obvio que algo escuchó!

—¡Maldita sea! Eso sí que está malo, tendríamos que averiguar cuanto sabe, si es que en verdad sabe algo.

—Claro que sabe. Debió haber escuchado o al menos haberlo visto, no dudo que hará algo en mi contra pronto.

—Pues para eso debes hacer algo en su contra tú primero, ¿no? —ella asintió, la mente macabra de Rachel dando ideas de vendetta otra vez—. ¿No me contaste que Olivia y tú tenían un as bajo la manga??

—Si, aunque no sé si ella lo quiera usar para salvarme. Es cosa de tres en realidad, de Olivia, de Emily de recepción, y mía. Decirles que es momento de soltar las pruebas sería contarles que pasó. Y eso sería más complicado.

—¡Qué situación, Cami! ¿Ya ves lo que te pasa por caliente?

—¡Que no es mi culpa! Pasó y lo disfruté, ahora a pagar las consecuencias.—Mientras conversaban les pareció escuchar la puerta. Debía de ser Priss. Los pasos de unos tacones se acercaban y luego la vieron con mala cara mientras se les sacaba.

—Hola, chicas... —saludó y se sentó con ellas. Se notaba tensa

—¿Y esa cara? —le preguntó Camila. En serio no se veía muy bien.

—¿Acaso discutiste con Adriano? —Rachel le pasó un vaso de agua que ella bebió inmediatamente y luego negó con la cabeza.

—No, no tiene nada que ver con Adriano, es otra cosa...


************


Jamás pensó que esa noche iba a terminar así. Adriano la llamó para hacerle una invitación, irían a tomar algo con algunos directivos del hotel, incluida Emily, al Café Pierre. Aunque ella dijo que se iba a sentir un poco incómoda entre gente que no tenía nada que ver con ella, Adriano insistió. Era una oportunidad perfecta para que la conozcan, para que se vaya haciendo un nombre y sea conocida en el ambiente hotelero. Aún se sentía culpable por el hecho de que Sandra se haya encargado que no la contraten, pero estaba seguro que la opinión del chef Hartmann valía mucho más que la de ella. Él se encargaría de ayudarla a ser conocida.

Así que se puso lo más decente que encontró en su armario, se arregló un poco y estaba lista para irse. Él la fue a recoger y le encantó ver su sonrisa cuando la recorrió con la mirada. "Estás hermosa", le dijo y la besó. Le hubiera encantado quedarse con él toda la noche, ¿por qué no? Apenas eran las ocho y la noche. Pero ya tendrían tiempo, primero a ir a esa reunión.

El sitió era elegante y tenía un ambiente cálido, considerando que el otoño ya estaba invadiendo New York. Ellos entraron sonrientes del brazo y entonces los sorprendieron con un flash. Adriano solo mantuvo la sonrisa y no respondió ninguna pregunta. A Priss le costó algunos segundos entender lo que estaba pasando. Si, ese era un periodista. Claro, el Café Pierre era un sitio muy concurrido, no era extraño encontrar celebridades de vez en cuando y casi siempre había artistas locales por ahí. Casi como The Oak Room, donde siempre habían paparazzis rondando. La política del hotel y del restaurante les prohibía entrar, pero siempre estaban cerca. Había visto las fotos de Adriano con algunas celebridades que visitaron su restaurante, incluso Obama apareció por ahí.

Pero esa vez no solo fue un flash, fueron varios. Supuso que para los diarios y revistas locales sería una novedad que el chef Hartmann estuviera con alguien del brazo y muy sonriente. Se limitó a sonreír mientras entraban y se ubicaban con los demás. "¿Será siempre así?", se dijo mientras caminaba. Bueno, era la primera vez que alguien les tomaba una foto juntos, así que no era nada de temer. Solo esperaba que no escriban estupideces en los diarios y cuando averigüen de ella no la pinten mal. Al llegar se encontró a algunas de las personas que ya habían estado en la reunión a la que fue con Adriano para decidir sobre el futuro de The Oak Room, y en cuanto vio a Emily se sintió más cómoda.

Pasaron un buen rato, fue agradable después de todo. Los presentes la trataban bien y le hacían alguna que otra pregunta. El tema principal de la conversación rondaba a algunos "gajes del oficio" y cosas pintorescas que pasaban en el hotel. Al parecer el gerente lo único que quería era que todos los directivos se relajen un poco y se integren, una buena idea. Ella conversaba de cuando en cuando con Emily. Aunque no la conocía muy bien, se habían unido a raíz del accidente de Adriano. Así que todo bien de momento, sabía que era amiga de años de Adriano y quería llevarse bien con ella. Las novias pueden pasar, pero jamás las amigas. ¿No dicen que las amistades de más de diez años son para siempre? Ya lo creía.

—¿Me acompañas a hacerme un retoque? —le preguntó Emily. Priss asintió y ambas se pararon de la mesa. Ella también sintió que necesitaba retocarse un poco el maquillaje. Estaban solas frente al espejo arreglándose un poco y no había nadie alrededor—. ¿Y qué tal todo con Adriano? —preguntó casual.

—Bien, gracias. Estamos perfectamente, él es encantador.

—Lo sé, gran chico. Me alegra que al fin sea feliz. ¿Sabes? Creo que me caes muy bien, hace tanto tiempo que no veía a mi amigo sonreír así, te llevas mis aplausos.

—Yo solo me dedico a amarlo —contestó con una sonrisa. Emily aún se veía muy interesada en el maquillaje, así que supuso tardaría un poco—. Voy a usar el baño...

—Te espero —respondió con una amable sonrisa mientras seguía en lo suyo.

Mientras estaba en el baño revisó su celular, había un mensaje de Rachel donde le decía que se apurara pues Camila estaba ahí con mucho chisme por contar. "No creo que llegue...", pensó. Asumía que aún estaría una hora más ahí. Se puso a responder el mensaje cuando escuchó que la puerta del baño se abría. No le tomó importancia, no hasta que una voz masculina habló.

—No te arregles, estás hermosa. —Nunca había escuchado esa voz, pero estaba segura que era un hombre joven y debía de dirigirse a Emily. Luego escuchó un grito, quizá era de horror, pero pronto fue silenciado—. No te muevas...—Priss estaba quieta en el baño y se agachó a ver qué pasaba. Su corazón latía acelerado, tenía miedo. ¿Y si era un delincuente? Lo único que pudo ver fue a un joven que tenía entre sus brazos a Emily y le cubría la boca. Ella luchaba por moverse, se notaba que estaba muerta de miedo. "Tengo que hacer algo...", se dijo. El tipo le estaba dando la espalda, si se movía despacio podría actuar—. No me hagas esto, linda, ¿por qué no has respondido mis mensajes? ¿No te das cuenta que me gustas mucho? —Emily se movía tratando de zafarse y Priss cada vez tenía más miedo. Pero no pensaba quedarse con los brazos cruzados. Despacio abrió la puerta del baño donde estaba y se acercó lento. Era ahora o nunca. Le dio un fuerte golpe con su bolso en la cabeza y este por la sorpresa soltó a Emily. Priss le volvió a dar otro más fuerte haciendo que el tipo tambalee.

—¡Vámonos! —le gritó a Emily, que aún estaba paralizada por todo lo ocurrido. Pero pudo reaccionar rápido para salir corriendo de ahí junto con Priss. Ella la tomó del brazo y miró a todos lados, en ese estado no podrían volver al salón. La jaló hacia la cocina del lugar, no le quedó de otra. Todos la quedaron mirando y algunos detuvieron su trabajo hasta que el chef principal se acercó a ellas.

—¿Qué sucede aquí, señorita? —Aunque al principio estuvo bastante molesto por la interrupción las lágrimas de Emily lo hicieron calmarse. Ella estaba muy nerviosa, temblaba y lloraba sin poder parar. Priss solo la abrazó, todo había sido muy rápido y no podía creer aún todo.

—Un tipo se metió al baño —le dijo Priss al chef—. Intentó hacerle daño a mi amiga, será mejor que avise a seguridad antes que salga, puede ser un criminal.

—Claro que si, ustedes quédense acá. —El chef hizo una seña a uno de sus asistentes, la situación lo había preocupado.

—Quiero irme —dijo Emily, entre lágrimas.

—Nos iremos pronto...—contestó Priss y marcó el número de Adriano para que vaya a la cocina. Era el único que podía ayudarlas en ese momento.


*************


Anne bajó del auto con Cameron y subieron en silencio por el ascensor, regresaban de hacer unas compras de víveres para el apartamento. Aún estaba un poco sorprendida con toda esa historia de Estelle y Robert que le contó Emily, también pensó que esos dos tenían que ver o que estaban ayudando a Harry con todo lo que hacía. Le prometió que hablaría con él, en verdad ya se estaba pasando con tanta insistencia. Eso era acoso y punto, con razón Emily estaba tan abrumada. Pero al estar a solas con Cameron una vez más llegó a su cabeza todo lo que Sandra le dijo. Sabía que no merecía prestarle tanta importancia, pero debía sacarse las dudas de una buena vez.

Estaba en silencio en la cocina mientras se servía un jugo. Cameron estaba en la sala con la televisión prendida. Habían acordado ver una película, pero ella dijo que no tenía muchas ganas. Aun así se quedó a su lado, aunque sea en silencio. "Si esto querías pues lo has logrado", pensaba ella con fastidio. Era hora de hablar, no podía quedarse callada con eso.

—Amor... —dijo despacio, como si tuviera miedo de hablar.

—Sí, dime —dijo él despreocupado, pensando que quizá era algo casual.

—Ayer me encontré con Sandra en el cóctel —logró llamar su atención. Ahora él giró a verla, quizá podría identificar con sus gestos que pasaba.

—¿Te dijo algo?

—Sí, quiero hablarte de eso justo ahora. Es una estupidez, pero... —dudo. ¿Y si él no lo tomaba bien?

—¿Qué te dijo esa mujer?

—Ella... ella me dijo que ustedes dos fueron novios en secreto antes que aceptara estar con Adriano. Quiero que me digas si eso es verdad o no —esperó seriedad de él. Esperó que lo negara en el acto. Pero cuando Cameron escuchó que ella dijo eso comenzó a reír—. ¿Qué te sucede? ¿Acaso he hecho algún tipo de chiste? —preguntó fastidiada.

—Lo siento, Anne, pero lo que me dices es muy gracioso —contestó aún con la sonrisa como si en verdad no fuera importante—. No puedo creer que te haya dicho algo así, ¿en serio? ¿Yo con esa mujer? ¡Ni en broma!

—Ella dijo que era secreto, que ustedes dos juraron no hablar de eso nunca con nadie para no herir a Adriano

—Ajá, y te lo creíste, ¿verdad?

—Es que todo encaja, por eso quería preguntarte y quiero que seas sincero conmigo. Si en verdad estuviste con ella y ahora guardas silencio por ese juramento, por favor, quiero que me lo digas.

—No tengo ningún juramento, así que tampoco tengo nada que revelar —contestó tranquilo.

—Entonces si tienes miedo de decírmelo porque no quieres que me moleste es mejor que me lo digas ahora. De verdad, no voy a molestarme... Bueno, si lo haré un poco. Pero prefiero una verdad dolorosa que mentiras.

—Esa mujer es muy convincente, y como la conozco sé que te dijo eso para salir de algún aprieto, ¿o me equivoco?

—Ella me dijo que eso que me contaste de ir a verla para hablar sobre el accidente de Adriano y te besó para luego amenazarte jamás pasó, que me lo dijiste para que desconfiara de ella y no le creyera sobre la supuesta relación de ustedes.

—Según eso entonces yo inventé todo eso como especie de un plan malvado para hacerla quedar como la mala, ¿no?

—Si, eso dijo, y también dijo que lo ibas a negar de esta manera.

—¿Te das cuenta de lo que estás diciendo? Hablas como si en realidad yo fuera capaz de hacer ese tipo de cosas. Sabes perfectamente quien es ella, no entiendo por qué desconfías.

—Disculpa —dijo un poco arrepentida por sus palabras—. Tienes razón, no sé qué me pasa. Esa mujer es insoportable.

—Claro que lo es, y te diré una cosa. Es cierto que yo conocí a Sandra antes que Adriano. No podría decir que éramos amigos, apenas si nos hablábamos.

—No lo sabía...

—No te he contado mucho. No por miedo ni nada de eso, sino porque pensé que no era necesario echar más leña al fuego. Ya sabemos que tenemos que alejarnos y evitar a Sandra por todo lo que les ha hecho a Adriano y a Priss, si no te conté nada antes fue porque me parecía que ya era suficiente con esa mujer. Es el tipo de persona de la que quieres apartarte.

—¿Qué quieres decir? —Bueno, quizá lo de la supuesta relación no era cierto, pero había algo más que agregar.

—Yo nunca estuve con Sandra, sabía que le gustaba a Adriano y los dos me agradaban como pareja al principio. Pero luego ella empezó a insinuarse conmigo, quería estar conmigo sin importarle que Adriano la quería y que era amigo mío. La mandé a volar obviamente. Luego esos dos estuvieron y ya no me agradaba para nada. ¿Cómo confiar en una mujer que desea acostarse con el mejor amigo de su novio? Por más que intenté advertir a Adriano no hizo caso. Esa mujer es un demonio, ya ha hecho bastante daño.

—Entiendo... —Ahora todo encajaba mucho más. Sandra debía de odiar a Cameron por haberla rechazado, debía de ser eso. Y ahora intentaba alejarnos con sus mentiras. Pero por alguna razón todo eso no acababa de convencerla.

—Me crees, ¿verdad? —la miró a los ojos. Ella se quedó quieta observándolo. Ese hombre no podía estar mintiendo, lo conocía. Su amado no era un mentiroso.

—Sí...—Pero no sonó muy convencida cuando dijo eso.


*************


"Por favor ven a la cocina, es urgente". Cuando Adriano leyó ese mensaje en WhatsApp de parte de Priss se preocupó de inmediato. Estuvo tan entretenido en la conversación que no había notado que en verdad las chicas se estaban tardando en el baño. Se excusó un momento diciendo que tenía una llamada y se fue inmediatamente para la cocina. Las encontró sentadas a un lado mientras los demás seguían con su trabajo. Emily tenía un vaso de agua en la mano y parecía que hubiera llorado. Se notaba nerviosa, algo había pasado para que ella se pusiera así. La conocía de años, era una mujer fuerte, siempre estaba expuesta a situaciones de estrés y jamás se había quebrado. Alguien pasó a su costado y se paró delante de ellas, parecía ser un guardia de seguridad.

—Ya registramos todo el local, no hay nadie con esas características, señoritas. Lo más probable es que se haya ido ni bien tuvieron ese incidente.

—Gracias de todas maneras —le dijo Priss mientras se ponía de pie para ir con Adriano quien estaba ahí parado sin entender nada. El guardia se retiró y las dejó solas una vez más.

—¿Qué ha pasado? —pudo notar la preocupación en los ojos de Priss también y se alarmó de inmediato. Cuando escuchó que estaban buscando a un tipo lo primero que imaginó fue que alguien las había atacado.

—Alguien quiso hacerle daño a Emily, no sé quién es, no entiendo muy bien tampoco. Pero parecía que él ya la conocía. Está muy asustada, creo que lo mejor es que la llevemos a casa, necesita descansar.

—Claro, claro, espérenme aquí, les diré a los demás que tenemos que irnos.

Adriano salió a excusarse diciendo que Emily no se había sentido muy bien y que estaba con algunos mareos, así que él la iba a acompañar a casa. Los directivos se lamentaron por la ausencia de las damas, pero no se opusieron, ya que lo mejor era que Emily se vaya a descansar. Las chicas lo esperaban ansiosas, parecía que no veían el momento en irse de una buena vez, así que el chef salió con las dos rumbo al auto de Emily. Aunque Adriano no conducía hace un buen tiempo decidió hacerlo esa vez, las dos estaban muy nerviosas.

—Si me pudieras explicar lo que pasó —le dijo a Emily cuando ya había arrancado—. ¿Qué sucede? Me estás preocupando, Emy. ¿Conocías a ese tipo?

—Ese hombre me está acosando hace un buen tiempo. Al principio creí que solo era un juego, pero últimamente ya me está molestando demasiado. Y creo que esto excede todo, ¡intentó llevarme a la fuerza!

—¿Cómo? Priss, ¿tú viste algo?

—Si, la atacó en el baño, pero logré hacer que se fuera. Todo fue muy rápido, les avisamos a los de seguridad, pero al parecer el tipo ya se había ido.

—Vaya... —Adriano no tenía idea de que su amiga llevaba un buen tiempo siendo víctima de acoso y hasta se sintió un poco culpable. Ella estuvo pendiente de su salud, se preocupó mucho e iba casi todos los días a visitarlo al hospital, mientras que él se acababa de enterar del terrible problema por el que pasaba y de la peor manera—. Pues creo que es el mejor momento para denunciarlo. Priss y yo te acompañaremos, no te preocupes por nada. —Priss asintió. Claro que iba a ayudar a Emily, se imaginó lo terrible que debió haber sido todo eso y pensó que sería lo correcto ayudarla en ese aspecto.

—De ninguna manera —dijo para sorpresa de ambos—. No puedo hacer eso, porque él es uno de los huéspedes estrellas del hotel. Quizá habrán escuchado hablar de una "Fiesta Roja" que organizó hace tiempo...

—¿Harry? ¿El amigo de Anne? —preguntó Adriano y vio a Emily asentir por el espejo retrovisor—. ¡No puedo creerlo! ¿En serio ese tipo se ha atrevido a tanto? ¡Pero es increíble!

—Exacto —agregó Emily—. Él sabe que por ser huésped tiene algunos beneficios.

—Igual creo que deberías hablar con Barbie, él debe saber lo que está pasando. No solo por ser huésped estrella tiene derecho a hacer lo que le da la gana.

—Y denunciarlo, yo puedo ayudarte, seré testigo —agregó Priss. Pero Emily volvió a negar.

—Es una posibilidad que he barajado, pero vamos, ¿de verdad crees que el gerente me respaldará? ¡Obviamente no! No querrá atraer escándalos sobre el hotel y esto sí que sería uno. Además, él es un tipo con dinero, puede corromper al juez que quiera y hacerme pasar por una loca exagerada, lo sé. Entiendo que quieran ayudarme, pero me veo en un callejón sin salida. Ya veré qué hacer.

—Te estás rindiendo muy fácil —le dijo Priss.

—¿Y cómo supo él que hoy ibas a estar en ese lugar? En serio te está siguiendo los pasos muy de cerca —dijo Adriano.

—Si, seguro que manda alguien a seguirme o lo hace él mismo. Creí que estaba en un Europa, pero al parecer eso era una mentira. También está la otra posibilidad, creo que Robert o su "amiguita" le venden información sobre mí.

—¿Robert? ¿El de consejería? —ella asintió—. No creo que se atreva a tanto. Sé que él está obsesionado con eso de atender al cliente, ¡pero eso ya sería demasiado!

—Tampoco me quedaré con los brazos cruzados, es hora que saque mi as bajo la manga. Estoy completamente segura que es él, y si no es él será Estelle.

—Entonces lo mejor será que te tranquilices y....

Priss no pudo seguir hablando pues Adriano dio un giro bastante violento y frenó como pudo. Se quedaron heladas un momento y luego lo miraron. Él también estaba paralizado y con la vista al frente. Por un instante pensaron que fue una exageración de su parte, que quizá se debía a que llevaba mucho tiempo sin conducir, pero luego comprobaron que no. Habían estado tan distraídas conversando que no percibieron que un auto negro les había cerrado el paso. Pasaron apenas unos segundos para que de ese auto descendiera Harry con aspecto bastante serio y se acercara a ellos.

—Adriano... es él —le dijo Priss—. Tenemos que irnos, ¡arranca por favor!

—¡Vámonos! —gritó Emily muy nerviosa otra vez. Pero cuando Adriano quiso retroceder se dio con la sorpresa de que otro auto acababa de llegar y lo estaba bloqueando.

—Solo quiero hablar —dijo Harry desde afuera de modo que ellos pudieran escucharlo.

—No quiero escucharlo, por favor, ¡hay que salir de aquí! —volvió a decir Emily ahora más exaltada que antes.

—Igual sé que no bajarás de ese auto —dijo Harry en voz alta—. Pero sé que me escuchas, cariño. Yo solo quería hablar contigo y mira todo el alboroto que me obligas a hacer.

—¡Basta ya! —gritó Adriano—. ¿No te das cuenta que no quiere hablar contigo?

—No te metas —dijo mirándolo de manera muy amenazante—. Esto es entre ella y yo. —Priss tomó el brazo de Adriano preocupada. Temió que el tipo tuviera un arma que pudiera dañarlos—. Escucha, Emily, ya te dije que solo quería hablar para decirte que me gustas y para invitarte a salir, como no fue por las buenas tendrá que ser por las malas. Pero no ahora, no te veo muy bien. Ya nos veremos luego cariño, me encargaré de que nuestro encuentro sea de lo más hermoso y placentero. —Y dicho esto se dio la media vuelta, a una señal suya el auto que se puso detrás de ellos para no dejarlos salir se esfumó y pronto Harry también se fue. Se quedaron así un rato en silencio hasta que Emily empezó a llorar.

—¡Está loco! —dijo entre lágrimas—. ¿Escucharon lo que dijo? ¡No sé qué demonios pretende!

—Calma... —Priss decidió bajar del auto y pasarse a la parte trasera para consolarla—. ¿Y así dices que no quieres denunciarlo? Te está amenazando, incluso vino con otro tipo de personas, esto ya se pone peligroso.

—Pudo haberles hecho daño —dijo ella mientras intentaba calmarse—. Pudo haberme raptado y a ustedes hacerles que sabe qué para silenciarlos.

—Al parecer no es tal valiente como parece —le dijo Adriano mientras arrancaba en auto para alejarse de ahí lo más rápido posible—. Si no quieres tú hablar con Thomas, yo lo haré, pero ten por seguro que esto no se va a quedar así.

—Y no te vamos a dejar sola —agregó Priss—. Cuentas con nosotros, no permitiremos que te haga daño.

—Gracias... de verdad, muchas gracias.

El camino fue bastante silencioso y solo hablaron para acordar no dejar a Emily sola esa noche. Priss le hizo el favor de llamar a su madre para pedirle que vaya al apartamento de su hija pues esta se sentía mal y no quería pasar la noche sola. La madre de la chica no vivía muy lejos de ella así que pensaron llegaría pronto, quizá antes que ellos mismos. Al llegar al pie del edificio Priss se pasó al asiento delantero para esperar a Adriano mientras este escoltaba a Emily hasta su apartamento.

Ella se quedó sola ahí pensando en lo terrible de todo eso. Felizmente jamás había pasado por una situación similar, porque la verdad no imaginaba qué hacer. Y pensaba que Emily en verdad la tenía difícil, el tipo tenía cierto poder y hasta podría ridiculizarla en un juzgado, o quizá era cuestión de tomar valor. Solo esperaba que Thomas, el gerente del hotel, la apoyara en caso ella decida hacer la denuncia. Hasta el momento le había parecido un buen tipo, aunque sabía que en como todo negocio los dueños se esfuerzan por ocultar ese tipo de cosas pues las consideran perjudiciales.

También pensó en cuanto temió por Adriano en el momento en que ese tipo levantó la voz. No era que no confiara en que él pudiera defenderlas si el tipo decidía atacarlas, pero el tal Harry iba acompañado y no estaba segura que esas personas hubieran tenido piedad alguna si el tipo este les ordenaba atacar. Felizmente no pasó nada de eso y ya podía respirar tranquila. Ahora solo debía esperar a que Adriano llegara y luego la lleve a casa. La verdad era que después de todo lo que había pasado lo mejor era que descansaran, ya otro día se verían y todo estaría mejor.

Pensaba en eso cuando de pronto un fuerte golpe en la ventana del auto la asustó. Creyó que fueron unos niños o algo parecido, pero cuando volteó su mirada se encontró con Harry parado ahí y mirándola muy molesto. Priss se quedó paralizada unos segundos sin saber qué hacer. Podía tocar la bocina para alertar a Adriano, podía haber marcado el número de emergencia o algo parecido. Pero estaba muy nerviosa y él pareció percibirlo pues volvió a golpear el vidrio.

—¡Baja la ventana! —gritó molesto y ella negó inmediatamente con la cabeza—. ¡Bájala! A menos que quieres que esto se ponga peor. —Y Priss sabía que en verdad podía ponerse peor, así que temiendo cualquier cosa bajó la ventana. Él se puso en cuclillas y la miró con una sonrisa que le dio muy miedo. ¿Qué pretendía?

—¿Sabes? —se llevó la mano a la cabeza—. Aún me duele. Golpeas muy duro, linda...

—Lo siento —dijo despacio esperando que eso termine pronto y que Adriano llegara para ayudarla.

—¡No lo sientes! —gritó golpeando el auto—. Y si no hubiera sido por ti en este momento estaría con ella, pero tú tuviste que arruinarlo todo, ¿verdad? —ella no respondía, estaba casi paralizada por el miedo—. ¡Responde! Te estoy hablando a ti.

—Yo no... lo hice porque pensé que querías hacerle daño... —contestó nerviosa.

—¿Por qué me tienes miedo? ¿Acaso piensas que voy a hacerte daño? —preguntó sonriendo y ella negó con la cabeza—. ¡Mientes! Igual que ella crees que voy a hacer daño, ¿me ves algo malo acaso? ¿Qué he hecho para que me teman? Como sea, supongo que ya te diste cuenta que no he venido a lastimarte, ¿verdad? Porque si quisiera hacerlo lo hubiera hecho hace rato, no hay nadie acá que pueda defenderte y no está tu novio para ayudarte.

—Basta por favor... —dijo al borde de las lágrimas—. ¿Entonces que quieres conmigo?

—Nada en particular. Solo quería mirar de cerca de la mujer que me golpeó, ninguna mujer lo había hecho antes y sentí curiosidad. ¡Ah claro! Y también para decirte que no te atrevas a meterte en lo mío con Emily. Como me entere que le estás llenando la cabeza con ideas que la alejen de mí, me las vas a pagar. Creo que fui lo bastante claro, ¿verdad?

—Si.... —"¡Que se vaya por favor!", se dijo mientras él aún seguía mirándola sonriente.

—Perfecto, entonces nos vemos. ¿Cómo me dijiste que te llamabas?

—No lo dije.

—¿Entonces qué esperas? No me gusta hablar con desconocidas.

—Me llamo Priscila —contestó esperando que se fuera de una vez, ya no soportaba esa situación.

—Entonces nos vemos, Priscila. Espero que tomes en cuenta lo que te he dicho, que hoy he sido demasiado bueno contigo —se puso de pie y se alejó pronto de ella. Priss subió rápido la ventana del auto intentando calmarse. La había amenazado. Si ese tipo se enteraba de que ella declaraba como testigo para ayudar a Emily quien sabe lo que era capaz de hacer. Luego de un momento que le pareció eterno al fin Adriano bajó del apartamento de Emily y entró al auto.

—Ya está tranquila —le dijo mientras lo encendía el auto—. Ahora te llevaré a tu casa, ha sido una noche muy agitada.

—Sí... —respondió aún afectada por el encuentro con Harry.

—¿Sucede algo? —giró a verla pues la notó diferente. Ella lo miró tratando de no parecer asustada—. Estás pálida, ¿qué pasa Priss?

—No es nada, estaba pensando en lo que pasó, solo eso. ¿Pálida? Debe ser impresión tuya, si estoy un poco asustada claro, lo único que quiero es descansar. —Adriano no estaba convencido de eso, algo le estaba pasando a su amada.

—¿Segura? —insistió buscando su mirada y ella sonrió apenas—. No me mientes, ¿verdad?

—¿Por qué te mentiría? —decidió confiar, quizá era verdad que estaba asustada y era solo eso, no había nada que temer. Mientras él conducía, Priss pensó que lo mejor era no decir nada, no quería preocuparlo. Sabía que eso podía afectar su salud. Ella ya vería que hacer para no meterse en problemas.



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Uhhhhhhhhhhh gurl, ahora si se vienen problemas y más vale que teman, hubo de todo en este capítulo

¿Pero saben qué sería más lindo? QUE DEJEN SU COMENTARIO SIEMPRE QUE LEEN <3



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